¿La locura lleva al poder?

¿La locura lleva al poder?

09 de jun de 2025

En este episodio del podcast Tercera Vuelta, Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero analizan la relación entre la locura y el poder en el contexto político actual, comparando las situaciones en Estados Unidos y Colombia. Discuten las características de líderes actuales como Donald Trump y Elon Musk, así como el impacto de sus comportamientos en la política y la sociedad.

Capítulos

Relación entre locura y poder

El episodio comienza explorando cómo la locura y el poder están relacionados, con ejemplos históricos de presidentes de Estados Unidos que han sufrido problemas mentales. Se menciona un estudio que detalla cómo la enfermedad mental podría facilitar el acceso al poder y cómo la psicopatía influye en el avance de la injusticia social.

De la sátira a la realidad

Los presentadores reflexionan sobre cómo las situaciones ridículas actuales superan a las sátiras del pasado. La controversia entre figuras como Donald Trump y Elon Musk es vista como un ejemplo de cómo la vida real ha superado cualquier ficción satírica previa.

El poder en Colombia

Se examina la situación política en Colombia, centrada en el presidente Gustavo Petro y su relación con Armando Benedetti. Se comparan con figuras rockeras como Mick Jagger y Diomedes Díaz, señalando un comportamiento errático y la presencia de rumores de consumo de drogas.

La influencia de los psicodélicos

Se discute el papel de los psicodélicos en la política, la espiritualidad y cómo se perciben como un atajo a una transformación espiritual necesaria para el cambio político. Se menciona la cultura de los años 60 y 70 y su relación con los movimientos de contracultura.

Reflexiones finales

El episodio concluye con una discusión sobre la importancia de encontrar formas de resistencia y defensa ante el avance de la locura en el poder, cuestionando cómo la sociedad puede protegerse de líderes mentalmente inestables.

Conclusión

Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero cierran el episodio reflexionando sobre la necesidad de establecer mecanismos de defensa social frente a líderes que, movidos por la locura, toman decisiones que afectan a millones de personas. Subrayan la importancia de la espiritualidad y la creatividad como herramientas de resistencia.

