Mi hijo mur1ó por un reto viral: Invitada - Tatiana Méndez

Mi hijo mur1ó por un reto viral: Invitada - Tatiana Méndez

18 de jun de 2025

En este emotivo episodio del podcast, Tatiana Méndez comparte la trágica historia de la pérdida de su hijo Santi debido a un reto viral en redes sociales. A través de su testimonio, Tatiana busca generar conciencia sobre los peligros de las redes sociales y la importancia de la supervisión parental. El relato de Tatiana es un llamado a la empatía y a estar atentos a la vida digital de los más jóvenes.

Capítulos

La historia de Santi: Una vida llena de amor y empatía

Tatiana relata cómo Santi fue un niño especial desde el principio, siempre demostrando empatía y amor hacia los demás, incluidos los animales y las personas en situaciones desfavorecidas. A pesar de ser padres jóvenes, Tatiana y su esposo brindaron un hogar lleno de amor a Santi, quien siempre fue un niño destacado en la escuela por su liderazgo y responsabilidad.

El fatídico 24 de enero

Tatiana describe el día que transformó su vida: el 24 de enero de 2012. Un inexplicable presentimiento la embargó tras despedirse de Santi por la mañana. Al regresar al hogar, encontró la escena más devastadora para cualquier madre: su hijo había fallecido tras participar en un peligroso reto en solitario.

El descubrimiento del Choking Game

Tras el entierro, Tatiana descubrió a través de conversaciones con los amigos de Santi y sus padres que había participado en el 'Choking Game'. Este reto, que consiste en provocar asfixia para alterar la conciencia, se había extendido entre los adolescentes del colegio de Santi.

La lucha con el duelo y la búsqueda de explicaciones

Enfrentando la dificultad del duelo, Tatiana y su esposo se apoyaron en una red de amigos y la asistencia a una fundación para padres que han perdido hijos. A pesar del dolor, trataron de seguir adelante y recordar a Santi como el niño bondadoso que era.

La llamada a la acción: Educación y prevención

Con el objetivo de evitar que otras tragedias similares ocurran, Tatiana enfatiza la necesidad de que los padres supervisen las actividades en línea de sus hijos. Insta a no ser solo amigos, sino también guías y protectores, garantizando que se mantenga una comunicación abierta y efectiva.

Conclusión

El emotivo relato de Tatiana es una poderosa llamada a la acción para que los padres tomen un rol activo en la vida digital de sus hijos. La trágica pérdida de Santi resalta los peligros de los retos virales y la necesidad de educar y proteger a los jóvenes de las influencias potencialmente mortales en redes sociales.

