Juan Rulfo

Juan Rulfo

20 de sept de 2024

Este capítulo del podcast "Los Universos del Arte Latinoamericano" nos lleva a explorar la obra de Juan Rulfo, un escritor fundamental en la literatura latinoamericana, conocido por sus relatos llenos de melancolía y realismo mágico. Se analiza particularmente el universo de Comala, creado en su obra maestra "Pedro Páramo", y cómo Rulfo retrata un México olvidado y multifacético.

Capítulos

Introducción al México de Juan Rulfo

El programa comienza describiendo el contexto de un México diverso, donde existen mundos opulentos, así como otros sumidos en el olvido y la miseria. Se introduce a Juan Rulfo, cuya obra retrata este México profundo y olvidado.

Biografía de Juan Rulfo

Se narra la infancia y juventud de Rulfo marcada por la violencia y el abandono tras la muerte de su padre en Jalisco. Describe su traslado al orfanato y su formación autodidacta a través de la lectura de libros que dejaba un cura durante la revuelta cristera.

Formación y producción literaria

Se explora el trayecto de Juan Rulfo hacia la literatura, su vida en la Ciudad de México, su trabajo en la Secretaría de la Gobernación, y su relación con el Fondo de Cultura Económica que impulsó su carrera literaria. Se destacan sus obras icónicas: "El Llano en Llamas", "Diles que no me Maten" y "Pedro Páramo".

Influencia y legado literario

Menciona las grandes influencias como William Faulkner y Borges. Se relata la anécdota de cómo Álvaro Mutis recomendó "Pedro Páramo" a Gabriel García Márquez, quien expresó admiración por la obra. Además, se describe su estilo único que mezcla realidad, fantasía y un particular humor.

El universo de Comala en Pedro Páramo

El capítulo se centra en describir el pueblo de Comala, una dimensión cargada de simbolismo donde vivos y muertos coexisten en un universo onírico. Se analiza Pedro Páramo como una figura omnipresente y la desesperanza impregnada en el relato.

Conclusión e impacto de Juan Rulfo

Concluye con la reflexión sobre la capacidad de Rulfo para plasmar el México olvidado en su literatura, siendo un pilar fundamental para entender las realidades latinoamericanas. Juan Rulfo dejó una huella indeleble en la literatura con solo dos libros que transformaron el continente.

Conclusión

Juan Rulfo, a través de su obra, nos ofrece una mirada única al México que no se ve en postales. Su habilidad para conjugar melancolía, olvido, y un estilo narrativo único, ha marcado la literatura no solo en México, sino en toda América Latina, convirtiéndose en un referente obligado para entender nuestra historia y nuestras narrativas.

