Lucas Akoskin - “La Vida Es Muy Frágil: No la Podemos Desperdiciar en No Ser Felices”

Lucas Akoskin - “La Vida Es Muy Frágil: No la Podemos Desperdiciar en No Ser Felices”

02 de jul de 2025

El episodio de hoy trata sobre la salud mental masculina y la importancia de abordar este tema, rompiendo estigmas y fomentando la apertura emocional en los hombres. Juan Pablo Raba y su invitado Lucas discuten la significancia de crear espacios seguros para hablar de sentimientos y compartir experiencias personales que afectan el bienestar emocional.

Capítulos

La conexión entre salud mental y dinero

El dinero es un aspecto crucial que impacta el bienestar emocional y las decisiones personales. La conversación aborda cómo la gestión financiera puede influir en vivir la vida que deseamos, alejándonos de los estigmas que rodean tanto la salud mental como el manejo del dinero.

La importancia de los espacios masculinos de apoyo emocional

Lucas comparte su experiencia en grupos de hombres en Los Ángeles, donde los participantes se reúnen para abordar sus sentimientos y vulnerabilidades sin juicio. Estos grupos se convirtieron en un apoyo esencial y permiten que los hombres expresen emociones que habitualmente reprimen.

Una historia de vida: desafíos personales y superación

Lucas narra la emotiva historia de su hijo Mateo, quien padeció leucodistrofia. Detalla el impacto emocional y los aprendizajes que surgieron de esta experiencia, incluyendo su duelo y cómo esto transformó su perspectiva sobre la vida y la importancia de aprovechar cada momento.

El duelo y la resiliencia: aprender a vivir con la pérdida

El episodio profundiza en cómo Lucas y su familia enfrentaron el duelo tras la pérdida de Mateo. Destaca cómo esta experiencia les enseñó a vivir con el dolor, hallando maneras de honrar la memoria de Mateo y continuar con sus vidas, enfocándose en las alegrías y aprendiendo de las tristezas.

Reconectar con la vida a través de la creatividad y la actuación

Después de un tiempo de duelo, Lucas decidió regresar a la actuación, un paso significativo para reconectar con su pasión y encontrar sanación personal. Esto representó un renacimiento personal y profesional, utilizando sus experiencias para enriquecer su trabajo y relaciones.

Conclusión

La charla de hoy es un recordatorio poderoso sobre la importancia de los espacios de conversación abiertos y seguros para los hombres. A través de historias personales y emotivas, se enfatiza el valor de la vulnerabilidad y el apoyo mutuo para superar desafíos emocionales y encontrar sentido y propósito en la vida adversa.

