[Veinticuatro/Siete] E3. ¿Qué nos dicen las aves sobre la calidad del aire y el ruido en Bogotá?

[Veinticuatro/Siete] E3. ¿Qué nos dicen las aves sobre la calidad del aire y el ruido en Bogotá?

15 de nov de 2024

En este episodio de 24-7, exploramos cómo las aves de Bogotá se han adaptado a la vida urbana y los desafíos ambientales que enfrentan, arrojando luz sobre la calidad del aire y el ruido en la ciudad. Acompañados por los expertos Arlen Patricia Gómez y Ricardo Morales, analizamos estas interacciones y lo que pueden enseñarnos sobre nuestra propia calidad de vida urbana.

Capítulos

Adaptaciones Aviar en la Ciudad

Las aves en Bogotá han desarrollado adaptaciones sorprendentes para sobrevivir al ruido y la contaminación urbana. Según Arlen Patricia Gómez, las aves modifican sus horarios de canto para evitar el ruido de la ciudad, adaptándose al ambiente hostil de una manera en que los humanos no pueden.

El Estudio de la Carrera Séptima

Ricardo Morales investiga la calidad del aire en la carrera séptima, descubriendo niveles de contaminación sorprendentemente altos. El estudio relevó sectores particularmente afectados y las condiciones que empeoran la calidad del aire, como el 'efecto de cañón urbano'.

Impacto del Ruido y el Aire en la Salud

El episodio también considera el impacto de la contaminación del aire y el ruido en la salud humana, presentando evidencia de cómo la calidad del ambiente urbano puede aumentar la mortalidad y afectar el bienestar, reforzando la necesidad de políticas ambientales.

La Resistencia de las Aves en Bogotá

Se descubrió que, a pesar de la alta contaminación, las aves en Bogotá permanecen diversas gracias al refugio que encuentran en los cerros orientales. Este fenómeno subraya la importancia de conservar áreas verdes y de renaturalizar la ciudad para proteger tanto la fauna como la salud humana.

Conclusión

El cuidado de los ecosistemas urbanos, como los cerros y áreas verdes de Bogotá, es vital para mantener tanto la biodiversidad aviar como la salud humana. A través de un urbanismo consciente y adaptaciones individuales, podemos mejorar nuestra ciudad para todas las especies que la habitan. La lección de las aves es clara: para prosperar, debemos crear un entorno donde todos, humanos y animales, puedan coexistir armónicamente.