Menciones

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               Buenas, bienvenidos a los universos del arte latinoamericano, patrocinado por Boston Scientific, avanzando la ciencia en pro de la vida. Hoy en nuestros universos literarios y artísticos de América Latina vamos a traer a un gigante. Todos los que tenemos aquí son grandes, cada uno parece más grande que el otro, pero este es otro, uno de los seres casi que del otro mundo, Juan Rulfo y el universo de Comala. Y eso son palabras mayores. Resulta que cuando nosotros hablamos del México de Frida Kahlo, cuando hablamos del México incluso de Remedios Varo, cuandoye el imaginario de la revolución, de un México, digamos, urbano, colorido, un México cosmopolita, universal, el que recogió a todos los refugiados de la guerra civil española y lo sumó a su gran acervo cultural. Estamos hablando de este México espléndido, del antropológico y todo eso, digamos, como de ese gran proyecto de nación a nivel cultural y a nivel político también, que ha sido el México que se construyó en el siglo XX. Ese es uno y ese existe y ese es tan reluciente, tan poderoso, tan tremendo, tan glamuroso y tan fantástico como lo hemos narrado y como lo narramos tan frecuentemente en nuestras historias de América Latina, pero existen otros México, existen otros México profundos, olvidados, aislados, sometidos a una cantidad de, digamos, de miserias y de olvido. Otros Méxicos muy distintos que son los Méxicos de donde salió la rebelión de Chiapas, por ejemplo. En San Cristóbal de las Casas se hablaba de un México maicero que era el México campesino, un México profundo que era el México indígena y un México roto que era el de los semáforos. El coco vino a decirme que la muerte me buscó, que la muerte me buscó, el coco vino a decirme. El coco vino a decirme que la muerte me buscó, que la muerte me buscó, el coco vino a decirme. Y yo le dije sonriendo que cantando me encontró, con el arpa y la jarana y de mí se enamoró. Y yo le dije sonriendo que cantando me encontró, con el arpa y las aranas y de mí se enamoró. Hay México rotos, hay México estremecidos por unas violencias y unas desolaciones muy insondables y terribles que también lo son para otras partes de América Latina, como siempre contamos, esto es algo que nos atraviesa a todos como continente. Y ese México que nos va a narrar Juan Rulfo es muy distinto. Este no es el México del DF, ni es el México esplendoroso del que tanto nos fascina. Esto es una cosa muy distinta. Esto es un universo y un alma muy diferente y la misma vida de Rulfo nos habla de ese otro México y también la forma como Rulfo va a narrarnos el universo de lo que va a ser Comala. Nos está hablando de un lugar muy muy diferente y es a ese lugar y es a ese universo al que vamos a ir hoy. El comienzo de Pedro Páramo es tan contundente como el comienzo de Cien Años de Soledad. Hay comienzos que inmortalizan una novela. Juan Rufo solamente escribió tres obras. Pedro Páramo, El Llano en Llamas y El Gallo de Oro. Y eso fue suficiente para convertirlo en uno de los escritores más importantes de toda América Latina. Eso fue lo suficiente para haber transformado la literatura del continente con una genialidad absolutamente increíble. Y nunca más volvió a escribir. Y lo que hizo fue, digamos, un antes y después. Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. No dejes de ir a visitarlo, me recomendó. Se llama de otro modo y de ese otro estoy segura de que le dará gusto conocerte. Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría y de tanto decirle se lo seguí diciendo aún después de que mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas. Todavía antes me había dicho, no vayas a pedirle nada, exígele lo nuestro, lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio, el olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro. Así empieza Pedro Paramo y esto es una cosa absolutamente impresionante, la manera como él nos introduce esa búsqueda, ese universo de Comalan. Juan Rulfo nos va a meter en una narrativa absolutamente impresionante. Me llamo Juan Nepomuceno Pérez Rulfo Vizcaíno. Me apilaron todos esos nombres de mis antepasados maternos y paternos como si fuera un vástago de un racimo de plátanos. Y aunque sienta preferencia por el verbo arracinar, me hubiera gustado un nombre más sencillo, dice Rulfo, con un humor sarcástico y poderoso. Juan Rulfo va a nacer en Sayula, en el estado de Jalisco, el 16 de mayo de 1917. Y él decía que había nacido en San Gabriel o en Apulco, que son pueblos que forman parte del distrito de Sayula. Así que siempre queda la duda si fue en San Gabriel o en Apulco. Los padres fueron Juan Nepomuceno, Pérez Rulfo y María Vizcaíno Arias. Y ellos pertenecían a una