Menciones

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Tati, muchas gracias por estar hoy con nosotros. Muchas gracias a ti, Tati. Me encantaría preguntarte cuál es esa razón en tu corazón para que tú hayas decidido venir a contar esta historia, que además es una historia fuerte, Tati. que todo, gracias a ti por permitirme estar acá. El venir a contar historias es más allá que venir a contar una historia, es generar conciencia, prevenir muchas situaciones que se nos pueden presentar en la vida y pedirle a la gente también que de pronto desde el corazón escuchen y sepan que hay muchas situaciones en la vida que nos pueden pasar a todos. Nadie está exento de que sucedan muchas cosas, pero desde el amor escuchar, desde el amor y desde la empatía, la palabra empatía siento que está muy trillada pero realmente me gustaría que la gente escuchara con empatía con mucho amor porque son varios sucesos que que pues te marcaron yo si te agradezco mucho realmente porque sentarse aquí para hablar de la pérdida de un hijo algo tan preciado y que no tiene nombre, es algo que no se Realmente porque sentarse aquí para hablar de la pérdida de un hijo, algo tan preciado y que no tiene nombre, es algo que no se supera, pues para eso se requiere valentía. Te agradezco muchísimo y también agradezco esa invitación que nos haces a la empatía y yo quiero sumarme también con una invitación adicional y es a prestar atención. Yo sí siento personalmente que este episodio es sobre todo una alerta súper necesario que los papás, que los acudientes estén en este momento como muy atistemente es algo que todos los días ocurre, que es reciente. Y vamos de una a entrar en materia en esta conversación, porque lo que ocurrió con tu hijo Tati fue que perdió la vida por un reto viral en redes sociales. Sí, lamentablemente lo que tú dices es muy cierto. Y hoy en día como tenemos tanto acceso a redes sociales, pues se está incrementando esas cifras de muertes de niños por retos en redes sociales. Santi, bueno, yo fui mamá muy joven. Empecemos por ahí. 15 años, conocí al que hoy en día es mi esposo todavía. Santi fue un niño muy, muy, muy deseado. No fue planeado, obviamente, porque a los 15 años, ¿quién pretende ser papá? Pero fue muy deseado. ¿Estabas en el colegio? Estábamos en el colegio los dos. Ah, tú y tu esposo en el colegio. Los dos en el colegio. Colegios diferentes, pero pues estábamos en el colegio. Nos ennoviamos, fuimos padres. Afortunadamente el apoyo siempre de nuestros papás no nos dejaron ir a vivir juntos, pues porque éramos muy chiquitos. Mi mamá, usted no sale de aquí de la casa hasta que no termine por lo menos su bachillerato. Entonces yo me quedé viendo en mi casa, él en su casa. Seguimos con nuestra relación normal con nuestro bebé. Santi era un niño, pues todas las mamás decimos que tenemos hijos muy especiales, pero Santi realmente era una persona demasiado, demasiado, demasiado particular, especial. Era un niño que cuando tú lo veías, él te saludaba siempre con un abrazo, siempre con un abrazo, con un beso. A veces como que el más maduro de con un abrazo, con un beso. A veces como que el más maduro de la relación era él. De todos nosotros tres. Un niño grande. Éramos tres niños, un niño grande. Un niño muy, muy, un ángel, digo yo hoy en día, un ángel. La maternidad, ¿cómo transcurrió? Digamos que en tu casa te dieron todos los cuidados durante todo este tiempo de tu gestación sí mi papá y mi mamá pues se pusieron en frente conmigo a cuidarme a criarlos a ti y a tu hijo y a mi esposo, porque éramos tres niños también, ellos hicieron también parte de la crianza de mi esposo ¿cómo fue el parto? Un parto natural, parto natural bonito. En el colegio me desescolarizaron, yo estudiaba con monjas, me desescolarizaron, me mandaron a la casa. Era uno de los primeros casos de embarazo del colegio. Uy, fue alarma, me imagino. Eso fue hace 26 años. Cuéntanos de eso. Fue alarma en el colegio, fui uno de los primeros casos de embarazo, en el colegio de mi esposo también fue uno de los primeros casos, él estudiaba en un colegio cristiano, entonces era peor el tema de una persona embarazada, un estudiante embarazado. A los dos nos desescolarizaron, pues andábamos los dos para todo lado con nuestra barriguita, llevando los trabajos al colegio y pues así finalizamos nuestro bachillerato. ¿Y eso te afectó a ti o digamos a tu familia, este tema, sobre todo institucional? Pues sabes que hoy en día digo que no, porque afortunadamente pude pasar un embarazo muy bonito. No estaba en el colegio, estaba en mi casa. Me la pasaba con mi esposo al tanto de mi embarazo. Entonces no fue como tan grave. O sea, tal vez para el colegio sí, pero para mí no fue tan grave el haber estado desescolarizado. Y si recordamos ese día, el día en que llega al mundo tu muñeco, ¿cómo fue? ¿Con quién estabas acompañada? acompañada? Estaba mi papá, mi esposo y mi mamá en la clínica. Fue un parto natural, bastante doloroso, pero muy lindo, muy lindo, muy lindo. Ya nos fuimos para la casa y ya con mi bebé aprender a ser mamá. No sabía ni cambiar, pues imagínate a los 15 años, 16 ya tenía, mi esposo 17, nos llevamos un año. Y pues así empezamos ya nuestra vida con nuestro bebé, yo todavía en mi casa con mis papás, él con su mamá en su casa también, y bien, todo pues bien hasta el momento. Háblanos de ese Santi Chiquitico, cómo era su personalidad, además de esto que mencionas, de que era especial, de que era como un niño grande, ¿cómo era él en su temprana edad? Era un niño muy, muy, muy especial, muy tierno. Era un niño, tenía, yo digo que tenía un ángel, mucha gente que lo conoce y que lo ha conocido a través de nosotros, identifican que fue un niño, un ángel. Él se le acercaban los animales, tenía empatía por otros niños. Cuando le comprábamos cosas, lloraba porque los otros niños de la calle no tenían. Una vez íbamos en un taxi con mi esposo, ya habíamos acabado de comprar una bicicleta, y vi un niño en el semáforo y se atacó a llorar que le diéramos la bicicleta que le habíamos acabado de comprar, porque el niño no tenía y estaba en el semáforo y se atacó a llorar que le diéramos la bicicleta que le habíamos acabado de comprar porque pues el niño no tenía y estaba en el semáforo, esa era su personalidad, andaba con mi mamá para todo lado una ternura y ya cuando entró a la etapa de colegio ¿cómo era él en esta temporada? Bueno era líder, líder en su colegio. Los compañeros después contaban que cuando decían que tocaba pagar las fotocopias, que él decía yo pago las de mi fila, pongo las de la fila. Amplio el hombre. Sí, sí, mejor dicho. Quién sabe si era verdad que tenía la plata para pagar las fotocopias de sus compañeros. Era un niño que escuchaba mucho los compañeritos lo buscaban, llegaba ay es que mira que mi compañerita la mamá le pegó, que no sé qué a contar como lo que le contaban los compañeritos, tal vez sentían apoyo en él era un niño muy maduro muy maduro, tal vez por no sé, tenía una personalidad muy, muy, muy particular, muy diferente. ¿Y cómo eran esas reuniones de colegio, reuniones de padres, con profesores? ¿Qué te manifestaban los profesores como a nivel académico? Era un niño líder, líder. Académicamente era juicioso era muy responsable y particularmente muy tierno muy muy tierno mejor dicho no te daba dolores de cabeza en nada no, no, no, no tanto que confiábamos mucho en él precisamente por eso porque era un niño que no daba que hacer obviamente como todo lo que tienen los niños que son de pronto inquietos eso sí se subía por un lado se subía por el otro, hacía ayudaba, cuando yo hacía aseo se ponía a hacer aseo