Juan Carlos Onetti y Santa María

Juan Carlos Onetti y Santa María

01 de nov de 2024

En este episodio de Los universos del arte latinoamericano, exploramos el fascinante universo creado por Juan Carlos Onetti, un escritor uruguayo que nos lleva a una ciudad ficticia llamada Santa María. Onetti es conocido por su literatura existencialista, que aborda la soledad, la frustración, el desarraigo y la desesperanza, pero también incorpora un particular humor oscuro. En este podcast descubriremos cómo Onetti utiliza su obra para reflejar la complejidad de las emociones humanas y el desarraigo producto de la migración.

Capítulos

Contexto histórico y cultural

El episodio presenta un contexto histórico del Uruguay y su proceso de independencia, que influenció a escritores como Onetti. Se destaca la particularidad geográfica y cultural del Uruguay como una nación pequeña pero rica en grandes figuras literarias.

La obra de Juan Carlos Onetti

Onetti crea una literatura profundamente existencialista, influenciada por figuras como Roberto Arlt y William Faulkner. Su narrativa se centra en una ciudad ficticia llamada Santa María, un espacio que representa el desarraigo y la falta de raíces, reflejando la desesperanza de la migración.

Los personajes y sus universos

Las obras de Onetti, como 'La Vida Breve' y 'El Astillero', están pobladas por personajes como Juan María Brausen y Larsen, que habitan un mundo lleno de frustración y fracaso. Onetti logra captar la esencia de personajes atrapados en sus propias realidades imposibles de evadir.

El humor y la melancolía en Onetti

A pesar de su tono oscuro, la obra de Onetti no carece de un humor retorcido y una profunda ternura. Sus cuentos, como 'Bienvenido Bob', muestran las tragedias cotidianas y la desesperanza de sus personajes, pero siempre con un toque de humanidad.

Conclusión

La literatura de Juan Carlos Onetti es un viaje introspectivo al alma humana, explorando las complejidades del desarraigo y la melancolía a través de sus personajes y su ciudad ficticia, Santa María. Su obra nos invita a reflexionar sobre la condición humana y la búsqueda de sentido en un mundo marcado por el fracaso y la desesperanza.