Menciones

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Uno tenía la idea de que el presidente de los Estados Unidos, sobre todo, tenía que ser un adulto responsable, porque en su oficina había un botoncito rojo y con ese botón rojo podía destruir el mundo. O sea, controlaba las armas nucleares. Era la época de la Guerra Fría. La sospecha de que podríamos estar en manos de locos hoy en día es absolutamente real. La locura que lleva el poder, no el poder que enloquece, sino por qué los locos están llegando. Exacto, exacto. Si no, podría ponerla en términos incluso más dramáticos. Es enfermedad mental y poder. Y mostraba de manera minuciosa esa correlación entre enfermedad mental y poder y decía que más de la mitad de los presidentes de los Estados Unidos habían tenido problemas mentales. Entonces salió un poco de la imaginación incluso de un inventor de ficciones. Tercera Vuelta, el podcast con Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero. Un podcast de El Locutorio, arroba ellocutoriodc. Hola Ricardo. Hola Alejandro. Quiero que hablemos hoy de la política que se convierte en una sátira de sí misma. Sí, impresionante. Las democracias que encuentran formas de burlarse de sí mismas también. Sí. Y eso ha tenido esta semana quizás un desenlace esperable de alguna manera, pero también sorpresivo. Y es la pelea de Elon Musk y Donald Trump. Cierto, ha habido épocas del mundo en estos 100 años o más en los que han salido sátiras muy fuertes, que uno ve que son caricaturas y que son una exageración, están llevando al extremo lo que está pasando, pero ahora lo que está pasando es que la realidad es la caricatura. Es impresionante que se queda corta la sátira ante lo que hemos visto, esa pelea entre Trump y Musk en público, en Twitter, como en un chat público. El uno termina diciéndole al otro que huele feo y el otro termina diciéndole pero voy a botar una bomba y es que usted está en la lista de Epstein. Pero no importa nada porque ahí mismo todo el mundo tiene los videos de Trump bailando con Epstein y a nadie le importa nada a la larga. Es un momento de estudio, digno de estudio. Yo creo Ricardo que si uno de estos satiristas, un comediante, incluso un escritor dedicado a las distopías, hubiera compuesto algo así, ya sería muy exagerado. Un hombre que tiene esta idea, Elon Musk, un poco extraña porque es Fálica, el hombre de los cohetes. Claro que sí. El hombre de los cohetes que además está obsesionado con procrear tantos hijos como sea posible. Claro. El último es Lirelex. Entonces es una caricatura de sí misma. Sí. Adicto a yo no sé cuántas sustancias, ¿no? Sí, porque lo ves. Que también, sí. Incluso su biógrafo lo dice así y la semana pasada se publicó un artículo en New York Times con testimonios de allegados, es lo que dicen con un consumo de sustancias hipoactivas frecuente y preocupante, casi autodestructivo ese señor de un lado uno de los más ricos del mundo poseedor de una de las plazas públicas digitales donde todos solíamos conversar y hoy solemos insultarnos. Sí, exacto, se volvió eso, pero sigue teniendo ese éxito. Y está del otro lado una figura también extraña, también masculina en sus características más visibles, de pelo naranja, acosador sexual, un estafador, un embaucador, disfrazado casi empresario porque nunca lo fue nunca lo fue un con artist como dicen los gringos un tipo que si, que fue eso un heredero de lo peor como del macartismo por un lado y por el otro lado como de esas ochentas gringos llenas de cocaína y locura es la decadencia de la decadencia sacado de la hoguera de las vanidades de Tom Wolfe como la novela ochentera y como Tom Wolfe era medio cronista tendía a veces a este tipo de personajes sacado de ese ambiente neoyorquino de esa época. Wall Street, la película. Sí, exacto. Esa que decía que la codicia es buena. Exacto, pero luego reciclado o pasado por la licuadora del mundo de los reality shows. Exacto. Ya luego, pues de la codicia, la el espectáculo vacío. Entonces, pues es la decadencia de la decadencia realmente. Cuando yo estaba en el colegio hace ya muchos años, década del 80, uno tenía la idea de que el presidente de los Estados Unidos, sobre todo, tenía que ser un adulto responsable. Sí, sí. Porque en su oficina había un botoncito rojo. Claro, claro. Y con ese botón rojo podía destruir el mundo. O sea, controlaba las armas nucleares. Era la época de la Guerra Fría. Pero sigue siendo de esa manera. El poder que tiene es el poder de destruir el mundo. Ese botón existe. Existe y tiene muchos otros poderes hoy en día. Pero hemos caído en esto de manera un poco extraña en nuestra época de locura me hace pensar en la película más famosa del tema de la guerra fría en la