conmigo, ayudaba era muy hiperactivo también entonces bueno, en el colegio contaban los compañeros después de que ya cuando sucedió todo que era el que organizaba todo el tema del digamos del día de la mujer, del día de la profesora del día, todo lo organizaba era el líder, el líder del colegio hay una fecha que yo sé que es muy difícil para ti día de la profesora, del día todo lo organizaban. Era el líder, el líder del colegio. Hay una fecha que yo sé que es muy difícil para ti y vamos a entrar en esa conversación porque hubo un suceso que evidentemente partió la vida de ustedes en dos como familia. Recordemos ese día desde el primer momento. Tú te levantas, ¿qué te pones a hacer ese día? bueno, eso fue un 24 de enero del 2012 el día anterior yo lo acosté y cuando lo acosté la mamá es mamá, ese día yo sentí, cuando se durmió sentí acá una cosa súper extraña y pensé qué tal se le parara el corazón a mi hijo. ¿Pensaste eso así de la nada? De la nada. ¿Él no estaba enfermo? Nada, nada. Siempre fue un niño muy sano. Lo único que tuvo una vez fue que se cayó de un árbol y se rompió la muñeca. Nada más. Un niño muy, muy, muy sano. la muñeca, nada más. Un niño muy, muy, muy sano. Y ese día nosotros trabajábamos, obviamente pues somos papás que pues trabajamos, nos toca trabajar. Yo salí a firmar contrato. En la mañana. En la mañana. Ese día yo firmaba contrato, mi esposo estaba trabajando, él quedó en la casa. Tu hijo. Mi hijo quedó en la casa. ¿Solo? Solo. La dinámica era, digamos, ¿desayunaban ustedes en familia? ¿Alguien lo despachaba para el colegio o lo recogía en un transporte? Sí, nosotros, no, él estudiaba cerca al apartamento. Entonces nosotros nos levantábamos, como toda familia nos alistábamos, desayunó, salíamos a trabajar, íbamos y los llevábamos al colegio y cada uno para sus oficinas. Ok. Él salía tipo 3 de la tarde, se iba para el apartamento ahí estábamos, desayuno, salíamos a trabajar, íbamos y los llevábamos al colegio y cada uno para sus oficinas. Él salía tipo 3 de la tarde, se iba para el apartamento y nosotros estábamos llegando tipo 5 y media, 6 de la tarde, salíamos a las 5 de la tarde de trabajar. ¿Qué edad tenías, Santi? 13 años. Ese día yo salí a firmar contrato. Mi esposo sí fue a trabajar, él ya estaba trabajando. ¿Y era porque te estaban dando un nuevo trabajo o algo así? No, era mi trabajo normal, pero era por contrato, entonces en enero siempre se firmaban los contratos. Entonces ese día me fui, él quedó en la casa, él tenía que ir al colegio a recoger unos papeles y ya, pasó así. Yo me fui. Pero no entiendo, en ese momento estaban como, él tenía que ir a recoger unos papeles, tu hijo. Del colegio. Porque en ese momento estaban como, tenía que recoger unos papeles tu hijo. Del colegio. Porque en ese momento no estaban en clases. No, estaban ellos en vacaciones, ellos entraban en febrero, ellos entraban en febrero. Entonces ese día sí estuve como bastante ansiosa en el trabajo. ¿Sentías algo raro? Sí, sentía algo en las entrañas, literal. Como un dolor, no es ni siquiera en el corazón, es acá, por dentro, como entre pecho y espalda, por el estómago. Yo hoy en día lo describo como las entrañas, tal cual. Claro. Ese día mis compañeros me decían que qué tenía, porque me sentían rara. Yo siempre he sido una persona, pues me río mucho, jocosa. Bien, ese día no, ese día estuve bastante de caída, como con una sensación de que algo iba a pasar. Pero tú recuerdas, tú recuerdas esa última conversación lo que hablaron antes de tú irte para la calle que hablaste tú con él antes de salir de casa nos vemos, bueno mi esposo salió, ese día quedó él no se había bañado, eran como yo creo que por ahí las nueve de la mañana nos despedimos, mi amor nos vemos más tardecito voy a ir a firmar contrato, ya vengo y ya, salí eso fue lo último que hablamos bueno ma, le era bueno ma todo el tiempo bueno ma, lo que tú digas ma bueno una y media sí una y media de la tarde me dio un bajonazo. No sé, nunca se me bajó el azúcar, pero yo creo que es algo parecido. Como que un bajonazo de anímico y físico. Una y media de la tarde en punto. Hora que después me vengo a dar cuenta que fue la hora en que él murió. Yo estaba en la oficina, estaba en hora de almuerzo. No almorcé. ¿Pero qué sentías? Ansiedad, como bajonazo, como cuando uno se quiere como desmayar. Y tristeza, una tristeza profunda, profunda, profunda en el estómago. No, el corazón de una madre es impresionante. Mamás, mamás, cuando uno dice mamás, mamás. Pero tu cabeza de pronto estaba imaginando cosas, pensabas en él o sencillamente tu cuerpo estaba. Yo decía, pero qué? No, no sabía. Porque no había, o sea, él estaba sano. No había nada que yo dijera que me hiciera preocupar por él. Claro. No sabía qué era. No sabía qué era exactamente lo que me estaba pasando. Tal vez pensaría en ese momento que estaría enferma, pero era una tristeza. A las dos de la tarde empecé a llamarlo y no me contestaba el teléfono. Pues empezó más mi angustia. Firmé, yo ya había firmado contrato, yo creo que al mediodía. No me contestaba el teléfono, no me contestaba el teléfono, llamé a mi esposo, le dije, mira Santi, no me contesta el teléfono, márcale tú. Empezó él a marcarle también. Tampoco contestaba el teléfono. Pues claro, peor. Dije, no, algo pasó, algo pasó. Salí y me fui. Ahí ya tu cabeza empezó a maquinar cosas. Sí, porque el sagradito contaba, él contestaba el teléfono. No le marcaba, ahí siempre estaba pendiente en la casa, en el celular. Me fui para el apartamento y mi esposo simultáneamente también se fue para el apartamento. Yo soy una persona muy, muy, muy organizada. Y siempre ando con lo mismo. Mis mismas cosas siempre son, digamos que en el bolso cargo las llaves el paraguas y siempre lo mismo que cargo en este lo cargo en el otro ese día dejé las llaves, nunca en la vida me había pasado y dejé las llaves gracias a Dios, las llaves del apartamento llegué yo primero y me tocó esperar a mi esposo porque él traía las llaves y cuando llegué nosotros vivíamos en un cuarto piso. ¿Como en un edificio? En un edificio. Sí. Vi la luz del balcón, un balcón tapado, prendida. Ok. Dije, ¿pero por qué está prendida la luz? Santiago no contesta. Los compañeros, unos amiguitos de él estaban abajo. No entendía nada. No entendía, y con esa sensación. ¿Y esa luz del balcón era de alguna habitación? De la sala. Ok, pero entonces tú no tenías llaves, gráficame un poco, porque no tenías llaves, entonces te quedaste ahí afuera. Me quedé afuera esperando, esperando que mi esposo llegara con las llaves para poder entrar los dos. Cuando él llegó, bueno, yo me había quedado antes preguntándole a los compañeros, a los amigos del conjunto. Nadie lo había visto, no sabían dónde estaba. ¿Y ahí tu mente? Claro. No, yo supe. Uno sabe. Yo lo supe. ¿Sí? Lo supe. Dije, Dios mío, algo le pasó. Pues no contestaba a la luz prendida. Yo lo supe. Lo supe y dije, Dios mío, algo le pasó. Pues no contestaba a la luz prendida. Yo lo supe. Llegó mi esposo. Subimos al apartamento. Cuando abrimos la puerta, él estaba, nosotros teníamos una maca que nos habían regalado. Él estaba colgado de la maca. Pues imagínate, fue duro. El grito fue terrible. Yo corrí a cogerlo. Mi esposo corrió a coger un cuchillo para poder cortar la cuerda. Y lo acostamos en la cama. O sea, todo fue en un o sea todo fue en un segundo todo fue en un segundo no me digas que los amigos entraron con ustedes en ese momento no, no, no, el papá de uno de los mejores amigos de él el grito lo hizo subir el amiguito sí quedó en la puerta gracias a Dios él no alcanzó a entrar, el papá sí no qué escena El amiguito