¿Te gusta madrugar?

¿Te gusta madrugar?

31 de ago de 2024

En este episodio, Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero exploran la polémica cultural y biológica alrededor del hábito de madrugar, ofreciendo reflexiones sobre cómo esta práctica afecta la vida cotidiana y los ritmos de trabajo de las personas.

Capítulos

El cronotipo y la cultura de madrugar

Alejandro y Ricardo discuten cómo el mundo puede dividirse entre aquellos que disfrutan madrugar y quienes no, mencionando el cronotipo como una disposición biológica que determina las preferencias de sueño. Esta biología está profundamente influenciada por factores culturales, como lo es en Colombia donde madrugar se considera una virtud.

Experiencias personales con los horarios de sueño

Ambos comparten sus vivencias personales desde la infancia hasta sus vidas adultas con respecto a madrugar, resaltando cómo estas prácticas afectan su productividad y salud mental. Alejandro menciona sus tiempos en Medellín, mientras Ricardo habla de sus hábitos y vida familiar.

Implicaciones culturales y prácticas de madrugar en Colombia

Se analiza cómo el madrugar está enraizado en la cultura colombiana, incluso con refranes populares. Sin embargo, también señalan que esta práctica no es universal y puede ser vista como una excentricidad colombiana por extranjeros.

Los cambios estructurales en la economía y los horarios de trabajo

Se delibera sobre cómo la evolución de una economía agrícola a una de servicios está transformando los horarios laborales, haciendo que muchos comiencen a trabajar en sincronización con otros husos horarios, disminuyendo la estandarización de las jornadas.

Reflexiones sobre el sueño y la vigilia

Finalmente, los presentadores conversan sobre la naturaleza artística de los sueños y cómo estos influyen en la percepción de la realidad, vinculándolo con cómo el cine y los escritores se inspiran en estas experiencias oníricas.

Conclusión

A través de una conversación íntima y reflexiva, Alejandro y Ricardo nos invitan a cuestionar la idealización de madrugar, considerando los efectos que tiene en la mente y el cuerpo, mientras exploran cómo culturalmente hemos llegado a valorarlo y las posibles transformaciones futuras en los hábitos de descanso.