familia acomodada. Era una familia hacendataria. Eran de los dueños de las haciendas. En México hay haciendas muy grandes, las hubo del tamaño de países, como en el Brasil. Y resulta que ellos eran unos hacendados acomodados, él no venía de una familia humilde, venía de una familia que tenía recursos en el mundo agrícola, en el mundo agrario de México. Pero ellos van a tener que dejar la hacienda porque van a pasar unas cosas muy tenaces. La hacienda se ve asolada por bandas revolucionarias. Aquí están pasando unas cosas que son hasta difíciles de describir. Está pasando, por un lado, los rezagos de la revolución. Sí, que dirá más o menos de 1910 a 1920. Ellos no tienen todavía ningún acuerdo sobre cuándo acabó la revolución, porque unos dicen que fue en el 18, otros dicen que fue en el 20, hoy día los mexicanos no tienen claro cuándo terminó su revolución, saben cuándo empezó, pero no cuándo terminó, como suele pasar muchas veces con las revoluciones. Entonces resulta que hay otro movimiento, hay otro movimiento que es más difícil de explicar que nada, pero también le tocó a Rulfo, es el movimiento de los cristeros. hay un México que quiere ser laico, moderno y que quiere dejar atrás ese arraigo profundo que la iglesia ha tenido en la historia de los mexicanos entre otras cosas porque el sincretismo que se dio entre el profundo México indígena y estos sacerdotes muchos de base, muchos sacerdotes de comunidad que se adentraron en lo profundo de ese mundo indígena y lograron unos procesos de cristianización asombrosamente arraigados, van a crear un México rural muy, muy religioso, profundamente religioso. muy, muy religioso, profundamente religioso. Y resulta que la revolución era un proyecto laico. En general, las revoluciones lo son o tienden a serlo. Entonces, la ley Calle, que era la de Plutarco Calle, era una ley que limitaba en gran medida el poder y la influencia de la iglesia en todo México, sobre todo en las áreas rurales. Este acervo religioso tan arraigado que les comento y tan profundo va a traducirse en una revolución popular de así muy muy del pueblo que se va a levantar en contra del proyecto laico de la revolución. Eso suena confuso porque es que ambas revoluciones son súper populares. O sea, la revolución mexicana es una revolución agrícola y es la revolución que está impulsando Emiliano Zapata por la ley de tierras, por la repartición de tierras, que siempre ha sido un drama en México y en América Latina toda. Por un lado. Por el otro lado, también querían crear un México constitucional diferente al que había tenido Porfirio, que es lo que quería hacer Carranza. En la Revolución Mexicana, todo el mundo está por una cosa diferente y no tienen un hilo programático, como tendrían después las revoluciones soviéticas, la Revolución Rusa. Eso no se pare parece a eso, y cada uno tenía una idea distinta de México, entonces para Carranza era muy importante institucionalizar un México de una manera diferente al porcibiliato, para Emiliano Zapata era muy importante la reforma agraria, pero son revolucionarios y están haciendo una revolución en México que va a crear este modelo laico que sucederá cuando lleguen y se consoliden. Pero esos no son todos. Otros se van a sentir profundamente amenazados en una revolución que deja de lado el cristianismo como referente profundo del México del futuro y se rebelan contra eso. Esa es la rebelión de los cristeros. Es una rebelión campesina, popular, de una raigambre religiosa compleja. Digamos, eso es una cosa profunda, difícil de definir, sobre todo con las categorías de los tiempos actuales, pero igual, brava. Unos y otros matan y asesinan, para resumir. Entonces, o sea, para la una o para la otra, y con el ejército mismo y enfrentados al porfiriato, todo el mundo se está matando. Entonces, cualquiera puede estar sometido a las violencias más aterradoras porque sí, porque no, porque allá y porque acá, o sea ahí no había ningún lugar seguro porque en todos los lugares tú te podías poner en la mira de alguien, si la revolución y las rebeliones tenían tantos diferentes puntos de levantamiento, contra cualquiera de esos podías estar tú en cualquier momento y no te dabas cuenta, entonces eso es lo que le va a pasar a la familia Hacendada de Rulfo en su tierra, de Rulfo, en su tierra, están así, como un pincho, entre los cristeros, entre la revolución, entre las bandas armadas, entre los bandoleros, porque también hay gente que era bandolera, entonces pues ahí no había como, entonces esta cantidad de guerras van a hacer que en todo este, en esta marabunda, en esta confusión, en este caos, en esta inseguridad agrícola, en el campo, en el México profundo, terminen matando al papá de Rulfo. Y al matar al papá de Juan Rulfo, acaban