sí quedó en la puerta, gracias a Dios, él no alcanzó a entrar. El papá sí. No. Qué escena. Dicen los veladores que me escucharon el grito tan terrible desde la portería. Pues claro, todo el mundo se alertó y todo el mundo fue hasta el apartamento a ver qué había pasado. ¿Ya estabas sin signos vitales? Sí. Eso fue tipo cuatro y media, cinco de la tarde que nosotros llegamos. Y según fiscalía, el suceso ocurrió a la una y media, a la hora que te contaba que me dio como esa sensación. Claro, ya había pasado. Ya estaba muerto. No, no, no, no, no, no. No me imagino ese dolor. Sí. No me imagino ese dolor. Sí, lo primero que pensamos fue algo le hicieron. Sí. Algo le hicieron. Y con tantos casos que uno escucha que los violaron. Mi esposo decía algo le hicieron. Algo le hicieron y lo colgaron ahí. Algo le hicieron. Yo decía, Dios mío la escena de un suicidio se suicidó qué pasó, qué hicimos qué pasó, le hicieron algo o de pronto fue que le hicieron algo y se suicidó por nuestra mente, pasaba de todo además que puntualmente si de pronto se les pasó por la cabeza eso de la escena de un suicidio, como parecía ser uno como papá empieza a cuestionarse de qué estaba pasando en la mente de mi hijo, estaba aburrido estaba triste, ¿se hicieron esas preguntas ustedes? Claro, claro aparte que decíamos, bueno hubiera dado una alerta pero era un niño que no daba o sea que no, tú, o sea, que no, tú no identificabas que tuviera algún síntoma de depresión o algún problema tan grave como para que se fuera a suicidar. Jamás. O sea, nunca te comentó. No, no, no. Jamás, jamás, jamás. Entonces, pues, era como tanta la incertidumbre y pensar qué pasó, qué pasó. En ese momento como que se le nubla a uno la mente, no sabe uno, pareciera que estuviera uno viviendo una película literal, un sueño. Pasó el tiempo, las horas, llegó la familia, llegaron nuestros amigos, bueno, vecinos. Y él seguía ahí en cama. Él seguía en la cama. No. Llegó la familia, llegaron nuestros amigos, bueno, vecinos. ¿Y él seguía ahí en cama? Él seguía en la cama. No. Llegó la fiscalía, pues porque es una muerte violenta, entonces le tocaba llegar a fiscalía, hacer todo el tema del levantamiento, hacer preguntas, la investigación. Yo entré en un estado de shock, quieta. Yo lo único que decía era, se metió el demonio en mi casa. Y mi esposo, ya después hablándolo, uno de los investigadores de la fiscalía tenía un revólver acá. Y él cuenta, mi esposo cuenta, que después sintió ganas de coger el revólver y matarse. Él, pues no sabía o no qué había pasado. Y la tía de John, que fue la que estuvo al frente en ese momento, de mi esposo, cuenta también que sí le vio la cara a él, como que le miraba el revólver al tipo, al de la fiscalía como con intenciones de hacer algo. Claro. Nos inyectaron como para tranquilizarnos y empezó la fiscalía el juego de, porque dos meses antes había ocurrido el caso, yo no sé si tú lo escuchaste, del papá que mató a su hijo y después salió a marchar por justicia entonces pues claro yo creo que la fiscalía ha visto tantos casos que uno es culpable hasta que no se demuestre lo contrario en ese momento pues entraron en el juego de hacernos no pelear, pero sí para de pronto ellos saber qué había pasado exactamente. Entonces conmigo eran bien y con él eran como fuertes, como para hacernos pelear, a ver si no se... No sé, hoy en día digo, pues es el trabajo de ellos. Claro, pero de ser incómodo, pues esa escena, llegan a hacerte preguntas, cuestionamientos. Y no me imagino tú con el cuerpo de tu hijo ahí en ese espacio. Sí. ¿Tu cabeza cómo está? Sí, fue bastante, bastante duro. Bueno, pasó ese momento, lo sacaron. Y desde ese momento nosotros nunca más volvimos al apartamento. Inmediatamente la familia de mi esposo nos sacó de ahí, nos llevó a vivir, nos fuimos a vivir con un tío y su esposa. Volvimos como a los dos días a recoger algunas cosas, ropa, la ropa con la que lo íbamos a enterrar. Pero nosotros siempre, bueno, ¿qué pasó? ¿Qué fue lo que pasó? No tenían nada. Nada, nada. Buscaron de pronto cartas, cosas. Claro, claro. Nada les daban indicios. Se metió nada, nada, nada. La tía se entró al cuarto del niño, revolcó todo, a ver si de pronto lo que tuviste es una carta, algo, nada, nada peor que incertidumbre horrible, en el velorio una de las mamás de los amiguitos de Santi, otro Santi me estaba buscando y porque el niño habló, Santi el hijo de ella dile a la mamá de Santi que Santi no se suicidó eso es un juego que hacemos nosotros que se llama Choking Game el juego de la asfixia y hay tantos niños se han muerto en Perú, tantos niños se han muerto en Bolivia tantos niños se han muerto en Argentina los chicos estaban súper dateados de todo lo que ellos hacían. No. Y de ese reto. Pues yo no conocía ese reto. Nadie conocía ese reto. Ven, y esa información que te llega, ¿te la da directamente quién? La mamá del niño. No, en pleno velorio. En pleno velorio. Pero pues yo estaba... Pero de todas maneras sentí como... Bueno, por lo menos ya se está esclareciendo. Pero pues yo estaba... Yo estaba en mi duelo, en mi proceso. Escuché, pero no puse mucho cuidado. Pasó el velorio. ¿Lo enterraste? Lo enterramos. Lo enterramos. Lo enterramos. Fue un velorio, asistió mucha gente. Viejitas. Viejitas. Hoy en día digo que, de verdad, Santi era un ángel. Había un señor que vivía en la calle, afuera donde nosotros vivíamos y estuvo en el velorio todo el tiempo y allá llorando en la tumba y alguien le preguntó y decía que era que él sacaba plata de sus onces para darle pan y leche, nosotros eso no lo sabíamos y el señor estuvo en el velorio y se fue hasta el cementerio. Pero el señor, don Antonio, me acuerdo tanto de él. Y todo el mundo le hacía el feo porque era el señor de la calle. Y Santi le compraba leche y pan con sus onces. Y tampoco era que le diéramos la superplata para las onces. Yo me imagino que comía poquito para poderle dar a don Antonio. Es que era, por dicho, bastante especial. Y te encontraste muchas señoras de edad. Las viejitas, sí. Viejitas. Las comadres, le decían allá. Llorando a Santi. Gente que yo no conocía. Que marcó la vida de él. Uno a veces sin saberlo. A raíz de la muerte de él, muchos papás esa noche tal vez sintieron que podían perder sus hijos. Claro. Y siento que se reconstruyeron muchas familias lamentablemente a través de la pérdida, de nuestra pérdida. Supimos de muchos casos que se dieron cuenta los papás que estaban siendo víctimas de temas de redes sociales, de internet. Una compañera mía del colegio que vivía fuera de Bogotá le revisó las redes al hijo y estaba siendo víctima de trata de niños. Entonces hubo muchas cosas que pese a la tragedia, pues parece que muchos papás como que se dieron cuenta que sus hijos estaban haciendo cosas como estas. Más los compañeros del colegio. Listo. Mencionaste que llega esta mamá de otro Santi a contarte esta situación, que en ese momento no tenías obviamente cabeza para esto, pero entonces ya quiero que entremos en detalles respecto a ese tema. Después del entierro me imagino que ya tú sales de tu situación, de esos casos de urgencia ahí resolviendo esto tan importante. ¿Y en qué momento tú decides buscar a esta persona que te contó? Ya cuando entra esa conversación ahí a ti, cuando dices, ok, voy a llamar a la mamá, sentémonos, hablemos de este tema. El compañero, él era vecino, pero también era compañero del colegio. Entonces nosotros nos dirigimos directamente al colegio. Fuimos a hablar con el rector, citaron unos chicos, compañeros de él, y nos sentamos a hablar con los compañeros del colegio. ¿Quiénes habían? Estaba el rector, estaba el profesor, el