sátira más famosa de la guerra fría que es el doctor Strangelove de Kubrick que justo es sobre el miedo a que los locos lleguen al poder, a los que esos botones y esos misiles, esas bombas estén en manos de gente desequilibrada. Y creo que esa es una película de hace 60 años. Yo creo que llegamos allá. Lo que estaban advirtiendo, yo creo que muy incrédulas esas sátiras pensaban hay que hay que mostrar la locura del poder, pero no se imaginaban que llegara un tipo como Trump hasta allá. Es que es un tipo que que, por ejemplo, no articula bien lo que dice, lo que habla, lo que escribe, que uno pensaría era es es algo importante. Alguien que sepa pensar, que sepa redactar, que sepa narrar. No, esto es todo dicho fragmento. Yo incluso oí un fragmento de un discurso que dio uno de esos discursos de grado que se dan por esta época en los Estados Unidos y es incoherente. Es incoherente. Habla de cualquier cosa. Vas a estar lo que va pensando cualquier cosa y cuenta con un auditorio que se lo permite. A mí es lo que más me impresiona es eso, porque en el momento en que se hicieron esas sátiras como el doctor Strangelove, que luego se volvieron las sátiras, por ejemplo, de la novela de dictador en Latinoamérica que mostraban pues la locura de los dictadores y por ejemplo las películas de Woody Allen las primeras tres son sátiras políticas de una contra Napoleón en chiste otra futurista que se llama El Dormilón que es sobre un líder así también tipo Huxley o tipo bueno las novelas distópicas y también una que se llama Bananas sobre un líder así también tipo Huxley o tipo bueno las novelas distópicas y también una que se llama Bananas que es sobre un dictador tropical esas tres primeras películas de Woody Allen no son las tres primeras sino de las tres primeras son todas sobre como el discurso revolucionario que es de alguna manera el mismo de Trump o el mismo nuestro acá, el discurso revolucionario cómo se traiciona apenas se llega al poder y cómo la conclusión está en las tres películas que dije, en Bananas, en El Dormilón y en esa rusa se llama La Ú de boris gruchenko la conclusión de esas tres películas es que el que llega al poder se enloquece y todos en lo que es en igual entonces eso eso que era satírico en los 60s y 70s que era la sospecha de que de que podríamos estar en manos de locos, hoy en día es absolutamente real. Creo Ricardo que es interesante ver esta relación entre locura y poder, que es de ida y vuelta. Una es esa y es que el poder enloquece, que yo creo que ha sido sujeto de cientos de miles de columnas. Si el poder enloquece porque genera un aislamiento, es una de las figuras que me gusta es como una cámara de espejo donde los poderosos, un presidente, un líder, comienza a ver visiones distorsionadas de sí mismo. Pierde contacto con el mundo. Los asesores le filtran toda la información y va cayendo en una especie de locura, extrañamiento. En peliculado dijimos en el podcast anterior. Pero la otra me parece más interesante y yo creo que ha sido menos analizada. Y es la locura que lleva al poder, no el poder que enloquece, sino por qué los locos están llegando. Exacto, exacto. Si no, podría ponerla en términos incluso más dramáticos. Es enfermedad mental y poder totalmente trastorno y poder. En el año 2014 yo era ministro de salud y fui invitado a una conferencia latinoamericana de psiquiatría y tenía que hacer una conferencia inaugural allá como ministro de salud. Entre psiquiatras hice una conferencia sobre ministro de salud entre psiquiatras. Hice una conferencia sobre cómo la labor de los psiquiatras y la de un economista era parecido porque todos lidian con sistemas abiertos y complejos. Y me quedé un rato. Y la conferencia inaugural era de un psiquiatra de los Estados Unidos que mostraba cómo los locos tenían más posibilidades de llegar al poder. como los locos tenían más posibilidades de llegar al poder. Y mostraba de manera minuciosa esa correlación entre enfermedad mental y poder y decía que más de la mitad de los presidentes de los Estados Unidos habían tenido problemas mentales. Es impresionante eso, me parece muy impresionante. Abraham Lincoln con una depresión. Theodore Roosevelt con una depresión refractaria muy fuerte y así una y otra vez John Adams creo que también James Madison John Adams es un personaje con muchos problemas hay una serie buena sobre él y planteaba que a veces la enfermedad mental producía como mayor empatía era más fácil por ejemplo ganar una elección con algún tipo de enfermedad mental acía como mayor empatía, era más fácil por ejemplo ganar una elección con algún tipo de enfermedad mental a veces era una protección pero muchas veces contagiaba al mundo de esa forma de locura es