¿Que personajes de ficción te han acompañado?

¿Que personajes de ficción te han acompañado?

19 de jun de 2024

En este episodio de 'Tercera Vuelta', Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero se sumergen en un diálogo sobre los personajes de ficción que han dejado una huella significativa en sus vidas. Desde la transcendencia de figuras literarias clásicas hasta la influencia personal de esos personajes en sus perspectivas de vida, los anfitriones exploran cómo estos arquetipos ficticios nos ayudan a comprender el mundo y nuestra posición en él.

Capítulos

Introducción a los Personajes de Ficción

Los hosts, Alejandro y Ricardo, introducen el episodio reflexionando sobre cómo los personajes de ficción como Pinocho, Peter Pan, Frankenstein, entre otros, han trascendido sus historias originales para devenir en arquetipos universales. Discuten la aspiración de crear personajes que se separen de sus narrativas originales para imponer su propia presencia en la cultura.

Personajes que Moldean Realidades Personales

Ricardo comparte cómo personajes como Holden Caulfield y autores como Andrés Caicedo han influido en su visión del mundo. Alejandro reflexiona sobre cómo figuras como el Quijote y las novelas de Fernando Vallejo han sido cruciales para comprender su propia identidad y cómo estos reflejan su propio sentir en diversos contextos.

La Complejidad del Imaginario Colectivo

Alejandro comenta la obra de Joseph Conrad y sus resonancias actuales en la adaptación al contexto vietnamita en Apocalipsis Now. También discute el impacto de personajes de Shakespeare y otros nombres literarios como sus influencias personales.

Reflexiones Finales y Recomendaciones

Alejandro y Ricardo concluyen el episodio reflexionando sobre la importancia de aceptar el paso del tiempo, los cambios sociales y la imposibilidad de la venganza a través de personajes como el Conde de Montecristo y el príncipe Fabrizio de El Gatopardo.

Conclusión

El episodio cierra con una reflexión sobre cómo los personajes de ficción no solo reflejan aspectos de nuestra realidad, sino que también nos orientan sobre cómo enfrentar desafíos personales y humanos. Alejandro y Ricardo revelan que estos personajes ofrecen una conexión única entre la ficción y la vida real, haciendo evidente su relevancia e influencia en nuestras vidas cotidianas.