líder del curso, y habían unos compañeritos de Santi. Y empezaron a contarnos. Esa fue como la primera vez que ustedes entraron en esta conversación. Sí. ¿Cuántos días después del fallecimiento de tu hijo? Veinte, yo creo. Unos veinte, casi un mes. Y empezaron los chicos a contar. Sí, que hacíamos no solamente ese reto. Ellos empezaron a hacer retos muy básicos, que era correrle la silla al profesor, cosas muy ingenuas. Correrle la silla para... Cosas como molestan a los niños en el colegio. Quitarle la maleta al compañero, esconderle el zapato al compañero, cosas así. Empezaron como por niveles. Exacto. Hasta que llegaron al punto de ver por internet el juego de la asfixia. Ellos lo hacían en el colegio. Se cortaban acá entre ellos o lo hacían en sus casas. Ok. ¿Con qué lo hacían? ¿Qué se ponían? Corbatas, correas, hamacas. Ese es un estado, se altera la conciencia. El shocking game hace que se altere la conciencia. Ellos se desmayan y sienten, es como una especie de droga tal vez. Entonces, pues parece ser que estaban, como que lo hacían muy seguido. Ellos lo hacían muy seguido. ¿Dentro del colegio? Dentro del colegio y en sus casas. Y en grupos en las casas. Sí. Pero, ¿te contaron cómo llegaron ellos a este reto? O sea, ¿quién fue esa persona? O bueno, ¿a través de qué medio exactamente llegó esta información del juego? Ellos se atearon hasta el punto de hacer esto ya una dinámica de todos. Por internet, por internet. Había como un líder en ese grupo de amigos de él que se encargaba de organizar el juego. O sea, me gustaría mucho entender cómo, de qué manera funcionaba toda esta actividad. Ellos tenían acceso a internet en sus casas. Sí. Entonces me imagino que como salen videos de que hagan estos retos, están haciendo esto en este país, algún chico debe haber llegado, no sé, en ese momento no nos contaron cómo nació en el colegio el juego, pero llegó al colegio. Entonces empezaron a pasarse la información y hacerlo. En el salón, en sus casas, solos. Ya se volvió un tema de moda, no solamente del colegio, sino a nivel de las casas también. Y mencionabas que estabas ahí con profesores. Con profesores. También habían directivos del colegio. ¿Tenían conocimiento de este reto? No. Ellos lo hacían a escondidas. Era un tema solo, solo, solo de los chicos. Ellos lo hacían calladitos, lo hacían a escondidas. Los profesores lo hacían en sus casas a escondidas. Ya los profesores, ya después de la muerte de Santi, porque fue el primer caso en el colegio. Sí. Claro, ellos pues alerta, hicieron jornadas de este tema de retos, también de suicidio en el colegio. Porque pues imagínate, era una alerta grande, no solamente para el colegio donde estudiaba Santi, sino pues para a nivel nacional, porque pues era un tema que estaba empezando, porque es que eso fue hace 13 años. En esa época los chicos, hoy en día tenemos la pantalla donde podemos ver esos videos. En esa época no habían esos celulares. Imagínate ahora. No, ahora está pues más fácil y con más acceso. Más acceso. En esa reunión que mencionas, uno de los estudiantes dijo, yo lo hago y les voy a describir cómo funciona esto. Sí, lo hacíamos, decía. Ellos nos contaron tan puntual por nuestro afán y porque nosotros pensábamos que era suicidio. Tal vez nos sintieron tan mal que dijeron no hablemos, hablemos. ¿Y eran niños de qué edades? Trece, doce, trece años, en plena adolescencia. ¿Puedes recordar más o menos como alguna de estas conversaciones de estos niños? ¿Qué te decían? Me acuerdo tanto que decían, me sorprendió mucho, cuando decían, es que en Argentina se han muerto tres, en Perú se han muerto cinco, en Bolivia se han muerto ocho. Y yo, ¿cómo así? O sea, ellos sabían que también se estaban muriendo. O sea, no solamente era el reto, sino que sabían que se podían morir haciendo eso. Ellos estaban muy, muy, muy bien dateados. Sabían, pues uno de adolescente no sabe lo que hace, pero pues en medio de todo sabían lo que estaba pasando y sabían que se podían morir. ¿Y cuál era el propósito de esto? Tú dices que sentir como esa adrenalina, como una sensación de, sí, como que estaban drogados, entre comillas, pero el reto consistía en no llegar hasta el final o tenían que llegar al final. No, no llegar, no llegar. Cuando ya se desmayan es cuando ya se quitan lo que les está quitando la respiración. El shock and gain altera el estado de conciencia y los hace desmayar. Pero como están acompañados, tienen una guía, que es otro adolescente, digámoslo así, entonces no se dejan morir. Ok. Pero los que siento yo que, digamos en el caso de mi hijo, él lo hizo solo. Cuando él lo hizo, él no estaba con ningún compañero. Entonces no hubo nadie que parara en el momento que ya estaba pues perdiendo totalmente el oxígeno hay muchos chicos, después investigamos, hay muchos chicos que han quedado en coma que quedan como un vegetal, los que no mueren y recuerdo que días pasados, días y meses después de la muerte de Santi, yo sentía aquí, lo que te digo en las entrañas, sentía que mi hijo iba a quedar así. Uy, no. Una vez que salí, salí, ya cuando nos fuimos a vivir a otro lado con mi esposo, salió una chica, una señora con una niña en silla de ruedas, con la boquita abierta. Y yo la vi y sentí una cosa acá que dije, así iba a quedar mi hijo. No me preguntes cómo no. Es algo que, o sea, es una, las entrañas, lo que digo, las entrañas. Lo sentí muy adentro. Así iba a quedar Santi. Difícil, esa situación, muy dolorosa. Luego de esa conversación, esa primera conversación donde ya se destapa como la información. ¿Qué pasa con ustedes como familia? Salen del colegio tu esposo y tú. ¿Qué conversan? Ustedes inmediatamente creyeron en la información, dudaron. ¿Cree que lo mataron? ¿De que tu hijo lo iba a hacer ese día? No, no, no, no. No, ninguno dijo nada. Te vas para la casa y ¿cómo quedas con toda esta información? ¿Qué empiezas a hacer? Bueno. Suena... Es raro, pero... Hasta sentimos un alivio en decir, Dios mío, no le hicieron nada. Lo estuvieron pensando todo el tiempo. Sí. Y pues finalmente él jugó con su propia vida. Eso es jugar con su propia vida. Todos esos retos es jugar uno con uno mismo. Decidimos asistir, a partir de eso decidimos asistir a una fundación, una fundación de padres que han perdido hijos, donde la única condición lamentablemente es haber perdido un hijo. Entonces, bueno, terminamos allá buscando ayuda, porque uno en un duelo empieza como a picar allí y allá, íbamos a las iglesias, íbamos allí. O sea, fue un tema bastante sin piso. Estábamos sin piso, sin piso totalmente. Como entes andando por la vida. Íbamos al cementerio cada ocho días a grado. Andábamos peleando con todo. Claro. Mi esposo cogía ese carro y peleaba hasta con el hasta con el viento. Yo también. Fue un tema bastante bastante denso. Pues un duelo. Uf, duro. Un duelo. El duelo que no tiene nombre. Es así. Sí. Tuvimos intentos de suicidio. Eso es algo que nunca se lo contamos a la familia. Y tal vez por este medio se van a enterar. Mi papá. Pero tuvimos un episodio bastante, bastante fuerte. Decidimos un día irnos para viajar, ya como pareja, para salir. Y en medio de lo fuerte que era, estábamos tan mal, que yo no me acuerdo si fue él el que me dijo, o fue yo la que le dije, vámonos para el mar. Y nos cogimos de la mano y nos fuimos para el mar. Y ya, mal. Teníamos el agua como por acá. Era en las seis de la tarde. Y creo que fui yo la que le dije, lo cogí y dije, no, no, no, no, devolvámonos. Como si Dios nos hubiera sacado. Pero lo estaban planeando. Sí, lo estábamos haciendo. Y así varias, varias, varias veces, porque pues imagínate. Afortunadamente, cuando uno lo