Menciones

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               Buenas, bienvenidos a los universos del arte latinoamericano, patrocinado por Boston Scientific, avanzando la ciencia en pro de la vida. Hoy nos vamos a meter en los abismos existenciales de la soledad, de la frustración, del desarraigo, de la desesperanza, del retorcimiento y del humor, porque también tiene un humor muy tenaz. Nos vamos a meter en un universo completamente distinto a los que hemos estado narrando hasta ahora, porque este es un universo existencialista y sucede en una ciudad ficticia. Hoy vamos a hablar de Juan Carlos Zonetti y su universo en una ciudad ficticia. Hoy vamos a hablar de Juan Carlos Zonetti y su universo es la ciudad de Santa María. y nos vamos a meter con un personaje venga le digo el más regenerist que ustedes se puedan imaginar, porque este personaje va a tomar el existencialismo como una veta para habitar su literatura. Y eso nos va a llevar a un tono narrativo completamente distinto al que hemos abordado en otros universos, aunque algunos se toquen en algún momento con él, pero es que éste sí tiene lo suyo. ¿Dónde estarán mi cuchillo y mi onda? El muchacho que fui, que responda. Entonces resulta que él es un escritor uruguayo nacido en Montevideo. Eso tiene una serie de características, eso de ser un uruguayo. Porque imagínense que el Uruguay se tuvo que independizar primero de España, después de Brasil y por último de Buenos Aires, porque cuando ya se dieron las independencias finales en el sur del continente había así como un proyecto de la Gran Colombia que finalmente terminaron siendo tres países, hubo un proyecto de las Provincias Unidas del Río de la Plata que tenía como capital a Buenos Aires, otro proyecto de los Pueblos Libres del Río de la plata que daban más autonomía entonces independizarse nuevamente después de independizarse para el del brasil para que lo manden a uno desde buenos aires pues tampoco tampoco tenía chiste entonces jose gervasio artiga se va a inventar una categoría geográfica y política que se llama la banda oriental. Y así va a existir un país que se llama la banda oriental del Uruguay. Y ese país, paísito, chiquito, de cuatro millones de habitantes, que creó Artigas, va a dar escritores como Mario Benedetti, como Eduardo Galeano, como Horacio Quiroga y como Juan Carlos Onetti. Hay muchas cosas fantásticas de ese pequeño paisito que tiene unas características tan modestas y tan universales a la vez, porque es un paisito chiquito para los tamaños de los países que tenemos en América Latina, es quinerito él, entre el río de la Plata, pero tiene lo suyo, Montevideo y Buenos Aires son como una horqueta, como una pinza, que quedan más o menos uno enfrente del otro, separados por el río de la Plata, y hay un ferry que va para un lado y que va para el otro. Dos veces tuvo que fundarse Buenos Aires por la primera expedición, dicen que se la comieron y la tuvieron que volver a fundar para impedir el avance del imperio portugués hacia esa zona que es mucho más estrecha en el mapa, porque por tordecillas eso estaba dividido entre España y Portugal. Entonces para evitar que el imperio portugués y más adelante el imperio brasilero se comieran ese pedazo del mapa, finjaron estas dos ciudades hermanas, gemelas de alguna manera, que están a ambos puntos de una horqueta, como una pinza de gancho de ropa. Son ciudades gemelas, paralelas, profundamente entrelazadas. Y lo que pasa es que una es la megalópolis, que es Buenos Aires, que es la mitad de la Argentina. Y la otra es una ciudad muy grandota para el paisito también, porque el paisito tiene tres millones de habitantes y Montevideo tiene un millón y pico. Entonces es la mitad del país. Entonces, estas dos ciudades van a recibir la gran migración de la que hemos hablado, la enorme migración, y yo les contaba que Buenos Aires pasó de 400 mil habitantes a 4 millones de habitantes en el lapso de 20 años, Montevideo otro tanto en relación a su tamaño. Esa migración gigantesca que va a llegar del otro lado del mar, va a llegar de Europa y que va a definir tanto la identidad de estos pueblos, esa migración está cargada, no solamente de la esperanza que uno ve en las películas de la isla Elis, donde todos llegan y divisan América y gritan y todo, y la América y el sueño americano. Aquí la cosa no es tan romántica, a pesar de que sí hubo una política gigantesca para recibir una enorme cantidad de gente que estaba llegando de Europa, mientras Europa se desbarataba como periódicamente le ha pasado. Pero ellos llegaban allá y mientras ellos lograban encontrar una vida allá, había una nostalgia, melancolía. Usted trae toda la esperanza de lo que va a encontrar, pero también trae toda la nostalgia de lo que dejó. Una migración de estas emocionalmente es una vaina muy fuerte y no necesariamente tiene final feliz. tal y de lo que dejó una migración de estas, emocionalmente es una vaina muy fuerte. Y