Menciones

Ver transcripción
               Con una carta de debito de Venmo, puedes usar Venmo más que solo tus amigos. Puedes usar tu balance en tantos modos. Puedes usar Venmo en todo. ¿Necesitas gas? Puedes usar Venmo en esto. ¿Qué tal los snacks? Puedes usar Venmo en eso. ¿Tu merche de bandas favoritas? Puedes usar Venmo en esto. ¿O su próximo show? Puedes usar Venmo en eso. Visita venmo.me.debit para aprender más. La carta de mastercard de Venmo es emitida por el Banco Banco de la UNED y es licenciada por Mastercard Internacional Incorporated. La carta puede ser usada en cualquier lugar donde la carta de mastercard sea aceptada. Las restricciones de la compra de Venmo se aplican. ¡Gracias! Nosotros, para precios competitivos en todos tus proyectos de mejora en casa. Si encuentras un precio más bajo en algún lugar en el mismo item, lo mataremos. Lowe's. Nos ayudamos. Te salvamos. El precio de la misma aplicación al mismo item. El precio actual en los retailers de mejora. Exclusiones y términos aplicados. Aprende cómo mataremos el precio en Lowe's.com. Slash. Más bajo. Precio. Guarante. Hola, soy Juan Pablo Raba y junto a mi amigo y productor, Dani Posadaada te damos la bienvenida a Los Hombres Si Lloran. Este es un espacio seguro dedicado a explorar un tema crucial y a menudo pasado por alto, la salud mental, mientras rompemos con los estigmas y estereotipos que la rodean. Y en esta temporada también hablaremos de dinero, porque sabemos que nuestro bienestar financiero impacta profundamente en nuestras vidas, en cómo nos sentimos, en las decisiones que tomamos y en poder alcanzar la libertad para vivir la vida que queremos y no la que nos toque. Amigos extraordinarios y expertos llegarán para compartirnos sus historias y herramientas que nos ayudarán a profundizar en las complejidades de la salud mental y en todo lo que la atraviesa. Este, nuestro espacio. Tu espacio es seguro. Y se llama Los Hombres Sí Lloran, donde la vulnerabilidad se convierte en nuestra mayor fortaleza. Lucas. Juanpi. Querido Juanpi me dice, argentino tenías que ser Juanpi. No hay argentino que no diga Juanpi. Mi viejo, que era argentino, me decía Juanpi querido Juanpi me dice argentino tenías que ser Juanpi no hay argentino que no diga Juanpi mi viejo que era argentino me decía Juanpi por supuesto y toda mi familia argentina me dice Juanpi y acá como te dicen acá es más Juanpa Juanpa JP hay una cosa muy de los colegios acá y es que si jugabas fútbol en el colegio te ponen el apellido en la camiseta entonces para todos mis amigos del colegio soy Raba porque aunque no lo creas jugué fútbol en el colegio, te ponían el apellido en la camiseta. Entonces, para todos mis amigos del colegio, soy Raba. Porque aunque no lo creas, jugué fútbol en algún momento de mi vida. No sigo nada. Era bueno. Te decía, ah. Era bueno. Cuando jugué de defensa, nunca lo fui. Y después en algún momento descubrí, pero ya cuando estaba en España, que era muy buen arquero. Y fui buen arquero. Y después un problema en las rodillas dejé de jugar fútbol estuve como un año sin poder hacer nada y después nunca más jugué empecé a hacer artes marciales en ese momento gracias por estar acá sé que estás en Bogotá unos cuantos días y yo te agarré a Mansalva y te dije, hermano, grabo este día y normalmente grabo tres, pero si vos te quedas y si me decís que sí, grabamos cuatro ese día. Así que es el cuarto del día. Me disculpo antemano por cualquier pelotudez. Así como el culo por el acento que se me va a ir pegando el argentino. nada compadre yo me siento muy conmovido de que estés acá nuestra amistad es una cosa curiosa porque realmente esta es la segunda vez que nos vemos en la vida ¿no? nos conocimos una vez en Los Ángeles a través de una amiga y por esas cosas de la vida como que nunca perdimos el contacto ¿no? y de eso ya hace por ahí unos cuatro años más o menos tres años tres años entonces gracias gracias porque seguimos siendo amigos porque nos unen temas cuatro años más o menos, tres años, tres años. Entonces, gracias. Gracias porque seguimos siendo amigos, porque nos unen temas o nos gustan cosas similares, no solo el cine y la actuación, sino. Tenemos cosas de la vida que nos unen sin duda y intereses comunes de muchas cosas. Entonces, mi hermano Lucas, gracias y bienvenido a Los Hombres y Llores. Gracias, gracias por tenerme acá, por invitarme a este espacio. Es un placer. Me acuerdo cuando me contaste por primera vez que querías armar algo alrededor de la salud mental, sobre todo de los hombres. ¿Te dije en ese momento? Vos me dijiste, pero no existía este formato todavía. Vos querías hacer algo, vos estabas atravesando por temas personales que tenían que ver con tu propia salud mental. Y querías explorar esto en algún tipo de formato. Y lo hablamos. Y no sé, a los seis meses más tarde creo que empezaste a hacer esto. Y me acuerdo que a los seis meses más tarde, creo que empezaste a hacer esto. Y me acuerdo que te escribí y te dije, o sea, no puedo creer que lo estés haciendo. Y te felicito porque no mucha gente puede seguir sus propios pasos de algo que por ahí quiere hacer. Y vos fuiste y lo soñaste y lo perseguiste y lo hiciste y aquí estamos. Wow, no me acordaba que hayamos hablado. Me acuerdo del mensaje, me acuerdo del mensaje cuando lo viste. Pero no, pasó tiempo después. Después de que vos y yo lo hablamos, pasó por lo menos un año. Sí, por ahí, bueno, sí. Porque todavía fue en LA, yo todavía estaba en LA y después vinimos por la película, todo eso, pero bueno, en fin. Gracias por traerlo porque no me acordaba que lo habíamos conversado. Me acuerdo que después cuando lo viste sí me felicitaste y me acuerdo que me dijiste que vos tenías como un grupo con tus amigos para hablar sobre salud mental. ¿Cómo es eso? Antes de eso, contanos un poquito de quién sos. ¿Te dedicas? Bueno, yo soy argentino, pero me fui de Argentina hace 25 años. Viví 12 años en Nueva York y ahora vivo hace 13 años en Los Ángeles. ¿Montón? Hace montón. Soy actor y productor. Soy papá. En mi descripción te diría eso. Soy papá primero. Soy actor, soy productor. Soy amigo. Soy papá primero, soy lector, soy productor, soy amigo, soy ex esposo, ex esposo recientemente, bueno, tan