Menciones

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               En este episodio de 24-7 queremos hacer algo distinto, algo particular. Vamos a seguir hablando de cómo podemos hacer que Bogotá sea una ciudad más habitable, una ciudad con mejor calidad de vida para que todos no solo podamos, sino queramos vivir aquí. Pero esta vez no nos vamos a enfocar solo en la calidad de vida para los seres humanos. Esta vez queremos entender los efectos que tiene vivir en una ciudad como Bogotá, con el ruido, los trancones, la contaminación, los edificios y las montañas, para otros seres que comparten esta ciudad con nosotros. Me refiero a los pájaros. Me refiero a las palomas, a las torcazas y a las mirlas. Me refiero a los colibríes, a las reinitas, a los copetones y a las tinguas azules. Aves que conviven con nosotros, pero que viven el mundo desde otra altura. Porque las aves, a diferencia de los mamíferos, como son animales con un periodo de vida relativamente corto, si tú lo comparas con un mamífero, pues son animales que se adaptan todos sus procesos tanto fisiológicos y procesos naturales de adaptación son muy rápidos. Ella es Arlen Patricia Gómez. Yo soy médica veterinaria de formación, tengo un doctorado en ciencias con énfasis en salud animal. Y trabaja en un laboratorio de diagnóstico veterinario. Laboratorio de biología molecular y virología de la Facultad de Medicina Veterinaria de Zootécnia de la Universidad Nacional de Colombia. Además, trabaja en el Laboratorio de Patología Aviar. La profesora Arlen Patricia Gómez ha enfocado su carrera en el estudio de las. Además, trabaja en el Laboratorio de Patología Aviar. La profesora Arlen Patricia Gómez ha enfocado su carrera en el estudio de las aves, porque le parece fascinante la forma en la que se adaptan a los cambios. Yo he sido una amante de las adaptaciones de los animales a condiciones, incluso condiciones adversas, y me sorprende mucho eso, ver cómo las aves se adaptan a todos esos cambios, a todos esos malos manejos que hacemos en las ciudades. Ellas se adaptan. Se adaptan, por ejemplo, al incremento del ruido en algunas ciudades. Y sí se ha visto que las aves se han vuelto más madrugadoras. Así como lo oyen, las aves ahora madrugan más. Porque para ellas el canto es una manera de comunicación y esa comunicación se ve perturbada por el ruido de las ciudades. Entonces, ¿cuál ha sido su adaptación? Levantémonos más temprano y comuniquémonos antes de que arranque toda la dinámica de las ciudades. Es un ejemplo increíble de cómo las aves modifican sus comportamientos para adaptarse a las condiciones más difíciles. Y esa capacidad de adaptación rápida es muy importante en una ciudad porque... Si un entorno verde dentro de una ciudad se deteriora, las aves son casi de las primeras especies que empiezan a buscar nuevos nichos, incluso nuevos nichos fuera de las ciudades, se van de las ciudades. Si la situación de su entorno empeora, se van. Solo ese dato nos puede dar pistas a nosotros, los humanos, de lo que nos puede también pasar a nosotros en ese mismo entorno. Por eso, como explica la profesora Arlén, pues cada vez es más creciente la literatura de las aves como bioindicadores de la salud ambiental de las ciudades. Bienvenidas y bienvenidos a este tercer episodio de 24-7, un proyecto que implementa métodos de investigación de inteligencia artificial y ciencia ciudadana para evaluar las transformaciones urbanas que pueden hacer que nuestras ciudades sean más sostenibles, accesibles y habitables. Este es un proyecto liderado por la Universidad Nacional y la Universidad de los Andes, con sus facultades de Medicina e Ingeniería. Insisto en que en este episodio vamos a hacer algo distinto. Además de hablar de aves y no solo de humanos, tendremos no uno sino dos invitados. Se trata de Arlen Patricia Gómez, profesora de la Universidad Nacional y a quien escucharon al principio, y a Ricardo Morales, profesor de la Universidad de los Andes. Ellos nos explicarán cómo factores medioambientales, como el ruido o la calidad del aire, pueden hacer que una ciudad como Bogotá sea más o menos habitable y saludable, no solo para los seres humanos, sino para otros seres que comparten la vida en la ciudad con nosotros. Como siempre, este proyecto tiene la carrera sépt vida en la ciudad con nosotros. Como siempre, este proyecto tiene la carrera séptima como caso de estudio y por eso este podcast se llama 