no necesariamente tiene final feliz, o sea, no, esto no se plantea como el sueño americano, el que llegaba ya hacia la América, se llamaba así, ¿no?, hacer la América. Aquí las cosas eran más lentas, más difíciles, muchos lograron lo que querían, pero muchísimos no, entonces van a ser estas ciudades, estos son puertos. La gente permanentemente está yendo y viniendo de los puertos. No son lugares donde mucha gente se quede. Y la migración y el tráfico permanente, la población flotante de los puertos, hace que ahí, en ese punto, no haya raíces, no haya un arraigo, no haya un lugar de donde pegarse uno, de donde uno viene, ese desarraigo, esa melancolía, esa nostalgia y esa otredad van a permear la obra de Juan Carlos Zonetti y ahí nos vamos metiendo en un universo introspectivo muy poderoso. Juan Carlos Zonetti nace en Montevideo, en el Uruguay, en 1909 cuando estamos en este proceso durísimo, grandísimo de migración y él va a ser una literatura tan sui generis que va a ser también otro de los grandes que va a marcar el paso de lo que va a ser también la gran literatura latinoamericana, pero él es uno de sus, no solamente de sus precursores, sino de los que realmente empieza a abordar una literatura urbana, un nuevo nivel de literatura, porque ya no estamos en la literatura costumbrista, ya ni siquiera estamos en la literatura modernista, estamos en una literatura que vive de las fuentes existenciales de Kierkegaard y de los existencialistas, entonces lo que él va a plantear es una literatura totalmente suya y propia, pero al hacerlo va a abrir las puertas para la gran literatura de América Latina muy temprano en la mañana porque estamos apenas empezando el ciclo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días Entonces él tuvo un montón de trabajo, fue periodista, vendía calculadoras, que es como si hoy vendiera celulares. Fue director de bibliotecas y fue editor. Y su primera novela es El Pozo, en el 39, donde se empieza a vislumbrar lo que va a ser esa gran genialidad. Él va a estar muy influenciado por un contemporáneo que se llama Roberto Arlt, que también es un tipo durísimo, pero Roberto Arlt va a morir a los 42 años. Entonces él bebe de la literatura y de la fuente de Roberto Arlt, pero Merch le va a tocar seguir solo porque su gran influencia muere temprano. Sí, Arlt es el autor del juguete rabioso y el carácter experimental de la literatura de Art va a influenciar muchísimo a Unetti y esto es 20 años antes de nuestro gran Alejo Carpentier o de nuestro enorme Juan Rulfo, esto es tempranito en la mañana de América Latina, en la literatura que nos va a llevar hasta estos universos tan impresionantes como todos los demás y tempranamente va a beber de las influencias adivine de quién, otra vez, casi que con un mantra, William Faulkner, ¿por qué William Faulkner es tan importante porque William Faulkner va a nacer en el Mississippi en 1897. En 1896 se impuso el sistema de segregación racial que se conoce como el Jim Crow System en el sur de los Estados Unidos. A William Faulkner le va a tocar el apogeo del racismo. Y él va a lograr mostrar ese universo tan espeso, tan pesado y tan indigno, construyendo una ciudad ficticia, un condado, él va a reproducir un universo que sea capaz de mostrar el horror y también todas las diferentes matices del mundo en el que él vivió, habiendo nacido el blanco y coexistiendo con semejante barbaridad, que va a ser el racismo como un elemento cultural de un sur de los Estados Unidos que recupera su territorio después de 12 años de invasión del ejército del norte y la derrota total de la guerra civil y empieza a crear una narrativa desde el racismo que hoy dicen los estudiosos de la cultura afro que fue la que terminó predominando en Estados Unidos hasta la actualidad. Entonces, William Faulkner crea ese universo de una manera tan genial que se va a volver el referente de todos nuestros creadores de universos en América Latina. Por eso continuamente nos referimos a él. Entonces, Onetti lee a Faulkner, Onetti lee a Proust, y a partir de Proust empieza a desarrollar la introspección de sus personajes Onetti lee a Dostoyevsky, Onetti lee a Tolstoy entra en contacto con los rusos y la literatura rusa va a poner la profundidad del alma humana en el universo de la literatura del mundo, eso es lo que van a hacer los rusos en la literatura. Entonces, de todas estas fuentes y esa condición móvil y en tránsito permanente de esta ciudad de Montevideo, va a ser que él todo eso lo traslade a una ciudad que se va a llamar Santa María. que se va a llamar Santa María. Y a alguna de él le preguntan que por qué Santa María, y dice que muchísimas ciudades de América Latina son Santa María, entonces uno piensa en Santa María del Antiguo Aldarien, uno piensa en Santa María de los Buenos Aires, uno piensa en Santa María de Asunción, y se da cuenta que muchas de nuestras ciudades son Santa María, entonces Santa María la puede poner usted donde