con toda la familia y acaban con la hacienda. Porque resulta que la mamá no queda y no podía y en ese momento era muy difícil, a no ser que fuera doña Bárbara, que es otra historia que contaremos cuando estemos en Rómulo Gallegos, era muy difícil para una mujer sostener una hacienda sola, sobre todo si el que proveía de absolutamente toda la manutención económica de una familia era el hombre, entonces lo matan a él y la familia queda a la deriva y eso por supuesto partirá la vida de Juan Rulfo. Entonces, parte de la manera como él va a llevar a la literatura el hecho terrible de la muerte del papá que es una de las cosas que nosotros en la literatura vemos mucho en América Latina es un cuento que se llama Diles que no me maten y una parte del cuento además porque eso fue hace mucho, había pasado mucho tiempo entonces dice Diles que no me maten Justino, anda, vete a decirles eso, que por caridad, así diles, diles que lo hagan por caridad, no puedo, allá hay un sargento que no quiere oír hablar de nada de ti, haz que te oiga, date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad, que no se trata de sustos. Parece que te van a matar de de veras. Y yo no quiero volver, yo no quiero volver allá. Anda otra vez, solamente otra vez, a ver qué consigues. No, no tengo ganas de ir. Según eso, yo soy tu hijo. Y si voy por ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por afusilarme a mí también, es mejor dejar las cosas de este tamaño, anda Justino, anda diles, diles que tengan tantita lástima de mí nomás, diles nomás eso, que eso fue hace mucho tiempo, dile, dile, anda dile a Lupe, diles que no me maten. Y resulta que lo matan. Entonces esto es una cosa muy brava porque es recurrente en la literatura. Digamos, a Santiago nacer en la crónica de una muerte anunciada lo matan, al de tiempo de morir lo matan, esas sentencias que en los personajes, sobre todo en los personajes agrarios de América Latina, se terminan por cumplir pase lo que pase, el tiempo y la distancia es parte de esos imaginarios terribles que nos han atravesado y ojalá podamos llegar algún día a revertir pero esas sentencias se cumplen y el papá termina metido en una de esas dinámicas y lo terminan matando y a rufo eso pues le parte la vida en dos, lo va a matar un hombre Guadalupe Navas Palacios en 1923, por eso el personaje del Ya no hay llamas se llama Lupe, anda dile a Lupe y entonces lo matan por detrás, lo matan por la espalda que es una villanía absolutamente imposible pues de uno lidiar con eso y entonces pues tiene que ir y entonces la mamá que queda sola y que queda digamos a la deriva María Vizcaíno Arias Pérez Rulfo que es su madre muere en 1927 y sobre la violencia y la guerra cristera Rulfo se refirió con las siguientes palabras, a mi padre lo mataron unos gavillas de bandoleros que andaban allí, resabios de gente que se metió en la revolución y a quienes les quedaron ganas de seguir peleando y saqueando, a nuestra hacienda de San Pedro la quemaron como cuatro veces, cuando todavía vivía mi papá, a mi tío lo asesinaron y a mi abuelo lo colgaron de los dedos gordos y los perdió. Era mucha la violencia y todos morían a los 30 años, como Cristo, ¿sí? Ahí empieza a narrar toda la dificultad con la que él creció y entre todas las cosas terminó en un orfanato él, que también lo recuerda como una etapa de desolación muy grande, terminó viviendo en la casa de la abuela y de ahí después, y luego ella le daba hospedaje al párroco del pueblo y al llegar los tiempos de la cristiada, el sacerdote huyó, dejando detrás de sí un tesoro, que esto sí es una an anécdota en medio de toda esta lúgubre tragedia que les cuento de la vida de Rulfo. Esto que les voy a contar es una cosa muy divertida. Resulta que este sacerdote, dentro de todas las crisoles de lo que pasa en México, era el encargado de censurar los libros del índice. de censurar los libros del índice, acuérdense que la Inquisición tuvo un índice que hasta el siglo XIX todavía tenía una lista de libros que no se podían leer, entre los cuales estaban los grandes de la narrativa universal, entonces estaba Víctor Hugo, un montón de gente, Descartes estaba en el índice, ese índice que llegó a tener la iglesia católica durante siglos, también ocurría en los más pequeños y miserables y apartados pueblos. El cura tenía muchos libros porque él se decía censor eclesiástico y recogía de las casas de la gente los que tenía para ver si podía leerlos, tenía el índex y con eso los prohibía, pero lo que en realidad hacía era quedarse con ellos porque en su biblioteca había muchos más libros profanos que religiosos lo mismo que yo me senté a leer las novelas de Alejandro Dumas las de Víctor Hugo, las de Dick Turpin, las de Buffalo Bill, Sitting Bull todo eso