recientemente, pero ¿cuántos años casado estuviste? Trece años. Trece y llevas un año, un año de un año y medio, año y medio. Ok, después podemos entrar en eso. Pero bueno, entonces volviendo a ese tema, me acuerdo que me dijiste que vos, y lo pusiste a mis órdenes además, que vos tenías un grupo de amigos con los que hablaban de estos temas. Y eso me llamó poderosamente la atención. Porque de todos los hombres con los que hablé, porque sí sé que empecé a hablar con muchos hombres sobre temas de salud mental, probablemente eso es el único que comentó que tenía algo así. ¿Cómo funciona eso en tu vida y cómo nació? Bueno, en Los Ángeles quizás, no sé cómo es en otros lugares, pero en Los Ángeles y en mi comunidad de amigos que tengo alrededor, sí empezó a ser un tema recurrente en el que los hombres no hablan de sus sentimientos, no exponen, no verbalizan, no son vulnerables. Y hubo una necesidad de empezar a crear estos grupos de hombres. Que solo para hombres donde nos juntamos una vez por semana cuando hay ese tiempo, una vez por mes. Empezó la pandemia por Zoom, de hecho. ¿Quién lo empezó? Un amigo mío. Un amigo mío que fue como el precursor de la iniciativa y juntó como un grupo de cinco o seis amigos que tienen la sensibilidad por ahí para poder sacar temas a la mesa y otros que no, pero que sí no ven la hora de poder hacerlo. Porque lo bueno de esto también es que hay personas, hay hombres, hablando de hombres, que no, que en su vida lo vas a ver llorar o hablar de sus sentimientos. Pero en el momento que uno se expone y se abre y empieza a hablar de lo que le está pasando, lo invitas al otro a decir a mí también me pasa eso. Yo también puedo llorar con vos en ese sentido. No literalmente hablando, a veces sí. Pero sí se pone mucho en la mesa y te das cuenta que no estás solo en ese sentido. Eso después se pasó a ser presencial y después yo pertenecía a otro grupo. O sea, en el ley de esto hay varios grupos que se llaman men's group. Y es como bastante, te diría que común, no masivamente, pero sí en gente que realmente busca estos espacios para poder conectar con otros hombres y poder tener este lugar como este container que estás a salvo y que nadie te está juzgando y que puedes traer temas a la mesa, ya sea de pareja, de paternidad, de trabajo, de depresión, de temas de salud, depresión, de temas de salud, donde salen un montón de temas que también pueden llegar a ser para apoyar e incentivar al otro a crecer y crecer todos juntos. Como si alguien está más abajo, ayudarlo a levantarse. Es un grupo de amigos, ¿no? Hay un profesional que nos guíe. No, pero sí, siempre hay más de uno que tiene mucha experiencia en, ya sea, por ahí hay alguien que es terapeuta. No, nadie viene como terapeuta psicólogo a coordinar el grupo, pero siempre hay gente que tiene mucha experiencia en este tipo de encuentros como para por ahí llevar el hilo de una conversación si es que caemos en un pozo de algo ya sea que trabajan con plantas medicinales o con otro tipo de terapias pero con muchas herramientas que a la hora de por ahí exponer temas en la mesa son muy eficientes ¿Te costó abrirte o cero? A mí no, porque nunca me costó yo creo. Igual con los años voy de vuelta en realidad. No diga que nunca me costó. Sí, de chico me costaba mucho. No nací con esto. No nací con la habilidad de poder abrirme y expresarme sobre todo mis sentimientos, pero por mi historia de vida en particular te diría que desde que fui papá que hay un antes y un después en mi vida antes de que haya sido papá quizás este tipo de grupos de conversaciones no eran comunes en mí o en mis círculos y no te puedo decir cómo hubiese reaccionado en estas conversaciones antes de ser padre. Desde el momento que fui padre y me tocó vivir lo que yo viví, hablar es una necesidad. Hablar es una necesidad. ¿Por qué antes de ese momento al que vamos a volver a la paternidad, por qué no era así? ¿Por qué no tenías esa facilidad? ¿Cómo fue tu entorno creciendo? ¿Cómo fue tu relación con papá? Tu papá era una persona abierta hacia los sentimientos, no lo era. ¿Cómo fue eso con tus abuelos? ¿Cómo fue ese entorno? Digamos, esa vivencia de lo que supuestamente es el masculino en tu casa. Tuve una infancia bastante linda, muy sana, desde mi punto de vista con mis abuelos, que igual fallecieron cuando yo era chico, de parte de mi papá. Mis abuelos, de parte de mi mamá, ya tuvieron un tiempo más en mi vida. Y tengo una familia con dos padres que siempre fueron muy unidos, una hermana y un hermano, y nos criamos de una forma muy unida, teniendo una vida familiar. Hasta, te diría, que me fui de mi casa a los 21 años. Hasta entonces, creo que en ese mismo mismo año mi hermano se mudó y mi hermana se mudó. Los tres nos mudamos de la casa, mis papás los dejamos solos prácticamente. Pero hasta entonces estamos todos juntos. Y tuve una infancia bastante agradable. Ahora, no te puedo decir que era una casa donde mi papá se podía sentar a hablarme de los sentimientos, o que yo lo veía llorar, o que no era ese tipo de relación, yo creo. No tengo por lo menos esos recuerdos. Por ese lado. Ahora mi papá es un... Veo un comercial de Seven Up y se pone a llorar. Hay tanta represión. Pero así era mi viejo también. Pero por otro lado, la depresión no existe, es un tema de flojos, ¿me entiendes? Era curioso, mi viejo también era exactamente igual, argentino, de Vicente López, lloraba con un comercial de 7up, pero muy duro y muy pragmático, sobre todo con los temas que tienen que ver con muerte, por ejemplo. Entonces entiendo perfectamente lo que decís. Y además nuestros padres seguramente deben haber sido bastante contemporáneos. El mío murió ya hace 14 años de 65 años. Y te vas de casa, ¿cómo es? ¿Te vas persiguiendo, digamos, la carrera actoral? O sea, ¿ya habías decidido? ¿Tu viejo, a qué se dedicaba tu viejo? Contador. Contador, o sea. Sí, mi papá contador, mi mamá, en ese momento, creo que tenía una tienda de ropa de niños y yo me voy persiguiendo un sueño de actuar en otro idioma que no era el. Y yo me voy persiguiendo un sueño de actuar en otro idioma que no era el español sin saber si quiero hablar inglés. Lo mío era completamente... Era un obstáculo que había que superar, pero era un tema