quiera. Pero la manera como él llega a crear ese universo es lo más interesante de todo. Él va a escribir una novela donde va a crear un personaje, la novela se llama La Vida Breve, esa novela es temprano en su narrativa y resulta que el personaje, Brousen, es un tipo que está en una crisis existencial terrible porque a la mujer hay que hacerle una mastectomía en la que vive y refugiarse en la fantasía de crear un personaje. Pero no, Gertrude, su esposa, está en este problema tan terrible y Juan María Brausen resuelve la imposibilidad de resolver su propia realidad mediante una fuga hacia la ficción. Entonces no solamente crea un personaje que es un otro, que eso ya lo hemos visto en la literatura, y ya pues Borges también crea su otro personaje a ver cómo se relacionan con él, sino que va a crear una ciudad, un universo. Esa ciudad es Santa María. Entonces v venga le cuento cómo es la cosa, Juan Carlos Onetti se inventa un personaje en una novela que se inventa una ciudad, Santa María es una invención de Brausen y el resto de los personajes de Onetti van a vivir en esa invención de Brausen que es un personaje inventado por él que pertenece a una novela que se llama La Vida Breve. ¿Sí me ve el laberinto en el que me estoy metiendo? Viejo barrio que te vas te doy mi último adiós, ya no te veré más. Con tu negro murallón desaparecerá toda una tradición en mi viejo barrio sur. Triste y sentimental, la civilización te clava su puño. Bueno, entonces ahora nos dedicamos a narrar Santa María. Santa María es una ciudad lugubre en los puertos cuando cualquier tipo de edificación se abandona, el mar se la come enseguida, como se la come la manigua, cuando las ciudades son selváticas. Entonces Santa María es un lugar donde el tiempo parece detenido y la frontera entre la realidad y la ficción se vuelve difusa. Es un no lugar porque ahí las cosas no se resuelven, porque ahí es donde convive la frustración. ¿Cómo es Santa María? Pues indescriptible o vaga y al mismo tiempo exacta o inolvidable. Precisa hasta el costumbrismo en su Plaza Nueva, en el Bar Berna o en el Hotel Plaza, en la iglesia del padre Bergner, en la consulta médica de días grey y fantasmal, diluida en la llovizna que viene del río o en el calor pegajoso del verano pampero, cuando caminamos por otras calles, una calle de muros leprosos cubiertos casi todos por la espuma seca de sus enredaderas. El astillero Juan Carlos Donetti. Juan Carlos Zonetti y vieron mil veces de testigo a los guapos del área que morían por un corazón. Y en las noches de lunas febriles, al contar resongón de las olas, Al concorre zongo de las olas, los muchachos con sus tamboriles ya no entonan su alegre canción. Entonces, él nos va contando, a partir de sus diferentes novelas esta Santa María. Entonces hay un relato de ciudad, es el universo en el que estamos metidos, pero en la ciudad hay una serie de personajes recurrentes. Entonces hay uno que es Larsen, el juntacadáveres. Hay otro que es el doctor Díaz Gray. Y estos personajes van a tener diferentes aventuras a lo largo de las diferentes novelas que va a escribir Juan Carlos Zonetti. Y una de ellas, por ejemplo, que es absolutamente impresionante es El Astillero, Larsen, El Juntacadáveres, que se llama así porque en la novela El Juntacadáveres él va a llegar después del exilio a tratar de fundar un burdel, un exilio forzoso, como les ha tocado a los uruguayos y va a tratar de fundar un burdel y se va a encontrar no solamente con la doble moral de Santa María con la hipocresía de Santa María sino con la burocracia entonces imagina que usted no pueda fundar un burdel porque se lo empapelen de prohibiciones y papeles este personaje va y viene en los diferentes momentos de Santa María. Eso le fue mal con el burdel al pobre Larsen y resulta que en el astillero, cuando hace el astillero, el astillero es una empresa fracasada. Eso no existe, eso ya quebró. Y eso es de un tipo que está totalmente alterado que es Petrus, él juega que el astillero se puede recuperar, pues el astillero está quebrado, el astillero no existe, el astillero es un imaginario y claramente sabe que eso está quebrado, que eso no tiene futuro y es un poco como siguiéndole la cuerda a Jeremías Petrus y compañía. Entonces en el mismo astillero dice que nadie pudiera trabajar allá si no pudiera aceptar de entrada el fracaso. Nadie que no conozca el fracaso profundamente y que no esté dispuesto a perder puede trabajar en el astillero. Miró un par de grúas derrumbradas, el edificio gris, cúbico, excesivo, en el paisaje llano, las letras enormes, carcomidas, que apenas susurraban como un gigante afónico. Jeremías, Petrus y compañía, decía el letrero, y a su espalda el incomprensible edificio de cemento, la rampa vacía de barcos, de obreros, de grúas, de hierro viejo, que habrían de chirriar y quebrarse en cuanto alguien quisiera ponerlas en movimiento. Entonces, él está vinando todo esto y él se mete, digamos, de verdad a tratar