lo leí yo a los 10 años me pasaba todo el tiempo leyendo no podía salir a la calle porque me podían tocar un balazo y eso, esa anécdota tan divertida de que el cura censor huyó en medio de toda esta turbulencia y deja atrás todos los libros que había acumulado para censurar terminan siendo los libros que Rulfo se va a leer y eso va a ser de él un lector voraz. Todos nuestros grandes escritores de esta serie han sido y escritoras lectores voraces, es el principio de toda buena escritura. Entonces él se lee todo eso allá chiquito, encerrado, Se lee todo eso allá chiquito, encerrado, porque tampoco podía salir porque era muy peligrosa la época. Entonces Rulfo va a tratar de entrar a la Universidad de Guadalajara, pero hubo una huelga y entonces conferencias de la Facultad de Filosofía y Letras de México, donde empieza a escuchar las conferencias de filosofía, historia, arqueología, antropología, y pues es una época en que el otro México que les cuento, el intelectual, el que se está desarrollando con una mentalidad enorme de un México revolucionario, está ahí, en la academia, en las universidades, entonces va a entrar en contacto con toda esa discusión intelectual y con ese otro México, pero él viene de un México muy profundo y ese es el que tiene adentro y ese es el que con todas las influencias y las posibilidades va a llegar a retratar como nadie en el mundo. va a llegar a retratar como nadie en el mundo. Entonces, él va a llegar a trabajar en el archivo de la Secretaría de la Gobernación. Esto es para 1938, iba viajando a las regiones apartadas de México en comisiones con la Secretaría. Entonces, eso le permite conocer lugares recónditos de México, no solo aquel del cual él venía, sino otros lugares recónditos de México, no sólo aquel del cual él venía, sino otros lugares recónditos. Y en la década de los años 40 empieza a desarrollar una cosa por la cual no se le conoce tanto, pero es igualmente maravillosa la fotografía. La fotografía de Juan Rulfo es increíble. Susan Sontag decía que era el mejor fotógrafo que había visto en América Latina, y él tuvo más de 6.000 imágenes a lo largo de su vida que tenía sus cámaras ahí, roli flex. ¿Y qué fotografía da Rulfo? Pues con los ojos que él tenía, era la arquitectura, el paisaje, la vida cotidiana de los pequeños pueblos de México, también mostraba a los campesinos, también mostraba a los grupos étnicos. Acuérdense que México, igual que todos nosotros, estaba tratando de encontrar una identidad en esta época y entonces la diversidad y la variedad tan absolutamente increíble de grupos étnicos mexicanos, de pueblos originarios, de lenguas, de todas las formas distintas de entender la vida y el universo México es un mosaico, de una cantidad de pueblos vivos, de tradiciones muy antiguas, de Artes donde se mostró toda la fotografía de Rulfo y ahí se consolida también esa faceta de lo que Susan Sontag llamaría el mejor fotógrafo que he conocido de América Latina. Entonces eso también nos mostró ese México, el que él escribe y el que él retrata. Él era un tipo, pues a ver cómo se imaginan ustedes, introvertido, tímido, pues un tipo con estas características, enigmático, silencioso, realista, muy celoso de su intimidad, era creativo, era crítico. Él era un tipo muy inseguro de su propio talento, por eso votó muchísimas de las obras que él escribió, las votó, las desechaba, decía que eso no era bueno, que no debía ser visto en público. Hay unos escritores que tienen eso, ¿no? Sábato era pirómano y le parecía que todo lo que escribía merecía quemarse y se paraba y lo quemaba y si no tuviera la esposa para evitar ese tipo de cosas no hubiéramos podido encontrar sobre héroes y tumbas ni el túnel que escribió Ernesto Sábato porque todo le daba por quemar, pues a éste le daba por desecharlo porque le parecía que le sobraba todo, luego le sacaba la mitad de las palabras en un tiempo y en un momento en que las palabras en ese universo campesino de Rulfo son muy escasas y muy precisas y no se deben desperdiciar como el agua, escasísimas. En 1945, un cuento que se llama Nos han dado la tierra, que nos remite al hecho de que la tierra que les van a dar es la tierra que les echan encima cuando se mueren. O sea, es todo lo que les toca de la tierra que estuvieron buscando. Y también va a publicar en el 46 Macario, en las revistas de Pan y América, y después el cuento de Es que somos muy pobres. Eso, leer a Rulfo es una cosa, digamos, es un acto casi que espiritual de profundidad, de sumergirse en estos universos, en el cual Ayutthaya VIII va a publicar La Cuesta de las Comadres y Talpa y el Llano en Llamas, que es la publicación de cuentos. Y en el 51 es el que cuando va a publicar, diles que no me maten esta historia de su padre. Y luego él