
En el episodio se presenta la vida y carrera de Mabel Cartagena, una reconocida presentadora colombiana que ha encontrado una nueva faceta en las redes sociales. Mabel comparte sus experiencias en la televisión, su paso a la vida digital, y su lucha personal con la ansiedad y la búsqueda de autenticidad.
Capítulos
El inicio de la carrera y el impacto de "Descaradas"
Mabel recuerda su paso por el programa de televisión "Descaradas" en RCN, un espacio que aunque fue breve, dejó una huella en su carrera. Comparte anécdotas del programa y reflexiona sobre su salida intempestiva.
Una pausa necesaria para el bienestar personal
Mabel habla sobre su decisión de detenerse en el auge de su carrera para enfrentar su ansiedad y reencontrarse a sí misma. Relata cómo la ansiedad la llevó a buscar ayuda profesional y a tomar decisiones significativas para su salud mental.
Transición de la televisión a las redes sociales
Tras dejar la televisión, Mabel encontró un nuevo espacio en YouTube y las redes sociales, donde se ha convertido en una figura influyente, especialmente dentro de la comunidad que busca inspiración y consejos de vida cotidiana.
El papel clave de su esposo en su éxito actual
Su esposo Sebastián ha jugado un rol fundamental en su carrera actual, apoyándola al estructurar su negocio digital y manejando las finanzas. Mabel destaca cómo su relación y colaboración han fortalecido tanto su vida personal como profesional.
Volver a Barranquilla y reconciliarse con el pasado
Mabel narra su experiencia al regresar a Barranquilla, un lugar que evitó después de la quiebra familiar y pérdida de su hogar de infancia. El regreso le permitió cerrar ciclos y reencontrarse con sus raíces y su familia.
Lo esencial de crear un hogar más que una casa
A través de su programa de televisión "Tu Casa, Un Hogar", Mabel explora el significado de transformar espacios físicos en refugios emocionales para las familias. Comparte cómo el orden y la limpieza han sido clave en su vida personal y profesional actual.
Conclusión
Mabel Cartagena comparte un mensaje de perseverancia y autenticidad, subrayando la importancia de priorizar la salud mental y encontrar el equilibrio entre la vida profesional y personal. Su historia es un testimonio de superación y emprendimiento, alentando a otros a hallar su propio camino de bienestar y éxito.
Menciones
Este episodio fue traído a ti por LifeLock. No todos son cuidadosos con su información personal, lo que podría explicar por qué hay una víctima de robos de identidad cada cinco segundos en los Estados Unidos. Afortunadamente, hay LifeLock. LifeLock monitorea cientos de millones de puntos de datos al segundo para amenazar a tu identidad. Si tu identidad es robada, un especialista de restauración basada en Estados Unidos lo arreglará, garantizado, o tu dinero de vuelta. Sabe hasta 40% tu primer año visitando LifeLock.com. Termos aplicados. Mabel Cartagena tomó la decisión de frenar en uno de sus mejores momentos para salvarse a sí misma. Esta es la historia de una mujer que con autenticidad conquistó una poderosa comunidad en redes sociales. Este episodio llega a ustedes gracias a Milagros, la marca que transforma el cuidado capilar en resultados extraordinarios. Porque sí, los milagros están en todas partes y muchas veces tienen forma de mujer. Mabel Cartagena, ¿cuándo fue la última vez que nos vimos así como de manera tan cercana hace rato? Unos años, cinco años más o menos. Mira que yo tengo un recuerdo que de hecho fue como en un camerino. Yo no sé si vos te acordás que en el canal RCN llegaste a presentar un programa de fútbol que duró muy poco. ¡No! ¿Cómo vas a hablar de eso? Yo era periodista en ese programa. ¡Ah, verdad! ¡Tú también estuviste! ¡Nuestro momento más humilde! Bueno, es presentadora, yo era periodista y me acuerdo mucho como de una escena, tengo como ese recuerdo en camerino, vos maquillándote. Pero eso fue hace como 14 años. Uy, eso fue, sí, ni hablemos de tiempo, pero fue hace mucho rato, que duró muy poquito. Sí, el programa se llamaba... ¡Descaradas! ¡Descaradas! ¡Descaradas! Y lo éramos. Porque ninguna sabía de fútbol y nos tenían ahí en un programa hablando del mundial. El programa más corto de la existencia. Cuatro días estuvo al aire. Y sabes una cosa, yo me enteré al tercer día que el programa no iban a cancelar. Y a mí me dio tanto oso, al día siguiente yo no fui. Dije que me había intoxicado. No, yo dije, ya hice el oso, ya yo no voy. Que cierren ellas. Había una rusa, una polaca, esa de dónde era. Casi. Yo dije que ellas cierren, yo no voy por allá. Yo, uy, amanecí más mal. Me comí algo y amanecí mal. Y no fui. ¿Eran cuántas? ¿Eran vos? Sara Uribe. Ay, sí. La rusa, es que no me acuerdo de dónde era ella. Sí. Eran como cuatro mujeres, cinco mujeres, algo así. Eran más tantas. Sí, o cuatro. Es que como nada más estuve tres días, ya no me acuerdo. Pero sí, ese programa no duró ni la semana. Dios mío. Qué vergüenza. Y cuando te enteraste, ya que estás aquí contando el chisme, cuando te enteraste al día tres. Pero esa fue la última vez que nos vimos, no puede ser no, yo creo que en el tema de televisión, sí de pronto en otro momento hubo algún encuentro, pero es que en ese momento lo recuerdo mucho, claro, seguramente porque me enteré que al otro día dejaste tirado el chuzo y fue la última vez que yo estuve en ese canal yo no volví nunca más a RCN o sea, ¿se fue como tu último paso por televisión en ese momento? O sea, ¿como la última vez? No, el último fue en Caracol, puedo decir. Sí, sin problema. En Caracol hice también Caerás. Sí, ok. Y entre ella el año se acabó. O sea, que vos entrabas a los programas y se iban acabando. No, realmente yo no quise volver a RCN. Fue por un tema, digamos que no me sentí como muy valorada. Y creo que eso también me ayudó mucho para llegar a donde estoy ahora. Entonces yo dije, bueno, ya, no regreso más. Y cuando empiezo en Caracol, ahí te voy a contar rapidito cómo fue. Yo me fui para Argentina, yo renuncio, dejo todo, acababa de nacer mi hijo Mateo, por eso te digo que eso fue hace como 14 años y nos vamos a viajar por el mundo y duramos dos años viajando por todas partes, yo con un bebé hasta que yo le digo a mi esposo, no, gordo, esto no es lo mío, yo no sirvo para esto, yo necesito tener mi propia plata, esto de ser mantenida no es lo mío, yo no sirvo para esto, yo necesito tener mi propia plata, esto de ser mantenida no es lo mío, yo necesito regresarme para mi país. Entonces yo me regreso y creo que esa fue la primera vez en la que yo pensé en una separación. Yo dije, esto no funcionó, yo no puedo con esta vida de campo, de viaje, la vaca, esto no es lo mío, te lo juro. Entonces yo dije, no, yo me devuelvo y me acuerdo que yo desesperada porque necesitaba trabajar yo regresé de Argentina con una mano delante y otra atrás entonces yo a las 9 de la noche un martes llamo a Juan Esteban San Pedro y yo hola Juan ¿cómo estás? ¿hablas con Mabel Cartana? ¿te acuerdas de mí? y él sí ¿qué pasó? pero espérate o sea vos ya habías sido amiga de él o algo así o simplemente no pedí el teléfono de él y me lo dieron. De una clara con tus objetivos. Y lo llamé a las nueve de la noche. O sea, Catalina pudo haber pensado que yo era una amante de él. Nueve de la noche y él, sí, ¿qué pasó? Él extrañado. Le dije, necesito trabajar. Me dijo, pero tú no estás en RCN. Y le dije, no. Y eso que yo había trabajado como 11 años en ese canal. Sí. Y le dije, no. Y él me dijo, tú me prometes que no vuelves a ese canal. Porque. Y le dije no. Y él me dijo, tú me prometes que no vuelves a ese canal porque Juan Esteban es celoso. Y yo le dije, tú necesitas que yo te lo prometa. Te lo prometo. Nunca más vuelvo. ¡No! Le mantuve mi promesa y él al día siguiente me llamó y me dijo, queda la vacante de También Caerás, tómalo entonces. Y Mari Méndez, que presentaba También Caerás, pasó para la red y yo pasé a ser También Caerás. Pero como era un programa de bromas, y bueno, ya llevaba 15 años ese programa, ya notó así que la generación de Cristal, pero sí ya la gente, ya le estaba empezando a parecer que las bromas eran pesadas, ya había más movimiento de redes sociales, donde había más posibilidad de que la gente se quejara, y decidieron como ya darle fin a ese programa, entonces yo duré de presentadora un año, ahí seguí en radio, estuve en Voz Populi, en Blu Radio, como cinco años, y ahí fue cuando yo realmente dije, amo el medio, pero definitivamente no estoy haciendo lo que amo. Ok, que son dos cosas diferentes, exacto, entonces me senté con mi esposo y le dije, quiero dejar todo, me quiero dejar las redes sociales y él me dijo, dale, ¿qué hay que hacer? ay divino, no, a mí se me tiene mucha fe gloria a Dios que yo soy poderosa porque, o sea, podríamos estar viviendo debajo de un puente si es por mí y el hombre, dale, dale, de una. Presenté mi carta de renuncia y al día siguiente empecé a hacer YouTube. Yo quería ser YouTuber. Y bueno, nada, los videos les empezó a ir súper bien y eran videos mal editados. Y yo intentaba hacer lo que hacían todas, pautis. ¿Qué hablabas ahí? De maquillaje y ponía pruebas. Y después empecé a dar tips de limpieza de madera porque tenía una pelea en el apartamento en el que yo vivía. ¿Qué hablabas ahí? hacer videos de cómo no dañar un piso que no me pertenece, pero poder dejarlo brillante para que yo esté plácidamente en este apartamento que no es mío. Y empecé a ponerle producto y todo y ahí la gente empezó a interesarse. Y empezó a interesarse y ahí me empecé a meter en el mundo de mostrar la limpieza porque ya me gustaba limpiar. Y ahí fue como me metí en este mundo. Beni, pero me llamó mucho la atención eso de la llamada que le hiciste porque para eso se necesitan agallas. Sí. Siempre ha sido así, o sea, como con ese objetivo claro, porque es que, a ver, o sea, es un tema de, estás llamando a un pluma blanca, como le llamamos, o sea, a una persona con un alto cargo, y por lo general a uno le da miedo, ¿no? ¿Qué va a decir? Yo no me arriesgo, la oportunidad tal, pasa mucho que uno dice, la oportunidad, ¿cómo la busco? Es que yo no soy amiga amiga y vos sos una vieja de armas, tomar y trun, llamo, ¿siempre has buscado esas oportunidades de esa manera? Mira Tati, yo no nací en una clínica, yo nací en mi casa, yo me le salí a mi mamá y yo soy así, yo soy precipitada para todo, Yo brinco, sin medir consecuencias. Eso es bueno, pero también es malo. Digamos que yo tomé esa decisión porque cuando yo aterrizo de Argentina a Colombia, yo tenía claro que necesitaba una manager, pero yo era muy chiquita. En el medio yo era muy chiquita. Entonces yo busqué una manager que, pues, vamos a ponerle María. Sí. Entonces María en ese entonces era como la manager más grande de Colombia, tenía las más grandes de Colombia, las tenía ella. Sí. Y ella aceptó manejarme. Y me acuerdo que ella el lunes había dicho que iba a ir a Caracol, que tenía una reunión. Y yo emocionada ese día prendo velas, rezo rosario para que ella me considere algo a mí, porque yo tenía un bebé de un año que sacar adelante. Mi esposo estaba en Alemania en ese entonces jugando interclubes. Como te digo, nos habíamos regresado, yo había regresado a Puerta Argentina y estábamos acá. Entonces le dejé como todo a María, a esta manager, para que me considera todo. Y cuando ella sale de la reunión, cuatro de la tarde, yo la llamo. ¿Cómo te fue, María? Y me dijo, no hay nada. Y yo le dije, pero en serio. Y me dijo, si no hay nada para fulanita, que era en ese entonces la presentadora más top de Colombia, pues tampoco hay nada para ti. Y a mí esas palabras me ardieron. Yo lo reconozco. Me ardió, me dolió. Y yo, uy, estoy Histérica estaba Entonces yo, en medio de esa desesperación Yo Digo, bueno, me la voy a brincar Y voy a llamar Directamente, yo necesitaba Alimentar a mi hijo Yo te voy a contar una cosa que Creo que alguna vez lo conté en redes Yo no me avergüenzo de esas cosas, para nada me avergüenzo mi mamá sí es más cuidadosa con este tipo de cosas porque mi mamá pues obviamente viene de una familia que siempre fueron muy bien, pues mi papá y mi papá, los dos son de una familia que vivieron muy cómodos privilegiados, entonces como que cualquier cosa que pase, mamita que vergüenza que va a decir la gente de Ecuador cuidadito pero a mí no me avergüenza porque son cosas que han sido motor para yo salir adelante cuando yo regreso de Argentina como estábamos económicamente aquí aquí yo tenía un colchón inflable que me prestó mi hermano y ese colchón inflable tenía 458 mil huecos entonces yo me tenía que levantar en la noche a inflarlo para que mi hijo no se hundiera, ni yo tampoco. Y aparte todo, mi hermano en ese entonces era visitador médico y él andaba con unas neveritas donde ponía todas las medicinas de diabetes. Entonces él me prestó a mí una de esas neveras con un hielo seco para yo poder poner la leche, el queso y el jamón. O sea, imagínate el nivel de cómo estaba viviendo yo. Claro. Entonces, mi desesperación era, yo no puedo vivir así. Es que no hay opción. Yo venía de trabajar en televisión, tenía apartamento propio, todo. O sea, yo no sé en qué momento quebramos de esta