Menciones

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               tercera vuelta el podcast con alejandro gaviria y ricardo silva romero un podcast del locutorio arroba el locutorio dc para mí quizás la gran aspiración como inventor de ficciones ha sido dar con un personaje que se salga de los libros. A mí me impresiona, por ejemplo, de Pinocho, de Peter Pan, de Frankenstein, de El Quijote, de Hamlet, que en general la gente sabe quiénes son sin tener que leerse los libros. Olvendo te recordé una frase de un escritor de ciencia ficción estadounidense, Ted Chiang, que dice o pone a decir a uno de sus personajes, todos, absolutamente todos, inventamos historias patrias de nosotros mismos. Eso retrata también la vida. Bueno, Alejandro, saludo yo esta vez porque he estado pensando que mientras nos reunimos de nuevo la próxima semana después de estos días agitados que nos han tenido al uno y al otro en mil cosas. Sería interesante pensar en qué personajes de ficción nos han servido en la vida para entender cosas o para salir de líos. Qué personajes de ficción se nos vienen a la cabeza constantemente como compañías, incluso como consejeros, como ejemplos. Es claro que los grandes personajes de la ficción que vienen de múltiples lugares, del drama, de la comedia, de la novela, del cuento, de la pintura, del cine, de la televisión, del cómic. Tienen algo de arquetipos y le recuerdan a uno de cierto modo el tarot que le va uno retratando carta por carta las posibilidades de uno mismo, las formas de ser en las que puede uno caer según las circunstancias. Para mí quizás la gran aspiración como inventor de ficciones ha sido dar con un personaje que se salga de los libros. A mí me impresiona, por ejemplo, de Pinocho, de Peter Pan, de Frankenstein, de El Quijote, de Hamlet, que en general la gente sabe quiénes son sin tener que leerse los libros. Trascienden las historias que protagonizan. Se vuelven, sí, arquetipos, figuras a las que la gente recurrelectura que hace Paul Oster de él pues uno entiende mucho mejor la idea de ser un niño de verdad o una persona de verdad y tener que haber rescatado al padre, es decir haber sido el propio padre para convertirse, para graduarse de ser humano a mi me parece me parece un resumen magistral, un hallazgo enorme, casi como un hallazgo científico que me deja maravillado cada vez que lo tengo cerca. Yo me he leído esa novela, he visto las películas y me parece que Pinocho es el gran hallazgo con el que ha dado a alguien que haga ficciones es un resumen extraordinario de la orfandad que sentimos todos y la necesidad que tenemos de encontrar dentro de nosotros mismos nuestra propia seguridad. Hola Ricardo, recurrimos nuevamente al intercambio de audios de WhatsApp para mantener viva nuestra conversación semanal en tercera vuelta. Esta semana, como bien dices, tuvimos una semana agitada de aquí para allá y no pudimos encontrarnos. Antes de comenzar la conversación sobre el tema que propones sobre los personajes de ficción que se han convertido, que se convierten ya en parte de la humanidad quiero felicitarte por la publicación de Alpe de Hues, tu último libro tu última novela voy a leerla que la tengo conmigo e invito a todos los oyentes de Tercera Vuelta, quienes nos escuchan en Tercera Vuelta, a leerla igualmente. Puedo sumar un personaje, Ricardo, a los personajes que mencionan, estos personajes míticos de ficción que han trascendido los libros y que, como ya dije, hacen parte de la humanidad. Pero no hay más inquietante. Y quiero hacerlo aprovechando que ahora en agosto de este año se cumplen 100 años de la muerte del novelista Joseph Conrad, en mi opinión uno de los novelistas entre comedias modernos más importantes. Conrad publicó en 1903 una novela que ha capturado desde entonces la imaginación de los seres humanos, el corazón de las tinieblas. La novela describe un viaje por los ríos oscuros del Congo belga en el siglo XIX hasta llegar a nuestro personaje, un comerciante enigmático de marfil que quiso llevar la civilización a los nativos, pero terminó exterminándolos. Un personaje que es descrito por sus últimas palabras, las dos palabras que pronuncia antes de su muerte, que es elrito por sus últimas palabras las dos palabras que pronuncia antes de su muerte que es el horror un personaje que resume esa idea con Radiana de que no hay en la historia de la humanidad una distancia muy grande entre la civilización y la barbarie este personaje mítico ya Kuritz ha trascendido los libros, muchos de quienes nos oyen en tercera vuelta habrán visto la película Apocalipsis Now, que se estrenó en 1979, que describe el mismo viaje, ya