va a tener, con la publicación del Llano en Llamas, él va a tener el apoyo de uno de los gigantes culturales, el Fondo de Cultura Económica. Y esto le va a dar una cantidad de posibilidades porque México es una industria editorial y cultural muy importante en el continente. O sea, nosotros tenemos dos grandes, México y Argentina, que son los que tienen industrias editoriales y culturales de gran envergadura y a través de los cuales hemos conocido las letras de la mayor parte del continente, sobre todo durante el siglo XX, ahora tenemos más y ahora somos más los que tenemos un acceso editorial grande, pero en esa época eran estos dos, México y Argentina. Entonces Rulfo empieza a tener como un apoyo que va a permitir que su obra se vaya a conocer y México se estremece con ese con ese relato rural México víctima del olvido de la violencia de la severidad de lo impensado además porque porque nosotros veíamos después cuando pasó lo de lo de San Cristóbal de las casas en 1994 la rebelión de Chiapas cuando decían nosotros los chapanecas nos declaramos incapaces de competir con el tratado de libre comercio. Eso quiere decir que estamos condenados a la muerte, al olvido y a enfermedades curables. Y si es así, hemos venido a que nos maten aquí y ahora. Así empieza la rebelión de San Cristóbal de las Casas en 1994. ¿Cómo le parece que sería esto en 1951? ¿Cómo le parece? O sea, si en el 94 no teníamos solucionado todas estas cosas y había esas brechas. Imagínate en el 51 cuando apenas se estaba consolidando todo el proyecto, el gran proyecto mexicano. Entonces, igual que decíamos en el Brasil que había bolsas enteras de miseria alrededor de las grandes opulencias, aquí había y hay zonas muy apartadas que tienen otro tipo de relación con el mundo y que están marcadas por el olvido. Rulfo, como todos nuestros escritores y escritoras, tiene sus grandes influencias y son Proust, Joyce, Virginia Woolf, Hemingway y por supuesto William Faulkner que está detrás de todo lo que narramos, o sea, tipo está mirándonos desde algún lado porque va a ser una influencia fundamental para Rulfo y para García Márquez. Y le dicen que si él va a publicar, dice, no he hecho sino leer un poquito y querer escribir algo que no se ha podido y que si llego a escribirse llamaría una estrella junto a la luna. Y ya había empezado a escribir lo que sería la obra más impresionante de todas, que es Pedro Páramo. Él decía en la reverberancia del sol La llanura parecía una laguna transparente Desecha en vapores por donde se translucía un horizonte gris Y más allá una línea de montañas Y todavía más allá la más remota lejanía ¿Y qué trazas tiene su padre si se puede saber? No lo conozco le dije Solo sé que se llama Pedro Páramo, ah, vaya, así me dijeron que se llamaba, y otra vez el a del arriero, me había topado con él en los encuentros donde se cruzan varios caminos, me estuve allí esperando hasta que al fin apareció este hombre, ¿a dónde va usted?, le preguntéé voy para abajo señor conoce un lugar llamado comala para allá mismo voy yo comala es el universo al que los traemos comala es un universo onírico o sea es un es un universo muy particular después de una cantidad de reescrituras y después de desechar 200 páginas y después de desproveer de cualquier adorno literario va a publicar en 1955, 1955 esto es 12 años antes de 100 años de soledad, esto es digamos antes de que el buf latinoamericano nos destelle en una forma increíble de tener una presencia en el planeta a través de la literatura, por eso lo consideran uno de los padres del boom, porque es un precursor, porque el tipo ya está escribiendo unas cosas absolutamente increíbles cuando todavía no se han publicado las grandes obras que vendrían a continuación. Cuando sale eso, todo el mundo queda frío. Carlos Fuentes le dice que eso es una cosa absolutamente maravillosa porque Rulfo tiene un estilo absolutamente personal. Es solo él el que transmite eso, es una mezcla de melancolía, desesperanza, amargura, olvido, dulzura, tristeza, humor, una cosa que, o sea, va más allá, digamos, en esa época se publicaron novelas como Los de Abajo de Mariana Suárez, que eran relatos lineales acerca de la desigualdad y de la miseria de México, que eran relatos lineales acerca de la desigualdad y de la miseria de México. Esto no, esto no es así, esto retrata las mismas realidades, pero igual que de alguna manera, así como Jorge Amado logró encontrar una estructura narrativa para mostrar las desigualdades de América Latina desde la magia y el humor, Rulfo lo va a hacer desde un lugar del olvido, la distancia, la melancolía y un humor muy ácido también, pero es un relato rural, no lineal, onírico, fantasmagórico, que tiene una gran cantidad de universos que uno no logra