pensaba, el otro como que sacaba, lo sacaba al otro del hoyo donde estaba, afortunadamente nuestra relación siempre ha sido así cuando uno está mal el otro como que intenta sacar al otro de del fango donde se encuentra en ese momento pero ese día sí fue bastante bastante fuerte ahí ya te sentiste ahí tocamos fondo ese viaje fue tocar fondo de la manera más Ahí ya te sentiste. Uy, ahí tocamos fondo. Ese viaje fue tocar fondo de la manera más. Luego nos devolvimos, ya cuando nos salimos del mar nos devolvimos para el apartamento donde nos estábamos quedando. Nos metimos a la ducha y pues llore y llore y llore y tomábamos. Tomábamos mucho. Claro. Y, bueno, así pasamos nuestro duelo tratando de sobrellevar el uno al otro. Afortunadamente, hemos tenido una red, una muy buena red de apoyo, que es nuestra familia, nuestros amigos, que son no amigos, sino hermanos. Eso es muy importante, tener una muy buena red de apoyo un duelo de un padre no se pasa siento yo que jamás uno muere con esto pero aprende a llevarlo ya es más tranquilo el duelo mucho más tranquilo ¿seelo, mucho más tranquilo. ¿Se sintieron culpables en algún momento? Al principio sí, sí, sí hay momentos en que uno dice si hubiera hecho, si no hubiera ido a firmar el contrato ese día, si hubiera, si hubiera, si hubiera. Pero pues ya después nos dimos cuenta que hay cosas que no están en nuestras manos. Y que por más de que tú hagas o que no hubieras hecho, pues, era algo que hoy en día digo que tenía que pasar. Creo que no siento que Dios haga esas cosas. Dios nunca hace cosas malas. Tampoco siento que lo permita porque Dios es un Dios de amor. Afortunadamente nunca, nunca ni mi esposo ni yo hemos peleado con Dios con relación a este tema ni a ninguno. Uno mismo se busca sus cosas y siento que es antijugo con su vida. Y pues fueron las consecuencias. Me imagino que como mamá investigaste sobre estos retos. ¿Qué tanto sabes de retos? Y si me encantaría que aquí nos datearas de la mejor manera posible, qué tanto conoces, de qué cosas te has enterado, qué tanto has investigado. Bueno, hoy en día tiene uno el oído más abierto frente a esos temas de los retos. Cuando yo escucho reto inmediatamente se me prende la alerta. Sí. He escuchado el reto de la ballena. ¿Sabes de qué se trata? Retos de envenenamiento. Creo que era el de envenenamiento. ¿Sabes de qué se trata? el reto por redes de tomarse venenos y lamentablemente no se dan cuenta que detrás de la pantalla las personas que hacen eso ni siquiera son adolescentes son cualquier depravado que quiere hacer que se que los chicos como que pierdan su su cordura que se gozan con la tristeza de los demás. Tantas cosas que pasan que un adolescente como que no tiene esa percepción de la realidad. Uno cree que nunca le va a pasar nada malo. Se cree, un adolescente se cree tan invencible pero detrás de la pantalla hay gente muy muy mala y llegaste a conversar con los papás yo me imagino que quedaron alarmadísimos pues en este colegio sobre todo los papás de estos compañeros de Santi cuando compartieron la información ¿qué pasó con ellos? ¿conversaron ustedes? no, nosotros fuimos ese día al colegio y ya no, nosotros no volvimos. Nos dedicamos a vivir nuestro duelo y a como a tratar de no. No volvimos al colegio. ¿Por qué no? Aparte que el colegio lo tomó también, no sé. lo tomó también no sé siento que a veces les hace falta abrir un poquito más la mente y enfrentar un poquito más los temas porque sí fue un tema momentáneo pero no trascendió mucho en el colegio entonces pues nosotros nos alejamos ya Santi no estaba allá hicimos hasta lo que ya podíamos hacer ya no, no volvimos pero no trascendió mucho en el colegio. Entonces, pues nosotros nos alejamos. Ya Santi no estaba allá. Hicimos hasta lo que ya podíamos hacer, ya no, no volvimos. Nos dedicamos fue a nuestra fundación, a estar hasta cuando nos hizo bien y ya. El colegio ni con los compañeros. Claro que sí, habían chicos que nos escribían. Queremos ir a visitar a Santi, la tumba de Santi. Entonces a veces los recogíamos, los empacábamos en el carro y todos para el cementerio con los amiguitos. ¿Y escuchabas comentarios de sus compañeros que te hablaban de Santi? De pronto de ese Santi que no conocías en casa, sino ese Santi amigo. Sí, ellos contaban que lo que te he contado ahorita, que era muy líder, que hacía comentarios locos, se reía. ¿No se acuerdan cuando hacíamos esto? Una noviecita que tuvo. Una noviecita de adolescente, porque todavía era chiquito. Una vez le gustó una niña en el colegio y la invitó a cine. Y nos dijo, Pajma, quiero invitar a mi am la invitó a cine y nos dijo Paima quiere invitar a mi amiguita a cine y nos la llevamos para cine a la niña ella me escribió hace poquito justamente y me dijo me acuerdo tanto esa primera ida a cine con Santi les quiero agradecer porque fue mi primera ay eso me cosas que hoy en día él imagínate después de tanto tiempo todavía lo recuerdan ay que lindo ¿qué edad tendría él? 26 26 imagínate, era algo que yo anhelaba yo tengo 42 años y yo anhelaba tener mi hijo, imagínate yo con 42 y un hijo de 26 siempre anhelé llegar a mi edad con un hijo grande. Sí. Y pues imagínate. ¿El que quería estudiar? Derecho. Derecho. Y medicina veterinaria. Era enfermo con los animales. Enfermo. Le encantaban los animales. Y los animalitos tenían algo muy particular con él. Como que era... Era cal él como que era era calma él era mucha calma él te transmitía mucha mucha tranquilidad, mucha calma en algún momento te lo pregunto porque quienes hemos perdido seres queridos a veces nos pasa que ellos se manifiestan luego de haber trascendido. ¿Te llegó a pasar? Sí. Imagínate que Santi era un niño muy arriesgado. Entonces tú le decías, tírese de la montaña rusa y ya estaba allá. Y mi esposo no era tan así. Él no se subía ni a un caballo, mi esposo. Y mi esposo no era tan así. Él no se subía ni a un caballo, mi esposo. Dos meses después de esto, decidimos ir a hacer rappel y hacer varios deportes extremos, los dos solos. No parqueamos Y la señora, la recepcionista nos dijo ¿Una habitación para tres? Y nosotros no somos dos ¿Y el niño? No Nosotros nos miramos, ¿cuál niño? Y ese asomó Dijo, pero el niño, ustedes venían con un niño en el carro, detrás del carro Nosotros nos volteamos a mirar y Calladitos Y así muchísimos sucesos Muchos Había una perra en ese hotel una pitbull, la perra era súper brava y esa noche la perra durmió debajo de la cama de nosotros y la señora decía es que esa perrita con nadie con nadie y pues mi esposo y yo nos mirábamos porque ya sabíamos por qué era que amaba tanto los animales amaba mucho los animales esa fue como el día más cuando la señora dijo que el chico que venía, el niño que venía detrás en el carro. Ustedes ya lo entendieron. Sí. Tati, ¿qué es lo que más extrañas de Santi? Uy, la forma de ser conmigo. Lo protector que era conmigo. Era muy, muy, muy protector y celoso. Era muy protector. muy atento. Extraño tener mi hijo. Pensar que ser abuela. Quería ser abuela. Quería ser abuela. Conocer su novia, asistir a su matrimonio. Todo, todo. Pensar en la vejez. En que tal vez uno muera solo porque finalmente uno pues está pendiente de sus papás lo digo por mi papá, yo ando muy pendiente de él, mi esposo, con su mamá no tener eso eso lo como que me cala pensar que eso ya no lo voy a tener. ¿Y no llegaste a abrirte como a la posibilidad de ser mamá de nuevo? No, no, no, no. Pavor, le cogí pavor a ser mamá. Afortunadamente mi esposo estaba en la misma onda. Él tampoco quiso que volviéramos a tener hijos porque es el miedo a que volviéramos a tener hijos, porque es el miedo a que