Menciones

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               Tercera Vuelta, el podcast con Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero. Un podcast de El Locutorio, arroba ellocutoriodc. Pero en todo caso Ricardo, hay algo bonito del ser humano. Y es que todos los seres humanos, la gran mayoría, somos artistas cada noche. Es espectacular. Tenemos esa capacidad dramática que está ahí, que hace parte de nuestra esencia. Sí. Esas historias que nos contamos cuando el cerebro ya no tiene la atadura de los sentidos y no tenemos que estar en esta realidad. Y comienza solo, a irse y nos convierte en artistas cada noche. Y es amoral. Hay una libertad que no tenemos. Una gran libertad. Hola Ricardo. Hola Alejandro. Nos encontramos nuevamente. A veces los temas de cada semana surgen de las conversaciones del país que tienen siempre un lado contingente y azaroso. Sí, es cierto. Y quiero que hablemos hoy un poco de ese hecho hoy controversial, polémico, de madrugar. Sí, es un tema que ha estado rondando la semana y como siempre todo se vuelve mucho más álgido, más exacerbado de lo que uno podría creer. Sí. El mundo puede dividirse en dos partes, ¿no? Quienes les gusta madrugar y quienes no. Parece que hay una raíz biológica en todo esto. Hay un cronotipo. Es una forma como está organizada, no sé el cerebro o qué, que lleva a que algunas personas naturalmente les guste madrugar, se debaten temprano y otras sean un poco más nocturnos. Y el pico de actividad o de conexión cerebral difiere naturalmente. No puede cambiar eso. El café yo creo que en parte es una sustancia psicoactiva que nos lleva a adaptarnos a esa estandarización del trabajo, porque para que el mundo funcione un porcentaje de los seres humanos tienen que estar despiertos a la misma hora, claro, es una cosa práctica más que todo ¿de qué grupo serías? yo soy del cronotipo 2, de los nocturnos. Yo también, yo también y lo fui durante mucho tiempo. En la época en que vivía solo, podía dormirme pues a las 3 de la mañana fácilmente entre, aprovechaba para escribir o para ver películas o lo que fuera. Igual me levantaba un poco temprano. No era una persona... Me podía dormir a las 3 de la mañana y me tenía que levantar a las 7. Había tocado... Poco sueño. Muy poco sueño. Había también el instinto y la vergüenza de estar en la cama más allá de las 7 de la mañana. Yo creo que eso debe ser de educación me imagino. Ese sí no es tan natural, es más cultural. Eso sí es forzado. Como tantas cosas en la vida Ricardo, ese cronotipo tipo 2, esa personalidad un poco más dada a la noche que a la madrugada, no fue de toda la vida. O sea, ha sido algo de esa esencia, se ha venido manifestando más con los años, sobre todo después de los 40, 45. En el colegio yo me levantaba muy temprano, 5 y cuarto, 5 y 20 de la mañana. El bus que no era bus era una camioneta porque nosotros nos habíamos mudado a un sitio de Medellín que quedaba muy lejos del colegio y no había una ruta escolar. escolar, pero un señor puso un negocio de una pequeña camioneta y tenía que dar muchas vueltas porque vivíamos muy lejos del colegio y nos recogían a las cinco y media y en la urbanización mis amigos se burlaban y decían cuando estábamos un jueves todos conversando decían ya debe salir Alejandro al paradero del bus salía en la penumbra. Claro, claro, terrible. Pero no recuerdo vívidamente que me diera duro. Me levantaba y de noche me subía a la camioneta. Esa camioneta como no tenía profesor y no tenía nada, era la anarquía. Era anárquico. Era anárquico. Ahí nos montaban en una parte de atrás de una camioneta, 12 tipos ahí a tratar de sobrevivir todos los días. Esa era mi preocupación. Eso sería absolutamente impensable hoy. Yo también iba, no tan temprano, como a las seis y media, pero también en una camioneta que yo creo que era un riesgo mortal. Uno por allá en el baúl, me tocaba a mí porque éramos los chiquitos y íbamos entre el baúl y los que iban creciendo iban subiendo de puesto, ya cuando uno estaba grande era el copiloto de la señora que nos llevaba, que era muy buena gente, pero todo era muy riesgoso, era muy loco. Una época dura, ya con el tiempo, recuerdo cuando estaba estudiando doctorado, que me tenía que levantar a clase en los Estados Unidos, no era tan tarde, trasnochaba estudiando, me acostaba a doce y media una, una y media si recuerdo que la madrugada era dura claro, en ese momento yo en la universidad tuve una carrera hice una carrera que fue casi toda por la tarde entonces había un riesgo alto de tener el horario al revés las clases usualmente empezaban a las 2 de la tarde. Entonces la mañana se podía ir muy rápido, pero tenía todavía o tenía desde entonces ese instinto de