forma. Pero es que eras mala con las finanzas. Sí, pero cuando llega Sebastián a mi vida, él acomoda todo. El problema fue que nosotros dejamos todo aquí en Colombia y nos fuimos a hacer una vida en Argentina. Y todos nuestros ahorros nos los gastamos construyendo una casa allá. Y ahí fue cuando yo me doy cuenta, esta no es la vida que yo quiero tener. No me veo en el campo viviendo a mis 28 años. No me veo yo haciéndole a la vaca, al pollito, porque eso era lo que mi marido quería tener y para mí era horrible ver. ¿Vos querías ver ñaña, el carro, la huya, todo? Claro, me trajiste del asfalto. Yo creí, ahí fue cuando fue la primera vez que yo dije, me voy a separar porque no veía que ese matrimonio como que tuviera arreglo, como que yo dije yo me casé con uno que era tenista y ahora quiere ser granjero entonces no lo veía por ahí y resulta que yo en medio de esa desesperación llamo a Juan Esteban y él me cita el día siguiente. Cuando yo llego, mira lo que pasa. Me reúno para firmar el contrato y yo digo, espérate que voy a llamar a María, mi manager. ¡No! ¡Claro! Si es la que me maneja, pues que venga a firmar mi contrato. ¡Ay, no! Y me dice, María, María vino ayer. Yo sí, yo sé, pero María no nos habló de ti. Y yo, ah, bueno, ¿dónde pongo mi firma? ¿Dónde? Y yo firmé Solita y la, y puse en Instagram, porque como te digo, soy precipitada, soy muy exclusiva. Entonces yo como en medio de mi rabia, yo monté una foto y dije así con el contrato. Y puse mi nuevo proyecto en Caracol. Y ella me llamó y me dijo, ¿por qué firmaste eso sin mí? Y yo le dije, perdón, ayer viniste y no hablaste de mí. Hasta hoy trabajas conmigo. Adiós. Duró tres meses conmigo y ya, chao. Y bueno, se lo agradecí muchísimo, la verdad, a Juan Esteban, porque de ahí empecé como a disparar. Y es cuando mi esposo un día me llama y me dice, bueno, ¿qué vamos a hacer? Yo estoy en Alemania jugando interclubes, tú ya no quieres venirte conmigo de viaje, yo no quiero estar separado de ti, ¿qué hacemos? Yo le dije, Sebastián, yo no me veo viviendo en otro lugar que no sea Colombia. Y él me dice, ok, porque él tenía pensado irse a vivir a Suiza. Ay, Dios. Suiza. Yo estuve viviendo en Suiza un tiempo con él. Habrán sido, no sé, tres, cuatro meses. También estuvimos en Alemania. Esto es mucho voltaje para esa gente. O yo los enloquezco o ellos me enloquecen a mí. Yo creo que es la primera opción. Es lo más probable, es que me pasaba. Que él jugaba tenis, entrenaba y yo con quién hablo. Esa gente no habla. Tú ibas por el centro y la gente silenciosa, mute, en el centro. Yo necesitaba, oye, amigo, ¿qué hora es? ¿Por dónde pasa el tren? O sea, vida. Entonces, para mí, para mí era inaceptable irme a vivir a Suiza, por más que se vea guau. Yo necesito mi casa, mi tierra, mi pueblo, mi gente. Que me reconozcan en el banco, en la frutería y me fíen la yuca del almuerzo. Eso es lo que yo necesito, porque eso me da vida a mí. Entonces, claro, él me dice por teléfono,can en el banco, en la frutería y me fíen la yuca del almuerzo. Eso es lo que yo necesito porque eso me da vida a mí. Entonces, claro, él me dice por teléfono, bueno, gorda, mi hogar está donde ustedes están. Ay, qué lindo. Esa frase a mí me quedó marcada, Tatiana. Yo dije, este es el hombre de mi vida. ¿Cómo puede ser que yo sea tan hueca, tan vacía, tan...? Porque yo estaba pensando, yo me tenía una chiquita, tenía 28 años, pero sí era muy inmadura. Y ahí fue cuando dije, voy a luchar por este matrimonio porque vale la pena rescatar esta familia. Él se viene para acá y ahí empezamos a sacar adelante el matrimonio y de ahí para adelante, nunca más se nos atravesó por la cabeza la palabra separación. ¡Nunca jamás! Ay, pero qué divino eso porque además lo entiendo a él, que de otra nacionalidad. O sea, te lo digo porque yo tengo ahorita una pareja que no es de acá y yo me doy cuenta todo lo que extraña. Es que por más que tengas amigos, círculos, no sé qué, o sea, tu tierra es tu tierra. Y que estamos hablando de países que son divinos, porque Argentina, Brasil, son países hermosos, que lo tienen todo para darte. No es que está viniendo de un país que está en guerra, que está en problemas, que hay secuestros, que uno dice, pero estás pasando bien aquí, en tu país hay peligro. No, no, no. El país de él realmente estaba muy bien y podíamos llegar a hacer una muy buena vida allá. Yo incluso busqué trabajar en televisión allá. Fue un fracaso. ¿Por qué? ¿Cómo te fue allá? ¿Cómo fue la cosa? No, no, es que la fama en Argentina es muy diferente a la de Colombia. Allá la exposición es muy diferente. Están los paparazzis, allá los escándalos son los que te potencializan. Las peleas es lo que más venden y a mí eso no me gusta. A mí no me gusta el escándalo. A mí no me gusta el bochincha. A mí me gusta lo tranquilo, lo sano. Allá si tú quieres realmente ser famoso y estar en todas las tapas de las revistas que te pagan además por aparecer en todo. En los programas, en los podcasts. Te pagan en todo. Que pase el cheque. Claro, ya es otro nivel. para eso tienes que tener un escándalo y los escándalos son de puño, patada, infidelidades, todo lo graban, todo lo muestran, yo no estoy dispuesta a pagar ese precio. No. Entonces, cuando me di cuenta que iba a tener que desnudar mi vida a ese punto, dije, no, esto no es lo mío,o, no estoy preparada, no estoy preparada. Porque es que en medio de todo, a pesar de tu exposición actual en redes sociales, uno guarda, o sea, es que uno muestra. Es que yo sé exactamente que muestro, lo tengo fríamente calculado. Claro, pero vos sentís que tenés un personaje o la Marvel que realmente todo el mundo ve. Tatiana, tú me conoces, es un personaje. Cero, no, pero si sos un personaje o la Marvel que realmente todo el mundo ve es esa Marvel. Tatiana, tú me conoces. Es un personaje. Cero. No, pero sí sos un personaje. Ah, bueno, soy un personaje porque soy un personaje. Sos tremendo personaje. Pero no, no es ningún personaje. Esta soy yo. Esta soy yo y me he mostrado con toda mi faceta. Me he mostrado brava, me he mostrado dramática, me he mostrado feliz, me he mostrado... Fan. Todo, me he mostrado en toda mi facetas porque esa soy yo, pero no tengo ningún personaje simplemente cuido mucho más ahora ahora cuido más qué voy a montar, qué voy a decir porque lamentablemente las redes cambiaron muy rápido y hoy en día cualquier palabra la pueden malinterpretar yo puedo decir me lavo con jabón y eso lo Mabel trafica. ¿En qué momento una psicóloga vio tus movimientos? ¡Ay, no! Y el lenguaje corporal decía, ¡pero es que así están las redes hoy en día! ¡Te lo juro! Entonces, hoy en día digo, ¡no, no! Vamos a borrar eso, lo voy a repetir. Lo repito, borro eso porque después van a decir que soy racista. Después van a decir que soy, no sé, que otra cosa puede ser, que soy cualquier cosa. Entonces, mejor borremos todo. Y vuelvo a empezar. Pero es muy difícil porque le toca estar a uno casi que con lupa verificando. Hoy en día sí te toca. Dios mío, ha cambiado mucho la cosa. Mira que me encantó ese momento donde decís que, bueno, primero lo del hogar divino, sea adorado que estoy donde estén ustedes, pero además el momento, que además es muy difícil, uno decirle a la pareja, amor, paso de un trabajo convencional donde me gano un sueldo, que espero haya sido buen sueldo el que te dieron ya de caracol. Ah, no, no, no, espera, espera, espera, espera. Miércoles, Juan Esteban debe estar desagradecida. No, a ver, a ver, a ver. En RCN no me pagaron lo justo. Ok. Eso siempre lo conté. De hecho, fue la razón principal por la que yo decidí renunciar al lavadero, que fue mi programa más amado de ese canal. Pero yo sabía lo que le pagaban a las demás presentadoras. Ok. Y a mí sí me parecía injusto que hacíamos el mismo trabajo y simplemente porque unas eran las modelos top, pagaban 40 veces más que lo que me pagaban a mí. Yo me acuerdo que en ese entonces me pagaban 3 millones 200 y estamos hablando de que yo era una presentadora y nunca me dio ni para comprarme un carro, ni para comprarme una parte. Es que ni la cuota inicial. Y que la gente lo imagina. La gente, mi mamá me acuerda que mi mamá me decía, pero mamita, ¿cómo hace la otra que llega en Audi? Que llega en carrazos. ¿Cómo hacen? A mí no sé, pero a mí me toca en taxi. Transmilenio, porque no me da. Y de verdad que no me daba. toca en taxi. Transmilenio, porque no me da. Y de verdad que no me daba. Entonces, el día que fui a pedir un aumento, después de nueve años en el lavadero, me dijeron no, no hay. Y si no te gusta lo que te estamos pagando, bien, te puedes ir porque no eres indispensable para este programa. Uy. Y yo me fui y al año se acabó el programa. Dios. Pasaron todas las presentadoras por ahí. Pero además esa palabra es fuerte. Le pesó. le pesó esa palabra porque sí fue indispensable ¡Ah! ¡Clautra! Sí, entonces desde ahí fue que yo empecé a decir bueno, yo le voy a poner un precio a lo que yo valgo y por eso amo las redes sociales porque mis pautas yo les pongo el valor a mis pautas, no esongo el valor a mis pautas no es un número de seguidores no lo es porque al principio las agencias y todo era ay pero si tienes 500 mil seguidores es que yo no te estoy cobrando por seguidores te estoy cobrando porque soy yo estos son mis números punto y el resultado es que lo que monto lo agoto ok y no es por el número de seguidores porque yo te puedo decir yo conozco gente que tiene 10 millones de seguidores No te vende una bolsa de arroz Sí, es así No te lo venden Es así Entonces yo hoy me doy el valor que toda la vida siento que yo merecía Por eso amo tanto las redes sociales y a mi gordis que son mis alcahuetas número uno Pero Beni, ¿quién te educó en ese mundo? O sea, vos entraste a los directos de YouTube, maquillaje, no sé qué, pero ese momento donde ya te organizaste como empresa, que eso es una empresa, ¿quién te educó en eso? O tuviste que pasar como por muchos momentos que nada que ver en términos de plata, no sé qué, y vos misma fuiste como estructurando tu modelo de vida en las redes. Bueno, ahí entra Sebastián, mi esposo. Que esta es una parte que nunca la hemos hablado. Sebastián siempre ha estado bajo mi sombra. Ay, tan lindo. Y la gente incluso, sobre todo en Barranquilla, siempre dicen como que ¡Ah, el esposo de ella es un mantenido! Porque él no tiene un trabajo específico. Él pasó de ser tenista profesional a ser director de clubes y estando en Cali, que fue director del club campestre, él decidió renunciar. Cuando nosotros estábamos en Cali, yo tenía la empresa de Mejor Juntas y ahí en Cali es cuando se empiezan a disparar muchísimo el tema de las pautas en redes sociales. Y ya estamos hablando de que los números cambiaron de una forma muy, muy grande. Que ya esto era, se me salía de las manos. O sea, si antes yo cobraba literal como para los chicles, pasó así. De la noche a la mañana empezaron a llegar marcas multinacionales, marcas muy grandes y ya eran campañas donde yo era imagen, ya eran campañas de un año. Y me decían, las marcas me decían, mándanos el root, mándalo y yo ¿eso qué es? tengo la cédula, sirve la más ignorante yo, y Sebastián lo tenía demasiado claro, entonces un día Sebastián se sentó y me dijo, tienes que tener una empresa y le dije Sebastián, te recuerdo que yo perdí matemáticas en el colegio, yo no sé cuántos dos mató todavía, no me sé las tablas, ¿cómo voy a armar una empresa? no sé ni sacar plata en un cajero, sé que puede sonar a que soy bruta, no soy sé las tablas. ¿Cómo voy a armar una empresa? No sé ni sacar plata en un cajero. Sé que puede sonar a que soy bruta. No soy bruta, pero soy atropellada para eso. A mí me atropella eso. Entonces, él me dijo yo te la voy a montar. Y él empieza a montarme el tema de la empresa. Creamos, obviamente, un grupo familiar. Y él empieza a armar todo el tema de los números. Súmale que Sebastián es una persona muy inteligente. Sebas tiene una inteligencia, y lo estoy diciendo muy en serio, mi esposo es una persona muy, muy inteligente. Tan inteligente que a veces siento que el mundo él no logra entenderlo. Es de ese estilo de inteligencia. Él es un comelibros y le encanta aprender sobre otras culturas y habla de idiomas y no sé, las personas pueden decir que es aburrido porque es atípico, pero es una persona que mentalmente es como que vuela y los números se le dan muy fácil y a él le encantan las finanzas, le encanta laación. Y él tenía como ese diamantico en bruto. Y un día yo le dije, ¿por qué no te vuelves empresario? Porque yo le veía el potencial. Claro. Tatiana, yo veía una persona que era muy inteligente. No te voy a decir que es súper dotado, pero Sebastián es pasado. Sí, sí. Y él no se tenía mucha fe porque él venía con su cabeza muy deportista. Deportista, deportista, deportista. Y justamente por ser deportista es una persona muy organizada. No, y la disciplina. Súper disciplinada, súper organizada y fue la persona que me encaminó, me armó una empresa, estuvo detrás siempre de toda la parte económica. Sí. Y cuando él se dio cuenta que yo realmente ni siquiera podía manejar una tarjeta de crédito porque no sabía absolutamente nada de ella, él me dijo, me voy