es una idea que hemos repetido que es la idea de la patocracia que es el término que hemos dicho acuñó el psiquiatra Lobasevsky. Que es también un psiquiatra, ¿no? lo que realmente le estudiaba es cómo los psicópatas influyen en el avance de la injusticia social y cómo se abre en el camino hacia el poder. Era el estudio, eso de patocracia es lo que es, el estudio de cómo la psicopatía, quizás hasta la sociopatía, va abriéndose paso y va contagiando a la sociedad frustrada, y va contagiando a la sociedad frustrada, la sociedad que siente que no avanza nada, que no se le devuelven sus impuestos, que invierte en una empresa que es un país, pero una empresa que no le devuelve nada. gran rápidamente abrirse el camino y pues se ha venido estudiando desde hace un buen rato, pero yo creo que uno siempre creía que era discutible, que esa locura no era tan clara, que era exagerado y ahora no me parece tanto. Me parece que incluso uno puede hablar en esos términos de psicopatía, es decir, de cero empatía, de cero compasión en el camino hacia el poder. Hay otra fábula que también es una sátira de la política del siglo XIX adelantada a su tiempo, que también hemos mencionado, creo yo, que es la de Joaquín Machado de Asís, el alienista, que es también un médico, también psiquiatra, que llega al poder y va metiendo a todo el mundo a la cárcel. Primero los locos más evidentes, después sus enemigos, y a todo el mundo. Sí. Y lo interesante de esa fábula, Fátira también, es la facilidad con la que lo hace. Con la que enloquece la sociedad, intimide una parte va enloqueciendo la otra y la ausencia de mecanismos de defensa de la sociedad en ese camino de la patocracia fácilmente se instalan las patocracias en el mundo y la gran pregunta es la que acabas de decir, es cómo la sociedad responde cómo hace para que no se quede con todo el. El loco, el loco, cómo se hace para qué? Qué mecanismos de defensa, qué anticuerpos tiene una un país, una sociedad, una estructura para para que no se lo tomen los locos? Porque el caso de Estados Unidos es alarmante, tenían un sistema de partidos más fuerte imposible, dos partidos muy fuertes, tradicionales, con historia, que uno de los dos, quizás el más estricto, el más rígido, el de Abraham Lincoln, se dejó tomar por los locos y empezó a servirle al loco que se arrodilló ante el loco y ya está deshecho. Y el loco, como el alienista, empezó a usar el poder para intimidarlos y se tomó el Partido Republicano. Desde él. A la fuerza. Volvamos al comienzo de la conversación y esa alianza con Elon Musk en la última campaña es, para decirlo claramente, una locura. Claro, hasta el punto de que Elon Musk ayer tuiteaba, decía es hora de armar otro partido que sí represente al país. Y yo me fijé en la encuesta que él puso en Twitter, una de esas encuestas que se pueden hacer ahí en la plataforma, votaron como 4.700.000 personas en esa encuesta que hizo y el 80 y pico por ciento dijo que sí era hora. O sea, 3.800.000 personas dijeron que sí, había que armar un nuevo partido y eso es un montón de gente. Es una locura lo que está pasando. Esta pelea no ha terminado, no sé dónde podrá terminar, ya el presidente Trump dijo también que había que quitarle los subsidios a a todas las empresas del hombre de los cohetes y quién sabe cómo irá a reaccionar que también seguirá, porque además ese señor Musk, uno siente que él se siente dueño del mundo. Él no se va a dejar intimidar de un presidente de un país. Eso los africanos también dijeron que por qué no lo deportan de una vez por todas. Así. Lo podían. Alguien propondrá mandarlo en un cohete a Marte, que es donde siempre ha querido ir. Exacto, exacto. Recomendación libresca. Sí. El arte de no enloquecer. Gran libro, un libro inolvidable. Para toda nuestra audiencia, nuestro libro ya está en todas las librerías, creciendo en la lista de los más vendidos. Sí, ahí va subiendo porque la gente se va enterando y por eso no queremos dejar de decir que ya está en las librerías y que yo creo que al menos es un libro auténtico que sirve para ver cómo funcionan las cabezas de dos personas cercanas. Hay otro tema que ha sido también asunto de la literatura, sobre todo ensay, de consumo de sustancias psicoactivas, poder y locura. Yo cuando escribí este librito que escribí sobre Aldous Huxley, leí una anécdota chistosa de una reunión donde estaban quienes habían sido los promotores de los psicodélicos en el año 60 y ellos decían tenemos que hacer una conspiración meternos al gabinete de Richard Nixon y de manera inadvertida a cada uno darle un pedacito de LSD y de esa manera vamos a salvar el mundo sí que era lo contrario no era sí esta este principio activo esta pildurita claro este pedacito