24-7. Bienvenidos. Ya les presenté a la profesora Arlen Patricia Gómez. Ahora quiero que conozcan al segundo invitado en este episodio. Yo soy Ricardo Morales, soy profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental en el lado ambiental. Me dedico básicamente a investigar la calidad del aire y la contaminación en la atmósfera a muy diferentes escalas. Ricardo ha estudiado la atmósfera de todo el planeta, pero para este proyecto cambió su objeto de estudio a algo mucho más pequeño. Cuando analizamos la escala pequeña necesitamos medir. Realmente lo que medimos es a cuánto material particulado está expuesto a una persona, a cuánto hollín está expuesto a una persona. Y realmente el objetivo cuando lo hacemos a esa escala pequeña es tratar de entender qué se puede hacer para disminuir esa exposición a contaminación del aire. En este proyecto, Ricardo también estuvo a cargo de estudiar otro factor medioambiental clave para la carrera séptima, el ruido. Así es, medimos ruido también simultáneamente mientras medíamos los contaminantes del aire y pues vimos un poco lo que esperábamos. Vemos unos picos que exceden con mucho los niveles como aceptables. Picos que exceden los niveles aceptables, es decir que la calidad del aire en la carrera séptima está mal. Bueno, pues un poco sorprendentemente mal. Perdón, quise decir que la calidad del aire en la carrera séptima está sorprendentemente mal. Yo esperaba que no fueran niveles tan altos, pero realmente encontramos unos niveles sustancialmente altos de contaminación. Ricardo dice que los resultados lo sorprendieron, porque antes de empezar el estudio, él pensó que la carrera séptima, al estar tan cerca de los cerros orientales, tenía que estar mejor, que no podía estar tan mal. Tal cual, así es. Las zonas más cercanas a los cerros son menos contaminadas. La razón no son propiamente los cerros, digámoslo así, sino el hecho de que ese es el margen oriental de la ciudad. Y climatológicamente, digamos, el viento siempre viene desde los cerros hacia la ciudad. Entonces nos llega un aire bastante limpio y se empieza a deteriorar muy rápidamente. Los investigadores usaron distintos equipos para medir la calidad del aire en la carrera séptima. En particular, lo que llaman Ojin, ese material particulado negro oscuro que expulsan, sobre todo, buses y camiones. Y lo que hicimos fue hacer recorridos como cualquier ciudadano. Algunos iban caminando en los andenes del corredor, otros iban utilizando la ciclorruta, otros estaban simplemente tal cual simulando como si estuvieran esperando un bus en paraderos a lo largo del sector. Y lo que encontramos fueron números altos, muy altos de contaminación. Pero también se dieron cuenta que hay unos sectores de la carrera séptima que están mucho peor que otros. Vemos unos sectores donde persistentemente la contaminación es más alta, como este bloque que empieza cerca de la Universidad Javeriana hasta la calle 72, calle 76. Ese segmento presenta unos niveles particularmente altos de contaminación. Después hay una bajada en esa contaminación de ahí como hasta la calle 127, es notoriamente más bajo, y después vuelve y toma altos niveles de contaminación en el sector más al norte del corredor, como cerca del barrio El Codito y más allá. Las razones no son las mismas para cada uno de los sectores que menciona. En el sector de La Javeriana y Chapinero, realmente es porque es muy encerrado. Ahí creemos que lo que domina es ese efecto de cañón urbano. Cañón urbano, es decir, el efecto que causan los edificios altos que rodean a lado y lado una avenida y la transforman en una suerte de cañón que atrapa el aire que circula entre estos edificios. Entonces lo que emiten los carros allí, básicamente se queda allí más tiempo. Lo opuesto ocurre desde la calle 72 hasta la calle 127. Donde hay menos de este efecto de cañón urbano, entonces el viento es capaz de llevarse estos contaminantes y no deja que se acumulen tanto en la ciudad, en ese entorno de la vía. En el último sector, en el sector del barrio El Codito, en el extremo nororiental de Bogotá, ocurre algo distinto. El tipo de vehículos cambia. Entonces vemos más buses, más camiones, más volquetas, más vehículos pesados. Y además se angosta la vía. A partir de la calle 187 se vuelve una vía de solo un carril de ida, un carril de vuelta. Aunque por factores distintos, la calidad del aire en este sector es también muy mala. Y pues por