¿Qué ocurrió entre 1984 y 1994?

¿Qué ocurrió entre 1984 y 1994?

06 de jul de 2024

En este episodio del podcast Tercera Vuelta, Alejandro Gaviria profundiza en la compleja historia del narcotráfico en Colombia y su impacto en el deporte, a través del análisis de dos libros de Ricardo Silva Romero. Se exploran las trágicas narrativas de los años 80 y 90 que aún resuenan en la sociedad colombiana.

Capítulos

El impacto del narcotráfico en el deporte colombiano

La conversación inicial entre Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero en 2011, sobre cómo el narcotráfico afectó distintos ámbitos de la sociedad, incluyendo el deporte, sirve como punto de partida para una profunda reflexión en este podcast. Gaviria recuerda cómo ambos coincidieron en que la locura del narcotráfico permeó tanto el fútbol como el ciclismo, aunque Silva Romero en su momento pensó que impactó más al fútbol.

Explorando 'Autogol': Una reflexión sobre el asesinato de Andrés Escobar

Gaviria analiza el libro 'Autogol', una novela de Ricardo Silva Romero que narra el clima social y deportivo previo y posterior al asesinato de Andrés Escobar, tras el Mundial de Fútbol de 1994. A través de este análisis, se captura la contradicción entre la ilusión futbolística y la realidad violenta del país.

'Alpe d'Huez' y la epopeya del ciclismo colombiano en medio de la adversidad

En el otro libro analizado, 'Alpe d'Huez', se relata la hazaña de Luis Herrera al ganar una etapa del Tour de Francia en 1984. Gaviria destaca cómo este triunfo ciclístico representó una válvula de escape heroica en medio de un país marcado por el narcoterrorismo.

Conclusión: Los libros como testimonio de una época

Gaviria invita a los oyentes a explorar ambos libros ya que, a través de sus narrativas deportivas, capturan la esencia de una Colombia que batalla contra la adversidad. Los textos de Silva Romero ofrecen un testimonio valioso que conecta la historia del deporte con la transformación social del país en tiempos de violencia.

Conclusión

Alejandro Gaviria resalta el valor testimonial de las obras de Ricardo Silva Romero, que no solo relatan historias deportivas, sino que también documentan un período turbulento en la historia de Colombia. Invita a los oyentes a reflexionar sobre cómo el deporte refleja y afecta la sociedad. También destaca la importancia de escribir como medio de terapia y expresión personal.