menor. Y me fui a New York a estudiar a la escuela Estel Adler, que para mí era como la maestra Marlon Brando, ahí es donde yo quiero ir. Yo había ido a New York por primera vez en mi vida el año anterior con mi familia de vacaciones, porque tengo unos primos que viven allá. cabeza y me acuerdo que a mí no me estaba saliendo trabajo como actor en Argentina, o sea, yo hacía cositas acá, cositas allá, pero no me enganchaban como un personaje de todo el año, trabajo fijo, sino quizás nunca me hubiera seguido el país, pero como que no me salía, yo hacía un par de capítulos acá, un par de capítulos allá, hacía teatro, pero dije no, o sea, yo no, o sea, quiero otra cosa para mí y Nueva York me abrió un lado de mi curiosidad que ni siquiera me imaginaba hasta que fui para allá y me mandé. Me fui con un intercambio de una cosa que se llama au pair, ¿conoces? Fui como au pair a Cuidad. Yo fui como, yo era el Mary Poppins de Stonemill. Y eso me permitió un año me pagaban todo. Y yo con eso estudiaba teatro en la escuela los fines de semana y estudiaba inglés durante la semana y aprendía inglés con los niños, lo cual fue lo mejor que pude hacer porque mi inglés era precario es poco, pero los niños, lo cual fue lo mejor que pude hacer porque mi inglés era precario es poco, pero los niños hablaban un idioma bastante básico en su vocabulario, entonces estaban a mi nivel, un poco más, pero me ayudó muchísimo y ese año yo me preparé con el idioma mientras trabajaba en la visa que después me podía quedar más tiempo para poder mudarme y quedarme ahí. Terminé ese año y ya me quedé y me metí en la escuela full time. Y bueno, 25 años más tarde acá estaba. Y arrancaste tu aventura. Sí, después me salieron los papeles, la visa. Increíble. Y vamos a hacer un salto largo porque antes dijiste que tu vida cambia completamente cuando tienes a tu hijo. Sí, claro. ¿Cuántos años tenías cuando tenías a tu hijo? Treinta y tres. Treinta y tres. Treinta y tres años. ¿Ya estabas casado en ese momento? No. Yo conozco a Leonor cuando tenía 31 años y medio. Ajá. Y ella vivía en Los Ángeles, yo vivía en New York. Actriz también. Leonor, actriz. ¿Dónde se conocen? Nos conocemos en Buenos Aires. Sí. Porque yo estaba filmando como actor. Había vuelto a Buenos Aires a filmar como una miniserie. Ajá. Y ella había ido a Buenos Aires a hacer una campaña de Pantene y un amigo en común Andy Vice colombiano no no Andy es responsable de que de mi casamiento no te puedo creer Andy me dice tengo una amiga que está acá en Buenos Aires Andy estaba en Buenos Aires quedándose conmigo pero por dos días y él se tenía que ir pero me dice ella se queda un día yo no puedo pero nos conectó y ahí yo fui a comer con Leo nos conocimos y se fue al otro día no pasó nada pero nos enamoramos a la distancia y long story short o sea nos casamos básicamente pero bueno yendo para atrás un año y medio perdón al año en que nos conocemos decidimos que tener un hijo ok sin haberse casado deciden tener un hijo claro ok está buenísimo eso no tenía ni idea exacto yo me voy a ir por la rama y voy a tener que ir a bajar porque yo me olvido dale dale mi hijo nace el 20 de noviembre del 2012 si cuatro meses después de su nacimiento olvido. Mi hijo nace el 20 de noviembre del 2012. Cuatro meses después de su nacimiento, nosotros nos íbamos a casar. En una ceremonia chiquita en la playa, vivimos en Santa Mónica, en Los Ángeles. Mis papás habían volado a Argentina. La mamá de Leo y su padrastro habían volado de Chile. Y un par de amigos solamente nos íbamos a casar en la arena, en el mar. una cosa chiquita, ceremonial pero mi hijo hace cuatro meses que ya tenía de vida había estado o sea, tenía estoy abordando temas grandes pero por diferentes lugares mi hijo tenía desafíos que todavía nosotros no entendíamos y que los doctores no estaban pudiendo descifrar. ¿De qué forma se manifestaban? Se manifestaban con todo. O sea, a los cuatro meses de edad, un bebé supuestamente tiene que ya poder levantar su cabecita. O sea, los milestones que un bebé va teniendo a medida que va al mes, al dos meses, agarrarse el pezón, tener la cabecita, sostenerse su motricidad, cosas que no estaban sucediendo. Y sus pediatras nos decían, bueno, está todo bien. O sea, hay niños, cada uno tiene su tiempo, hay que seguir esperando. Y pasó un mes, pasó dos meses, pasó tres meses, pasó cuatro meses. Y Leo y yo sabíamos que algo no estaba bien. Entonces llegamos al día donde lo único que quedaba por hacer era un MRI. Una resonancia magnética. Que nosotros estábamos tratando de evitar lo más posible porque para eso en un bebé lo tienes que dormir. Dificilísimo, claro. Entonces no era algo que nos agrava tanto, pero bueno, no queda otra vía que hacerlo. Ok, esa resonancia magnética, y ahí voy conectando hilos, nos la agendan el día de nuestro casamiento. El día del casamiento. Entonces, el día del casamiento, nosotros a la mañana vamos a la clínica con Mateo, nuestro hijo, y todo el mundo ya está en nuestra casa preparando las cosas para el casamiento. Era una cosa de rutina. Íbamos a hacerle esto y un par de horas después volvíamos, nos casamos, fiesta, etcétera, etcétera. Llegamos a la clínica, le meten a mi hijo a hacer la tomografía y cuando termina esa tomografía nos dicen los doctores que le encuentran a mi hijo una falta de materia blanca en el cerebro. Específicamente nos dicen que mi hijo tiene una enfermedad genética que se llama leucodistrofia. Nosotros no entendíamos qué significa eso, cuáles son las consecuencias, o qué. Nos meten en un cuartito y nos dicen que mi hijo tiene un año de vida. Solamente. Quizás dos. Colapsamos en ese momento. Los dos, leo yo. Salimos de la clínica como pudimos. Nos vinieron a buscar o dejamos el auto, no me acuerdo. Nos tomamos un taxi porque no podíamos ni manejar. Volvimos a nuestra casa. Nos encerramos. Me acuerdo que teníamos en esa casa la habitación y después adentro de la habitación había un baño y dentro de ese baño tenía otra puerta para el clóset. Nos encerramos en el clóset, creo los dos, cerramos la puerta y creo que estuvimos llorando por un día y medio o dos días, sin salir de ahí. Obviamente el casamiento lo suspendimos. Lloramos, lloramos, lloramos, llor estuvimos llorando