levantarse temprano. Yo creo que porque todos se iban muy temprano en la casa. Por ejemplo, mi mamá desde que que yo me acuerdo, se levantaba a las cuatro de la mañana a arreglarse, a prepararse, a llegar a los trabajos que tenía. Y mi hermano, yo creo que él tiene un lado demencial. Él es, digamos, adaptado a la sociedad y no ha hecho nada pues vergonzoso, pero sí tenía un instinto de levantarse a estudiar a las 3 de la mañana dormíamos en el mismo cuarto y él ponía el despertador a las 3 de la mañana, o sea yo terminaba despertándome y después luchando para dormir y no solo se despertaba se iba a la sala a estudiar sino que ponía música y se encontraba con mi mamá a las 4 de la mañana y hablaban y entonces despertaban a todo el mundo. A toda la casa. Era realmente una infamia. Me parece interesante porque yo siempre tuve ese dilema. Estaba estudiando, había un examen el otro día, tenía que entregar un trabajo. Ya estaba muy cansado. Eran las 12 de la noche, 1 de la mañana. ¿Será que me acuesto, descanso? Es un gran dilema. El alarma a las 4 y sigo. Yo siempre decía no. Estoy muy cansado, pero sigo. Y prefiero dormir una horita adicional y terminar aquí. Y levantarse más temprano. O sea, quitar la hora más bien del inicio que del final del sueño. Siempre optaba por eso. Sí, sí, sí. Pero conocí mucha gente que le gustaba hacer eso. Me acuesto ya y me levanto a las cuatro y sigo estudiando. Sí, yo también hubiera estirado la noche más que... Yo siempre opté por estirar la noche. Sí, yo también quería, porque queda uno con la sensación de que ya lo resolvió y que el otro día empieza de ceros. Quiero que hablemos un poquito de ese tema cultural de madrugar. Sí, sí, es una cosa que se ha dicho que es muy colombiana. Al que madruga dos le ayuda. Sí, tenemos esos dos dichos en contra. Y el otro sí. No por mucho madrugar amanece más temprano. Yo no entiendo. Me parece un poquito más sabio el segundo que el primero. Suena más lógico, sí. Uno católico y el otro pagano. Y además uno no entiende por qué Dios tomaría partido por los que madrugan. Sería muy injusto. Pero sí, es cultural. Dios le gusta más el cronotipo 1, no sé. Sobre todo que Dios debería estar pendiente de los que están en todos los usos horarios exacto, exacto, es raro en todo caso será que a Dios no le gusta ese ser humano soñante, no, porque está haciendo su trabajo pasa mucha cosa, claro, en los sueños en los sueños hay dioses mucha insubordinación si, mucho no es ético, el sueño no es moral. Hay mucha barbaridad en los sueños. Pero sí hay culturalmente y hay mucha gente que ha dicho no, tengo que levantar temprano. Yo también, ahora que soy independiente, Ricardo, no me gusta tampoco verme en pijama en la casa. Me deprime. Sí, eso es deprimente. Entonces también tengo la manía de levantarme, bañarme temprano, estar afeitado y listo. Así sea para no hacer nada. Sí, yo también tiendo a eso, tiendo a incluso a estar con zapatos en la casa, porque me parece que es demasiada entrega a la derrota. Cuando esté con pantuflas en medias a las nueve de la mañana en la casa el mundo se acabó. Yo creo que se acabó todo en ese momento. Y ahora creo que le va cambiando a uno la cabeza y el cuerpo. También el hecho de ser papá y tener que sacar hijos temprano. Los niños se van tempranísimo al colegio y entonces incluso los fines de semana me cuesta mucho levantarme tarde. Es colombiano, decíamos, es cultural y hay incluso estudios que estábamos revisando ahorita. que estábamos revisando ahorita estaba leyendo justo un artículo que hizo Inés Santa Eulalia en El País sobre por qué los colombianos somos los más madrugadores del mundo este es un artículo del 2023 ahora veo que en el 2024 dentro de los países de la OCDE es esto, Colombia perdió el primer lugar ¿Quién nos ganó? Que nos ganó Sudáfrica. En Sudáfrica se levantan, según el artículo, a las 6 y 24 de la mañana y nosotros a las 6 y 31. O sea que es por harto. Siete minutos es un montón. ¿Y qué dice Inés? ¿Por qué Colombia es uno de los países más madrugadores? Inés advierte que ella no va a dar la respuesta definitiva, pero que ella cree que tiene que ver y pues hace una cantidad de entrevistas con religión, con cultura, con pragmatismo, pragmatismo como el que estábamos diciendo aquí. Por ejemplo, los colegios tienen que levantarse muy temprano para evitar los trancones. Los colegios qued que levantarse muy temprano para evitar los trancones. Los colegios quedan muchos, muy pocos en. Pues en la ciudad hay muchos, pero hay muchos afuera. Hay muchos en que es ridículo, que es ridículo, porque de alguna manera en cualquier país decente, normal, el colegio queda en el barrio. En el barrio. Sí, eso acá no está hecho porque los