Menciones

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               tercera vuelta el podcast con alejandro gaviria y ricardo silva romero un podcast del locutorio arroba el locutorio dc esta primera conversación no fue presencial fue creo yo si la memoria no me falla en el año 2011 por una red social por lo que era Twitter entonces. Y yo me acuerdo que Ricardo hizo en su momento un comentario que a mí me llamó la atención y con el que no estuve de acuerdo. Él dijo lo siguiente, la locura del narcotráfico, enmarcada en estos años 84-94, afectó mucho más al fútbol que al ciclismo. Y yo le respondí a Ricardo diciendo, quizás no Ricardo, quizás esa locura del narcotráfico se regó por todas partes de manera casi indiferenciada. Y le recordé a Ricardo en ese mensaje los asesinatos de Alfonso Flores y Gonzalo Marín. Bienvenidos todos a Tercera Vuelta. Voy a intentar esta vez una conversación con Ricardo un poco distinta. Ricardo está de vacaciones, merecido descanso por supuesto. Y esta vez no vamos a recurrir a los audios en WhatsApp, a ese intercambio de audios en WhatsApp, sino que yo voy a dejar tranquilo a Ricardo y voy a intentar una conversación con dos de sus libros, yo diría dos de sus libros principales y además dos de sus libros que tienen en esta coyuntura una importancia renovada, voy a decirlo así, dos de 10 años largos que marcaron por siempre la historia de colombia yo podría decirlo de esta manera creo que no nos hemos recuperado todavía de lo que ocurrió durante este periodo enmarcado repito por dos libros de ricardo que ya tendré la oportunidad de comentar a profundidad. Durante esos 10 años ocurrió la toma del Palacio de Justicia, la avalancha de Armero, el asesinato de tres candidatos presidenciales en 1989 en un período de de 8 meses, la bomba del DAS en ese mismo año 1989 y en general una epidemia de crimen violento de la que todavía no nos recuperamos en Colombia plenamente, la transformación de la sociedad colombiana por cuenta del narcotráfico, yo creo que estuvo enmarcada casi en ese periodo. Yo creo que estuve marcada casi en ese periodo. La política se volvió narcopolítica, pero esta transformación de la sociedad también afectó el deporte. Uno podría decir que el fútbol se volvió narcofútbol y que el ciclismo también se vio contaminado por este fenómeno, por la irrupción del narcotráfico en la vida social colectiva colombiana de muchas maneras. Recordé algunas fechas preparando esta conversación a distancia con los libros de Ricardo. Recordé el asesinato de Alfonso Flores, ciclista que había ganado el tour del avenir en abril de 1992 recordé el asesinato del árbitro de fútbol álvaro ortega en noviembre de 1989 recordé el asesinato de otro ciclista que resultó involucrado con el cartel de medellín que yo seguí en mi juventud en Medellín, Gonzalo El Chalo Marín, por allá en abril de 1990. Para contar esta parte de la historia de Colombia, aprovechando los libros de Ricardo, yo quiero ir de atrás hacia adelante y comenzar con una novela que leí yo hace ya 10 años aproximadamente. Fue una novela publicada por primera vez en el año 2009 y reeditada recientemente. Creo que esta novela va también pasar a la televisión o el cine o a una serie que se está haciendo preparada, es la novela Autogol. Una novela que tiene en mi opinión un valor testimonial, o a decirlo de esta manera, un doble valor testimonial. Es una novela que narra esos hechos trágicos, absurdos, grotescos, tristes del asesinato de Andrés Escobar el 2 de julio de 1994, hace ya 30 años. Mal haríamos en decirles buenas tardes. Otra vez Colombia se llena de vergüenza. Andrés Escobar, jugador de la selección Colombia, fue cobardemente asesinado en Medellín. 