no por el Congo, sino en Vietnam, digámoslo así, del alma humana y se ha convertido desde entonces en uno de estos personajes míticos de la literatura. Hablaba antes de Pinocho y es Pinocho uno de esos personajes como Peter Pan o Frankenstein que son voces y son espíritus que todos llevamos por dentro, como los personajes míticos de todas las mitologías, como Ícaro o como Neas o como Orfeo o como Aquiles o Ulises, personajes que hacen lo que nosotros hacemos, nos advierten lo que vamos a hacer en algún momento de la vida pero hay un personaje que en un primer momento suena más prosaico menos mítico, más particular, más contextualizado digamos que es Holden Caulfield, el protagonista del Guardián entre el Centeno que para mí es muy importante y me resume todos los grandes personajes de iniciación y los grandes adolescentes con los que uno puede dar en los libros si si pinocho es la orfandad que que todos tenemos que resolver holden es la furia, la exasperación, la indignación ante el mundo al que nos trajeron. Es un adolescente que está descubriendo que lo engañaron, que le pintaron una vida que no existía y que está lanzando su monólogo enardecido para responderle a esa injusticia, la injusticia de ir creciendo en un mundo que tiene tantas trampas. Interesante lo que dice Ricardo sobre Holden Caulfield, esa voz rabiosa que se convierte en nuestra propia voz, un personaje de ficción que hacemos propio de alguna manera. Yo no leía El guardián entre el centeno siendo un adolescente, lo leí años más tarde, tenía 29 o 30 años, yo estaba estudiando un doctorado en economía, dedicado a otras cosas. Su voz fue cautivante, por supuesto, pero no tuve esa identificación inmediata que tú sugieres. La tuve eso sí cuando leí por primera vez en el colegio a Andrés Caicedo. Recuerdo encontrando en un baúl en la casa de mi abuela una edición hechiza artesanal del Atravesado. Recuerdo también leyendo que vio a la música y encontrando esa especie de identidad. Recuerdo esas lecturas de entonces, una frase de Andrés Caicedo, lo odio porque lucho por conseguirlo. Hubo otra voz que también hice propia, y es una voz un poco extraña, Ricardo, porque es un personaje que es a su vez autor. Es la voz de Fernando Vallejo, de sus autoficciones, autoficciones que hacen parte importante de la literatura colombiana durante los últimos 40 o 50 años. Ese niño que escribe Vallejo, ese niño que se tiene la cabeza de cosas sin saber qué, ese nostálgico que visita el paraíso de su niñez, ese existencialista apesadumbrado, ese misántropo amoroso, ese que dice, yo no sé si Dios o la evolución o el que creó todo esto, en qué estaba pensando, sea lo que fuere, es un maestro de obra muy chambón, a mí esto con la vejez y la muerte no me sirve ese que ama la vida, ese que dice que el tiempo, la vejez y la muerte son la misma cosa, los tengo aquí, lo cogí por azar en mi biblioteca el don de la vida publicado en 1910 es esta voz de las autoficciones de Vallejo que me ha cautivado desde entonces. ¿Cuántas veces no habrá tocado el amor a su puerta y usted no lo vio por esas desmesuras suyas? ¿Sabe que no? El amor es una quimera de un solo sentido como la flecha, que solo tiene una punta, no dos. ha visto usted una flecha que vaya y venga, el amor es para darlo, no para pedirlo, no pide amor, de lo se tiene, y si no, pues no. Esa voz de Fernando Vallejo ha sido para mí uno de los personajes de ficción, en este caso de autoficción, más como dijéramos, más influyentes en mis lecturas de los últimos 30 años. Hablaba antes de Holden Caulfield, el protagonista del Guardián entre el Centeno, que es una manera de decir esa voz adolescente lúcida que está en el centro de la Isla del Tesoro, del Señor de las Moscas o de Poby Dingan o del graduado y entonces me puse a pensar en el personaje que más me ha impactado a mí ya en la vida adulta que es el Conde de Montecristo que es algo semejante a Pinocho en el sentido de que retrata nuestra vocación a inventarnos a nosotros mismos, pero va un poco más allá y nos muestran el esfuerzo de simularnos ante tics, de muletillas, de apariencias para sobrevivir a un mundo particularmente duro. En el conde de Mentecristo puede uno encontrar desde Gatsby hasta Indiana Jones. Hasta Indiana Jones. Uno puede ver allí a Don Draper de Mad Men. O al padrino Corleone. Gente que se crea a sí misma casi con vestuarios. Y que se bautiza a sí misma para encarar el mundo. Y como vengándose. Y que tiene algo de trágica esta gente. Porque termina chocando con el mundo, acabándose cuenta de que la venganza es imposible, que la venganza jamás es satisfactoria. Y eso me parece fascinante de