definir y eso en la literatura siempre es una cosa maravillosa y lo va a llevar a un estilo único. Borges, el mismísimo Borges diría que Pedro Páramo es una de las mejores novelas de la literatura en lengua hispana y de toda la literatura. Y hay una anécdota maravillosa y es que Álvaro Mutis, otro grande, grande, grande, porque es que nosotros tenemos gente muy tremenda aquí. Álvaro Mutis es otra recomendación para el que esté por allí o la que esté por allí una tardecita que se ponga a leer a Macrol el Gaviero para que vea la cantidad de historias que le cuentan, Álvaro Mutis el grande grandote, cuentan que subió a grandes zancadas las escaleras hasta el séptimo piso, una anécdota que cuenta Gabriel García Márquez, que era muy amigo de Álvaro Mutis, entonces dice que Álvaro Mutis subió las escaleras a zancadas y le dice así, subió a grandes zancadas los siete pisos de mi casa con un paquete de libros, se paró del montón el más pequeño y corto y me dijo muerto de la risa, lea esta vaina, carajo, para que aprenda. ¡Lea esta vaina, carajo, pa' que aprenda! Era Pedro Páramo. Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca desde la tremenda noche en que leí La Metamorfosis de Kafka en una lúgura de pensión de estudiantes de Bogotá casi 10 años atrás había sufrido una conmoción semejante. Y al día siguiente leí el llano en llamas, y el asombro permaneció intacto. Eso es lo que dice Gabriel García Márquez de Pedro Páramo como una de sus influencias definitivas. Esa economía del lenguaje, esas figuras absolutamente precisas, él las va a admirar muchísimo en Rulfo. El universo de Comala es vago, indefinible, onírico, y uno nunca termina de saber exactamente dónde queda o qué es. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirles que muchos de los que se mueren al llegar al infierno regresan por su cobija. Esa es una imagen fantástica, porque cómo diría de abrazadora la tierra y el calor de terrible que en el infierno les alcanza a dar frío. Entonces me acordé de lo que me había dicho mi madre, allá me oirás mejor, estaré más cerca de ti, encontrarás más cerca la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz. Y esto es una cosa muy importante porque los que hemos tenido muertes de padres sabemos que cuando se van, llegan de alguna manera a una cercanía que es muy fuerte, que es la cercanía del recuerdo. Nada puede durar tanto, no existe recuerdo por intenso que sea que no se apague, pero acá los recuerdos sobreviven. Hay pueblos que saben la desdicha. Se les conoce consorber un poco de aire viejo y entumido, pobre y flaco, como todo lo viejo. Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones, tal vez mejores voces. Hay esperanza en suma, hay esperanza para nosotros contra nuestro pesar. El calor me hizo despertar al filo de la medianoche y el sudor, el cuerpo de aquella mujer hecha de tierra, envuelto en costuras de tierra, se desbarataba como si estuviese derritiéndose en un charco de lodo. Al amanecer, la mañana, al mediodía y en la noche, siempre los mismos, pero con la diferencia del aire, allí donde el aire cambia el color de las cosas, donde se ventila la vida como si fuera un murmullo, como si fuera el puro murmullo de la vida. Comala es un lugar que más que un simple escenario es un personaje en sí mismo, cargado de simbolismo, de recuerdo. Comala es un pueblo suspendido en el tiempo, en el espacio y al llegar es como si se hubiera entrado en una dimensión paralela en donde los vivos y los muertos coexisten en un silencio sepulcral. Entonces eso nos hace entender que nosotros no estamos llegando ni a un universo tangible, ni a un universo lineal, ni a un universo comprensible, sino a un universo que nos pone en diferentes dimensiones. Cuando nos dicen que los vivos y los muertos coexisten en un silencio sepulcral y además no se pueden ir de ahí porque ellos no se pueden ir sin los muertos entonces un poco eso nos trae como la memoria del verso de Serrat de Pueblo Blanco si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas y atravesando lomas dejar mi pueblo atrás juro por lo que fui que me iría de aquí pero los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio entonces vine a comarla porque me dijeron que aquí vivía mi padre un tal pedro páramo nos dice juan preciado al inicio de su viaje con esta frase nos va metiendo en la posibilidad de encontrar eso que es la palabra que le debe del olvido y lo que su madre le exigió y aquí en este punto se entrelazan la fantasía y la realidad porque Comala es un lugar donde los susurros de los muertos resuenan en las calles vacías y las sombras de los personajes se proyectan en las casas abandonadas. El pueblo está impregnado de una sensación de pérdida y desolación. Las casas con sus techos