por día y medio, dos días, sin salir de ahí. Obviamente el casamiento lo suspendimos. Lloramos, lloramos, lloramos, lloramos, lloramos. Culpamos a quien se te pueda ocurrir. Nos victimizamos. Nos, o sea, no sé, nos pasaron de todo en esos dos días. Y después de esos dos días nos miramos a los ojos y dijimos nos tenemos que casar, ahora más que nunca salimos de ese closet subimos a la terraza de nuestro edificio con nuestros papás y con mi hijo entre los dos y nos casamos con él en el medio esos recuerdos fueron maravillosos en muchos sentidos y yo sé que a vos te causa muchas emociones porque también sabes cómo terminó la historia porque mi hijo vivió seis años nada más del año que le dieron se cedieron a seis porque porque nosotros nunca nos o sea mejor dicho nos rehusamos a entregarnos a esa realidad que nos estaban otorgando a nosotros, los médicos. ¿Quién eran los médicos? ¿Quién les dio el poder para decirnos a nosotros cuánto tiempo tiene un ser humano? ¿Es basado en qué? ¿Cuánto tiempo tiene un ser humano? ¿Basado en qué? Y realmente este es un tema que a mí en lo personal siempre me causó mucha dualidad y mucha bronca. Si bien estoy muy agradecido al sistema médico porque hicieron muchas cosas por mi hijo, a la vez me pareció demasiado insensible e injusto que me den una puñalada al corazón de esa forma, sin siquiera tener los fundamentos para hacerlo. La condición de mi hijo es una condición muy rara, que no se sabe mucho, que recién hace pocos años, o sea, hace 30, 40 años que se empezó a diagnosticar. O sea, que hay millones de niños por ahí en el mundo que están sin ser diagnosticados, porque también es muy difícil encontrar. Dentro de esta condición genética hay muchas ramas, hay muchos diferentes tipos de leucodistrofia. Y mi hijo tuvo suerte de que lo pudieron diagnosticar. Eso nos dio a nosotros, no cambió mucho, pero sí nos dio una visión mucho más clara de lo que era específicamente. No tiene tratamiento ni cura, de todos modos. Y por eso nosotros como que nos alejamos del sistema de la medicina occidental y comenzamos un viaje de medicina alternativa, de terapias alternativas, de lo que te puedas ocurrir y más también. O sea, fue como una zambullida en cómo salir adelante en algo que no se sabe. O sea, que teníamos que aprender a medida que íbamos caminando el recorrido, recorriendo el camino nosotros mismos por nuestra cuenta, totalmente solos por nuestra cuenta y recorrimos, teníamos mucha gente alrededor por suerte que nos ayudó a digerir más esta información y a explorar y a darle la mejor vida posible ¿Cómo era vivir con Mateo? Bundling, just another way to save with a personal price plan. Prices are based on rating plans that vary by state. Coverage options are selected by the customer. Availability, amount of discounts and savings and eligibility vary by state. The Jack Welch Management Institute at Strayer University helps you go from I know the way to I've arrived with our top 10 ranked online MBA. Gain skills you can learn today and apply tomorrow. Get ready to go from make it happen to made it happen. ¡Gracias! 2121 15th Street, Northern Arlington, Virginia. Era. Fue bueno, los seis años más lindo de mi vida. Fueron los años más dolorosos también. Fueron un aprendizaje durísimo. Era realmente una enseñanza, era una enseñanza de vida constante. Era realmente verlo. O sea, para que entiendas más sobre él, era una enseñanza de vida constante. Era realmente verlo. O sea, para que entiendas más sobre él, su enfermedad, él era no verbal y no móvil. O sea, que él no se podía mover y no podía hablar. Estaba atrapado dentro de todo. Su falta de materia blanca, lo que significa eso es que su cerebro estaba intacto, pero la materia blanca en el cerebro es la encargada de mandar todas las señales hacia el cuerpo. O sea, todo lo que es voluntario no lo puede hacer. O sea, que él puede pensar y querer hacer algo, pero no lo puede sacar. O sea, que mi relación con él era el corazón, solo el corazón. Así nos comunicábamos, forzosamente. O sea, yo me la di contra la pared muy rápidamente, porque ¿cómo era eso? ¿Cómo aprender a comunicarse con un ser en otro plano, prácticamente? Y no te lo puedo explicar cómo, pero nos comunicábamos. Quizás su madre y yo y sus nanis que estuvieron con nosotros, los angelitos que estuvieron con nosotros toda la vida, éramos los únicos que podíamos mirarlo y sabíamos si estaba bien, si no estaba bien, si necesitaba algo. A veces era adivinar, a veces era intuición y muchas veces era acompañarlo porque no había tanto que se podía hacer. Era un niño que se despertaba riendo y que se acostaba riéndose a pesar de todos los desafíos que tenía. Un niño que, como te digo, te ponía en perspectiva todo. Hablar de estrés o de problemas o de desafíos al lado de alguien que realmente los tiene todos era patético para mí. Era una enseñanza diaria y una dualidad que tenía que combatir también porque a la vez me pasaban cosas me pasaban cosas como esposo, me pasaban cosas como papá, como amigo, como trabajador pero mi vida era mi hijo primero que nada era sacar adelante a mi hijo como primero que nada era sacar adelante a mi hijo como y te pregunto porque no entiendo como se hace o sea como sales, te quitas bueno, te pones como el traje ok, hoy soy trabajador y dale, dale, dale yo tengo un lado mío que es el de actor Yo tengo un lado mío que es el de actor y tengo un lado mío que es el de productor. Y son dos gorros. Y el lado de actor quizás es el lado que yo lo veo más por el payaso, por el nene que juega. Porque para mí la actuación empezó desde chico como un juego. Y siempre lo vi de esa forma y me gusta verlo de esa forma. Y el lado del productor empezó como una necesidad del actor. O sea, el productor empezó a hacer cosas para el actor. Y después se transformó en una carrera porque le empezó a ir bien al productor y bueno, se transformó en una forma de tener un ingreso que podía también apoyar a la familia y cuando mi hijo nació el gorro de productor perdón el gorro de actor yo medio que lo saqué y lo guardé en un cajón y no lo quise usar porque me daba culpa. Me daba culpa ser feliz. O sea, ¿cómo me voy yo a ir a divertir al arenero si mi hijo está en casa como lo está