12 disparos cegaron la vida de un hombre que se entregó entero por representar al país con dignidad. Pero a su vez tiene otro valor testimonial y es que describe ese mundo del fútbol por dentro. y es que describe ese mundo del fútbol por dentro. Ricardo, hablando con la gente, haciendo de reportero acucioso, es capaz de mostrarnos lo que ocurre al interior de la cocina, digámoslo así, del mundo del fútbol. Hay una historia que cuenta este libro que yo podría describir como una historia de auge y caída, esta historia trágica, triste, terrible del asesinato a Andrés Escobar. Uno podría iniciarla en muchos momentos, pero yo creo que valdría la pena contarla desde septiembre de un año antes, desde septiembre del año 1993, cuando es el 5-0 con Argentina. ¡Gol de Colombia! Y en el país teníamos en aquella época una especie de coincidencia. El país estaba autodestruyendo, el narcotráfico estaba destruyendo a nuestro país literalmente. Pero mientras tanto todos estábamos soñando ese sueño estrambótico de ganar el Mundial de Fútbol con esa selección que fue al mundial del año 1994. Y esta novela yo creo que recoge ese clima, esa contradicción entre esa ilusión futbolera y esa destrucción de nuestro país. Es una muy buena descripción de la época. Ricardo lo hace utilizando algunos elementos narrativos que me parecen extraordinarios. Los noticieros de televisión, cada uno con su personalidad, las marcas de los diferentes carros que circulaban en aquella economía cerrada de esa época muy diferentes a los de ahora. Llega la selección Colombia a los Estados Unidos, en particular a California, creyendo que va a ganar el Mundial de Fútbol y se instala en un opinión y en opinión de Ricardo creo también anticipa la catástrofe, lo que va a ocurrir después, no solamente la eliminación de Colombia sino el asesinato de Andrés Escobar. Para quienes tienen la novela Autogol voy a leer aquí en la página 75 cómo describe Ricardo lo que ocurrida en ese hotel Marriott en California. Desde que entramos en el Marriott de Fullerton, hubo una serie de señales de que las cosas no iban a acabar muy bien. Debimos leerlas, pero seguimos derecho como una caravana de conductores borrachos que se pasan un semáforo en rojo. El espectáculo en el hotel era abrumador juro por dios que vi a santo domingo el magnate comiendo bandeja paisa al lado de los muchachos de la selección tengo cincelada en la memoria la imagen de ese carrito pintado como la bandera de colombia que daba vueltas a la manzana yo recuerdo haber escuchado en esa época a los diferentes comentaristas de lo que estaba ocurriendo casi un análisis sociológico de la locura que ocurrió en ese hotel como estos jugadores de fútbol estaban embriagados de victoria como se comportaban como niños malcriados y como allí lo que se estaba preparando no era la victoria sino una gran derrota. Colombia es eliminado del Mundial de Fútbol, pierde primero con Rumanía. Varios días después pierde con Estados Unidos y ya casi por honor le gana el último partido a Suiza. Ricardo describe en el libro una rueda de prensa que a mí se me había olvidado donde llegó el director técnico de la Selección Colombia, Francisco Maturana, a explicar lo que había sucedido. Me parece interesante leyendo otra vez el libro, cómo en esa rueda de prensa Maturana puso de presente lo que yo quisiera llamar una convergencia. Allí está presente en esa rueda de prensa la contradicción que mencioné hace un rato entre el país autodestruyéndose y este sueño estrambótico de ser campeones mundiales de fútbol así la describe en la página 156 ricardo de esa conferencia de prensa de francisco maturana después de la eliminación del mundial fuimos a la última rueda de prensa del equipo encabezada por el entrenador francisco maturana detrás de la gente de caracol rcn y todelar el director técnico sereno como ante la muerte de un ser querido reconoció que la selección fue el reflejo del país que nos faltó inter, que era necesario reedificarlo todo fuimos crueles con él rastreros, mezquinos poca cosa, justo cuando tuvimos que serlo lo que más me parece interesante es esa frase esa frase de Francisco Maturana que yo había olvidado su frase más famosa es perder es ganar un poco pero esta de que la selección colombia en 1994 fue el reflejo de lo que estaba ocurriendo en colombia no se podía separar lo que estaba ocurriendo en el país de lo que pasó en el mundial ese autogol ocurre el 22 de junio de 2024 en el primer tiempo. Recuerdo bien ese momento cuando estábamos viendo el partido cuando se da el autogol y los sueños del país se destruyeron casi en ese instante. La mierda de Andresito Escobar y el valor infla la propia valla colombiana. Autogol, gol en contra de Colombia. Andres Escobar infla su propia valla. En