a dedicar a esto. Y yo empiezo a ver cómo él empieza a multiplicar la plata. Le encanta el tema de los bienes raíces, le encanta el tema de las inversiones, y así aquí, y así allá, y Monta, y cuando veía yo, tun, tun, tun, y yo, ¿a qué horas? Y yo dije, Sebastián, tú tienes una cabecita que es como una obra maestra, tienes que potencializarlo, pero vuelvo y te digo, él no se tenía confianza, porque finalmente él no lo estudió. Y yo lo obligué a que estudiara. De hecho, Sebastián, la mayoría, esto ya no pasa ahora, pero antes pasaba mucho, los futbolistas o los tenistas, la gran mayoría no terminan el colegio. Porque lo sacan del colegio para que vayan a entrenar y pues Sebastián, a jugar. Y Sebastián desde los 14 más o menos se retiró del colegio para dedicarse al tenis profesional. Entonces él no terminó el colegio. Y lo terminó gracias a mí ¡Ay, qué divino! Sí, estudió lo terminó aquí en Colombia, de hecho se graduó de un colegio de Cartagena ¡Sí! Fíjate lo chistoso ¡Y él todo grandote recién graduado! Y con honores, miráme lo bello lo bello porque él de verdad se puso las pilas. ¡Ay, me encanta! Y estudió se graduó con honores y ahí dijo voy a empezar a estudiar. Y ahí es cuando él empieza a estudiar todo el tema de finanzas, administración, y cada vez su cabecita iba volando más, y te digo una cosa, hemos llegado muy lejos, Tatiana, que me da, a veces me da miedo. ¿Sí? Sí. ¿Por qué? A veces me da miedo porque Sebastián, su cabeza va mucho más allá de lo mío. Si yo, por mí yo me quedaría todo el día haciendo historias y videos, mamando gallos y en la playa y bronceándome. Él no. Él necesita como potencializar mucho más lo que yo puedo dar. Entonces, él hace como dos años empezó con el tema de hagamos esto. No puedo decir qué. Sí. Hagamos esto. Que yo, ay, qué perez. Hagamos esto, hagamos esto, hagamos esto. Y hace un año Sebastián dijo, no te voy a dar chance, lo vamos a hacer. Así como vos le dijiste que estudiara. Me dijo, no te voy a dar, lo vamos a hacer. Vamos a hacer nuestra empresa, nos vamos a independizar, vamos a hacer nuestra empresa y me lo vas a agradecer, porque con esto vamos a ser los primeros en Colombia en esto. Y le dije, listo, va para eso. Ay, Sebastián, va para eso. Ay, no tengo ni miedo. No. Sí. Porque donde esto llegue a pegar. No, Mabel, pero dame un anticipo. O sea, las Kardashian. Pero date. O sea, realmente. Dame un anticipo. No. O sea, no, no. No. ¿Sabes? Pero. Te odio eso. O sea, vos sos la típica de, si te contara y apagas el celular y uno queda. No, lo que pasa es que, lo que pasa es que siento que cuando los proyectos uno los cuenta se daña. Claro. Pero en este momento tenemos dos proyectos divinos, muy grandes, que yo siempre los soñé, por decirlo así, uno de ellos los soñé, pero como muy por encimita. Sí. Este lo cogió, lo amasó y lo agrandó y va a ser una locura. Entonces es como que tengo miedo porque a mí me gusta estar en mi zona de confort. Ok. Y honestamente siento que todo lo que tenemos en este momento, a pesar de que se hizo con mi nombre, se hizo también gracias a él. Ok. Entonces, claro, la gente como no lo ve en una oficina, entonces siempre nos decían como que él es un mantenido o está bajo la sombra. Si tienen razón, está bajo mi sombra. Y es verdad que la cara la pongo yo. Las marcas me buscan y pagan por mi publicidad. Pero el que está detrás de todo, la cabeza maestra, es Sebastián. Y nunca lo había contado. Qué lindo eso además. Sí, nunca lo había contado porque él es una persona que no le gusta el protagonismo, cero. Sebastián no le gusta salir en foto, no le gusta salir en video, nada. Vos lo obligás. Sí. Y nos da nuestro caldito de ojo y llegás. Sí, porque yo estoy muy orgullosa de él. Claro. Estoy porque no lo voy a mostrar pero también entendí que a él no le gusta entonces bueno, ya está, ya. Ya perdí la guerra con él y con mis hijos que tampoco quieren salir. Bueno, ya está. Pero sí ya, perdí la guerra con él y con mis hijos que tampoco quieren salir, bueno, ya está. Pero sí, me siento muy orgullosa realmente del esposo que tengo, ¿por qué no contarlo? ¡Qué divino! Sí, la verdad es que sí, puede ser que está bajo mi sombra, pero es la persona que me alumbra. ¡Ay, no! ¡Divina! Y además que, eso que estás diciendo, me imagino los comentarios de la gente como no entiende estos formatos digitales y no saben que detrás hay una empresa. ¿Sientes que han puesto en duda tus ingresos? Te lo digo porque es que es el común. No, digo comentarios pero es que no puede ser, no puede ser que Pepito o Sultanito como tiene un carro, como tiene esto, no es posible. Sí es posible, organizándose de manera estructurada. Bueno, a ver, número uno, yo he trabajado con más de 150 marcas Y son marcas que están muy bien respaldadas, o sea, la Diana me puede caer y tengo todo al día Gracias a mi marido Sí, porque por vos Si Sebastián no estuviera yo estaría bajo las rejas en este momento con un traje naranja divino ceñido al cuerpo. Y mis ondas. Y mis ondas, perfectas, sí. Presa, pero divina. No, la verdad es que nunca me han dicho nada de eso. Nunca. Lo que te digo, llevo mucho tiempo. De hecho, ha llegado un punto en el que sí me han dicho, ya estás haciendo muchas pautas. Entonces me toca bajarle. Pero también es mi cuarto de hora. Y estoy en mi edad más productiva, es cuando más tengo que aprovechar. Y sí, las marcas quieren trabajar conmigo, entonces uno de la plata no le puede decir que no al trabajito, ¿no? Él le puede decir que no. Pero no, nunca realmente, nunca me han dicho no. Él está ahorita como de manager, no. Sí. Él es realmente, nunca me han dicho no. Él está ahorita como de manager. No. Sí. Él es tu manager en este momento. Sí. Esto se me parece un poquito a la historia de Marcela García con su esposo y tal. Que ellos son como esa mente maestra. Mira que se está poniendo muy de moda eso, ¿sabes? Que en pareja formen una sociedad. Sí. Porque es que realmente el matrimonio se termina convirtiendo en esto. El matrimonio es una empresa. Sí. Y el hogar termina siendo una empresa. Terminan compartiendo igual los mismos gastos, todo. Y qué bonito que tú te puedas asociar con tu pareja para poder sacar adelante un emprendimiento. Y bueno, esto no es un emprendimiento, pero se ha terminado convirtiendo en el trabajo de muchas personas. Y si nos está yendo bien, pues, ¿por qué no vamos a unir fuerzas y sacarlo adelante con mucha más fuerza? Pero tenés un equipo grande. Sí, tenemos, bueno, obviamente tenemos en nuestra empresa, tenemos contador, revisor fiscal, abogado, tengo a Francisco, que es quien... Ya hay revisor fiscal, está grande la vaina. Claro. Sí, señor. Mabel, ahorita mencionaste Mejor Juntas, un proyecto por el que mucha gente te conoció, mucho cariño que te dieron cuando viajabas a ciudades con el tema del maquillaje y tu amiga. ¿Qué pasó con ese proyecto? Bueno, mira, Mejor Juntas duró ocho años. Este fue un proyecto demasiado lindo. Creo que tuvimos yo creo que más de 120 mil mujeres. Mucho. Sí, es que en ocho años. Claro. Hicimos talleres en todas partes, incluso en Estados Unidos. Fue un taller que empezó simplemente como para enseñar a maquillar. Sí. Y esto creció, porque terminábamos haciendo terapia cuando nos maquillábamos. Es como literal sentarte con una amiga a maquillarte y contarle tus problemas. Sí. Cuando te estás maquillando y le dices, no, Pedro me dejó y me hizo esto, ¿qué? No, sí. Y en eso se empezó a convertir mejor juntas. Entonces llegaban mujeres con todo tipo de problemas o de enfermedades. mujeres con todo tipo de problemas o de enfermedades. De hecho, tuvimos muchísimas alumnas que tenían algún cáncer terminal y fallecieron. Pero las tuvimos ahí y las hicimos felices en esas cinco horas. Fue un programa, sí, fue un programa, un proyecto que nos marcó muchísimo a Lili y a mí. Pero hace dos años, esto nunca lo he contado. Yo siento que Lili también merece contar esta parte, pero bueno, voy a hablar por ella y por mí, porque realmente, digamos que la culpa la tuve yo, entonces lo voy a contar. Dios mío, tengo nervio. A ver, yo hace unos cinco años viví un episodio muy fuerte con un dispositivo anticonceptivo. Eso yo lo conté en redes sociales. Fue algo que me dejó con un trastorno difórico. Para resumírtelo, es como los mismos síntomas premenstruales agravados. Ok. ¿Ya? Pero esto empezó a generarme una ansiedad generalizada y cada vez empeoraba. Cada vez empeoraba, cada vez empeoraba. No llegué a la depresión, pero sí llegué a tener ataques de pánico muy duros. Tan así que hoy en día yo no juzgo al suicida. Sé lo que siente una persona que toma esa decisión. Lo sé, lo viví, lo experimenté y le tengo mucho respeto al suicidio. Creo que es mi mayor temor. Pero cuando ya llegaba a mi cabeza con esos ataques de pánico, la palabra, no de que yo quisiera suicidarme porque es mi mayor temor, no quiero hacerlo, pero sí me pasaba que una persona que se suicida, siempre cuando investigan por qué lo hizo que hay de fondo. No, depresión, esa ansiedad. Entonces yo decía, si esta persona se suicidó y tenía depresión y ansiedad y también tiene una familia, también tiene un trabajo, ¿qué me diferencia a mí de esa persona? Y si yo termino igual. Entonces yo llegué a un punto de quiebre un 31 de octubre. Ese fue el último taller de Mejor Juntas que hicimos. Yo estaba agobiada, haciendo feliz a muchas mujeres mientras yo estaba completamente vuelta a nada. Y era un 31 de octubre que yo quería ese día ir a repartir dulces con mis hijos. Mi hijo Mató tenía su primera Miniteca. Tenía 12 años. Y yo dije, me la estoy perdiendo. Y tenía ataques de pánico. Y tenía que tomarme fotos con ataques de pánico. No lo podía controlar. Estabas ahí sonriendo. Sí, obvio, me tocaba. Entonces, ahí me acuerdo que una de las... Teníamos muchas... Hacíamos también como unas ferias. Sí, como marcas que tenías ahí. Sí, porque de nuestras mismas alumnas salían los emprendimientos. Qué lindo. Y mientras se maquillaban, yo empezaba a venderle las cosas. Ay, esta vende accesorios, ¿quién compra? Y vendíamos todo. Entre todas nos apoyábamos. Pero ya después sacamos las ferias y una de las emprendedoras que vendía joyitas, accesorios, que me conocía muy bien, me dijo, esta no eres tú, ¿qué te pasa? Y yo le dije me quiero largar no quiero estar aquí me siento amarillo temblado y me dijo Mabel vete no vete ya tú has hecho mucho por nosotros haz algo por ti y a mí esa vaina me marcó Tatiana entonces llegó bueno empezó noviembre y yo ahí fue cuando yo dije tengo que darle un giro a mi vida yo no puedo seguir así no estoy siendo una mamá feliz no estoy siendo una esposa feliz no puedo con los pensamientos intrusivos y en diciembre tomé la decisión de asistir a una psiquiatra y llevo ya llevo dos años y tres meses medicada. Nunca lo había contado. Te estoy dándole exclusivo. Decidí medicarme, Tati. Me mediqué el 12 de enero y creo que fue la mejor decisión de mi vida. Volvió la paz. La paz volvió a mi vida. Sigo preguntándome muchas cosas, porque obviamente yo nunca había experimentado lo que era la ansiedad, pero el problema de la ansiedad es que una vez la conoces, no hay cómo olvidarte de ella. O sea, ella se queda ahí. Ahí. Y vuelvo y te digo, nunca me dio depresión, pero esto me podía llevar a ello. Claro. Igual por mi personalidad, fue algo que la psiquiatra me explicaba, que por mi personalidad tiendo a ser más ansiosa que depresiva. O sea, no es tan fácil que me den a mí, o tener rasgos depresivos no es tan fácil pero igual estaba consumida la ansiedad, ya esto era un nivel que recuerdo que en algún episodio se me empezó a caer el pelo muchísimo se me paralizó la mitad de la cara eran 15 síntomas en total, y por eso te digo que alcancé a conocer la mente de una persona suicida, porque el desespero que te da, el ataque de pánico de ese nivel y los pensamientos intrusivos te hacen perder realmente la noción del tiempo, es como que se te altera tu realidad y ahí es cuando uno puede llegar a cometer una locura. Claro, claro. Vuelvo y digo, nunca tuve la idea de yo hacerme daño no es mi mayor temor sí pero yo antes de de seguir como pensando yo puedo con esto yo puedo con esto yo dije no yo no puedo con esto yo no puedo con esto pero lo que sí quiero es estar bien necesito recuperarme necesito estar sana y le dije a Lili en diciembre Lili no puedo continuar con Mejor Juntas. No puedo seguir dándole felicidad a tantas mujeres, levantando a tantas mujeres, cuando yo estoy completamente devastada, aplastada, hundida, mal. No puedo. Estaba así de flaca. Flaquísima. Estaba en 47 kilos. Y Lili me entendió. flaquísima, estaba en 47 kilos y Lili me entendió a Lili le dolió muchísimo porque teníamos un negocio muy bueno económicamente nos iba muy bien habíamos lanzado brochas, habíamos lanzado labiales, era un negocio muy bueno, ahora mismo creo que estaríamos mucho más disparadas pero ella puso por encima de todo mi salud y se lo super agradezco y fíjate le tenía miedo ¿cómo pude aguantar tanto tiempo? cuando la medicación pudo haberme hecho off hace tanto tiempo lo dejé pasar por miedo yo estoy tan feliz de que hoy en día el tema de la salud mental se esté normalizando me encanta