de teja y paredes encaladas parecen guardar secretos inconfesables. Los personajes que habitan Comala, o mejor dicho, los espectros que deambulan por sus calles, nos cuentan historias de amor, traición y venganza, tejiendo una red de relatos que nos envuelve y que nos atrapa. Comala es un purgatorio terrenal, un lugar de expiación y sufrimiento. La tierra seca y agrietada refleja el estado de las almas que la habitan, perdidas y sin redención. En Comala el tiempo parece haberse detenido, los días se suceden sin cambios y la vida se reduce a una espera interminable. Entonces la presencia de Pedro Páramo, el cacique, ellos llaman caciques a lo que en Colombia se llama caudillos o gamonales, que son jefes de las tierras rurales, que tienen un poder impresionante. Pedro Paramor, cacique del pueblo, se siente en cada rincón como una sombra omnipresente que controla y oprime a los habitantes. Su figura es tanto temida como reverenciada. Su legado de crueldad y poder marcan el destino de todos en Comala porque él no llega a encontrar al padre como figura física pero si va a encontrar en Comala todo el camino del padre y en Comala el camino de la muerte y en Comala el camino del purgatorio y en Comala el camino del purgatorio, y en Comala el camino de la desesperanza. Va a encontrar mucho más de lo que busca, porque lo que él busca no es tangible, porque ese padre no es un padre físico, ese también es ese Comala, que en donde él está por todas partes, pero nunca lo llega a encontrar, y es esta ausencia pertinaz de padres, que también están supremamente reiterada en América Latina. Esa cantidad de mujeres abandonadas por una gran cantidad de hombres que nunca aparecerán o responderán por sus hijos. Es un rasgo muy fuerte que existe en nuestra historia y en nuestra cultura y que en la literatura va a determinar la búsqueda de Juan Preciado para ir a encontrar a su padre en Comala. Lo que encuentra en Comala es un universo entre la vida y la muerte, un universo de susurros, de fantasmas, de suspiros, de desesperanza, de anhelos, que lo lleva a un mundo del cual no puede salir y no podemos salir nosotros tampoco. Con tal que no sea una nueva noche, pensaba él, porque tenía miedo de las noches que le llenaban de fantasmas la oscuridad, de encerrarse con sus fantasmas, de eso tenía miedo. Sé que dentro de pocas horas vendrá Undio, con sus manos ensangrentadas a pedirme la ayuda que le negué, y yo no tendré manos para taparme los ojos y no verlo tendré que oírlo hasta que su voz se apague con el día hasta que se muera su voz sintió que unas manos le tocaban los hombros y enderezó su cuerpo soy yo don pedro dijo damiana no quiere que le traiga su almuerzo pedro páramo respondió ya voy para allá ya voy se apoyó en los brazos de damiana cisneros e hizo intento de caminar después de unos cuantos pasos cayó salpicado por dentro pero sin decir una sola palabra dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras y él se desmorona y con él Komala y Komala queda como este universo fantasma donde está la desesperanza entonces lo que va a buscar este hombre que va a buscar a Pedro Páramo es en realidad un encuentro con un lugar, con uno de estos universos que estamos narrando de América Latina, pero este es un universo desalador y fantasmal, donde está el olvido, donde estuvo y está presente la violencia de todo lo que los dejó atrás y lo que los queda sumidos en una irsuta desesperanza y melancolía de un lugar que está totalmente yermo. Entonces es un pasado de nostalgia, de memoria, porque lo que él va a buscar es un pasado. Lo que él va a buscar es un pasado de su propia madre. Lo que él va a buscar es una promesa que va a cumplir y que no se puede cumplir físicamente, sino que se cumple en su presencia en ese universo onírico tan extraño y tan particular que hemos el sentimiento tan profundo que significa llegar al universo de Comala a través de la lectura de Pedro Paramón. Gracias. De ese mundo que vivió Rulfo desde los cristeros, desde la revolución, desde la hacienda, desde la muerte de su padre, desde su madre desolada, desde su encuentro con la literatura, con la fotografía, con la antropología, con toda su genialidad, su timidez, su introversión, su carácter complejo, silencioso, profundo y la obra que en dos publicaciones cambió la historia de la literatura en América Latina en la narración de Ana Uribe. Para ustedes, feliz día cualquier día que se sea. Este podcast fue grabado en Los Gatos Estudios y fue posible gracias al equipo de DianaUribe.fm, que está integrado por Diana Suárez, Milena Beltrán, Arturo Jiménez, la edición y la musicalización de Eduardo Corredor Fonseca de Rueda Sonido y siempre con el gran apoyo de las personas que nos donan en Patreon, PayPal y PayU.