pasando? ¿Cómo me atrevo yo a ser feliz? Y era muy subconsciente. Ni siquiera es que yo tenía estas conversaciones conmigo mismo y tomaba decisiones con este parámetro. Subconscientemente lo estaba haciendo. No me permitía sacar proyectos adelante conmigo como actor, no me permitía hacer audiciones, no me permitía hablar con colegas, amigos, decir bueno hagamos algo. bueno, hagamos algo. Los primeros cuatro años de su vida ni siquiera me permitía tomar clases, entrenar. Eso fue algo que, por suerte, mi gorro de productor estaba bien también y tenía una empresa en ese momento que le estaba yendo muy bien y podía estar muy ocupado y desde un lado muy operativo, que es el lado del productor, hay que solucionar y hay que arreglar y hay que sacar cosas adelante y eso me salía bien y lo puedo hacer y me podía distanciar un poco entonces podía ir a la oficina hacer todo lo que tenía que hacer dejar todo en la oficina y volver a mi casa y hacer todo lo que tenía que hacer teníamos también la fortuna, la suerte de tener personas que, o sea, mi hijo necesitaba cuatro a seis manos a la vez las 24 horas del día. Mi hijo no podía dormir toda la noche, o sea que dormía como de a cuotas, hay noches que dormía de a media hora, de a una hora, y tres horas despierto y después media hora. Y para dormirlo nos sentábamos en esas bolas de... ¿Cómo se llama? Pilates. Sí, esas bolas de pilates, lo ponías así y saltábamos en la pelota hasta que se quedaba dormido. Y finalmente lo pasamos a la cama. Y así de vuelta. Y era... Todas las noches de su vida fueron así. Entonces nos tomábamos turnos con Leonor, con una de las nanis, con otra de las nanis, que también se tomaban turnos porque eran las 24 horas. Entonces, y como Leonor también es actriz, había momentos que ella también dejó de trabajar muchísimo. Los dos, bueno, yo no dejé de producir, pero los dos dejamos mucho la actuación de lado. No del todo porque también necesitábamos trabajar, pero había momentos donde ella tenía que irse a filmar y yo me quedaba a cargo de todo. Y había momentos donde yo me tenía que ir a filmar y ella se quedaba a cargo de todo. Pero eran muy difíciles esos momentos y tampoco eran muy extensos. Y también mis papás venían. Mi casa siempre era un circo de gente porque se necesitaban muchas cosas todos los días. siempre era un circo de gente porque se necesitaban muchas cosas todos los días. Teníamos un log donde anotábamos todos los días desde que se levanta hasta que duerme, pero te hablo de cada media hora. Media hora, esta medicina, esta medicina, esta terapia, acá comió tanto, era todo, todo, todo registrado. Todos los días de su vida están registrados. Porque así de detallista y de minucioso había que hacer, porque un movimiento en falso podía ser grave. ¿Cómo cambia, cómo sobrevive, cómo crece el amor en pareja? ¿Cómo se transita eso? Bueno, ¿cuándo tienes que quedar tanto? Bueno, ¿cuándo tienes que quedar tanto? Bueno, mi matrimonio, desde el momento que nació mi hijo, mi matrimonio pasó a segundo plano. O sea, no era lo más importante, lo más importante era mi hijo. Pero sí es verdad que tanto Leo como yo, que si bien estamos separados, nos seguimos amando muchísimo, éramos el uno para el otro para con él siempre era primero él en todo no había ni siquiera tanto lugar para nosotros estar mal con nosotros porque no había tiempo ni siquiera para eso también cuatro años después de que nace Mateo nace Luna, nuestra hija. Y eso también fue... ¿Fue planificado? Sí, fue planificado. O sea, explícame el grado de amor y de huevos que hay que tener y ovarios que hay que tener. Bueno, te lo voy a demostrar con esto. Todos los dos, cuando mi hijo... Cuando nosotros decidimos tener... los dos, cuando mi hijo cuando nosotros decidimos tener, lo hicimos por mi hijo primero que nada, por nosotros también pero por mi hijo, porque sabíamos la pregunta es cómo, intuitivamente que para él iba a ser muy importante tener un hermano o una hermana y Leo y yo también, para nosotros también, pero era como vos decís cómo empezcómo empezamos a eso? Hablamos con los doctores y nos dijeron lo siguiente, tienen una en cuatro posibilidades de que si tenés otro hijo, tenga la misma condición. Una en cuatro. Hay estadísticas que son, bueno, una en un millón. Acá eran un 25% de chances de que tu próximo bebé salga con lo mismo. Entonces, la única forma de hacer, si crees que no te lo dijo, es, tiene que ser IVF, tiene que ser tratamiento hormonal, lo cual para Leo, sobre todo, porque era su cuerpo, no era opción. O sea, estábamos viviendo una situación de intenso estrés, de intenso... En inglés se dice fire flight, no sé cómo se dice. Sí, como primera respuesta, respuesta primal. Así eran todos los días. Todos los días eran así. Sumarle un tratamiento hormonal a ese estado diario era suicidio. Para ella, por su cuerpo, para la familia. Y nosotros sabíamos, tampoco me preguntes cómo, que nuestro próximo bebé iba a nacer sano o sana. Lo sabíamos. Venimos haciendo trabajo espiritual también hace muchos años, los dos, y los dos tomamos la decisión de que íbamos a tener a nuestro próximo bebé de forma natural. Y nos mandamos e intentamos, en el primer intento, mi hijo también fue en el primer intento. O sea, sin IVF, sin nada de eso. Nada. Le dijimos que no a todos. Nos mir. O sea, sin IVF, sin nada de eso. Nada. Le dijimos que no a todos. Nos miramos a los ojos, dijimos, lo vamos a hacer. Sabemos que va a estar todo bien. Y lo hicimos. Y no ha sido Luna. Y Luna es una niña hermosa que tiene 10 años hoy en día. Y que fue la tercera enfermera de mi hijo. Y fue quizás la persona que nos ayudó, tanto a Leo como a mí, a sobrellevar la pérdida de Mateo de una forma mucho más llevadera, de Mateo de una forma mucho más llevadera, porque lo teníamos a ella y porque no podíamos darnos el lujo de no ser padres para ella. Así que ella es gran responsable también de toda la ecuación de lo que fue los últimos dos años de vida de mi hijo y mi matrimonio con Leo y también mi separación que como te digo es una separación yo la llamo como que nos separamos de la mano nos separamos de mutuo acuerdo nos amamos y nos deseamos lo mejor uno para el otro y queremos lo mejor uno para el otro y sabemos que