cada vez que oigo a alguien decir tengo depresión ansiedad, maravilloso dilo, públicalo. Que sea mucho como una gripa. Porque a medida que esto se normalice, más investigación hacen, más medicamentos hacen, más tratamientos hacen. Más gente se pone en la tarea. Claro, y más herramientas vamos a poder tener para poder vivir de forma tranquila. Yo lo encontré a través de la medicación, a través de mi psiquiatra, y tú no me ves a mí son al contrario ahora es cuando me siento más viva cuando tengo más energía estoy feliz estoy tranquila y me pregunta muchas veces ajá y hasta cuándo hasta que me toque de toda la vida si es necesario a mí no me importa déjame feliz con mi pastillita la felicidad una sola me tomo y dichosa y estás además enfocada sacándole provecho a tu momento sí porque mi cabeza era como yo le decía a la psiquiatra Rubi es como si mi cabeza como si me dieras una hoja en blanco y cogieras un un bolígrafo negro un marcador y lo rayaras mi cabeza está así constantemente ahora mi cabeza está papel blanco pero llegaba o sea te autosaboteabas tus provechos o sea todo todo todo sí y era algo que no se podía controlar. No, no, no. Era un nivel de ansiedad muy, muy... No te puedo explicar. Yo manejaba el carro y llegué al punto en el que las calles se me hacían como anchas y largas y volvían. Y todo esto era temor. Y constantemente los pensamientos. Yo pasaba debajo de un puente y yo... Ahora me pasa que paso debajo del puente y digo, ¿y cómo pensé en eso? Y sí, o sea, me digo como que, qué ridícula. Pero, ¿qué pensás? Pero, ya se va a tirar la persona. Y ya se va a tirar. Se tiró. Se tiró. Y la persona ni se enteró. Caminaba la persona. Sí. Pero en mi cabeza se veía la persona cayendo. Cayendo en el capó de mi carro. O sea, veía mucha película por lo visto. No, pero claro. Sí, era constantemente...emente, era invivible, una jartera la verdad. Y cuando decidiste alzar la mano, pedir ayuda y reconocer que ese es un paso re difícil porque uno cree que todo lo domina y que uno puede con todas las situaciones, ¿en tu casa cómo lo tomaron, cómo lo recib, cuando dijiste, bueno, está pasando esta situación. Bueno, mira que todo, Dios pone las cosas en su lugar. Yo nunca me imaginé que yo iba a tener que regresar a Barranquilla, por muchas razones, y ahí me puse. Dios me agarró del pelo, me sacó de Cali y me puse en Barranquilla, lugar al que yo prometí que no iba a volver. ¡Ay, no! Cosas, cosas de mi pasado, en fin. Y yo tenía que estar ahí, porque necesitaba el amor de mi familia, el apoyo de ellos. Me acuerdo que Rubi, la psiquiatra, me dijo, no le vas a decir ni a tus seguidores que vas a empezar tratamiento, ni a tu familia, ni a tus amigas. Porque van a ser las tres primeras personas que te van a dañar el tratamiento. Y yo, está bien. Lo primero que hago, mamá, papá, hermanos. ¿Juntaste? Sí. Mañana empiezo medicación. Tenía razón mi psiquiatra, sabia. Todos, ¿qué? No. Vas a quedar loca. Eso quema las neuronas. Vas a no sé qué. Tenía toda la razón. Entonces me empezó a dar más miedo porque yo, y sí, mamá, tienes razón. Y le contaste a la psiquiatra. Claro, y ella, no le cuentes a más nadie. Por esa razón yo nunca quise decirlo a mis seguidoras porque no quería recibir, tenía razón ella, de forma masiva, además, de parte de gente que no conoce mi situación, no conoce mi diagnóstico, ¿qué me pueden llegar a decir? Entonces, nunca lo dije. Llevo dos años y tres meses en el que, bueno, ahora ya lo puedo decir tranquilamente, pero mis papás sí estaban muy asustados. mis papás sí estaban muy asustados. Mi hermano, más relajado, mi hermana que me apoya a ojos cerrados, pero ya hoy en día mis papás, ya, ya, ya ellos están, ya me vieron así, dijeron, hace rato tenía que haberla medicado. Estoy desubicada un poquito de fechas, pero en algún momento compartiste en tus redes sociales, a propósito de esto, de la ansiedad y no sé qué, un caso bastante incómodo con un personaje que te estaba como bombardeando con información y atacándote, acosándote y demás, ¿coincidieron las fechas? O sea, como que estabas pasando por tu momento de ansiedad tal y además esta persona estaba encima tuyo. Sí. No, fatal. ¿Pero eso fue de pronto un detonante o eran casos aislados? No, eran casos aislados, pero lo que él hacía obviamente incrementó muchísimo. Claro. Porque esto era una persecución. Una cosa es el chisme. Sí. Y yo, a ver, cuando tú pones tu cara, Tati, listo, no importa, tú pones tu cara. Yo tengo con quien de pronto discutir. Pero esta persona nunca puso su nombre, nunca muestra su cara, es anónimo completamente. Tiene un nombre y una foto montaje. No es una persona. Ya yo hoy en día sé por las investigaciones que hemos hecho con abogados, todo. ¿Quién es? ¿Q, quiénes están detrás de la cuenta y es un tema de matoneo y de persecución y acoso muy fuerte y te soy muy honesta no quiero hablar de él porque sí le tengo miedo le tengo miedo, a nosotros nos tocó hacer un cambio muy drástico en mi familia y sí me tocó hacer un cambio muy drástico en mi familia. Y sí, me tocó hacer cosas porque yo vivo en Barranquilla y yo en Barranquilla me muevo en todos lados. Yo voy a todos los centros comerciales, yo no me escondo. Yo voy a todos lados, yo camino, subo, bajo, voy al centro, voy a los centros comerciales, voy a misa, voy a pie, voy a la geladería, yo no me escondo, pero esta persona vive también cerca a mí y es tan fácil hacerte daño. Y esta es una persona que sé sus alcances y no quisiera que me hiciera daño algún día, ni a mí ni a mis hijos. Y nos tocó tomar algunas medidas drásticas, entonces simplemente prefiero no hablar de él, que todo se maneje a través de los abogados, la fiscalía, que es como estamos haciendo todo. Pero sí le tengo miedo, ¿sabes? Yo siempre lo dije, no hay enemigo pequeño, porque a mí, mis amigas más cercanas me decían, pero no le pare bolas, es una cuenta pequeña, y yo siempre lo dije, no hay enemigo pequeño, y yo estaba en lo correcto. Dios te guarde, seguramente va a ser así. Hablemos de tu familia, además que cuando entraste por acá, me estabas contando un chisme hermoso además esto, de tu muñeco grande, que ya no es un bebé, que ya está en la adolescencia y que estás enfrentando todos estos cambios de tu adulto en este momento en casa, ¿cómo ha sido ese proceso? Y además, si quisieras compartir, que le estabas escribiendo una carta para conversar con él, cuéntanos un poquito de esta adolescencia que estás enfrentando con tu hijo. Ay Dios, yo sé que las mamás y los papás que me van a escuchar me van a entender que dura la adolescencia. Yo de verdad que admiro tanto a mis papás que hayan tenido que pasar por esto tres veces y a mí todavía me queda una, la de Lucas, que sé que va a ser diez veces peor. Porque Lucas es idéntico a mí. Mateo tiene 14 años y está en la flor de la adolescencia. Y no sé cómo tratarlo. No sabemos. Porque es... No sé, parece... es como una serpiente y de repente saca los dientes y de repente es un osito y es como ¿qué hacemos? o sea, o nos volvemos los papás más amorosos o gritamos como locos, o sea ya no es mi bebé, ya es algo que me quedó claro y estoy haciendo el duelo. Eso cuesta. Sí, eso cuesta. Además que las mamás creen que lo van a cargar a uno hasta los 30. Pero Tatiana, hace un mes yo le rascaba la espalda para que se durmiera. Pero ya no. Y ahora me dice, ¿qué, mamá? Y yo digo, Mateo. Yo le digo, no me saques los gases, salúdame bien, que es esa forma tan impersonal de saludar a tu madre, un abrazo. Y me dice, hey, bro, that's cringe. ¿Bro qué? Mami, mamita linda, hey, bro. Hey, ma. ¿Tú qué? ¿Tú cuándo críes? Entonces es como que estamos teniendo muchos cambios. Ya calza 39 y medio. Uy, no. ¿Tú qué eres? ¿Tú cuándo creí eso? Entonces es como que estamos teniendo muchos cambios. Ya calza 39 y medio. ¡Uy, no! Yo hace nada estaba comprando unos tenis talla 30, 29. No. Y es como que ahora se encierra y no habla. Él no era así. ¡Devuélvanmelo! Las garras de la adolescencia se te lo llevaron y de repente sale a comerse toda la nevera y es como que tú nada más lo ves pasando con un paquete con otro paquete con otro paquete y uno es como que párame bolas hijo antes él sacaba un paquetico y se sentaba en las piernas de uno y uno te consentía y él te porque yo soy su mamá el primer amor de los niños es uno claro era lo más amoroso del mundo ahora me hace así bro que bro entonces hoy le hice su primera carta ay no en la que le digo que estoy triste porque no entiendo qué pasó con ese niño tierno y y su respuesta fue como es que no sé cómo controlar las hormonas. O sea, es como que sí, se está formando obviamente ya como un niño más grande, ya no es un niño, mentira, como un adolescente. Sí. Y entiendo que no tenga tal vez herramientas. Yo quisiera dárselas, pero que esos pelados se meten en unas encerradas más y son varones, no, no quieren nada, o sea, todo les da oso, todo les da pena pero ni siquiera lo dicen así, dicen cringe y yo soy como que a mí no me hablas así yo no soy de tu generación o sea, antes yo veía a los amigos y era como que yo me despedía de mi hijo, era a una cuadra lo tengo que dejar a una cuadra sí, y me dice, ma, tápate. Yo que no voy a tapar, no estoy mostrando nada. Ma, qué oso, tápate, o sea. Sí, no, todo le da. Ya llegamos a eso. Yo era su super heroína y ahora le doy cringe. Cuando Mabel entró por la puerta, me dijo que estaba nerviosa y que además había ensayado las preguntas además que te autopreguntaste nunca consultaste conmigo lo que yo debo preguntarte yo me autoentrevisté anoche yo fui Tatiana y fui yo misma en mi mente anoche y yo inclusive decía bueno y que historia cuento donde llore no pero es que no tengo nada triste para contar pero bueno vamos a practicar. Y por eso no dormí. O sea, me desvelé por tu culpa. Y hay alguna... ¡No me has hecho ninguna pregunta! Hay alguna pregunta de esas. De las que anoche practiqué. Ella me dijo, pregúntame por mi casa en Barranquilla. Contanos de tu casa, la casa de tu vida. Yo siento que esa es una historia muy bonita y también tenebrosa resulta que yo tengo, tenía la casa en la que yo crecí la casa de mi infancia que fue una casa que fue el amor de la vida de todos. Era mi refugio, una casa hermosa en un barrio súper lindo en Barranquilla. Pero obviamente yo crecí en un hogar disfuncional porque mi papá y mamá se casaron porque les tocó. Esa era la época donde quedaban embarazadas y les tocaba casarse. Entonces ahí realmente amor, amor no había. Claro que para tener tres hijos rapidito... ¡Ay, sí! ¡Bueh! Necios los dos. Entonces, digamos que no era la familia como más ideal. Hoy en día sí lo somos. Sí, sí, sí. Pero te cuento que mi papá, él tenía una empresa... Yo vengo de una familia muy bonita y muy unida de papá y mamá mi mamá tiene una familia muy grande, son como 15 hermanos cada hermano tiene a 3 hijos imagínate cuántos primos tengo y todos somos muy muy unidos mi papá tiene 5 hermanas y también son muy unidos y yo fui muy unida a ambas familias entonces para mí el tema de la familia es algo es fundamental para mí yo me de la familia es algo, es fundamental para mí. Yo me refugio mucho a mi familia, adoro a mi familia. Y a mí no sé por qué siempre me daba como, como la calidez de casa me la daba el techo. Ok. El techo de mi casa era como lo que me daba, el sentirme protegido. Siempre de chiquitica para mí la casa fue mi refugio y de ahí viene mucho el tema de ahora mismo cuidar tanto mi casa, hacerle tanto la limpieza, el orden y el querer que las demás personas sientan lo que yo siento estando en mi casa. tuvo una vida muy privilegiada. Y él, yo vengo de, toda mi familia es de Bucaramanga. Yo nací en Bucaramanga realmente, pero yo a los dos meses me voy a vivir a Barranquilla, por eso es que yo me siento más barranquillera, obviamente porque fue donde crecí, donde me crié. Pero yo vengo de los Cartagena de Bucaramanga, de Pombuceno-Cartagena, que es el mayor importador deagena de Bucaramanga, de Nepomuceno Cartagena, que es el mayor importador de era de Bucaramanga. Entonces mi papá obviamente creció en una familia muy privilegiada y cuando él se va a Barranquilla, él monta una de las empresas de Nepomuceno Cartagena en Barranquilla y económicamente estábamos muy, muy bien. Teníamos todo lo que te puedes imaginar. Luego mi papá se independiza y monta su propia empresa de publicidad. Oye, ¿tú puedes creer que yo hoy en día hago lo mismo que él? ¡Yo hago publicidad! Yo termino haciendo lo mismo que mi papá. O sea, ¿qué vaina tan loca? Resulta que mi papá quiebra. Y cuando quebró, fue con toda la tela. Yo heredé hoy en día, en vida, heredé de mi padre el párpado caído. Más nada. Ni un lote, una nevera, un terreno, nada. Heredé las imperfecciones de los dos. Esa quiebra fue muy dolorosa, muy dura. Y yo nunca voy a olvidar cómo perdimos esa casa. Yo me fui para la universidad a las seis y cuarto de la mañana. Yo tenía un noviecito, mi primer noviecito. Y él pasaba por mí en su carro, que me acuerdo que era una camioneta que la parte de atrás, nosotros en Barranquilla le decimos chaza. Ok. Como el platón. El platón, tenía un platón. Y él pasa por mí en su carro, trum, trum, trum, me lleva a la