supuesto entonces las mediciones que hicimos, que son personas caminando en el andén adyacente a la vía, pues van a estar realmente pegados allí de los camiones, volquetas, y además hay también más material resuspendido, vemos más erosión en esa vía. Entonces estamos tratando de entender muy bien qué cosas afectan cada sector de la carrera séptima. En el caso del ruido, los resultados tampoco son alentadores. Lo que vimos fueron los niveles altos realmente, y eso sí es muy intuitivo para cualquier ciudadano. Apenas uno se acerca a una vía donde hay alto flujo de buses, de motos, el ruido es alto. Resultados malos en calidad del aire y resultados malos en contaminación por ruido. Esto, por supuesto, tiene efectos en nuestra salud, como contamos en el primer episodio de 24-7. Una forma muy sencilla de ponerlo es, los días más contaminados se mueren más personas. Es así de sencillo. Estadísticamente se ve que los días de más altos niveles de contaminación hay un exceso de mortalidad. El efecto de largo plazo es cerca de 10 veces más grande que el efecto de corto plazo. Es decir, para ponerlo en los términos más simples, la exposición a material particulado acorta nuestras vidas. ¿Por qué es importante estudiar la calidad del aire? Porque si no cuidamos nuestro aire, el aire nos enferma. No solo el aire nos enferma, el ruido también. Las personas que viven en sitios ruidosos se ha visto una mayor incidencia de problemas de salud mental, de problemas con el sueño, múltiples problemas negativos sobre la salud asociados al ruido. Por eso su propuesta es que haya más medidas o políticas diseñadas para mitigar estos problemas múltiples. Tenemos que disminuir las emisiones, eso sí o sí, es decir, vehículos más limpios, menos vehículos circulando, que los que estén circulando sean más limpios. Por supuesto, acompañada del control de las emisiones de las industrias, generar corredores donde el acceso de los vehículos sea restringido. Pero antes de caer en la desesperación absoluta, volvamos a los pájaros. Volvamos a la profesora Arlen Patricia Gómez. Si usted cree que las aves son solo paisaje en una ciudad, está equivocado. Son mucho más importantes de lo que la gente cree. Cuando hablamos específicamente de avifauna, pues ellas no es solamente porque sean bonitas dentro de las ciudades, es porque son polinizadoras, son dispersoras de semillas, hacen controles biológicos de plagas. Es decir, las aves cumplen una función vital para las ciudades. Y por eso... Cuando un entorno es saludable, cumplen una función vital para las ciudades. Y por eso... Cuando un entorno es saludable, yo voy a tener un aumento de individuos y adicionalmente una variedad en especies de aves o de avifauna que se pueden ver propiamente en estos entornos. Los entornos en los que viven y se mueven las aves son los entornos verdes, es decir, parques, humedales y, por supuesto, los cerros orientales en el caso de Bogotá. Fue allí donde la profesora Arlén y su equipo decidieron medir la bifauna de la ciudad y buscaron principalmente tres resultados. ¿Cuántos pájaros vieron en el corredor de la carrera séptima? ¿Cuántas especies diferentes de aves encontraron durante esos avistamientos? Y la microbiota, es decir, las bacterias que viven en las heces de los pájaros siguiendo esa premisa de que somos lo que comemos. Entonces las aves se alimentan de lo que está en las ciudades. Y si su microbiota es sana, es porque lo que están consumiendo en las ciudades también es sano. Y entonces llegamos a la pregunta del millón. Después de hacer los estudios de calidad del aire y de ruido que tuvieron resultados sorprendentemente malos, en palabras del profesor Ricardo Morales, ¿qué encontraron en las aves? ¿Están tan mal como nosotros? ¿Todo está perdido? Lo que observamos nosotros específicamente de la carrera séptima, pues que hay una buena proporción de avifauna durante los avistamientos que realizamos en los diferentes puntos de la carrera séptima. Observamos una gran variedad de especies, incluso identificamos especies migratorias, que eso es algo bastante llamativo porque poniéndolo en términos muy populares, eso es como los hoteles. O sea, si tú has estado en un buen hotel, tú vuelves, ¿cierto? Si Bogotá es un buen hotel para las aves migratorias, pues ellas vuelven. Básicamente lo que nos está mostrando es que Bogotá sigue teniendo, y particularmente el corredor de la séptima, sigue teniendo unas