era como una revolución si era revolucionario exacto genera empatía más espiritual que político estaba esa revolución y la política era la gran enemiga de esas sustancias y la guerra contra las drogas iba contra eso. Y había una lógica a la larga que a mí no me parece tan descabellada que era que realmente la transformación política solo se podía conseguir por una transformación espiritual. Exacto, exacto que eran los hippies de alguna manera. Exacto su política era el espíritu y la convivencia. Y siempre se vio estas sustancias, sobre todo los psicodélicos, el LSD entre ellos, como un atajo a esa transformación espiritual. Exacto. Porque el otro camino era muy largo. Hacer yoga a 25 años, eso no estaba en los planes de mucha gente. Eso está largo. Entonces dijeron, vamos a espiritualizar, por decirlo de alguna manera, a los grandes mandamás del mundo. Y la cultura estaba sintonizada. Entonces los músicos pop y los rockeros, desde los Beatles hasta Led Zeppelin, cualquier tipo de esos, estaban convencidos del LSD, de las drogas, de la marihuana, de lo que fuera para expandir la mente y para expandir la conciencia y para encontrarse con los otros, conectarse con la humanidad. Yo creo que tenía sentido. Lo que pasa es que... Sí, no, claro, pues era un chiste, pero un chiste que tenía un sentido. Claro. Después vienen los años 80, sobre todo, donde estas sustancias desaparecen y viene la cocaína y se toma el mundo y el poder y la cocaína comenzaron a ser casi una metáfora de esa época casi que se quedó el poder con la cocaína y la cultura perdió la droga yo leí alguna vez que el poder y la cocaína eran exactamente lo mismo o sea la cocaína lo que produce es ganas de mayor cocaína, el poder, lo que produce es ganas de más poder. Claro, en esa lógica. De ahí que nuestro esfuerzo mutuo, el jefe de Estado del Estado colombiano, nuestro presidente, suele hablar de la cocaína como la droga del capitalismo, la droga del capitalismo y él la rechaza. Pero surgió esa relación entre poder y cocaína compleja. La droga del capitalismo. Pero también el consumo daba estatus. Cierto, cierto. Sí, eso uno ve que ahí se cruzó una línea en los años 80 y perdió la parte espiritual, digamos. Completamente. Y esa es una derrota política de una generación. Y ahora hay como otra etapa, bueno, los psicodélicos surgiendo, buscando un camino por el lado de la medicina, pero está el fentanilo y todo este complejo que nuestro presidente también lo llama la droga de la muerte, ya no el capitalismo sino el fin del mundo. Sí, él está preocupado por eso. Pero sí, sí ve uno que el lado espiritual, el lado hippie que sobrevive al paso de las generaciones o el lado esotérico que todavía es muy fuerte y crece también. Uno lo ve. Incluso nosotros hemos hablado de esto, Tarots, astrología, todo esto, yo creo que ese lado tiene su propia revolución, invisible a los titulares de los medios o a las discusiones políticas, porque yo creo que es gente que asume, no sin razón, que no se puede esperar nada de las estructuras, que no se puede esperar nada de los poderosos y que la transformación toca ser la espiritual espiritual y sin esperar nada de estos locos que se toman los palacios de gobierno y dicen vainas por ahí, pero que no tienen sino efectos negativos en la sociedad. Es decir, cuando a uno le llegan las decisiones de estos locos, cuando le afectan la vida a uno, usualmente son decisiones negativas, son errores que vienen de la locura. El poder tiene ese sentido asimétrico donde los costos para la sociedad son más visibles y más probables también. Tienen poder más para hacer el daño, que siempre puede hacerse de manera rápida, para hacer el bien que necesita tiempo, persistencia y racionalidad, que es lo contrario de lo que estamos hablando. Eso es largo. hablando. Eso es largo. Hay un tema como el que yo me encontré por casualidad, que es un dibujito que guardaba Stefan Sveig en un lugar preferido de su biblioteca, de William Blake, hecho a lápiz del rey Juan. Y tiene la mirada de la locura. Y a él siempre le llamó eso la atención. Siempre asoció el poder e incluso la política con la locura con insanía de alguna manera hizo capacidad de enloquecer el mundo era lo que traía a cuento claro, las obras de Shakespeare por no ir muy lejos son de reyes locos gente que perdió la cabeza y está que es una cosa que uno siente con la pelea entre Musk y Trump, que es gente que se siente protagonista de la historia como esos reyes de Shakespeare ahora, estos son reyes muy pobres y gente sin sin elegancia ni estética, ni una cosa muy pirata, digamos, una cosa muy pirata, digamos. Una versión muy pirata de un rey. Son Musk y Trump. Pero uno sí siente que ellos, por ejemplo, en