universidad. Cuando yo regreso de la universidad, son como las cinco de la tarde, estábamos hablando que en ese entonces, el tema de los celulares era ese cascarón gigante que lo tenían los papás nada más. Sí. Entonces, no había comunicación. Cuando yo regreso, están sacando todas las cosas de mi casa pero las tiraban por la ventana no yo no entendía claro la casa la estaban rematando porque la perdimos y yo salí de mi casa en la mañana y cuando regresé ya yo no tenía casa y mi noviecito de ese entonces empezó calladito a meter todas las cosas en la chaza de la camioneta. Pero espérate, o sea, vos no entendías nada, vos solamente veías estas vainas saliendo y... Esa fue la última vez que yo salí de esa casa. Ya no podíamos entrar. Creo que era la fiscalía. Cuando pierdes la casa, la fiscalía son los que te sacan todo. Y yo nunca más pude volver a esa casa. Y a mí me costó mucho superar eso. A mí me dejó un trauma. Y yo no podía superarlo. Aparte, cuando tú tienes una quiebra tan importante, la sociedad tiende a darte la espalda. Y eso es muy duro. Y yo era una peladita finalmente, tendría 20 años. Y por eso te digo que yo me fui de Barranquilla y dije, no, vuelvo nunca más. Todo dramática. Yo obviamente era una cabezona boba, inmadura. Pero sí tenía un resentimiento. No te voy a decir que no, porque sí me sentí aislada de la sociedad. Todo el mundo se burlaba porque finalmente Barranquilla es una burbuja. Y yo no quería volver a Barranquilla nunca más. Y cada vez que yo regresaba a Barranquilla eran viajes flash, me quedaba en un hotel y eran viajes de dos días pero es que además la forma y yo me imagino que también lo sacan ustedes como familia no, no, no, y ahí mi familia quiebra también, o sea nosotros nos separamos, yo por cinco años no volví a ver a mi hermano mi hermano se separó de la familia. Yo entiendo que él tenía mucha rabia porque nosotros finalmente dependíamos también de mis papás. Mi papá, me acuerdo que se fue a Venezuela. En ese entonces Venezuela no estaba como está ahora. A buscar trabajo, a ver por qué. Ah, bueno, se fue a Venezuela porque mi tía, la hermana de él, era la cónsul de Colombia en Venezuela en ese entonces. A ver cómo le daba la mano de alguna forma. Porque pues ella sí estaba muy bien económicamente y mi mamá le tocó, mi mamá era ama de casa, entonces le tocó empezar a trabajar y a mí me daba oso porque mi mamá con lo que medio le quedó se compró una bancita y hacía transportes en mi colegio, me daba cringe ya entendías el cringe ahora entiendes claro, porque qué oso, mi mamá ahora hace transporte me daba cringe. Ya entendías el cringe. Me daba cringe. Ahora entiendes. Claro, porque qué oso, mi mamá ahora hace transporte. Era una inmadura, o sea, realmente mi mamá era una berraca. La estaba dando todo por sacar adelante a sus tres hijos. Y yo decidí huir. Yo me fui de Barranquilla porque no era capaz de ver cómo mi familia se había separado, se había destruido. Mi papá se divorcia, no teníamos un peso. Yo me voy y dije, como te conté, o sea, venía a hacer esos viajes corticos. Y cuando empiezo a hacer la terapia con la psicóloga, yo hago terapia hace 10 años. El mejor regalo que me pude haber dado. La mejor inversión de mi vida son mis terapias psicológicas. Eso me solucionó mi miedo a los aviones, todas mis fobias, todos mis miedos, todos mis traumas, todo. Hoy en día soy una mujer sin rencores, sin traumas, no me da miedo nada. Pero te dio miedo entrar acá. Ah, no, pero era porque, no sé, era... Voy a la psicóloga para que me quite el trauma de hablar con Tatiana. Sí, o sea sea creo que hoy hoy en día superé todo y perdoné todo nadie me debe nada yo no le debo nada a nadie y estoy libre pero había algo que a mí me tenía muy traumada y era que el tema de el hogar a mí me lo daba esa casa de la que yo nunca pude hacer un cierre nunca me pude despedir, yo crecí en esa casa y yo tenía el sueño de ver correr a mis hijos. En ese entonces yo no tenía hijos, no tenía marido, nada, pero yo soñaba con algún día casarme y que mis hijos tuvieran la casa de sus abuelos, ¿cierto? Eso nunca pasó, pero resulta que hace unos siete años, en uno de esos iris vinires a Barranquilla porque finalmente estaba mi familia aquí nosotros esa desgracia nosotros nos unió mucho como familia al final hoy en día somos una familia espectacular mi mamá y mi papá son los mejores amigos ahí está muerto todo el amor o sea ahí como pareja no pero como mejores amigos no te imaginas se aman mis hermanos y yo somos uña y mugre son mis mejores amigos en una de esas visitas estábamos Sebastián Mateo Se aman. Mis hermanos y yo somos uña y mugre. Son mis mejores amigos. En una de esas visitas estábamos Sebastián, Mateo, que tendría, no sé, seis años, y Luca, que tenía, no sé, un añito. Y nos estábamos quedando en un hotel que quedaba cerca a esa casa. Y siempre, Tatiana, que yo llegaba a Barranquilla, yo necesitaba pasar por el frente de esa casa. Y lloraba. Claro. Porque no podía cerrar el ciclo. Nunca me pude despedir de esa casa. Y yo sé que a mi hermano le pasaba igual a mí. Mi hermano y yo nos llevamos 10 meses. Que mi mamá era rapidita. Entonces mi hermano y yo teníamos ese vacío que no había como llenar, y un día íbamos en el carro, mi hermano manejando, mi esposo al lado, atrás iba Carolina, mi cuñada, Juan Diego, que es el hijo de mi hermano, Mateo, yo y yo volvía cargando así a Luca, pasamos por la casa y eran las 11 de la noche, y de repente se abre el garaje, Y va entrando una camioneta. Yo le digo, Cristian, para. El carro de mi hermano, un carro de vidrios negros de este color. Y claro, nos quedamos ahí todos viendo como para recordar la casa. Donde aprendimos a montar bicicleta. Donde nos poníamos, o sea, todo lo hicimos ahí. Todo. Todo pasó ahí. Y los dos éramos así con la lágrima aquí. Viendo cómo abría el garaje. Cuando vemos que se baja el señor, el dueño de la casa, con la señora como, 11 de la noche, un carro con los vidrios negros nos van a robar. Entonces yo, ¿qué van a decir? ¿Qué vamos a robar? Entonces yo bajo el vidrio y digo, ¡ay, qué pena! No se asusten, tranquilos. Tranquilo, tranquilo. Lo que pasa es que nosotros vivimos en esta casa y la estábamos recordando. Once de la noche. La señora me dice, bájate. ¡No! Y la ves. Me da algo. Me da algo a mí. Y me he bajado. Con mis dos hijos. Y entramos mi hermano y yo agarrados de la mano y lloramos todo el recorrido de esa casa. Esa señora me mostró toda la casa, cada rincón a las 11 de la noche, sin conocerlo. Recorrimos cada paso y en un momento cuando llegamos al comedor, Cristian y yo volteamos, mi hermano, volteamos y Mateo, mi hijo y mi sobrino subían y bajaban las escaleras, corriendo, jugando. Yo dije, wow, lo que yo quería. Cerré el ciclo. Yo quería eso, ver a mis hijos jugar en mi casa. Ay, no. Y lo vi. Cerré mi ciclo. ¡Qué vaina tan loca! Wow. Fue de las cosas más lindas que me pudo a mí haber pasado y lo agradezco, eso tuvo que haber sido Dios Dios me tuvo que haber dicho a mí, hija ya me tienes cansa, va de psicólogo en psicólogo de misa en misa ya, vamos a darte la oportunidad cierra el ciclo con esa casa ¿y la señora que te decía cuando te veía así? Bueno, ella, no, ella muy prudente, ella muy prudente. Sí, mi hermano y yo todo el recorrido lo hicimos los dos de la mano, llorábamos los dos atacados. Mi hermana no fue, mi hermana no estaba ahí. Ella yo sé que le hubiera gustado también, pero mi hermana estaba muy chiquita. Cuando pasó todo esto de la quiebra y todo, ella todavía estaba muy chiquita. Mi hermano y yo sí ya éramos más grandes. Creo que mi hermana tendría, no sé, ocho o nueve años cuando eso pasó. Pero nosotros sí vivimos toda nuestra infancia, adolescencia, todo lo vivimos ahí. El primer beso fue ahí. O sea, es que todo pasó ahí. Y haber cerrado el ciclo, tanto mi hermano y yo, en esa casa, en ese momento, con mis hijos ahí y mi sobrino, te digo que fue una cosa celestial. Pero es que mira, que a veces las cosas no pasan como uno se las imagina, pero pasan de otra manera. Pero es que gracias a eso yo pude cerrar todo ese dolor que yo tenía y ahí fue cuando dije, ahora sí puedo regresar a Barranquilla en paz. Increíble. Sé que puede sonar tonto, pero es que fue algo que me marcó, a mí me marcó. Claro, y sobre todo por la forma. Es que perfectamente entiendo que no se trata de lo material, la pared, el techo, sino de lo que representaba desde tu infancia, de todo, pues todos los que hemos crecido en casas durante tantos años, es que ahí está el pedazo de nuestra vida que yo salí a la universidad y no volví a ver esa casa hasta 15, 16 años después corriste con suerte de romper el ciclo de hacerlo de la manera linda como te tocó en este caso de poder ver la casa presenciarla y tal y ver a tus hijos correr y espectacular pero hay momentos en la vida donde uno le toca romper el ciclo sin ver la casa, y sin ver la persona, y sin encontrarte, que esa parte es difícil, por ejemplo cuando se trata de perdonar, que uno a veces espera que la persona que te hirió, que te lastimó, te busque, y uno sueña, y uno sueña con eso. ¿Cómo así? Si a mí me tocó hacer una cosa que se llame constelaciones. ¡Ay, Dios! Qué vergüenza, habían 200 personas. A esas 200 personas, o sea, lo que ustedes vieron, eso era una actuación. ¡No, señora! ¡No, señora! ¡Qué oso! ¿Te constelaste? ¿Hace cuánto? Porque necesitaba que me pidieran perdón, alguien. Claro. Entonces era algo que tenía como atravesado. Y alguien me dijo, ¡hazte una constelación familiar! necesitaba que me pidieran perdón, alguien. Claro. Entonces era algo que tenía como atravesado. Y alguien me dijo, hazte una constelación familiar. Y yo fui 200 personas y yo lloré y otro señor allá actuando y pidiéndome perdón y yo, ¡ay, te perdono! ¿Qué es eso tan horrible? No. Sí. Para la gente que de pronto no ha tenido la oportunidad de estar en una constelación, bueno, quienes se han visto la serie Mi Otro Yo, seguramente se lo imaginan en tu caso cómo fue. No, pero fue chévere. Ajá. Fue chévere. Sí. Fue con una psicóloga de Cali, Gloria. Ok. La que escribía en un periódico. Sí, sí. Bueno, brava ella, pero ella es buena. Y había dosietas personas. Fui a un salón, había dosietas personas. Y vos ya eras conocida. Todo el mundo te conoció. No, no, no. Ay, pero es que ¿sabes qué pasa, Tati? Que yo soy un libro abierto. Yo todo lo cuento. Claro, pero es que hay intimidades profundas. Sí, pero la gente también sabía, hasta eso sabía la gente. Ok. Si eso yo lo conté en todos lados, ay, no, qué horror. Pero no es momento para repetir ni el nombre del personaje ni nada. Qué oso. Pero sí, habían 200 personas y para mí era nuevo todo. Cuando me llaman, porque viste que la persona te elige. Como para actuar o representar. Claro, y a mí la psicóloga me decía a otra persona, elige quién va a ser tu hija. Y yo, ¿qué hago? Nada, párate ahí. ¿Vos así, con esa cara? Sí, porque pues yo no sabía ni a qué iba yo. Y me ponen a actuar. Y yo luego haciendo, gateando como bebé. ¡Ay, no! No. Pero bueno, la cuestión es que yo escuché lo que quería escuchar. Y ya, le eché tierrita a eso y seguí adelante. ¿Lo volvería a hacer? No. ¿Por qué? Pero sí lo recomiendo porque quedas muy expuesto. Claro, claro. 