condiciones que favorecen que esas especies continúen y que no hayan buscado otros nichos que les ofrezcan unas mejores condiciones ecológicas. ¿Qué? ¿En serio? ¿Una buena noticia? A nosotros nos llama mucho la atención el hecho de que los indicadores ambientales estén tan malos en Bogotá, pero realmente todavía seguimos observando una diversidad de aves importante en el corredor de la séptima. Sí, buenas noticias. La profesora Renpatricia Gómez tiene una teoría para explicar estos resultados. Una teoría que termina siendo una explicación tan extraordinaria como simple de lo que está pasando con las aves bogotanas Las especies aviares no se quedan estáticas dentro de un parque Es decir, no se quedan encerradas en un mismo espacio dentro de la ciudad como nosotros, los humanos Como no se quedan estáticas es muy probable que por sus hábitos de vuelo vayan y vuelvan de los cerros orientales. Y pues sabemos que los cerros orientales de seguro van a tener una calidad de aire mayor a la que nosotros tenemos en Bogotá. Entonces decimos como que les ayuda a amortiguar un poco ese impacto de la ciudad. El hecho de que ellas estén también o permanezcan algún tiempo en los cerros orientales. Lo que salva a las aves son los cerros, el aire limpio que viene de los cerros, como nos explicó antes el profesor Ricardo Morales. Es también lo que mejora las condiciones ambientales de Bogotá, a pesar de tener tantos contaminantes. Por eso la medida parece obvia. Tenemos que cuidar los cerros y las zonas verdes que hay en Bogotá. De pronto la ciudad debería mejorar el acceso de las personas a los cerros para que nosotros también nos beneficiemos de ese aire limpio, como las aves. Si hacemos algo por esos procesos de mantener las áreas naturales de Bogotá y buscar áreas de renaturalización que permitan esa conexión, ¿cierto?, ecosistémica, yo creo que podemos mejorar esos indicadores ambientales que sabemos que están críticos en ciudades como Bogotá. Pero no se trata solo de sembrar árboles y por esa vía de sembrar cualquier árbol ni en cualquier lugar de la ciudad. La profesora insiste en que es clave hacer un estudio del entorno para entender qué especies de árboles atraen qué especies de animales y garantizar no sólo su alimento sino también el acceso a fuentes hídricas. Y adicionalmente tengo que hacer el análisis del entorno para buscar cómo esa área verde se conecta con otros ecosistemas, ¿cierto? Cómo busco esa conexión. Y no pongo en riesgo las especies y no disemino de pronto algún problema específico de la ciudad. Significa entonces hacer una planeación que permita pensar bien cómo urbanizar y renaturalizar una ciudad para que sea habitable para todos, de acuerdo con las condiciones de esa ciudad. En palabras de la profesora Arlén, una ciudad para que sea habitable para todos, de acuerdo con las condiciones de esa ciudad. En palabras de la profesora Arlén, Pensados no solamente en el bienestar humano, sino pensados también desde la parte ecológica, porque si nosotros mantenemos el ecosistema, nos mantenemos sanos nosotros. Si un ecosistema se destruye, los primeros que vamos a ver también fuertemente afectados somos nosotros. Es algo en lo que coincide el profesor Ricardo Morales. Las soluciones tienen que ser diseñadas para cada ciudad. En otras palabras, se puede aprender de las buenas prácticas de otros, pero adaptándolas a nuestro contexto. Agrega que entender el entorno es un requisito no solo para los tomadores de decisiones en una ciudad, sino para los mismos ciudadanos que viven en ella. Yo siento que a la ciudadanía un poco le falta entender mejor los impactos de sus acciones. Yo creo que si la gente, los ciudadanos supieran, yo creo que todos tienen claro en qué ciudad les gustaría vivir, que fuera más tranquila, más segura, más amigable, pero tal vez no sabemos cómo construirla. Y pues si supiéramos cómo nuestras acciones individuales aportan a ese imaginario de la ciudad en la que queremos vivir, yo pienso que eso podría hacer una diferencia bien grande. Gracias por escuchar este tercer episodio de 24-7. Gracias por escuchar este tercer episodio de 24-7. Este es un proyecto interdisciplinario entre profesores e investigadores de la Universidad de los Andes y la Universidad Nacional. Gracias también a los profesores Arlen Patricia Gómez y Ricardo Morales por aceptar estas entrevistas. Y gracias a usted por escucharnos. Nos vemos en el próximo episodio.