ver. Interesante lo que dice Ricardo, lo que sugiere sobre las máscaras. La vida de los adultos consiste en buena medida, en mi opinión, en eso de ponerse la máscara y salir a enfrentar el mundo todos los días. Oyendo te recordé una frase de un escritor de ciencia ficción estadounidense, Ted Chiang, que dice o pone a decir a uno de sus personajes, todos, absolutamente todos, inventamos historias patrias de nosotros mismos. Eso retrata también la vida, inventar esas historias patrias. Voy a escribir otro personaje de ficción que me ha marcado, cuyas ideas me sacudieron no las he digerido plenamente, pero ha tenido una influencia en mi forma de ver y entender el mundo. Es un personaje que aparece el personaje principal de una novela corta pero importante, en mi opinión una de las novelas más interesantes del siglo XX El Americano Impasible de Graham Greene. Este personaje es un corresponsal extranjero, está en Vietnam en medio de un conflicto previo a la guerra de los años 60, de apellido Fowler. Este personaje es un cínico, es alguien que mira el mundo con cierta agudeza pero también con indiferencia y es un personaje que de alguna manera se define en contraste con otro de los personajes de la novela, el americano impasible Pyle que estudió en Harvard está lleno de buenas intenciones, quiere cambiar el mundo, quiere hacer ingeniería institucional, quiere mejorar la sociedad, pero lo más interesante de este personaje, del corresponsal extranjero de Fowler, es que su claridad ética, su claridad moral, viene de ese pesimismo y de esa pasividad, y si se quiere, del cinismo. Spyle, el personaje lleno de buenas intenciones, el americano impasible, quien termina haciendo más daño. Y esa voz, la voz de este reportero, de este cínico, Poler, para mí es una de las voces más interesantes que he leído de los personajes más inquietantes de la literatura contemporánea. tuve en mi habitación cuando vivía solo durante unos siete años y es un dibujo que me conmueve de una manera muy particular, difícil de comprender. Finalmente regalé el dibujo cuando ya nos vinimos a vivir a este apartamento y sin embargo lo que me dejó es la idea de que hay personas que vienen de a dos, siluetas que son, que vienen juntas y que son una sola silueta, hay parejas que son así y hay amistades que son así y sin duda el Quijote y Sancho son esas primeras personas que vienen de a dos, pues en el plano de la literatura. Claro, hay uno que es el que se va de cabeza en la fantasía y hay otro que es el caballero y el pícaro, pero sobre todo son un par, una pareja, una amistad que siempre es como de ver, repito, desde Roma y Julieta hasta la extraña pareja de Neil Simon. La historia de esos dos divorciados que se van a vivir juntos y recrean un matrimonio sin darse cuenta es fascinante y para morirse de la risa. Pero de esa silueta tan conmovedora, tan bella que a mí me emocionaba mucho en el dibujo de Picasso también me queda esa idea de vivir en la fantasía, de hacerse a uno mismo en la fantasía, que me parece recoge a Pinocho y recoge al conde de Montecristo, pues que está sobre todo en el Quijote, este hombre que de nuevo se bautiza a sí mismo y sale a hacer la vida que cree que debe ser así, sea más ficción que otra cosa, pues ese hombre también está en el personaje de Chaplin y también está en el personaje de Cantinflas, es una gente que vive como en una dimensión intermedia y que insiste y se la juega por eso y hay una terquedad, hay una obstinación en su forma de ser que es muy bella y que se parece a hundirse con el barco. Jugársela por una forma de ser, ser consistente para siempre, lo cual es ser un poco loco. Y en el camino dejar belleza regada por todas partes como la de Chaplin o la de Cantinflas o la del Quijote. Esos personajes a mí siempre me han fascinado y creo verlos, por ejemplo, en el comportamiento de mi mamá. Recordé oyéndote, Ricardo, que decía Aldous Huxley que los seres humanos somos anfibios, habitamos este mundo que podemos tocar y pisar, que los seres humanos somos anfibios, habitamos este mundo que podemos tocar y pisar, pero habitamos también el mundo de las ideas, de la imaginación, el mundo de los mundos que inventamos para nosotros. De allí quizás la fascinación con este grabado de Picasso, de Quijote y Sancho, y de allí también la fascinación de la humanidad con el Quijote, que define esa esencia de los seres humanos, pero también una novela que ha inventado la humanidad misma. Quisiera hablar brevemente de un personaje de ficción, de otro personaje de ficción, en mi opinión, fascinante. Es de una lectura más reciente, de una lectura que yo había pasado por muchos años y que hice