colegios no han sido un factor de igualdad, no han. Eso lo tenemos claro. Y entonces, claro, que los colegios se tengan que ir tan temprano, corren los horarios de todas las personas, de los padres, de los trabajadores, de todo el mundo está en función de madrugar. Yo creo Ricardo. Ahora lo pienso como economista hay una transición en la estructura de la economía el mundo de la agricultura era un mundo de madrugar claro tiene unos horarios definidos tiene unos horarios definidos y orteñar las vacas a la mediodía creo que pero había en la agricultura yo creo que el agricultor siempre estaba despierto cuando salía el sol. Después con la urbanización hubo un mundo industrial que tenía turnos. Uno madrugaba, otros no, había un orden. hoy sobre todo en la economía urbana donde los servicios y el comercio comienzan a ser preponderantes y ahí se emplea la mayoría de la gente y en particular recientemente después de la pandemia donde estos temas de entretenimiento han empezado a ser los más dinámicos de la economía hay un cambio hacia horarios más nocturnos y la tarde y la noche comienzan a hacer espacios o ámbitos donde está trabajando mucha gente. Yo creo que ha habido como una transformación estructural de la economía, ese tránsito que ha tomado décadas y que está cada vez más consolidado, de la agricultura a los servicios, que ha movido la gente de la mañana a la tarde y a la noche, me parece como interesante. Y yo creo que esta discusión está generando tanta controversia. Es por eso, porque también estamos en medio de una gran transformación estructural. Ahora la gente ya está trabajando también más en coordinación con otros países. Entonces yo creo que ya no hay mucha baja heterogeneidad. Ya no hay esa uniformidad en las jornadas. Esa tantalización que existió en algún momento. Claro, esas empresas que hay un pie en Europa y otro acá. Eso les toca estar a todos encontrándose. Yo cuando hablo con mis alumnos o quienes fueron mis alumnos en la universidad, les pregunto cómo están trabajando. Muchos trabajan ya conectados con otros usos horarios y con Europa y buena parte del mundo, algunos incluso con Asia. Claro, eso cambia totalmente. Está cambiando, el mundo se volvió más heterogéneo. Sí, y el concepto de madrugar ya no existe en el mundo así. Ya no es tanto, ya la estandarización de las jornadas laborales o un poco los ciclos naturales de la agricultura que eran los del planeta. Ya han quedado atrás y esta economía de servicios es heterogénea, interesante, anárquica en muchas dimensiones. Claro, sí, transforma la cultura. Estaba pensando justo en oficios que van detrás del sol y entonces estaba pensando que todo el mundo de Los Ángeles, de Hollywood y todo eso pues es una búsqueda del lugar en donde hay más sol y donde se puede trabajar más tiempo y filmar más tiempo sin que se dañe el trabajo en la película. Esa es la razón por la que eso funciona y por eso se montó semejante ciudad alrededor de hacer películas. Es eso, la búsqueda del sol. Porque el sol y la luz. Ese es el lado práctico. Sí, ese es el lado práctico, pero el lado psicológico y el lado de autoayuda también está hoy en día claro, como ya los horarios de oficina son caóticos en general y uno ve que la gente está tranquila en la casa el domingo y le llega al chat de la empresa un montón de información, es decir, todo el mundo está realmente trabajando todo el tiempo entonces madrugar tiene más que ver con salud mental con autoayuda con disposición ante la vida todo el tiempo. Entonces madrugar tiene más que ver con salud mental, con autoayuda, con disposición ante la vida. Y entonces empiezan a funcionar esos libros como el club de las cinco de la mañana que ha estado en las listas de ventas. Yo solo tengo la idea de que existe y entonces estoy mirando eso. Hago una confesión, no pienso leerlo, no pienso matricularme en ese club de las cinco de la mañana. No me interesa por ahora el resto del libro, con todo el cariño por el autor que parece que es un señor canadiense muy serio, Robin Sharma más un best seller mundial de entrada al título nos dice cómo es la cosa la gente que se levanta temprano tiene más energía y más fuerza y más ganas de vivir y sin embargo me pareció gracioso que hay un estudio que le responde como siempre de una universidad, de la universidad de Westminster que dice lo contrario que dice que el que se levanta más temprano agarra gripas vive enfermo tiene más cortisol porque está más estresado desde más temprano la hormona del estrés se le alborota más el sistema inmune puede deprimirse un poco voy a hacer un pequeño paréntesis Ricardo con lo que dices de los ángeles el cine y la búsqueda del sol y ciertos trabajos que persiguen el sol, que me