el Orange Bowl de Pasadena. Y después, casi dos semanas después, en la madrugada del 2 de julio de 1994, es asesinado Andrés Escobar en Medellín, en la vía de Las Palmas, en el parqueadero del restaurante El Indio. indio. Voy a escribir como describe Ricardo, voy a leer mejor como describe Ricardo ese momento, un momento que en mi opinión definió buena parte de la locura de la historia reciente de nuestro país. Se subió al carro y en vez de tomar la carretera para dejar las cosas como estaban, se dirigió al parqueadero contigo en el que se encontraba estacionada la camioneta negra Toyota Land Cruiser, me sé de memoria las placas, ITF 748, camioneta en la que viajaban los dos hermanos Gallón, quería que quedara claro, quería Andrés, que la eliminación no había sido su culpa, a Andrés lo único que le importaba en ese punto era decir respeten por favor, respeten que todos sabemos que no fue mi culpa. Ajustó el espejo retrovisor de pura costumbre, se preparó para salir de ahí resignado a oír la palabra autogol cargada de saña bajo las miradas de odio de una horda de borrachos apretó los dientes porque alguien le estaba subiendo el volumen a los insultos y los soltó indefenso detrás del volante cuando recibió seis balazos en el costado izquierdo de su cuerpo así pasó la descarga dejó todo pendiente andrés moribundo se le fue encima a su copiloto. Eso ocurrió exactamente hace 30 años, en la primera semana del mes de julio de 1994. Voy a contar mi historia personal con este asesinato. Yo viajé a los Estados Unidos, casualmente al mismo escenario, a California, al sur de California, tres semanas después después a empezar mis estudios doctorales. Donde iba y decía que venía de Colombia, esta historia estaba en la boca de todo el mundo. Yo decía que era colombiano y todo el mundo me preguntaba qué pasó, qué está pasando en su país. pasando en su país lo único que yo podía decir era contar la historia de que yo había crecido en la misma ciudad de andrés escobar que yo había estudiado en el colegio instituto jorge robledo que la había estudiado en un colegio que quedaba no a muchas cuadras en el colegio calasans que ese colegio calasans siempre le ganó en fútbol a dos colegios circundantes que Andrés Escobar tenía casi mi misma edad y que cuando yo pensaba en lo que pasó simplemente me daban ganas de llorar y que había hecho una promesa personal de jamás volver a un estadio de fútbol he vuelto, esa promesa la he incumplido pero solamente en el margen. Yo creo que desde entonces, desde el año 1994, yo antes iba 10, 20, 30 a veces al año en los partidos de fútbol, he ido muy pocas veces, 3 o 4 no más. esta historia, la historia del asesinato de Andrés Escobar que relata Ricardo con elocuencia, con un gran valor testimonial como ya dije, marcó mi generación. Retrocedamos en el tiempo y lleguemos a el libro más reciente de Ricardo Silva Romero, mi compañero y amigo de Tercera Vuelta El libro más reciente tiene el título de una etapa mítica del Tour de France, Alpe d'Huez y el triunfo de Luis Herrera, de Lucho Herrera, el jardinerito de Pusak Azuá, el 16 de julio de 1984. También en julio, también en esta época, ya no 30 años, sino 40 años antes. Como decía al comienzo, entre estos 10 años está contenida buena parte de la historia de Colombia. Y me llamó la atención cuando leí Autogol y ahora leo al PDUES que aparecen los mismos señores. Pepe Calderón Tobar, el comentarista deportivo, el narrador, el gordo, Wilense y el narrador, el más narrador, el aristócrata, Ismael Enrique Monroy. Fueron los protagonistas de Autogol, fueron las voces, los narradores de la novela quienes le dan vida a este testimonio. Y me pareció interesante volverlos a encontrar en Alpe de Hues. Esa especie de conversación, como bien dice Ricardo, el yin y el yang, la prosa y la poesía sancho y don quijote ismael monroy y pepe calderón tovar contándonos la historia de esa hazaña épica de este ciclista aficionado el primer latinoamericano en ganar una etapa del Tour de France en el año 1984. Ese 16 de julio. Recuerdo bien que esta etapa yo la vi en un pequeño televisor encima de la cafetería de la universidad. Me pareció interesante leer en la página 258 de Alpe de Hues la voz de Pepe Calderón Tobar