esa pelea, asumen que el mundo es su historia y ellos son los dos protagonistas y todo el mundo los está mirando. Lo cual tiene algo de cierto, pero habla mucho del empobrecimiento de todo de cómo puede ser que esa gente sí pueda hacer lo que le da la gana en vivo y en directo Hemos evadido el tema Ricardo pero aquí tenemos en Colombia otra pareja Petro Benedetti Petro Benedetti, que también han peleado en vivo, ha habido audio, se han dicho de todo. También hay un tema de consumo de drogas, para hacerlo claramente. Pues Benedetti lo ha dicho. Reconocido por Benedetti, lo ha dicho. Él lo ha dicho, podemos hablar de lo de él, digamos. Sí, y lo del presidente, pues es un rumor que crece todos los días. Él no llega a muerte. Sí, sí. Pero es otra pareja que uno podría describir también donde hay algo de locura. Totalmente, totalmente. Es muy descabellado cuando hablan. También son muy erráticos. Cada vez los discursos son más inconexos. Las salidas, las esos tweets, lo hemos dicho otras veces, pero eso no está bien. Eso es, uno nota que hay alguien que no está en control de su, de su cabeza. Pues eso a mí a veces, ahora que hablaba de Kubrick, pensé en el resplandor, la película de terror y a ratos me parece como si Petro fuera el protagonista del resplandor como un tipo que le ponen a cuidar esa casa y se va enloqueciendo y enloqueciendo y enloqueciendo y al final ya empieza a ver un montón de fantasmas que es lo que le pasa al personaje del resplandor empieza a ver a todos los que vivieron en ese en esa casa empiezan a ver pues la sotana de Camilo Torres por allí, el sombrero de Pizarro por allá, como a revivir una cantidad de fantasmas que me parece una de las peores gestos de los historia, como la, eh, convertir, traer del, de la, del, de la muerte, traer del pasado, revivir toda la historia que se pueda para, como para remover los traumas o para impedir que se resuelvan. Es a mí, me parece muy impresionante como el personaje, el resplandor, como esto casi que termina otra vez la gente peleando con los españoles hablábamos ahorita como si ven un español le dicen ustedes nos robaron un tipo 500 años después que no tiene nada que ver con Jiménez de Quesada como hacerle pagar la historia convertida también en un cuadrilátero político como casi todo y cobrarle la historia a gente que no tiene nada que ver, el hijo de no sé quién el periódico El Tiempo de 2025 tener que pagar porque Eduardo Santos hizo tal cosa en el año cuarenta y pico compartió una foto de Tierra Adentro diciendo que era de San Agustín para meterse en esa pelea. A mí me parece que son como de esta manera. Uno es el jefe de Estado, el otro parece ser el jefe de gobierno. Sí, el primer ministro, el primer ministro, como como esa división del trabajo. El primero es el presidente Petro. Yo lo veo ocupando tres espacios nomás. Una locura. Uno, sus opiniones políticas, sobre todo insultando, sobre todo planteando conflictos. Y la otra, el poeta lírico. Sí. Un poco enloquecido también. Sí. Y hay una, no sé si es una tercera o entra en alguna de las dos, pero hay una otra función que tiene que es la de dar órdenes, que es muy graciosa, como solicito a no sé quiénes que desde mañana hagan esto o de hoy la orden de que compren nuevas armas, dice por ahí. Y yo no sé qué hará la gente con eso. Nada, yo no sé. Los empiezan a buscar. La literada probablemente alguien apuntará y mandará una razón, pero como no hay seguimiento. No. literada, probablemente alguien apuntará y mandará una razón, pero como no hay seguimiento esta semana confundió una erupción del volcán Etna con el fin del mundo. No puede ser. Eso no, eso me lo conté. Y ese es el tuitero. De otro lado está el de los consejos de ministros donde está regañando y dando orden y también planteando debates políticos. Y el otro, el de la plaza pública. Y yo creo que ocupa esos espacios de manera muy errática y no sabe muy bien que está pasando el resto del tiempo a veces yo creo que tiene una vida como Mick Jagger va a un concierto que en este caso es la plaza pública se esconde un tiempo y vuelve y da otro concierto en el tanto compone una suerte de expansiones líricas. Es muy bueno el ejemplo de Mick Jagger, porque uno no se imagina a Mick Jagger trabajando, como sentado, escribiendo un documento, leyendo un documento, a Mick Jagger que le resuman y que va a cantar. Y él echa... Sí, es muy buen ejemplo. Uno podría hablar ya de Dios me des días. Dios me des días, Dios me des días es nuestro buen ejemplo. Uno podría hablar ya de Diomedes Díaz. Diomedes Díaz es nuestro rockero. Nuestro rockero, sí. Creo que Diomedes Díaz tenía un poquito mejor ortografía, pero... Ahora, el jefe de gobierno o el primer ministro debería