200 personas. Hay mucha gente. Ahora sé que ya lo hacen un poquito más exclusivo. Sí. Si no, no lo volvería a hacer. Pero entonces, ¿sí es posible perdonar así, como lo estaba mencionando ahorita? Como que te toca, le toca a uno hacer el trabajo interno y entender que definitivamente, pues, no va a llegar esa persona, no va a estar esa situación, le toca a uno chulear para avanzar. Sí, sí. Hay muchas herramientas hoy en día. Y te ha frenado en algún momento de la vida, aparte de eso, ese tema de pronto tener algo, conversaciones pendientes, con situaciones del pasado, personas, lo que sea. No, ya hoy en día no tengo nada. Nada. Hoy por hoy, a mis 42 años, por eso te digo, ni nadie me debe ni yo siempre creo que no le debo nada a nadie. No. Y la plata que te presté. Lo canjeamos por la entrevista. Ahí hacemos ese canje. Mira, aquí algo que mencionaste me pareció muy bonito. Todo tiene un sentido. Ahorita que hablabas de la casa, de que te gustaba mucho que la gente sintiera cómo te sentías en esa casa en aquel momento, y claro, ahora entiendo por qué fue de ahí claro, a mí me quedó un raye obvio, entonces yo hoy en día quiero darle a Mabel Patricia, la niña de 14 15, 13, 8 años, la familia que no tuvo hoy se la estoy dando. Con unos hijos divinos, con un marido excepcional. Tengo la familia que soñé tener. Y que merecía mi yo pequeña haber tenido. Bueno, no la tuve en ese momento, la tengo hoy en día. Me la están dando mi mamá y mi papá, porque les agradezco mucho que ellos hayan tomado la decisión de ser amigos, porque podrían perfectamente hoy en día llevarse muy mal pero ellos decidieron ser muy maduros y decir, esto no funcionó pero tenemos tres hijos y somos amigos y eso nos ha ayudado a los tres a tener una adultez sana ¿pero eso fue una petición de ustedes como hijos? no, ellos tomaron la decisión nosotros teníamos muy claro que los dos sufrían mucho juntos Y nos tocó madurar también muy rápido Y sobre la marcha además, no había tiempo como ni de pensar nada Porque los dos eran muy infelices Y eso a los dos les trajo soledad Porque mi mamá está sola y mi papá también Por decisión propia Pero los dos decidieron ser amigos Y los dos están muy dedicados al hogar, o sea, a nosotros tres, a sus nietos, a sus nueras, yernos. Sí, somos una familia muy unida y eso también lo hago mucho con el hogar que formé aún. Tengo un hogar muy bonito y creo que también me he obsesionado con el tema de tener mi casa siempre linda, siempre amena, en que mis hijos sientan la necesidad de estar en la casa. que he encontrado en mi casa, un refugio maravilloso, y le doy a mis hijos esa paz, esa delicia y esa calidez que te da un hogar, quiero que mis seguidores también lo tengan. Y ahí fue cuando empezó todo el tema de la decoración, de la limpieza, y que eso atraía mucho la paz, ayuda para la ansiedad, porque esto también ha sido una terapia para mí para todo el tema de la ansiedad. Cuando yo empiezo a limpiar como una loca es porque estoy medio ansiosita. Y es mi momento zen. Entonces estoy dando trapo a toda la casa. Ya todo el mundo sabe que si estoy dando trapo a ventanas, estoy en el techo dando y sacando brillos porque estoy estresadita. Y eso me ayuda. Pero buenísimo. Claro. Pero entonces lo chévere es que cuando lo comparto, dando y sacando brillo es porque estoy estresadita y eso me ayuda pero buenísimo, claro, pero entonces lo chévere es que cuando lo comparto hay otras personas que también están atravesando o por una depresión o por una ansiedad o por lo que tú quieras y eso también los ayuda he unido hasta matrimonios ¿qué? te lo juro te lo juro, te lo juro te lo juro Tatiana que he unido matrimonios porque de pronto ella era súper desordenada y el marido era muy ordenado. Y eso le daba estrés y ya no podía más y quería acabar el matrimonio porque el desorden acaba familia, te lo digo. Claro, claro. Entonces esa seguidora me empieza a mí a seguir los trucos y se termina convirtiendo en ordenada y ese matrimonio se salvó. No te creas. Y ahora, por ejemplo, con el programa de Tu Casa, Un Hogar, me he dado cuenta que de verdad la casa habla. Tu casa habla, Tati. Como está tu casa, estás tú por dentro. Entonces entramos a estas casas y vemos familias que, uy, aquí pasa algo. ¿Por qué esta casa está tan destrozada? Y eso que hemos ido a casas de familias que económicamente están muy bien. Pero es que no es un tema de dinero, no lo es es un tema de adentro cómo estás y claro hay una quiebra económica, hay un mala comunicación en las parejas hay un hijo con depresión que no deja que los papás puedan pensar con claridad, entonces dejan la cocina vuelta a nada, dejan los cuartos hay algo que está hablando ahí. Yo no sé si esto exista, me imagino que sí, ni sé cuál será el término, pero así como está el psicólogo que está pendiente de tu salud mental, no sé qué, y que te revisa y que uno cree que se la sabe toda, sino el psicólogo realmente está viendo, esto es muy loco, pero sentís que vos sos como esa psicóloga del hogar, que llegas y hay algo que te habla y te anuncia esta vaina, esto está pasando acá. Es que sabes qué pasa, soy muy buena. Sí, no, sin duda. Pero es que Tati lo identifico, me doy cuenta. Aparte, como ya yo estuve ahí, porque yo no siempre fui así. ¿Ah, no? ¡Ah, no, mija! Yo, de redesordenada. No, impresionante. No, sí, mi mamá. Cuando me castigaba, mi mamá siempre me decía, están castigados, pónganse a barrer. Entonces, para mí hacer oficio era un castigo. Y entonces, ¿en qué momento? Me tocó aprender, tenemos tiempo. Uy, que quieras. Me tocó aprender, Tati, porque cuando yo vengo a vivir la primera vez a Bogotá, yo empecé a estudiar actuación. Entonces, yo, obviamente, tenía que compartir apartamentoamento con otra persona porque no daba los gastos. Y lo compartía con una cartagenera que era compañera mía de la clase de actuación. Y ella tenía un novio, un venezolano. Y resulta que entre los dos dejaban esa casa. Yo era muy desordenada. Y yo trabajaba todas las noches en un bar. Y me tocaba estudiar al día siguiente temprano. Entonces yo llegaba cuatro de la mañana a ese apartamento y yo lo abría. Yo era desordenada, muy. Pero esta gente me ganaba. Yo abría esa puerta y yo veía calzoncillos. Ese apartamento era todo lleno de tapete. O sea, los apartamentos de Bogotá de tapete tapete pegado y era colilla de cigarrillo y yo que soy alérgica al cigarrillo o sea los huequitos así de todos los cosas de cigarrillo apagado cenicero ceniza por aquí había de todo y a mí eso me empezó a generar estrés porque yo decía yo me soporto mi desorden pero el de los demás no. Entonces yo me quería preparar una pasta con atún, que es el menú del estudiante. ¡Ja, ja, sí! Todas las ollas sucias. Y esta gente no era capaz de levantar nada. De repente se desaparecieron una semana. Entonces yo aprovechaba ahí y empezaba a ordenar. Ok. Y ahí dije, ve tan bonito que se ve esto, tan lindo que brilla esta olla. No te creo. Y ahí me empezó a gustar. Y cuando entré, eso es como entrar en un cadrama. Eso es como entrar. No sales. No sales nunca. Eso es un hoyo negro. Ve a Uya. Eso no tiene salida, eso no tiene rever. O sea, el día que le pegas la primera brilladita a la olla, chao. No. O sea, que te miras en la olla y te puedes ver. Ahí empiezas a investigar. Señor, ¿qué líquido hay para quitar este óxido de aquí? No hay vuelta atrás. No. Y lo agradezco en el alma. No. Sí. Pero mira que juraba que había sido siempre ordenada, pero justamente, justamente fue esto. Nunca. Así fue que empecé hace veintipico de años, en este mundo de ser ordenada, sí, lo primero que hice, me acuerdo, fue dejar mi cama ordenada, porque, yo me levantaba, y me acuerdo que yo me bañaba, y la toalla así toda mojada, sí, una bola tirada, la cama echanada, la pijama tirada, setenta y cuatro camisas que sacaba, porque viste que nosotras nunca tenemos nada que ponernos. Sí. Entonces hacía bolas de ropa y todo estirado. Y yo cuando llegaba en la madrugada a dormir, Tatiana, todo así, bola a una silla. La típica silla de plástico de esquina. Sí, claro. Ahí. Y así. Y así se iba acumulando. Y así iba. Esto es lo primero que dije, voy a empezar a tener como hábito por lo menos a dejar la cama ordenada y ahí empecé y es mi plan favorito amo con mi vida y respecto a este tema de que llegas a esas casas ahora con ese programa espectacular en el que estás ¿qué experiencia particular has tenido de pronto que has dicho sin conocer a la persona? Pucha, aquí está pasando algo como pareja, como familia. De todas. Tienes ese olfato particular, compártenos algo. No, bueno, la casa la conozco estando ya ahí con la familia. Yo la puedo conocer antes. La casa es porque es un reality. Entonces todo es factor sorpresa. No tengo chance de ver la casa escondida sin los due Sí, sí. O sea, no las puedo conocer antes. La casa es porque es un reality. Entonces, todo es factor sorpresa. No tengo chance de ver la casa escondida sin los dueños, no. A mí me abren la puerta y ahí ya me doy cuenta tanto del que la habita como está la casa. Sí. Me pasó, sí, con la primera temporada. Creo que fue un accidente. Entonces, conocí el apartamento antes de. Ah, ya me acuerdo por qué. Porque el equipo siempre arrienda un apartamento o un local donde hacen el montaje del máster para todo. Y justo el apartamento de al lado era donde había hecho el montaje. Y cuando subimos para entrar al máster, me pegó un olor. Ok. Muy fuerte. El olor era... No te lo puedo explicar. Creo que fue la única casa en la que todo el equipo tenía que entrar con tapabocas. No. Y me pasó algo... Bueno. Y es que entré porque me llamó la atención y dije, ¿qué pasó aquí? Y dije, en esta casa no puedo, no puedo, no puedo, no puedo, y me puse a llorar. Se me dio por abrir la nevera y la nevera era no, no te puedo explicar lo que era la nevera. Yo la abrí, salían bichos, tenía gusano, bichos, y me puse a llorar. Entonces le decía a Seba, Seba Rangel, que es mi co-host, porque nos hicimos además mejores amigos. Ay, este programa me dejó este flaco divino. Y yo, él consolándome, yo, no voy a ser capaz de entrar, es que no puedo respirar. Y él también, no podíamos, no podíamos. Y ahí, Sebastián, mi marido me llama y me dice, a ver, gorda, madura. ¡Ay, lo amo! Con su acento. Madura. Vos te morías por hacer este trabajo. Vos no querías ayudar a las personas. Pues bueno, esta persona vive así. Esa es la realidad que tiene él. Ayúdalo. Y te aguantas el olor. Y te aguantas lo que usas. Y le cambias la vida a esa persona. Madura pues. Y yo, sí señor, tienes toda la razón. Para mí ese ha sido el caso que de pronto más me impactó. Porque siento que el tema de como lía es algo que no se puede ver. Claro. Nadie se da cuenta. Pero era muy fuerte el olor. Muy fuerte. Porque claramente era una persona que solito y sí, vivía en esas condiciones. Y fue el caso que de hecho más nos impactó a todos, ¿sabes? ¿En serio? Esta lloró desde que abrimos la puerta hasta cuando se apagaron las cámaras. El agradecimiento que tenía, wow, era real. Era una persona que necesitaba la ayuda. Imagínate donde hubieras dicho que no. Sí. Y esa sensación, digamos, a tu corazón, pues además de el mugre, el desorden, el olor, lo físico, entre comillas, seguramente había algo emocional, espiritual, energético, como le quieras llamar, que habías identificado, porque es que inmediatamente salen lágrimas, o sea, tu corazón está sintiendo algo. Eso conectó como con la realidad de la persona. Claro, aparte, me acuerdo que él nos dijo, ahora mi mamá, es que la mamá lo llamó, y la mamá le dijo, ahora sí voy a poder ir a visitar. Claro, o sea, ni sus papás querían ir pues imagínate cómo se podría sentir claro porque uno como mamá no importa la edad que tenga tu hijo si tu hijo está viviendo sola pues uno como mamá va y le arregla la nevera ay yo sí yo o no claro ay yo sería la más feliz yendo a la casa de mi hija no lo dudamos no lo dudamos papito te traje tu galletita favorita. A limpiarla, a limpiarla. Y uno pechicha al hijo. Claro. Para que la mamá no quiera ir, imagínate el estado en el que tendría que estar. Claro. ¿Cómo se sentiría también ese hijo solito? Porque finalmente, mira, yo que tengo 42 todavía necesito consejos de mi mamá. Claro. Todavía necesito de que mi papá me ponga los pies sobre la tierra. Pues un pelado de esos que todavía están los 20, todavía necesita todo, todavía está muy en su cascarón. Y también a veces siento que las personas juzgan muy rápido, yo lo juzgué de hecho, y siempre tienden como a decir, pero ¿por qué tiene que ayudar a personas que lo tienen todo? Vuelvo y te digo, no es un tema económico, hay un tema emocional que es mucho más grande porque hay muchas personas que lo pueden tener todo, pueden tener la plata para comprar todo, pero no pueden comprar la paz mental, no pueden comprar el estar sano de una depresión, no pueden comprar el matrimonio que se les está yendo por la borda. Porque hay casos también aquí de familias que están a punto de decir no podemos más, de hijos que le dicen a punto de decir, no podemos más. De hijos que le dicen a sus papás, no queremos volver a verte. Porque no soportamos este desorden. Esta casa, en esta temporada lo van a ver. Claro. Entonces qué bonito que nosotros con esta ayuda podamos darle. La idea de este programa, de tu casa a un hogar, es justamente eso. De tu casa a convertirla en un hogar. Que es muy diferente. Claro. Porque la casa la tiene todo el mundo, pero hogar no. Hogar es lo que tú formas. Es ese círculo de tu familia. El hogar lo da el papá, la mamá, a sus hijos. Que lo vuelvas un nido. Que sea un refugio al que tus hijos quieran volver. Cuando ellos tuvieron una ruptura, que vuelvan a llorar contigo. Cuando extrañen tu comida, que regresen. Que se sientan en el comedor y digan, extrañaba esta sopa, mami. Si me explico, así funciona un hogar. Y el programa de eso se trata, de poder reunir a esta familia y darles ese empujón que no saben cómo hacerlo. Y a veces vamos a tener casos de acumuladores que es muy común. ¡Uy, Dios! Que es muy común. El desprenderse de las cosas es de las cosas más difíciles, Tati. Que la gente se quiera desprender del pasado, de cosas. Es que esto me lo regaló mi abuela. Es que yo tengo que tener todas estas botellas. Es que si no, ¿por qué me...? Es muy difícil. Y cuando lo logras, la persona suelta y se siente liviana. Y los hijos que no tienen por qué cargar el trauma de su papá o de su mamá, es como que, gracias por haber venido. O sea, como le decíamos a mi papá, hey, pa, por eso no te queremos visitar. No, además que uno no quiere lastimar. Justamente. Pero el papá tampoco quiere hacerle daño a sus hijos. No, además que uno no quiere lastimar. Justamente. Pero el papá tampoco quiere hacerle daño a sus hijos. Entonces, en esta temporada tenemos obviamente el doble de capítulos y el doble de duración. Y el doble de sueldo. ¿Sí? ¿Es el doble de sueldo? Voy a preguntarle a mi marido qué es el que maneja las finanzas. No lo sé. Entonces, bueno, ahora voy a preguntarle a mi marido que es el que maneja las finanzas eso sí no lo sé entonces bueno ahora los capítulos están muy