Bucaramanga, hace apenas unos años fue nombrada la ciudad más próspera de américa latina, una ciudad ubicada en plena cordillera central. Allí se empezaron a cocinar las canciones de una mujer que desde siempre ha sentido el impulso de dejar plasmados sus sentires. A veces una introspección espiritual y otras veces existencial, un reflejo de sus deseos y sus inseguridades. A veces tan íntimo y cercano y a veces tan contemplativo de la distancia. Su música es una suerte de diario personal en el que se muestra caprichosa, reflexiva, confundida, saturada, amada, desamada, nostálgica, melancólica, ruda, fragmentada e imponentemente fuerte. Hoy, en Sudakas, Elsa Carvajal, conocida también como Elsa y Elmar.