la ecuación familiar de este momento quizás no es la mejor estando juntos, pero no significa que tenemos que estar separados. Somos familia por siempre y lo vamos a hacer y estamos uno para el otro de una forma diferente. Una pregunta en dos partes. ¿Cómo transitaste tú desde ese imaginario de lo que significa socialmente o el mito de lo que es ser un hombre? ¿Cómo transitaste tú esa vida con Mateo? ¿Podías levantar la mano a veces y decirle a Leo o tenías ya en ese momento algún grupo de apoyo o terapia donde pudieras decir hoy me está costando? Sí o sea, teníamos días donde o sea yo era esa persona para ella y ella era esa persona para mí y si algún día uno no se podía levantar no de la cama, del piso, porque nada más del llanto o del dolor en el corazón, lo que sea, el otro estaba ahí para lo que necesites. En general, era un abrazo. No hay nada que podíamos decir. Y no hay nada que uno necesitaba escuchar tampoco. Estamos viviendo esa situación juntos. la seguimos viviendo juntos. Y no hay nadie en este planeta más que ella que sabe lo que yo siento y viceversa. Entonces, en esos momentos donde yo me caía, ella me levantaba. Y cuando ella se caía, yo la levantaba. Y era lo único que podíamos hacer. Sin juzgarnos sin nada el tiempo que sea, lo que sea y en general no duraba mucho pero nos permitíamos también eso era mucho acumular, acumular, acumular yo más que esa esa por ahí se permitía mucho más llorar y caerse. Y yo era como el hombre que tenía que estar ahí fuerte y por ahí por mi internacionalidad y por no permitirme a mí mismo caer porque no podíamos caernos al mismo tiempo. Eso también era algo que lo hablábamos. No nos podemos caer al mismo tiempo. Los tomamos turnos. Al día de hoy sigue siendo igual. Qué fuerza, qué amor. Y la segunda parte de la pregunta era ya una vez Mateo se va, como dijiste ayer, el duelo. ¿Cómo transitaste ese duelo, compadre? Mira, Mateo se va el 16 de noviembre del 2018, cuatro días antes de su cumpleaños número 6. La pandemia empezó al poquito después, ¿verdad? Al principio del 2019 creo que empezó. Así que fue todo, no sé si para mejor o para peor, pero fue la partida de Mateo. Nosotros vivíamos en una casa grande, me acuerdo, con enfermeras, con lugar para cuando vengan mis padres. Pasamos de eso, de una casa que siempre habían seis, siete personas todos los días, a Leonor, Luna y yo. Nos mudamos a un departamento de dos piezas, chiquitito, a estar solos, 7 personas todos los días. Leonor, Luna y yo nos mudamos a un departamento de dos piezas, chiquitito, a estar solos y empezó la pandemia. Y entonces nos quedamos en la pandemia encerrados, como todos, en ese departamento chiquito y duelando. Primero te voy a aclarar que para nosotros el duelo no empezó en ese momento. Empezó cuando lo diagnosticaron seis años atrás. Porque a mi hijo ya le dieron una sentencia de muerte a los cuatro meses de vida. Así que ahí empecé yo el duelo. Por más de que nosotros teníamos fe, para mí la fe era un vehículo que te da esperanza. Entonces nuestra fe nos empujaba a tener esperanza. Y creíamos y no creíamos en lo que los doctores nos dijeron que tenía un año de vida. Pero también sabíamos que no había ningún caso en el mundo que se había curado de esto y que no había tratamiento y que es una enfermedad degenerativa. de esto y que no había tratamiento y que es una enfermedad degenerativa, detrás de la mente no lo aceptábamos, pero sabíamos que no iba a vivir por siempre. Entonces, había un lugar nuestro que si bien no nos lo permitíamos estar en el frente, sabía que no iba a estar más. Entonces, ahí empezó nuestro duelo. Cuando él se va, o cuando él parte, empieza la pandemia, no podíamos salir de la casa, estábamos solos. Puta, o sea, fue... Fueron dos años muy duros. Muy duros. Las primeras semanas o meses la verdad es que perdí noción del tiempo no te podría decir si fueron semanas, meses, no te podría decir era todo lo mismo era caminar como un fantasma en la casa, ir a su pieza que estaba toda su pieza ahí y acostar en su cama y oler su almohada, y seguir viéndolo en todos lados. Y estábamos ya solos con Luna, y Leo y yo teníamos que ponerle un poco más las pilas en cuanto a que, bueno, Luna tenía cuatro años, y nos necesitaba también. Claro. Me queda la baba, pero bueno, no es nada, o sea, a cualquier papá le pasa lo mismo, pero mi hija fue como... Mateo tuvo un... un... un... una despedida en nuestra casa. Mateo se fue en nuestra casa, no en un hospital, no, no, se fue en su cama entre su mamá y su papá, acostadito. Y tuvimos una despedida en nuestra casa con nuestros amigos donde vinieron todos y puta y Luna, o sea hablamos mucho con dulas de de la muerte que así se llaman creo con expertos en grief, con expertos en grief con expertos con psicólogos de niños y porque queríamos realmente saber cómo manejarlo con Luna o sea no queríamos traumatizarlo pero también ella fue parte de todo todo el tiempo y llegamos a la conclusión de que no podíamos aislarla de nada lo que estaba pasando entonces Luna fue parte de todo. Luna nos ayudó a poner a Mateo en su bote, que le llamamos en su botecito, que se iba a ir a la luna. Le hizo dibujos, le guardó dibujos, nos ayudó a vestirlo. Le hizo muchos dibujos en el cajón. Y ese cajón se mantuvo en casa y vinieron todos nuestros amigos y le cantamos canciones y tuvimos una ceremonia hermosa en casa. Y Luna fue parte de todo eso. Y Luna al día de hoy sigue siendo una niña que habla de su hermano y que te habla de la muerte como, no sé, como psicólogo que atravesó por una situación que un niño de 4 o 5 años en su vida va a pasar y bueno esa a los 4 años que nos quedamos sin Mateo y ella se quedó sin su hermano también sigue teniendo un nivel de compasión poco visto. Por lo cual, nunca fue una niña que desde que nació no fue la prioridad y era la niña más chiquita de la casa, en general bebé. Y ella sabía que no era la prioridad. Ella sabía que estaba ahí para asistir a su hermano en las terapias, ayudarle a comer, a preguntar desde que nació. Y nunca nos lo reprochó o nos lo hacía difícil. cuando él se fue a sobrellevar la pandemia, hicimos un equipo bastante lindo con ella y bueno después el duelo el duelo es un no sé ni cómo llamarlo, es algo