diciendo lo siguiente. Pase lo que pase en lo que queda de esta cuesta, amigo mío, contaremos la historia y estaremos juntos la bandera que nos corresponde. La vida puede ser la suma de los días en los que uno llegó primero, pero también puede ser los días en los que el gol del empate resultó ser un fuera de lugar y la respuesta a la pregunta se quedó en la punta de la lengua. Y a la larga, es igual, ganar de lejos o perder por poco, porque nos pasa todo lo que nos pasa para ir ahorrando recuerdos para el día en que nos toque gastarnos los todos este comentarista deportivo que mezcla las historias épicas con la reflexión poética existencial de que la vida consiste quizás en eso en ir acumulando recuerdos para el momento en que los necesitemos. Me pareció emocionante y creo que confieso cierta comunión espiritual con Ricardo al ver uno de sus alter egos, Pepe Calderón Tobar, narrando una etapa ciclística con estos pedacitos existencialistas. Al final del libro, Alpe de Hues, hay una información fáctica que yo había olvidado y fue la clasificación final del Tour de France, del Tour de Francia de ese año 1984. Luis Herrera ganó la etapa del Alpe de Hues pero después fue tan grande el esfuerzo que perdió minutos y minutos y minutos en las etapas que siguieron. El mejor colombiano fue Rafael Acevedo, Rafico Acevedo, que quedó de 12 y aparece aquí en el puesto 18 Alfonso flores que sería asesinado después en la misma locura del narcotráfico lucho herrera fue 27 en la clasificación final a 58 minutos 30 segundos de lorán fiño que fue el campeón en esa época ese ciclista antipático que miraba a los colombianos literalmente por encima del hombro recordé leyendo nuevamente los libros de ricardo y planteando esta conversación con él un intercambio que yo tuve con ricardo nuestra primera conversación nuestra primera conversación no fue presencial nuestra primera conversación no fue presencial fue creo yo si la memoria no me falla en el año 2011 por una red social por lo que era Twitter entonces y yo me acuerdo que Ricardo hizo en su momento un comentario que a mí me llamó la atención y con el que no estuve de acuerdo él dijo lo siguiente la locura del narcotráfico enmarcada en estos años 84-94 afectó mucho más al fútbol que al ciclismo. Yo le respondí a Ricardo diciendo, quizás no Ricardo, quizás esa locura del narcotráfico se regó por todas partes de manera casi indiferenciada. Y le recordé a Ricardo en ese mensaje los asesinatos de Alfonso Flores y Gonzalo Marín que mencioné en la primera parte de esta conversación. Pensándolo bien ahora quizás Ricardo tenía un poco de razón, quizás esas proezas individuales del ciclismo estuvieron un poco más inmunes a la locura del narcotráfico, inmunes a la locura del narcotráfico pero sea lo que fuere yo quiero simplemente invitar a los oyentes de tercera vuelta a que revisen o miren estos dos libros juntos su valor testimonial la capacidad que tienen de describir lo que somos de cómo el deporte o el trasfondo del deporte y nuestras historias épicas y nuestros excesos líricos de los narradores deportivos estaban ahí detrás, de alguna manera contando una parte de la historia de Colombia durante nuestros años más trágicos, donde este periodo de locura de 1984 definido por el Alpe de Hueso que comienza con el Alpe de Hueso y el 1994 que termina con el asesinato de Andrés Escobar Ricardo desde la distancia, desde esta cabina, extrañándote celebro tus libros. Te mando un abrazo y un abrazo también a todos los que nos acompañan en Tercera Vuelta. No es claro que todos podemos escribir. Es claro que todos, con suerte y con vocación, podemos dedicarnos al oficio de escribir. Pero últimamente pienso que no solo podemos, sino que debemos escribir. Escribir es la mejor terapia que tenemos a la mano. Bienvenidos a Ficcionario, un curso en audio sobre cómo y por qué escribir. Toma el audiocurso de escritura Ficcionario en ellocutorio.com slash ficcionario con Ricardo Silva Romero. Elige siempre un buen rato. Elige siempre una buena conversación. Tercera vuelta, el podcast. Suscríbete ahora y escúchalo cada semana en tu plataforma favorita. Un podcast producido por El Locutorio, ellocutorio.com. Síguenos como arrobaellocutoriodc en redes sociales.