parece una frase poética bonita, yo viví en el sur de California, estudié en San Diego, no muy lejos de Los Ángeles. Y en esa región el sol sí es muy especial. Las tardes, todo el año despejado, la luz, hay algo muy bonito. Las madrugadas son espectaculares y los atardeceres también. Es perfecto para el cine. Luego, claro, los estudios de cine pueden fabricar el día y todo eso, pero no es igual. Y como esas industrias relativamente han tenido buenos protecciones de los trabajadores y esos protestan cualquier cosa, yo creo que sigue siendo una industria que depende del día, depende de cómo está el clima. Hay un elemento de política pública en todo esto. Cuando yo fui brevemente ministro de Educación, me preguntaron varias veces de qué podía hacerse para que los niños tuvieran que madrugar tanto. Y era un debate interesante que generaba mucha controversia, porque cuando alguien planteaba la pregunta en una red social muchos decían, cuidado, que tienen que tener también la opinión de los padres de familia para los padres de familia que tenían que trabajar muy temprano que los niños fueran temprano era una ventaja claro, claro, porque había un proceso también de adaptación y un tema de coordinación muy complejo. Pero lo más difícil de todo es que los esfuerzos que se hicieron en Colombia de aumentar la cobertura escolar estuvieron basados en doble jornada. Y todavía la doble jornada es muy importante. Claro. La jornada única que ha sido una pretensión, una aspiración, un objetivo de la política pública está muy lejos de hacerse realidad plenamente. Y la doble jornada requiere empezar muy temprano, porque básicamente los colegios están en dos turnos grandes. Y si empieza a las 8 o a las 9 no va a poder hacerse una doble jornada. No, porque eso se acaba a las 12, 12 y media. Entonces es complejo y estamos como en una trampa en la educación pública por la doble jornada en muchas regiones, sobre todo en ciudades grandes donde la doble jornada es la realidad. Es necesario, claro. Sí, es una cuestión que a los extranjeros que vienen a Colombia, desde argentinos hasta franceses, les parece aberrante nuestra cultura. Es lo que más les impresiona. No lo entienden, no lo entienden. Sí, no lo entienden. Las clases de 6 de la mañana en las universidades que también se hicieron para profesores de cátedra que trabajaban entonces que irse después al trabajo exacto entonces daban su clase y empezaban a trabajar a las 8 de la mañana también me parecen una aberración no sé que uno que puede aprender no ni que puede enseñar tampoco a esa hora y sin embargo creo que apunta Tinto ahí todo el mundo está sí, todo el mundo está opao realmente no sé que puede uno, o la mente siendo cronotipo 2 que puede uno, que conocimiento puede asimilar a esa hora, mi instinto también es trasnochar y trasnochar y seguiría pero hoy en día me fundo pues de estarme despertando tan temprano ya por ahí a las 10, 10 y media empiezo a cabecear según la película pero entiendo que la gente es capaz de levantarse tan temprano como nosotros con nuestros hijos, como la gente que da clases a las 6 de la mañana, yo creo que porque hay como una resignación cultural. Somos muy. Sí, la gente debería protestar un poquito más. Hay cierta resignación y cierta aceptación pasiva de cosas que no son normales y que deberíamos combatir un poco más. Sí, como las filas en Colombia, como somos muy resignados. Yo soy muy sacrificado también y lo que me digan lo hago, no lo reflexiono mayor. Pues siento que la vida es así. Y entonces uno empieza a tener incluso amigos que como todo el mundo se levanta, levanta a las cinco de la mañana a las cinco y pico le están escribiendo en WhatsApp y uno les está contestando. Es como como de verdad. Los extranjeros tienen razón en esas dos cosas que les aterran. La primera que a los extranjeros les impresiona mucho de Colombia, en especial de Bogotá, es que haya tanto ejército en la calle. Uno no se da cuenta como como bogotano ni como colombiano, que no es natural que en una ciudad haya tanta gente con armas por ahí. Y lo otro es la madrugada que sí, si uno lo piensa o si uno ha vivido en algún otro país, en cualquier otro país la gente empieza a las nueve de la mañana y eso es temprano. Es como la hora estándar en buena parte del mundo para empezar a trabajar y que empiece la actividad del día. Incluso los colegios. Sí, los colegios. Y los papás van y los dejan a las ocho y media y se van al trabajo. A mí me pasó algo, Ricardo, con la pandemia que no he podido superar plenamente y es que se me corrió un poco el horario. En la pandemia comencé a acostarme más tarde. Claro. Y hoy me estoy acostando tarde, doce y media, a veces un poco más. Sí, siempre logras