hace aproximadamente dos años. Es Don Fabricio, el príncipe de Salina, en Sicilia, de la famosa novela El gato pardo de Giuseppe de Lampedusa. Esta especie de aristócrata refinado, melancólico, existencialista, una especie de déspota tolerante. Lo que más me interesa de este personaje de ficción, que dicen es el tatarabuelo del escritor, que se preparó toda su vida para escribir esta, su única novela, decía que lo que más me interesa es la forma como acepta la decadencia, la decadencia de su vida, de su mente, de su cuerpo. Dice al final de la novela que los muchos años vividos quizás habría valido la pena uno o dos años sumados en total, no mucho más. La forma como acepta la revolución, la inversión de las jerarquías con esta actitud resignada y distante, la idea de que en la inversión de las jerarquías llegue una nueva clase emergente que tiene que aceptar, que quizás reproducirá todos sus defectos y ninguna de las virtudes, pero él acepta la decadencia como una especie de estética. Era aficionado a la astronomía y miraba al cielo, quizás como una especie de consuelo o de aceptación de que en la vida de los seres humanos, y yo creo que esta novela y este personaje, sobre todo una reflexión sobre eso, todo va pasando, pero también todo permanece igual. Yo querría cerrar con el monólogo del Mercader de Venecia, con el personaje del Mercader de Venecia. Quizás obviamente en las obras de Shakespeare hay unos personajes maravillosos. Para mi gusto, Lady Macbeth y Iago, los titiriteros malévolos son los más brillantes, los personajes más luminosos de la obra de Shakespeare, también pues obviamente está Hamlet y está Romeo y Julieta y está, bueno, todos los personajes que conocemos próspero en la tempestad. Pero siempre me suena el monólogo del Mercader de Venecia, que es un monólogo escalofriante y que en el contexto de hoy, en el mundo de hoy, me parece especialmente relevante, porque no sólo es por supuesto una respuesta al antisemitismo, sino en general una respuesta al fundamentalismo y a la falta de humanidad. El monólogo que lanza el Mercado de Venecia puede acomodarse a cualquier grupo humano que está siendo desconocido, que está siendo negado, que está siendo estereotipado y violentado. Y entonces es para mí un personaje constante en la vida. Y cuando estoy inventando mis historias, me parece que siempre trato de encajar en ellas un monólogo como el del Mercader de Venecia, una urgencia, una forma de conectar ese mundo de Shakespeare con nuestro mundo y que te gusta recrearlo, incorporarlo en tus novelas. Yo tengo otra idea de otra ficción, una ficción imaginada. Una idea que me ha obsesionado durante los últimos meses y me gustaría llamarlo Un predicador sin fe. Me gustaría recrear ese personaje rápidamente con base, sobre todo en las últimas lecturas de los últimos años de Stefan Erbaik. ¿Lo podría Ricardo recrear de esta manera? Me lo imagino primero en un cuarto de hotel con su esposa. Ambos se están vistiendo para una conferencia de escritores que tendrá lugar en algunas horas donde él tiene que dar el discurso principal. Su esposa se aproxima por la espalda y le ayuda a abrochar el corbatín. Bajan por el ascensor. Toman un taxi o un carro. Lo está esperando y lo lleva a la conferencia. Cuando llegan las cámaras, nos persiguen. Hacen amenazantes. Se sienten a la mesa. Y el otro, su esposa, charla animadamente con los comensales, todos escritores. Él, mientras tanto, Charla animadamente con los comensales, todos escritores. Él, mientras tanto, no se ha distraído. Alguien pronuncia su nombre, se para con las dos hojas en la mano, va hacia el podio y lee su discurso. Un discurso sobre la inven generalizado al cual su esposa se suma de manera mecánica, pero la expresión de ella lo dice todo, él ya ha perdido la fe en lo que predica. Esta idea Ricardo de esta especie de personaje de ficción, de predicarle al mundo en una época difícil, en una época de locura que ha sido un tema recurrente en tercera vuelta. Predicarle al mundo en lo que ya no se cree, pero que de alguna manera el predicador sin fe estima necesario. Es una idea que me ha obsesionado por estos días, insisto. Abrazo Ricardo y ya nos encontraremos. No es claro que todos podemos escribir. Abrazo Ricardo y por qué escribir. Toma el audiocurso de escritura Ficcionario en ellocutorio.com slash ficcionario con Ricardo Silva Romero. Elige siempre un buen rato, elige siempre una buena conversación. Tercera vuelta. El podcast. Suscríbete ahora y escúchalo cada semana en tu plataforma favorita. Un podcast producido por El Locutorio. Ellocutorio.com. 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