volviera a pasar algo así. No, afortunadamente no. ¿Qué conversan ustedes como pareja ahora, 13 años después, con tanta evolución de la tecnología, esas redes sociales, en donde vemos todo este tipo de cosas? Me imagino que ustedes ven noticias, jóvenes, adolescentes, situaciones similares. Las conversaciones de ustedes, ¿cómo son al respecto? Bueno, nosotros, Santi tiene un grupo de primas, ya son grandes, y la misma Adel, que pues en esa época nosotros tratamos de estar cerca de ellas, de darles consejos, tratar de hacer lo que no podemos hacer constante, hacerlo con otros chicos. Sí. Que es aconsejarlos. De pronto desde nuestra forma de ser nosotros somos una pareja buena onda, podría decirse. buena onda, podría decirse. Entonces ellas nos escuchan y saben que los consejos que uno les dé es porque es con amor. Las amamos, son las primas de nuestro hijo, entonces hemos tratado de en nuestras conversaciones están ellas y tratar de hacer que ellas no cometan tantos errores que uno cometió o que cometió Santi. Guiarlas de alguna u otra manera. Como si fueran nuestras hijas también. Claro. Pero bueno, hubo otros sucesos que también te marcaron, además de la pérdida de tu hijo. Tu salud también se deterioró. Sí. Lo que es no exteriorizar, no hablar y comerse todo pasa factura a futuro. Yo he sido una mujer fuerte. Me cuesta mucho expresar. Me cuesta mucho llorar. Me cuesta mucho expresar, me cuesta mucho llorar. Siento que siempre he sido como el bastón de muchas situaciones, de muchas personas, dando fuerza. Usted está bien, todo está bien, todo está bien. Y me pasó con lo de Santi. Con lo de mi mamá también. Mi mamá murió cuando yo tenía 19 años de un cáncer. Y pues tomé yo el rol, no de mamá, pero pues sí de la fortaleza. Lo mismo pasó cuando Santi. Y pues me vino a pasar factura a mis 39 años, hace tres años. Me dio un cáncer agresivo triple negativo BCRA1, 100% genético. Mi mamá, mi tía y mi abuela murieron de cáncer. Mi mamá a los 44, mi tía a los 39 y mi abuela murió hace poco. Ya tenía 80 años, pero ya le había dado varias veces cáncer. El último cáncer que le dio fue de piel. Me dio a mí afortunadamente pues por la herencia siempre fui muy juiciosa con mi autoexamen muy importante me hacía mi autoexamen cada mes me revisaba, iba al médico y pues me sentí la bolita en un seno inmediatamente en el momento que me la sentí, dije, tengo cáncer. Inmediatamente. Claro, por el tema de tu familia. Sí, total. Aparte que a mí no... Pues yo soy una mujer muy sana. Era. Soy una mujer muy sana. Entonces dije inmediatamente, tengo cáncer. Claro, mi esposo de una vez entró en pánico, en shock. Dice hoy en día que él sintió que me iba a morir. Y que si yo hubiera decidido desistir después de tantas cosas, él pensó en decir, te respeto si tú no quieres hacerte absolutamente nada y te quieres dejar morir. Pues somos libres de escoger. Y pues no, pues finalmente al otro día inmediatamente pedí mis citas y tuve mi biopsia. Me hicieron todo el tema de los exámenes y pues un cáncer bastante agresivo. Era un cáncer que le da solamente al 10% de las mujeres. Era un cáncer que le daba solamente al 10% de las mujeres. Tocaba correr. Porque pues la herencia daba que era bastante letal. Entré en proceso. Eso fue en mayo. En junio ya tenía, gracias a Dios, mi primera quimioterapia. ¿De qué año? Eso fue en el 2022. Entré en el proceso de quitarme el pelo. Tenía un cabello rubio largo, siempre lo cuidé, pero pues en ese proceso de quimioterapia. Me hicieron ocho quimioterapias, cuatro rojas, que son fuertes, cuatro blancas. Me hicieron dieciséis radioterapias. Me hicieron quimioterapia oral. Tomé quimioterapia oral durante dos años y medio. Y me hicieron cinco cirugías. El examen de genética salió que me iba a repetir en el otro seno. Y que me iba a repetir en los ovarios. Pues el oncólogo me dio la opción de operarme y pues me operé. Hace ocho años yo había escuchado este tema. Pues yo siempre he estado pendiente por lo del tema genético hace 8 años pedí cita recuerdo tanto al ginecólogo y le conté, le dije mira yo tengo mis antecedentes mi mamá murió muy joven, mi tía murió muy joven, mi abuela pues hazme un examen genético a ver si me puedo hacer la cirugía para estirparme los ovarios y para quitarme los senos. Y nunca me pusieron cuidado. Ay, no puede ser. Hasta ahorita que me dio cáncer que pues ya tuve mis cirugías y pues tuve cáncer y ya. Afortunadamente ya con éxito. con éxito, obviamente con las consecuencias que eso trae, que me dio tres hernias discales, parece ser que es por el mismo deterioro de la quimioterapia. Estoy ahorita en un proceso de revisión del corazón porque me dio bradicardia a raíz de la quimioterapia. Así como ayuda también, destruye ciertas partes del cuerpo. Y uno lo siente. Tengo menopausia precoz por la misma quimioterapia. Con la segunda quimioterapia ya empecé en proceso de menopausia precoz. Y cuando es precoz siento que es más fuerte. Porque hoy es duro me ha dado duro fuera de cámaras me comentabas algo bien particular de tu gatito en ese momento sí creo que es otro un ángel de cuatro patas mi gato tengo dos gatos uno que significa el amor El amor más grande que se llama Juaco Tiene 12 años Santi muere Y mi esposo me regala mi gato al año Y Ramón Es un gato que adoptamos Y era un gato muy, muy especial. Cuando yo entré en proceso de quimioterapia, era una enfermera. Se me subía en el pecho y empezaba a amasarme el seno, a amasarme el seno. Ay, no. Y se me revolcaba en el seno, se me revolcaba en el seno. Y mi esposo le decía, cura a la mamita, cura a tu mamita. Toma, cura a la mamita. Cura a la mamita, chineñe. Cúrela. Vengo para comer. Cura a la mamá. Venga. Y tan así fue que yo me empecé a sanar y el gato se empezó a morir. No te creo. Sí. Él empezó a secarse. Fue, o sea, no es casualidad. No. Digo que es una diosidencia. O sea, sí, ese gato dio su vida por mí. Porque él se murió y yo me empecé a sanar. Era un, tenía cinco añitos. Era un gato joven. Y sano. Mira que hay mucha gente que habla de que los animalitos llevan tus dolores, tus tragedias, accidentes, y a veces les ocurren a ellos cosas que supuestamente le iban a pasar a uno. ¿Crees en eso? Sí. Siempre lo había escuchado. Y yo creo mucho en ese tema. Amo los animales, pero hasta que lo viví es que digo sí, realmente sí es cierto, sí es cierto. Los animales sí se llevan las cosas malas que tú puedas tener y en este caso pues Ramón se llevó mi enfermedad. ¿Y sientes también una relación de todo este tema de los animales con ese amor que tenía Santi por los animales. Sí, nosotros siempre estuvimos rodeados de animales, siempre. Yo estuve rodeada desde pequeña de animales, Santi también, y hoy en día digo, ahora un animal, obviamente mis quimioterapias y todo, pero ahora un animal da su vida por mí, porque estoy segura que Ramón como que absorbió todo ese tumor tan malo que había y me ayudó a sanar también. ¿Algún otro suceso que recuerdes? Sí, imagínate que tengo una compañera donde trabajaba, era compañera, no era amiga y no sabía mi relación con Santi y una vez se me acercó y me dijo tengo que contarte algo me soñé con tu hijo y te mando un mensaje pero ¿cómo va a ser? me dice dile a mi ma que tengo permiso de Dios todos los días, 10 minuticos de venir a verte y ella no sabía que Santi me decía mi ma. No era ma, sino mi ma. Y ella estaba como tan ansiosa y tan angustiada. Dijo es que yo lo vi en el sueño y me dijo que te dijera que tenía permiso de Dios todos los días, 10 minutos de venir a verte. Ay, no. de Dios todos los días, 10 minutos de venir a verte y así muchas cosas que después de 13 años yo digo hoy en día, no son casualidades para mí son cosas de Dios también claro, preguntarse el por qué de las cosas es muy complicado, a mí me gusta más como hablar del para qué y escuchando tu historia pues mira que has atravesado una serie de sucesos de pérdidas ¿cierto? como que ya has aprendido no sé si lo has aprendido estás viviendo con esas pérdidas que tan fácil o como asimilas todos estos procesos y estos sucesos tan difíciles tan continuos además Tati sí, a veces cómo asimilas todos estos procesos y estos sucesos tan difíciles, tan continuos además, Tati. Sí, a veces pienso que cada 10 años está pasando algo. Porque mi mamá muere cuando tengo 19, mi hijo muere cuando tengo 29 y me da cáncer cuando tengo 39. Entonces digo, Dios mío, o sea... ¿Qué edad tienes ahora? 