con lo cual yo voy a vivir toda mi vida y que uno aprende a vivir con eso, no se supera no se llega a ninguna etapa donde... Ya pasaron tantos años. No. Solamente aprendes a sobrellevarlo y a vivir con él. Nada más. Pero todos los días... Primero que yo vivo con mi hijo todos los días, por más de que él no esté físicamente conmigo y esa relación que yo tengo con él está llena de alegría está llena de tristeza entonces pasé por muchas etapas, leí muchísimos libros fuimos con Leo desde los grupos de no sé cómo se dice, de autoayuda de otros padres que pasaron por lo mismo como de él, pero de padres Sí, como de Chris. Sí, de padres que perdieron hijos porque la única que podíamos, con las únicas personas que podíamos hablar nosotros sobre esto era con alguien que pasó por lo mismo porque no había nada que nadie nos podía decir que a nosotros nos sirva de algo. Solo podíamos escuchar de alguien que realmente pasó por lo mismo. Entonces fuimos a estos grupos hasta que no los necesitamos más. Fuimos a terapias, hicimos plantas medicinales, hicimos de todo, honestamente. y aprendimos de a poquito que el duelo no nos domine, que el duelo no sea el que controla nuestra vida va a estar ahí, pero tenemos que vivir con él, no para él y bueno, y aquí sigo de esa misma forma, digamos, ¿no. Hay días que son más duros que otros, pero sí empecé a encontrar el significado de todo esto en mi vida y cómo hacer para honrar a Mateo en mi vida. ¿Cómo yo lo honro a él de la forma que yo vivo? ¿Se entiende? Sí, claro. Entonces, mi día a día, mis decisiones, mis amistades, mis conversaciones, mi conciencia, mi escucha, se rige hay un antes y un después de él. No solo desde que él se fue, sino desde que él nació. Porque toda la perspectiva de lo que vale la pena, de lo que es importante, de lo que no es importante, de lo que es frívolo, de lo que es superficial, de lo que es bullshit, en mi vida ya no tiene lugar. Por momentos cuesta diferenciarlo, porque hay veces que se camufla, sobre todo en nuestra industria. Yo ya no tengo lugar para eso. La vida es muy frágil. ¿Y por qué no la puedo desperdiciar en relaciones superficiales, en conversaciones vacías, en perder el tiempo? Y sobre todo, no la puedo desperdiciar en no ser feliz. Y por eso trato de reírme lo más posible, de bromear con mi hija lo más posible, de pasarla bien lo más posible. Y me siento bien de hacer eso porque sé que lo estoy honrando a él de esa forma. Y me estoy queriendo un poco a mí. Volví a actuar, que es algo que no, como te dije, no me permitía en el momento. Me tardó dos años después de que él se fue tomar la decisión y después de dos años hice las paces con él, pero sobre todo conmigo y me perdoné a mí mismo. Dije, bueno, no, no, no, no, no merezco sufrir no lo estoy honrando así que voy a hacer la mejor versión de mí mismo voy a honrar a mi corazón que necesita expresarse y a mi hijo que necesita verme feliz donde sea que esté o de la forma que esté sé que está conmigo y que hay parte de él en mí y bueno y así es que voy llevándolo día a día cuando hablamos del duelo, de la muerte de él son temas que a mí me preguntaste al principio si me cuesta hablar de esto o si me costó mucho no, al contrario, me parece que es como mi deber, me parece que es mi deber hablar, no solo porque a mí me queda mucho cuando hablo de esto y es una constante catarsis y reflexión y terapia pero si no porque sé el impacto que creo en otras personas, tanto que hayan pasado por algo, como lo que pasé yo, que no son muchos como otro tipo de duelo, porque no solo, o sea, uno puede duelar por un montón de situaciones que no necesariamente tienen que ser la pérdida de un hijo pero el duelo en sí genera un trauma. Y siempre que puedo yo exponer mi punto de vista, siempre que alguien lo quiera, obviamente, y se dé una conversación, me llena mucho poder ayudar o expresar mi experiencia para otro, porque ojalá pueda significar algo en su vida y mover adelante de una forma un poco más no sé, amena. Ayuda a hablar. ¿Cierto? Claro que sí. Claro que sí claro que sí pues compadre yo gracias nunca habíamos hablado de esto realmente lo habíamos tocado muy tangencialmente gracias por compartirlo sé que ayudas a muchas personas tuvimos aquí a Lucho también hablando sobre la partida de su hija y los mensajes sobre todo pues que más nos llegaban eran gracias porque me ayuda a mí en esto o sea finalmente lo que estamos creando es un puente de empatía ¿sabes? claro y hay mucha gente con dolor allá afuera que se siente muy sola si hemos descubierto que este espacio ha generado puentes de empatía para que la gente no se sienta sola en sus duelos, en sus tristezas, depresiones, despechos separaciones, en lo que sea entonces te agradezco de corazón porque yo sí sé que hay mucha gente de afuera que necesita oír esto. Me parece hermoso de tu parte que crees este espacio. Sé que la gente escucha y esos hombres en general que están en secreto escuchando en la radio, en el auto o lo que sea, y que se permiten por ahí poder relacionarse con temas que por ahí te ponen en perspectiva cosas que a uno le pasa que por ahí no son tan graves y en comparación con otras cosas te invita a reflexionar y te invita a poder hablar y te invita a verbalizar lo que te pasa y como dices tú, o sea, el hablar te libera. El hablar te hace sentir menos solo, te hace ser escuchado porque hay mucha gente por ahí que le encantaría escucharte si uno se anima a hablar y te vas a sorprender con la cantidad de personas que te pueden decir a mí me pasa lo mismo. Sí. No estás solo en eso. Así que... Aquí estoy. Aquí seguimos. Te quiero. Hola, soy Juan Pablo Rada y junto a mi amigo y productor Dani Posada te damos la bienvenida a Los Hombres Si Lloran. Este es un espacio seguro dedicado a explorar un tema crucial y a menudo pasado por alto, la salud mental, mientras rompemos con los estigmas y estereotipos que la rodean. Amigos extraordinarios y expertos llegarán para compartirnos sus historias y herramientas que nos ayudarán a profundizar en las complejidades de la salud mental y en todo lo que la atraviesa. Este nuestro espacio, tu espacio es seguro y se llama Los Hombres Si Lloran, donde la vulnerabilidad se convierte en nuestra mayor fortaleza.