bonitos lloré en todos los capítulos yo en la primera temporada no me permití llorar porque yo tengo un defecto es que yo lloro muy feo ay no Mabel pero es que hay ni quien llora bonito yo no iba a llorar acá, hay gente que llora lindo yo lloro muy feo, yo dije aquí no iba a llorar acá Hay gente que llora lindo Yo lloro muy feo Yo dije aquí no voy a llorar Porque el primer plano No, no Aparte yo tengo un problema Es que a mí se me brota la vena Una vena acá horrible Que se bifurca Así Entonces yo decía Mi primera temporada Yo llorando Me sacan memes ¿Y entonces cómo hiciste En la segunda? No, no Yo no lloraba Entonces cuando me tocaba Abrazar al que lloraba Yo siempre lo ponía al que lloraba aquí para que se viera llorando él, yo no. Y yo con la vena brotada, yo, cálmate, en esta temporada lloré en todas. Moco así. ¿Y lo disfrutaste más? ¡Obvio! ¡Obvio! Obvio, en este mes. Es que, como no ibas a llorar, ya te vas a dar cuenta. ¡Claro, claro! Yo ahora, yo la parte que me sentí identificada con algunos casos donde yo decía, yo sé, yo estuve ahí. Claro. Yo también estuve ahí, vieja men. Ven y nos abrazamos. Pero, Beni, el momento en que te hicieron ese primer llamado, que además eso dio en el clavo con tu personalidad. O sea, yo no me imagino tu saltada, mejor dicho, brincada, toda la cosa. ¿O cómo fue esto? A ver, esto se hizo gracias a... Sebas ahora juega golf. Yo no sé por qué todos los deportistas de alto rendimiento, cuando dejan su carrera, se dedican a otro deporte. Ok. Sebastián nunca fue tenista. No, ahora golfista. Ahora golfista. Todos los deportistas, mira, no hay ningún futbolista que ahora... No, tienen otro deporte. Bueno, era ahora golfista. Todos los deportistas, mira, no hay ningún futbolista que ahora no, tienen otro deporte. Bueno, era ahora golfista. Entonces él en su golf conoció a Daniel García, que es el dueño de la productora. Y se hicieron grandes amigos. Y en uno de esos, Daniel le dijo, ven, yo quiero hacer un programa con este canal. Y estuvimos preguntando quién es el referente en Colombia que ven como la más tesa en decoración, orden y limpieza. No, pues vos. Es que no hay otro nombre. Hagamos ese programa con Mave. Sebastián, listo, un momentico. Gorda, nos vemos en 20 minutos en tal restaurante. Ay. Y yo llego, mi papá me llama. Estoy hospitalizado. Le estaba dando un patatú, mi papá me llama. Estoy hospitalizado. Le estaba dando un patatús a mi papá. Digo, papi, ¿puedes aguantar el patatús 20 minutos que voy a una reunión? Sí, mamita. Listo. Llega la reunión. Daniel me dice, mira, la gente de este canal te quiere para este programa. Yo tengo la productora. ¿Te suena? Y yo, ¿a qué horas, mi amor? Te tengo ya el trapito, te han pintado limpio, todo, ¿cuándo empezamos? y empezamos de una, Sebastián se encargó de todo y sacamos adelante el proyecto, pero yo honestamente, yo no me imaginé que eso iba a ser tan locura tuvimos un récord histórico en rating, wow es que mi gordis no, es mi ejército. Yo tengo mi comunidad, son las Gordis. Sí, sí, sí. Así les digo, para la gente que no me sigue o no es del país, pues a mis seguidores yo les digo las Gordis. Sí, sí, sí. Y yo digo que ellas están locas. Como vos. Sí. Bueno, para que me sigan a mí porque tienen que estar igual que yo. Locas. Y ellas lograron hacer una locas. ¿Como vos? Sí. Bueno, para que me sigan a mí porque tienen que estar igual que yo, locas. Y ellas lograron hacer una locura e hicieron récord histórico con el rating del programa. Y sí, estoy muy agradecida por ello porque el programa es muy bueno, sí. Pero hay programas buenos que la gente no ve, con el que no pegan. Y a la gente le fascinó y la gente lloró. Ahora imagínate con este que yo también lloré. No, a moco tendió todo el mundo. Pero además, ¿sabes qué se me hace lindo? Que en algún momento, hace mucho tiempo, decías como, no, es que volver a la televisión, no, el salario no me da, o los tiempos. Siempre has hablado abiertamente de que a más. No, yo no quise volver a la televisión, Tati, por una cuestión de egos. Ok. Porque para mí, a mí nunca me dieron como el valor que yo sentía. Puede que de pronto no lo merecía, puede ser. Puede ser. De pronto yo no era la mejor presentadora, no era la más linda, no medía un 80. Puede ser. Porque no todo el mundo tiene por qué sentir el amor que yo siento por mí misma. Yo toda la vida tuve autoestima muy alta gracias a mi madre. Pero puede ser que de pronto sí, no estaba al nivel de Carolina Cruz. Pero entonces como a mí nadie me daba ese valor, yo dije, pues no vuelvo. Toda así, toda... Toda rebelde, yo pues no vuelvo y me dedico a las redes, que ahí sí me quieren. Y logré que sí me quisieran ahí y logré tener un grupo muy sólido y yo un día dije, si yo regreso a la televisión, solo serán un programa de decoración, orden y limpieza. Ya lo tenías clarísimo. Y lo decían todas las entrevistas. Hay entrevistas mías diciéndolo. Y yo estaba segura que no volvía. Y pues no volví porque nadie me llamaba. No habían programas de decoración, orden y limpieza. Pero lo manifestaste. Claro. Y lo manifesté y salió. Imagínate. Y así fue que regresé. Si no, no volvía. Aparte que yo manifestaba ese canal, porque era el único canal que hacía ese tipo de programa. Ok. Y así fue mi regreso a la televisión. ¿Qué otra cosa has manifestado en tu vida que se te ha dado? Todo, todo. Ahora porque tiene ese nombre. Ahora todo le ponen nombre. Ahora todo, es que es neurodivergente. ¿Divergente cómo es? Sí, neurodivergente. Ahora no. Bullying. Es que ahora no sé. En mi época se decía montar. Me la montaron. Es que ella estaba espabilada. Es que ella... Todo eso. Ahora todo es... Bueno, yo tengo todo eso, por lo visto. Uno se pone a ver. Yo tengo todo eso. Pero yo realmente, antes de que existiera el tema de manifestar o decretar, toda la vida yo decreté. Ok. Pero en mi época se llamaba ser soñadora. Yo siempre fui una mujer súper soñadora. Y yo siendo una pibaja de cuatro años, a mí me decían, ¿qué quieres ser cuando grande? Yo decía, famosa. Y tenía que decirlo así. Hay videos míos diciendo, famosa. Y siempre como bailarina de ballet. Yo vivía todo el día en truza, abriéndome de piernas y sudada. No entiendo por qué, sudada, como que no había aire acondicionado en mi casa. Siempre sudaba con los ojos así de grandes y decía, famosa actriz. Todo el tiempo. Y mamá me decía, Mabelita, mamita. Porque mi mamá habla así. Mi mamá es muy chistosa. Sí, yo la escuché en los audios. Así, Mabelita, mamita. Tú toda la vida fuiste así, tú siempre manifestaste, siempre lo dijiste. Y todo lo has logrado, tú eres mi obra. Ella me dice que yo soy su obra. Ok. Sí, sí, sí. Igualita, pero sin los dólares, sin los millones. Y siempre, siempre lo manifesté, siempre, Tatiana, lo que yo me propongo y lo tengo acá, yo lo cumplo. ¡Wow! Lo único que no he podido es haber tenido a Mario Casas en mis pies. Manifiestalo, pero para dos. No, ya no. Es que ¿sabes qué pasa? No, es que ya no me gustó. Era para dos. Ah, ¿ya lo cambiaste? ¡Claro! ¿Lo echaste? No, ahora me gustó un oji rasgado. Pero... No, mi amor, ahora yo estoy con los coreanos. Pero echaste a Mario... Ya un oji redondo no me gusta un oji rasgado. No, mi amor, ahora yo estoy con los coreanos. Pero echaste a... Ya un oji redondo no me gusta. A mí me gustan mis coreanos. Pero peleaste con Mario, lo echaste y le avisaste. Lo terminé y lo dejé de seguir. Ok, listo. No quiero nada con él. Llevo dos años en el mundo coreano. Lo veo y me... Mira, yo veo un latino, no me gusta. ¿En serio? Nada más mi marido. Ahora estás en el K-Drama. Yo lo veo a él, yo digo no, no me parece. Yo lo veo... Nada más mi marido. Ahora estás en K-drama. Yo lo veo a él, yo digo, no, no me parece. Yo digo, no. Pero te llega uno con el ojito rasgado. Me fascina. Saranjello, esas pieles así divinas, blancas, esos cuerpos, esos talles, ese peinadito, diciendo así, añón sello. Me da calor. Si tú ahí me dices, ¿qué hubo, pues? Y yo, ay, oigan. No, nada. Pero me dices, añón sello. Y añón, sé que es indiví. Hola. O sea, ya cuántas palabras te sabés. Hubo varias y estuve en Corea. Sí, yo te vi. Fui a Corea. Pues imagínate, Sebastián, cómo será de alcahueta. No, claro. Que yo enloquecida con mis coreanos y me llevo. Claro. Y voy a volver el otro año, vuelvo, pero voy a volver con mis hijos porque quiero que ellos también conozcan. A todos mis novios. ¿Qué fue lo que más me gustó? No, pues yo me imaginé de paseote. No me lo vas a creer. Me encantó lo limpio que es todo. No, sí te lo voy a creer. ¿Cómo que no te lo voy a creer? Todo es limpio. La estación de bus tiene wifi, aire acondicionado, todo es impecable, no hay basuras. Pero cuando no hay caneca de basura, la gente se lleva la basura para su casa. Allá la limpian, la lavan y la reciclan. Igualito que acá. Idéntico. Entonces tú no ves canecas en ningún lado. Eso me llamó la atención. Me llamó la atención que todo el mundo huele bien. Sí. Es muy limpio. El coreano es súper limpio. La moda. Ay, sí. La comida. Guau. Guau. La pastelería. Uy. No, no, no. Me estás haciendo tojar. El pan de sal. Ese pan de sal. Uy. No, es como la versión pan piñita, pero coreana. Con sal. Ni quiera ser que es pan piñita. Ah, es un pan muy costeño. Es pan con azúcar. No, la comida, todo es muy rico. La cultura, me encantó. Me encantó el tema del respeto que todo... Por eso es que cuando yo llegan a viejito todos están así todos jorobados. Porque se agachan tanto que llegan a ese punto. Hay un tema que no me gustó y es siento que el tema de la presión social de Corea, porque allá es como que todo está mal visto, allá está mal visto las demostraciones afectivas en público, por eso es que en la serie tú ves que en el capítulo 16 se dan un piquito. Capítulo 16 se dan un piquito. Capítulo 16. Sí, porque es así. Y se lo dan en cámara lenta y dura siete minutos en todos los ángulos. Y ya con eso tú ya quedas... ¡Mal! No, ya se tocan el hombro y yo soy... Es que de hecho te da calor de solo pensarlo. Pero eso al mismo tiempo te das cuenta que están atrasados en muchas cosas y socialmente son muy señalados. Y siento que eso hace que el tema de la salud mental sea tan frágil en Corea. Muy. Y por eso es tan común lamentablemente el tema de los suicidios. Ay, Aline, dices altísimo. Sí, muy alto. Y es algo que sí me desinfla mucho porque siento que ellos también sufren mucho. Claro. Pero eso para ellos es normal, es su cultura. Es tener que guardar todo. Todo. Es que allá tienen, los idols, por ejemplo, tienen prohibidos a comer que van a tener novia. Increíble. No. Imagínate. Y eso me parece injusto. Pues claro, imagínate uno no poder. Yo que fui a buscar a ver si me cuadraba con algún y nada, no los dejan. Quédate calmadita que tenés a tu marido. Lo peor es que él te patrocina. Sí, es que sí me da como dolor que ellos se desperdicien esto. Ahorita mencionaste algo sobre tus papás y decías que ellos te aterrizaban. Mencionaste a tu papá puntualmente en qué momentos de la vida has necesitado esas aterrizadas, en qué momento te han tenido que decir ¡Ey! ¡Basta! ¡Esto no! ¡O esto sí! Mi papá son mis mayores consejeros Y constantemente yo estoy haciendo muchas embarradas Porque soy una persona precipitada, impulsiva, explosiva Yo tengo muchas cualidades, Tati Pero sí, claramente tengo muchos defectos Y creo que el número uno es que yo no tengo filtro. Yo soy como pensamiento hablado y luego me arrepiento. Sí. Entonces, mi mamá y mi papá son las personas que logran aterrizarme porque a mí me pasa algo y yo ya quiero ir a pelear. Ay, ¿qué es eso? Mabel, o sea, tenemos 42 años, compórtate. Y entonces, antes de ir yo ya a explotar, ya sea en redes, de pelearme con alguien, llamo a mi papá y le cuento. Papi, me pasó esto. Mi papá es, aunque tú lo ves que es loco y es todo divertido, da unos consejos hermosos. La parte es un tipo obviamente muy sabio porque ya está en sus 80, entonces ya lo vivió. ¿Pero es tu mejor amigo? Mi papá es uno de mis mejores amigos. ¡Qué lindo eso! Pero nunca fuimos así. Esto es una relación de ahora que la tuvimos que armar porque mi papá en mi infancia ¡Uy! No, teníamos una muy mala relación. Porque mi papá fue criado de una forma muy a la antigua de golpes, maltratos. A ese pobre hombre le dieron con lo que encontraban. Entonces, para él la crianza era igual. Yo fui criada con chancleta, cocorrea. Mi mamá nunca me pegó, pero mi papá sí. Entonces, yo crecí como usted, viejo. Ahora. No lo amo, pero porque hice terapia y aprendí a entender a mi papá por qué sus reacciones, por qué sus métodos de crianza y no solo lo perdoné, sino que tuve una relación de papá que nunca tuve en mi infancia ni mi adolescencia y lo tengo ahora de adulta y él es un osito. Es hermoso. Es otro papá, es otro papá. Pero vení, o sea, tuvieron que sentarse en algún momento así. Cinco años sentada conociendo a mi papá. No. Cinco. Donde yo me sentaba a entrevistar. Bueno, papi, cuéntame, porque claro, yo conocí a mi papá grande y aún siempre fue un señor grande, pero nunca conocí a mi papá como era de chiquito como creció, que comía, a que jugaba como lo castigaban que novia estuvo y con que te encontraste con una vida completa porque mi papá