hasta esa tarde. Me ha quedado corrido el horario. Me gusta trabajar a esa hora, 9 y media, 10 escribir por ejemplo, me parece que me rinde está uno desconectado, dejo el teléfono por allá no están entrando mensajes de whatsapp a toda hora pero es difícil porque tampoco quiero levantarme muy tarde entonces todo esto ha venido con menos tiempo de dormir. Claro, lo que termina siendo más es... Y yo con menos de seis horas, menos de cinco y media horas no funcionó bien el día siguiente. No, yo creo que estoy durmiendo alrededor de seis horas y si hay un punto al mediodía que uno... Sí, yo cuando duermo menos de seis el otro día es complicado. duermo menos de 6 el otro día es complicado por el tema de salud yo sufro un cáncer linfático el sistema inmune necesita sueño necesita recuperarse y también la mente, siento cuando un día duermo bien el día es distinto más feliz incluso claro totalmente es difícil también para mí dormirme incluso en la lógica del sacrificio que no sé si tiene algo que ver con la primera comunión no metieron esa locura y nos quedó instalada yo tengo el problema para mí es mejor que todos se hayan dormido primero y yo seré el último en dormirme como que ya quedaron todos dormidos quedaron organizados y entonces me queda un rato ahí como una hora en la que pierdo el tiempo usualmente porque mi instinto sería irme a trabajar y durar hasta las 2 de la mañana pero pero hay una hora ahí donde pero es una hora ahí donde... Pero es una hora interesante. Está todo el mundo dormido, tiene tiempo para uno mismo. Sí, uno piensa mucha cosa. Y bueno, ahí va cediendo. A veces se le va uno la mano y cruza el umbral del sueño y se queda más tiempo de lo que le toca. Entonces amanece desbaratado. Pero en general, sí, es ese instinto a tener un rato solo. Hace un tiempo cuando hablábamos de temas de salud mental y cada uno expresó de manera un poco franca los problemas que habíamos tenido. Yo he tenido episodios de insomnio fuerte, que es claramente un tema de salud mental. Ya no tanto estoy durmiendo mejor, pero me demoro en todo caso. Y ese momento entre meterse a la cama y quedarse dormido. Es largo para mí. Sí, para mí es largo. Hay gente que cae inmediatamente, que yo creo que es gente... Carolina, mi esposa, me da una envidia porque pone las cabezas en la almohada y ya. Mi esposa es igual. Y eso es un superpoder que yo no tengo. Es un superpoder y yo creo que es una paz en el alma que yo tampoco tengo. Hay alguna inquietud. Algo de ansiedad. A veces toma una pastillita de sopliclona, un gramo. Que es buena, ¿no? Más o menos. Yo creo que uno va desarrollando cierta tolerancia y yo creo que hoy es más un placebo que cualquier cosa. Otro tema que hablábamos relacionado con madrugar es el último sueño que uno tiene, que yo no sé si clasifica en sueño lúcido, esos sueños en los que uno es consciente de que está soñando, pero sí daría la impresión de que siempre que uno se despierta siempre que suena el despertador ahora trágico es lo que nos pasa ahora que nos levantamos antes de que suene el despertador que eso ya es como la señal más triste del mundo que uno no necesite despertador yo no necesito, lo tengo natural y es parte de la psicorrigidez. Yo creo que también ya que está programado uno mentalmente para levantarse. Absurdamente, esclavos voluntarios, cabe la contradicción del sistema. Totalmente, entregados al sistema. Y ese último sueño, siempre que uno se despierta, está soñando, está como en el momento en el que ya ha pasado el sueño más profundo y está llegando a despertarse, pero antes de despertarse está rebarajando los hechos, las personas de su vida, las emociones de su vida y está armando una producción de Hollywood, superproducción muchas veces, de acción a veces, para resolver lo que tiene por dentro. Yo no sé si es una impresión, pero yo tengo la impresión de que el momento en que los sueños están más interesantes, que son más lúcidos, son ese momento antes de despertarse. Sí, me gustan los sueños. Sí, a mí también. En bachillerato por allá tenía una libretica donde apuntaba cosas que he mencionado. Decía que esa persona de la vigilia no me interesaba tanto, pero el que soñaba sí. Claro. Tanta vaina que se aparece, tantas conexiones. Me gusta un texto de Borges que dice que en los sueños somos al mismo tiempo libretistas, actores y espectadores. Escribimos el libreto y lo escribimos de una manera que conocemos desde el comienzo para dónde va la trama. O sea, no es que estamos improvisando en el libreto como alguien que escribe telenovelas según lo que la gente está demandando. Lo escri escribimos lo actuamos y lo vemos y pasa de todo hay géneros yo creo porque a mi me pasa que hay unas catarsis que suceden