42. Espero que no pase nada cuando tenga 49. Pero sí, más allá de centrarse uno en ¿por qué a mí? Es en sacar fuerzas. No sabes lo fuerte que eres hasta que la vida te obliga a ser fuerte. Y siento que más que victimizarse es tratar de ser ejemplo, tratar de dar una enseñanza, tratar de decirle a la gente a todos nos pasan cosas duras. No minimizar la tragedia del otro porque a veces uno cae en ese error. Sí. Y me pasó en algún momento en que alguien lloraba porque se le estrelló el carro. Yo, a mí se me murió mi hijo. A mí me dio cáncer. Pero no, ese es el gran error que uno a veces comete. Cada quien tiene sus luchas. Cada quien sufre desde sus privilegios o no privilegios. Todos tenemos nuestra propia lucha. quien sufre desde sus privilegios o no privilegios. Todos tenemos nuestra propia lucha. Ningunas más ni ningunas menos. Retrocediéndote un poco en el tiempo y pensando en todo lo que has vivido, ¿cuál sientes que es ese legado y ese mensaje que dejó para ti, Santi? El ser feliz siempre. Él era un niño al que tú veías siempre muy feliz y siempre dando una palabra. Lo que te decía parecía un adultico. El estar feliz siempre. Pese a tantas cosas que te puedan pasar en la vida si es posible ser feliz y si es posible estar bien si es posible vivir bien porque no tiene nada de sentido pasar por tantas cosas y vivir mal vivir triste, vivir haciéndole la vida imposible a los demás hay que tratar de dar ejemplos siento yo de no hacerle a los demás lo Hay que tratar de dar ejemplos, siento yo, de no hacerle a los demás lo que no quieres que te hagan a ti y de dejar una huella para cuando tú te vayas, uno se vaya de este mundo que la gente te recuerde por algo bonito y no por cosas malas que uno haya podido. Obviamente, pues todos somos seres humanos y hemos hecho cosas malas, pero que prevalezcan malas buenas sobre lo malo que uno puede hacer. ¿Te han buscado mamás en duelo para compartirte su historia? ¿Las has acompañado? Sí, en duelo y ahorita con lo del cáncer. Justamente la semana antepasada me escribió una persona con la que no hablaba hace mucho tiempo. Le dio cáncer. Y supo. Y me dijo que no quería hacerse nada. Cuando hablé con ella, me decía, pues, que cómo había hecho para pasar lo de Santi, ahora lo del cáncer. Y hablamos un, pues, bastante tiempo. Y a los ocho días me llamó a decirme que ya había empezado su primera quimioterapia. tiempo y a los ocho días me llamó a decirme que ya había empezado su primera quimioterapia, que se había dado cuenta que a veces uno se ahoga en un vaso de agua que no tiene sentido. Es respetable una persona que no quiera hacerse nada después de que le dicen que tiene cáncer, es totalmente respetable, pero siento que es importante luchar pese a todo lo que nos pueda pasar y a las mamás es tan importante estar tan pendientes de los hijos nosotros no somos amigos de nuestros hijos, somos sus papás y ese fue el gran error que cometimos nosotros, siento yo es confiar tanto porque era un niño tan, tan juicioso que uno confiaba. Entonces, nosotros somos sus papás y como sus papás debemos estar así. Siempre. Hoy en día, pues, no se les puede decir nada. Hoy en día todo hace que como que ellos estén tan por encima de uno pero no, creo que es momento de que los padres sepamos que, o volvamos a como éramos antes que sepamos que somos sus papás y lo que dice el papá es lo que se hace, no lo que dicen los chicos ¿Ves esta temporada con esas redes sociales mejor dicho a todo nivel y me imagino que se te pasa por la mente mil cosas, o sea, sobre todo con la situación tuya que tuvo que ver, ni siquiera estaba tan fuerte lo de las redes, pero mira cómo accedió él a tener este conocimiento, ahora aún más estos jóvenes que están ahí pendientes, yo imagino que todo el tiempo estás pensando en eso también, en esas mamás, en esos hijos adolescentes. Sí, aparte que hoy los chicos tienen celular desde qué edad. Ya lo tienen desde los ocho años. Sí. Seis años ponen a comer a los niños con un celular viendo muñequitos. En la época, digamos, cuando Santi tenía sus trece años, él tuvo celular cuando cumplió 10 años, pero era una panelita, o sea, no era el super celular que le daban ahora a los chicos. Con internet que pueden acceder, ellos ya no tienen necesidad de salir de su casa. ¿Para qué? Todo lo encuentran en las redes sociales en su cuarto encerrados. Y los papás pensando, ay tan lindo, mi hijo está juicioso en su habitación. A veces es mejor que estén como estábamos nosotros cuando éramos chiquitos, callejeando, embarrándonos y no en una pantalla absorbiendo tantas cosas y siendo tan vulnerables, porque siento que chicos están muy muy vulnerables hoy en día ¿Estás de acuerdo con que lleven celulares a los colegios? No, no no siento que debe estar muy regulado y lamentablemente tiene uno que tocar fondo para ser consciente porque muchos papás dejémos, son chicos, están en la onda. Pero esa onda puede pasar factura y puede ser fatal. ¿Cómo pasó con ustedes? ¿Cómo pasó con nosotros? Yo te agradezco mucho, sobre todo este llamado de atención, esta alerta, esta invitación. Porque, como lo decía al inicio, lo veo de esa forma, una alerta. Los jóvenes están sobreexpuestos. Hay exceso de información, información innecesaria. Y sí considero, sin ser mamá, que hay que estar ahí con los ojos abiertos para ver en qué están estos chicos hoy en día con sus celulares y sus tablets y sus aparatos y sus computadores. Sí, es verdad, Tati. Tati, yo te agradezco mucho. Realmente es muy fuerte también hablar de este tipo de cosas. hablar de este tipo de cosas decías fuera de cámaras que a pesar de 13 años que han pasado uno no supera una muerte sino que se aprende a vivir con eso es verdad ya hoy lo vive uno desde la tranquilidad pero pues es un duelo con el cual una madre y un padre mueren y gracias a ti por permitirme este espacio, porque más allá de lo que te decía al principio, más allá de venir a contar una historia, es generar conciencia y abrir tal vez corazones y alertas a los papás, a los papás, a nosotros como personas también, nuestra salud, nuestra salud mental. Es muy importante de verdad que miremos nuestros hijos, pero que también nos miremos a nosotros. Total, completamente de acuerdo contigo. Me alegra mucho saber que estás bien, que tu salud está como tiene que estar. Desconéctate de pensar que cada 10 años pasan cosas. tiene que estar, desconectate de pensar de que cada 10 años pasan cosas seguramente cuando se cumplan esos 10 años van a llegar solo buenas noticias a tu vida nada malo, nada negativo, que se rompa ese círculo y te agradezco mucho por haber contado esta historia tan íntima y tan profunda y que este episodio quede como un regalo en memoria de tu hijo Santi. Muchas gracias a ti Tati. Esto es Vos Podés, el podcast Soy Tatiana Franco y esto es Vos Podés, el podcast Vos Podés, el podcast