entonces... Debería ser entonces un Germán Montoya, ¿no? ser entonces un Germán Montoya, ¿no? Claro, un Germán Montoya, un tipo que... Bueno, una María Lorena, bueno, alguien como serio que supiera... Sí, un Fabio Villegas, creo que era en la época de César Gaviria, alguien así, ¿no? Que era... Exacto. Tipo ordenado, que tiene un tablero de control. Tipo serio, que sabe quién es quién, que sabe qué problemas hay que hacerle seguimiento justamente, no se ve que Benedetti esté en ese papel no, Benedetti yo creo que es como el contrario sí es alimentando la locura de Mick Jagger sí, como diciéndole a ti este concierto, adelante, le hace masajes en los hombros antes de salir. Pero al mismo tiempo uno lo ve muy errático, como que un día es conciliador, un día aparece ministro, otro día aparece en campaña. Yo creo que están todos muy perdidos. Yo sí siento eso. Veo en muchos amigos que además son muy enterados. Volvemos a decirlo mucho miedo por lo que está pasando. que están agrandando a una cosa que sobre todo es un desorden brutal que le están viendo orden a una cosa que realmente es un reguero. Yo creo que es parecido a lo de Trump. Ahí no había una racionalidad no había una gran estrategia había cierta astucia por momentos cierto sentido táctico son capaces de reaccionar cierta desvergüenza que los lleva a muchas veces ganar batallas. Sí. No la guerra, creo yo. Pero es otra pareja, ¿no? En esta dinámica de refuerzo mutuo. Y esa locura que representan estos dos, por supuesto, se ha transmitido a la sociedad. Claro. Difícil lidiar con eso. Difícil ser indiferente. Difícil ser indiferente, difícil guardar una distancia escéptica, difícil decir no me importa, pero tampoco tiene mucho sentido reaccionar a cada cosa que se haga o que se diga. No. Sí, ser sensato, ser cuerdo o ir despacio. Incluso no hablar del presidente ni del ministro de gobierno con odio, sino como con preocupación, como aterrados, eso no es popular. Toca hablar con rabia de ellos y toca trapear el piso con ellos. Realmente, y yo te lo quiero además reconocer, yo nunca te he oído hablar de ellos con odio sino como con sorpresa hoy en día es es como aterrador no sé Ricardo si cuando alguna vez te dio por escribir que deberíamos tener una psiquiatría general de la nación pensabas en un escenario como este entonces salió un poco de la nación pensabas en un escenario como este entonces salió un poco de la imaginación incluso de un inventor de ficciones si, no, era a mi si me parece que todo el mundo tiene que hacerse terapia y esa era la lógica, y más los que van a tener el botón a la mano pero esta locura sí está... Es que es muy evidente. Uno no tiene que haber estudiado para notar que hay algo muy... que chilla mucho ahí, que se entona mucho. Hace muchos años, en el año 2019, recuerdo una noche, fue previa a la muerte de mi papá mi hijo Tomás estaba más pequeño, yo no sé por qué le dio a decir, todos estábamos preocupados estábamos hablando del futuro de la humanidad ya percibíamos esta época de locura y él dijo de un momento a otro, pobre humanidad dependemos de los pinches planes de Elon Musk ¿dijo eso? no sé es visionario porque si eso es lo que está pasando no sabemos si meternos en el cohete o quedarnos por aquí mejor que se vayan podríamos cuatro cohetes y todo mejoraría por lo menos los psicodélicos que es otra forma de hacer un viaje el futuro está en los esotéricos y en los hippies. Bueno, esperemos. Abrazo, Ricardo. Abrazo. No es claro que todos podemos escribir. Es claro que todos, con suerte y con vocación, podemos dedicarnos al oficio de escribir. Pero últimamente pienso que no solo podemos, sino que debemos escribir. Escribir es la mejor terapia que tenemos a la mano. Bienvenidos a Ficcionario, un curso en audio sobre cómo y por qué escribir. audiocurso de escritura Ficcionario en ellocutorio.com con Ricardo Silva Romero Elige siempre un buen rato, elige siempre una buena conversación Tercera vuelta, el podcast Suscríbete ahora y escúchalo cada semana en tu plataforma favorita Un podcast producido por El Locutorio, ellocutorio.com Síguenos como arrobaellocutoriodc en redes sociales. ¡Hola! Hola, soy Ryan y podríamos usar un espacio brillante en nuestro día, ¿no? Solo para hacer cosas como sentarse en el tráfico, hacer las harinas, contar tus pasos, sabes, todo el cosas mundanas. Por eso soy un gran fan de Chumba Casino. Chumba Casino tiene todos tus juegos de estilo social casino favoritos que puedes jugar gratis, en cualquier momento, con bonos diarios. Así que síguenos ahora en chumbacasino.com. Eso es chumbacasino.com. No es necesario comprar. VGW Group Void. Estamos prohibidos por ley. 21+. Termos y condiciones aplicables. ¡Suscríbete al canal!