uno podría pensar que hay sueños trágicos por ejemplo el miedo a que se rompa la familia o el miedo, a mi me pasan mucho unos sueños en los que todo el mundo está bravo conmigo. Y entonces, claro, cuando me levanto es un alivio enorme y salí de ese miedo, superé ese miedo. Hay algunos trágicos. Borges también decía que no le gustaba la palabra en español de pesadilla, ese diminutivo para una cosa que era tan dramática tantas veces, que la yegua de la noche, que es la traducción literal de nightmare en inglés, le gustaba mucho más. Claro, nunca lo había pensado. Pero en todo caso Ricardo, hay algo bonito del ser humano y es que todos los seres humanos, la gran mayoría, somos artistas cada noche. Es espectacular. Tenemos esa capacidad dramática que está ahí, hace parte de nuestra esencia. Esas historias que nos contamos cuando el cerebro ya no tiene la atadura de los sentidos y no tenemos que estar en esta realidad. Y comienza solo, a irse y nos convierte en artistas cada noche. Y es amoral. Hay una libertad que no tenemos. Una gran libertad. Hay en el mundo del cine que se parece tanto el cine a los sueños, que tiene mucho vínculo soñar y filmar y ver películas. Hay la frase de Spielberg de que él se gana la vida por soñar, es decir, que todo el mundo sueña, pero que él ha podido ganarse la vida. un tipo que anotaba las ideas que le llegaban en los sueños y que finalmente dejó de hacerlo porque una noche tuvo un sueño fantástico y anotó lo que había pasado y al otro día vio lo que había anotado y la frase era un hombre se enamora de una mujer eso era todo lo que le había quedado del gran sueño que había tenido entonces claro, los sueños operan en un sistema paralelo. Y por alguna razón es difícil de recordar. Bueno, ya Freud habló de eso. No quiero volver a los extravíos del psicoanálisis y cosas de esos. Y Jung, que sí es un creyente absoluto de que todo lo que está pasando allí es lo que uno de verdad es. Yo también creo eso, que hay una esencia, pero como necesitamos de alguna manera ponernos la máscara todos los días. Hay esta otra idea, Ricardo, que es tan interesante y es que la vigilia también es un sueño. Que la vida es sueño, que yo creo que es una de las ideas fundamentales de la literatura que ha sido revisitada una y mil veces claro, en Borges para empezar en la vida es sueño la vida es sueño, que en el fondo todo es una ilusión me gusta una frase de Aldous Huxley que dice si la vida es una ilusión pero una ilusión que tenemos que tomarnos seriamente fantástico y en ese sentido madrugar sería levantarse temprano a la ilusión que tenemos que tomarnos seriamente. Fantástico. Y en ese sentido, madrugar sería levantarse temprano a la ilusión. Sería así, querer vivir más en ese sueño que en los sueños secretos. Pero sí que haya algo de ilusorio en la realidad también. Es una idea poderosa y que yo creo que relativiza un poquito esa ansiedad de la que estamos hablando. Tanto es en el fondo que no existe una brecha tan grande entre el sueño y la vigilia o entre la vigilia en el sueño. Y todo esto que está pasando en el fondo no es más que una historia casi inventada. Es el cerebro humano inventando una realidad que no es otra cosa que una ficción que habitamos todos los días. Idea de la literatura me parece genial genial, genial, genial y me parece que está bonita la idea que dices y lo hace uno pensar que uno se levanta a una realidad que no es tan real, es decir y lo descarga como tú dices, lo descarga de peso uno se puede madrugar a jugar con lo que se va encontrando, como juega con uno mismo mientras duerme. Esta semana, Ricardo, ya como para terminar, yo hice un comentario sobre esta romantización de madrugar y de trabajar más de la cuenta. Y alguien me dijo, para que se cumplan tus sueños hay que madrugar. Sí. Es una frase que he oído. Sí. Para que cumplir... Sí, hay que despertarse para cumplir los sueños. Es otra manera de esa frase. Sí. Y lo que estamos tratando aquí en esta conversación es decir no tanto, no tanto soñar también es importante de la manera literal igual de importante metafórica buenas noches Ricardo buenas noches no es claro que todos podemos escribir. Es claro que todos con suerte y con vocación podemos dedicarnos al oficio de escribir. Pero últimamente pienso que no solo podemos, sino que debemos escribir. Escribir es la mejor terapia que tenemos a la mano. Bienvenidos a Ficcionario, un curso en audio sobre cómo y por qué escribir. Elige siempre un buen rato. Elige siempre una buena conversación. Tercera vuelta, el podcast. Suscríbete ahora y escúchalo cada semana en tu plataforma favorita. Un podcast producido por El Locutorio. Ellocutorio.com Síguenos como arrobaellocutoriodc en redes sociales.