tuvo una vida antes de ser papá y ahí es cuando me doy cuenta, pobrecito mi papá también le dieron duro como no lo voy a entender y entre esos cinco años de conocer y repetir muchas historias otra vez, aprendí a perdonar y a darme cuenta que mi papá tampoco tenía la culpa. Y me quité eso y dije, bueno, ya está, ese no eres tú. Ese ya no es mi papá. Ahora eres otro. Y es un osito, es una persona alegre, divertida, divina, da los mejores consejos, obviamente ya no soy yo tampoco esa chiquitina que hacía mil desastres, porque a ver, yo era terrible. Y entonces te encontraste de pronto con alguna aterrizada, o muchas me imagino yo, de esos sabios consejos de tu papá, ahorita. muchas, me imagino yo, esos sabios consejos de tu papá, ahorita. De los dos, de los dos. Mi papá, y mi mamá, yo no le tengo ni que pedir el consejo. Te lo da de gratis. Ahí debo tener tres audios en este momento donde seguramente ya me está diciendo ojo mamita en las entrevistas con decir vulgaridades. Porque no importa que tan vieja estés como me dices, porque yo le imito igualito. Pero eso de decir vulgaridades, eso se te ve muy mal, mamita. Todo el tiempo mi mamá está educándonos, nos está dando consejos, y mi papá así no se mete, hasta que yo lo busco. Si yo le pido el consejo, él sí me lo da. ¿Y cuál ha sido ese momento donde tú dijiste, pues pucha, yo pensé que yo estaba clara, y mi papá me dijo, no, esto no es así. Decisiones tuyas. Bueno, cuando teníamos que tomar la decisión de irnos para Cali a vivir. ¿Te dijo que no? No, no, no, me dijo que sí. Ok. Yo, o sea, esto es una oferta laboral muy buena para Sebastián, pero para mí era inviable Cali. ¿Cómo me iba yo de Bogotá a Cali? O sea, no. Y mi papá fue el que me sentó y me dijo, vuelvo y te digo, él jamás se mete. Mi papá es ese suegro o ese papá que nunca se mete. Si la caja se cayó, se cayó. Pero si él no se va a meter, a él le parece fatal. Un papá o una mamá metidos, uy, no, no puede con eso. Pero esa fue la primera vez que el avi me dijo, mamita, ustedes aquí no tienen calidad de vida. Acabas de tener un bebé. Cali sí lo ve. Mi papá es caleñísimo. Él se crió en Cali. Nosotros le decimos a mi papá que es el jefe de prensa de Cali porque él habla bien ese papá todo el día. Me cae muy bien tu papá. Y mi papá, me acuerdo que me dijo, si tú te vas para Cali, vas a ser la persona más feliz del mundo qué responsabilidad esas palabras tenía toda la razón muy feliz los cuatro fuimos muy felices Cali nos dio la felicidad más increíble los caleños fueron wow, qué gente tan cálida, tan amorosa tan amplia, tan buenos amigos tan buenos vecinos! ¡Qué ciudad! ¡Lo tenía todo! ¡Clima, comida, todo! ¿Volverías? Sí. Sí, volvería. ¿Te quedarías viviendo allá en Cali sin problema? Sí. Pero ya eché raíces en Barranquilla. Y de ahí no te saca nadie. En otra vida. Como en la vida, ¿no? O sea, dijiste al momento por acá no vuelvo y ahorita estás disfrutando. Estoy construyendo una casa, la casa de mis sueños la estoy construyendo ahora en Barranquilla. No, no, no. Porque te iba a echar raíces. No, no, nada que hacer. No, ya, ya eché raíces. ¿Cómo ves en retrospectiva, como a través de un retrovisor, todo esto que te ha pasado, los sueños, las decisiones que has tomado y hasta esos arrebatos que te han dado de esos impulsos que tanto has mencionado a lo largo de la entrevista ¿cómo los evalúas? mirando a través de un retrovisor bueno, todos los días aprendo, siento que no he tenido cosas muy graves de hecho cuando venía aquí yo pensaba bueno honestamente, Tati estar acá sentada para mí es un honor. Yo soy gran, gran fanática de Vos Podés. Gracias. Y de verdad que no solo te admiro, sino que te felicito porque yo me acuerdo que hace unos años me mandaste a Cali unas camisetas. ¡Ay, claro! Y era como que tú todavía no tenías claro qué ibas a hacer. Mira lo que hiciste. Mira lo que hiciste con Vos Poder. Eres una mujer... ¡Wow! Tienes un don, ¿sabes? Y este es un programa muy poderoso. Tienes que saberlo. Y para mí es un honor estar aquí sentada. No cualquiera llena esta silla. ¡Ay, linda, gracias. Y como soy fanática de este programa, sé todos los casos que han pasado por acá. Así que estar aquí sentada realmente siento que es una responsabilidad muy grande y siento que no lleno esta silla. No, claro. No la lleno porque no tengo una historia realmente que pueda ser de admirar o que sea ejemplar. Pero ¿sabes qué me pasó a mí? Que siento también que no me tiene que pasar a mí algo realmente malo para aprender. De todos los casos que yo he visto, que de hecho ahorita con tu equipo estábamos hablando, ¿cuáles han sido los casos que más les ha impactado? Y estábamos de acuerdo con los mismos. Y es que de todos esos casos, yo alguna lección he aprendido. Así es. Y es que no me tiene que pasar a mí una desgracia o algo malo para poder yo dar algún mensaje o para yo poder empoderar a los demás. o para yo poder empoderar a los demás. También el ser privilegiado y el tener una linda familia, el no haber sido abusado, el tener un esposo que te apoya, el tener unos hijos sanos, eso también es una herramienta muy grande. Yo siento también que tengo una responsabilidad enorme. Es cierto que he tenido muchos privilegios y que se me han quitado en el camino y he tenido que construir mi vida de cero. Pero lo cierto es que mi vida ha sido fácil. Sí, tuve una ansiedad muy marcada. Se curó con una medicación. Pero los casos de las mujeres que han estado aquí realmente son casos muy duros. Muy. Y yo no lleno esta silla. Pero bueno, no siempre la vida es así. Si de pronto hoy, sentándome aquí, refresco un poco, también es poderoso. Totalmente. Porque la vida también tiene que tener un toque de felicidad, un toque de alegría. Y eso es algo para lo que yo siento que soy llamada, ¿sabes? Porque a mí muchas veces me preguntan, ¿cómo haces para estar con energía? ¿Cómo haces para estar feliz? No, no, no, espera, yo no hago nada. Yo soy así, Tatiana. Yo soy así. Y yo siento que yo, mi propósito de vida, que mí me puso Papa Dios es ese. Yo ilumino personas sin proponérmelo. Qué lindo eso. Y las ilumino a través de la limpieza, de una historia, de encontrarme en la calle y dar un abrazo, de enseñarles el truquito de cómo brillar una lámpara, de cómo parece una bobada, pero así brillo a las demás personas. Con mi alegría, porque no tengo una desgracia para que las demás personas digan, ay, sí, pobrecita, estoy igual que... No, no, no. Con la alegría, también ayudo a las demás personas. Con mis locuras, ayudo a las demás personas. Qué divino eso que mencionas, porque es que, claro, y te entiendo, porque ni yo lleno esta silla. Hemos sido personas muy privilegiadas. Y lo digo todo el tiempo y cuando me preguntan, no, que el espacio, que el programa, que tú, yo digo, ¿yo? No, o sea, yo no tendría cómo ocupar esa silla del invitado, porque realmente, Mabel, es que hay mujeres que han pasado por cosas muy dolorosas. Ahora, me encanta esto que mencionas, porque uno a veces minimiza los dolores y pasa en la vida que uno dice, pero está llorando por eso. Y no es así. Cada persona tiene su dolor, lo decías al inicio, todos cargamos una cruz al final. Y no porque lo tuyo haya sido una gran tragedia o lo de la otra persona haya sido una tragedia más pequeña, tiene menos sentido y menos significado, y eso lo he aprendido aquí, entonces yo te agradezco por ese mensaje tan lindo me estás debiendo la lágrima que tanto he esperado mentiras, pero si quisiera para todas esas mujeres a través de esa luz que das a través de esa alegría hermosa que das y esa energía contagiosa con la que llegaste, que les regalaras esa palabra, ese mensaje. De pronto no para tus gordis, porque tus gordis ya te conocen y están acostumbradas, sino para la persona que hoy te está viendo o escuchando por primera vez y de pronto no la está pasando tan bien en su casa, Mabel. la está pasando tan bien en su casa, Mabel? Bueno, nada. Yo pienso que todo en esta vida, nada es por casualidad. Si yo estoy aquí sentada, es por algo. Algo de aquí yo voy a aprender. ¿Qué? No sé. Seguramente algunas de mis palabras serán mal interpretadas y me funen, como es la palabra que está de moda ahora de pronto alguna persona me estará viendo y no la esté pasando bien y se habrá reído con alguna de mis locuras, lo que sí le puedo decir a esa persona que en este momento me pueda estar viendo es nada absolutamente nada de lo que nos pase sea bueno, sea malo, es por casualidad todos vinimos con un propósito y todos merecemos una segunda oportunidad, incluso uno mismo si en este momento no estás siendo feliz con tu trabajo no tengas miedo de darte una segunda oportunidad si no estás siendo feliz con la vida que estás llevando dale, empieza de cero. Empieza, por supuesto que puedes. Es que, Tati, a veces las oportunidades se las damos a los demás, pero nosotros nos dejamos siempre de últimos. Está bien pensar en nuestros padres, está bien pensar en nuestros hijos, en nuestras parejas, pero ¿nosotros cuándo? Está bien pensar en nuestros hijos, en nuestras parejas, pero ¿y nosotros cuándo? Yo dejé Mejor Juntas, un taller que empoderaba a muchas mujeres. Creo que tuvimos más de las 100.000 mujeres a las que empoderamos y ayudaba a muchos emprendimientos, pero yo me abandoné. llegar a la medicación porque estaba completamente sepultada decidí darme una segunda oportunidad a mí a mí, bueno capaz este podcast es para eso, para que tú que estás en tu casa y estás pensando bueno pero yo no tengo ningún problema grave, no tengo ninguna depresión, no tengo ninguna ansiedad no necesito medicación, pero soy infeliz en mi trabajo soy infeliz con mi trabajo, soy infeliz con mi pareja, soy infeliz conmigo misma, no me gusta mi pelo, no me gusta mi cuerpo, esto también es válido Tatiana, esto es válido, el pelo es válido, nuestro cuerpo es válido y la gente a veces dice, ay pero se pone triste porque tiene el pelo feo, no, qué desgracia. Sí, sí. Porque esto a las mujeres nos da seguridad. El cuerpo nos da seguridad. Entonces date una oportunidad. A ti misma. Hoy, empieza hoy mismo a amarte, a darte una oportunidad, a decirle a todo el mundo, sabes que, paren. Te voy a posponer y me voy a dedicar a mí. Porque le hacemos chulito a todos los demás y nosotros somos los últimos en la lista. Y todo el mundo termina pasando por encima tuyo y tú eres la última. Y yo tuve que sacrificar a muchas de mis gordis, a muchas mujeres, para poder salvarme a mí misma. Y desde que me salvé, soy una mejor mamá, soy una mejor esposa y soy una mejor persona. Capaz, Tati, yo hubiera terminado cometiendo una locura, ¿sabes? Qué belleza de mensaje. Sí, estás ocupando la silla correcta y la ocupas con creces. ¡Wow! ¡Qué mensaje tan poderoso, tan lindo! Además que resuena con mi momento personal que casualmente he tenido que renunciar a cosas, a personas, a situaciones por eso que estás diciendo. Que entonces uno empieza a chulear y empieza a mirar que está o ayudando o dando o entregando tiempo, lo que sea y a veces se descuida uno o se desconecta de uno, y no estamos hablando solamente del físico, no sé qué, no, te puedes descuidar a nivel emocional, a nivel espiritual, sentimental, es súper importante ponernos primero. Me encantó tenerte acá. A mí también, me hacías mucha falta, tu locura. Y hablar de tu brasilero, esas eran las charlas que teníamos, ¿te acuerdas? Cuando estaba saliendo con él. Sí, te acuerdas. Me encanta haber estado acá. Tenía muchos nervios, la verdad, porque sí es una responsabilidad grande estar aquí. Siento que sudé, estoy toda grasosa, pero bueno, no importa. Por haberme invitado a mi Tati Bella. ¿Cómo te sentiste? Feliz. Ay, qué dicha. Tranquila. Bueno, chuleado ya eso. ¿Y vos podés? Que vos podés ¿Y pudiste? Pude Después de todo Te diste tu valor ¡Viva Colombia, va a marcar, hombre! ¡Vivimos! Y que no se pera en tu casa un hogar Ay, sí Con Mabel Cartagena Es que mira, tiene el programa a mi propio nombre ¡Vainate! Viste todo lo que tuviste que rechazar Y te diste el valor Tu casa un hogar con Mabel Cartagena Que no es lo mismo Con Mabel Cartagena. Que no es lo mismo. Con Mabel Cartagena. O sea, yo, yo. Ay, me encanta. Decreten, que eso sirve, decreten, decreten. Voy por ti, Yonkú. Yonkú, gañón, señor. No, señora, eso no. Se me queda ahí quietica. Oigan, invitación especial para que no se pierda. Vamos a estar en vivo por 10 ciudades. Gira Nacional de Vos Podés. Vamos a estar por Barranquilla también, Cali, Bogotá te invito para que vayas, ya estás invitada va a estar divino, además que no es un podcast, que la gente cree que de pronto vamos a tener esto y no es un encuentro poderoso de inspiración justamente para esto, para conectar para que los hombres también pueden ir claramente pero para que las mujeres se sientan inspiradas, porque es que esto ya tiene que trascender ah no, yo voy, hay comida Mabel va donde haya comida y nada, aquí pueden encontrar las boletas en este código QR, los espero por allá en los teatros, en Barranquilla por allá nos vemos y esto fue Vos Puedes con Mabel Cartagena gracias por acompañarnos. ¡Añón se yo! Soy Tatiana Franco y esto es Vos Podés, el podcast. Vos Podés, el podcast.