de seguirle la cuerda a un tipo delirante y hacer que hacen y hacer que trabajan y hacer que existen y hacer que les pagan, y hacer que existen, y hacer que les pagan, pero nada de eso está pasando porque el astillero no existe. Entonces, esa, digamos, esa idea de estar viviendo en una cosa que no tiene ningún tipo de prospecto, ni de futuro, ni de nada, es lo que hace que sea tan fatua la idea de trabajar allá. Ahora, esto no carece de un humor, esto tiene un humor negro, retorcido, espantoso, porque hay una cotidianidad y hay un trabajo de oficina y hay un trabajo común y corriente en una cosa que no existe, que fracasó y hace mucho tiempo que ya no está funcionando. Pero eso hacemos que hacemos. Y esto que podría parecer tan absurdo, pues cuántas cosas en la vida la gente no está metida, en cosas que no existen y no funcionan y hace mucho tiempo se murieron. Sí, y entonces, pero sigue creyendo que están vivas. Larsen abrigado con las bolsas secas que le tiraron, puedo imaginar en detalle la destrucción del edificio del astillero. Escuchar el siseo de la ruina y del abatimiento, pero lo más difícil de sufrir debe haber sido el inconfundible aire caprichoso de septiembre, el primer adelgazador de la primavera que se desliza incontenible por las fisuras del invierno decrépito. Murió de pulmonía en Rosario antes de que terminara la semana. Y en los libros del hospital figura su nombre verdadero. A ver, ¿cómo iba a morir Larsen si no de la manera más patética, con su existencia completamente atravesada por todo lo fracaso y lo desesperanzado? Entonces Onetti nos va llevando de la mano de estos personajes y ese personaje va pasando y atravesando las novelas hasta que él muere en el astillero, que ya es el colmo del fracaso institucional, siguiéndole la locura a Petrus que cree que eso puede funcionar. Entonces los universos de Onetti en Santa María son así, el doctor Díaz Gray y todos, cada uno de estos personajes tiene o un fracaso en su vida o su vida fracasada, la falta de arraigo, la falta de raíces, que es un fenómeno muy común en la migración porque la gente eventualmente no termina siendo de ninguna parte, ya no son del lugar que abandonaron y no son del lugar en donde viven, porque aunque llegan a formar parte, nunca pertenecerán del todo, siempre serán extranjeros y de donde se fueron nunca retornarán,se lugar ya no existe una vez que lo dejaron. Esa es la condición del exilio. Esa es la condición de la migración. Esa es la condición del arribar a ser una vida en otro lugar y dejar atrás la que tuviste. Entonces la nostalgia y la melancolía es una parte fundamental de la migración y eso es muy importante porque con toda la, digamos, con toda la carga aspiracional y esperanzadora que tiene la migración, la melancolía y la nostalgia no se toman como elementos con los que se tendrá que vivir permanentemente. Entonces, todo esto hace que en Santa María no peleche nada. O sea, en Santa María nadie le va a terminar viendo como pensaba que le iba a ir. Y todas las historias se truncan. Y todos los personajes viven esta fatigosa existencia que acaso aspira a tener un mejor mañana, pero no lo va a tener. Entonces, esta ciudad de Santa María es un momento en que muy temprano del siglo XX Buenos Aires y Montevideo se van a volver grandes ciudades por la migración y entonces van a perder vínculos con el campo y el campo va a ser una referencia cada vez más lejana porque la ciudad se va a volver muy grande y se va a volver muy grande para el tamaño del país entonces en este momento, ya en este momento, el campo para Onetti es una referencia demasiado lejana. Entonces, ni siquiera tienen la identidad y el arraigo que el campo genera para la gente que ha vivido en él. Santa María tiene una frontera con el campo, pero es difusa, es lejana, es ajena. Entonces ellos ni siquiera tienen esa conexión. Aún la gente que viene del campo a vivir en las ciudades y a pesar de lo duro que es y a pesar del desarraigo y a pesar del desplazamiento, que eso significa aún cuando es a las buenas. pesar del desplazamiento que eso significa, aun cuando es a las buenas. Viene del campo, tiene la raíz en alguna parte, podría en algún momento recuperarla de quererlo, pero viene de alguna parte. Pero cuando usted llega a Santa María, usted pierde toda raíz. Ahí no tiene ninguna referencia. Ahí no hay un lugar a donde remitirse para decir quién fui, para decir quién soy, para decir de dónde vengo, para decir cuáles fueron mis raíces y es ese desarraigo con la melancolía lo que genera ese vacío existencial que hace que la vida de la gente se llene de una especie de vaho, de tratar de sobrellevar los días sabiendo en el fondo que no van a ser mejores. Esa es la obra de Onetti, por eso es tan bravo. Y la manera como él va a retratar esa melancolía existencial es de la peor manera posible. A través de la melancolía, a través de la burocracia, a través de la rutina, a través de la monotonía, porque ni siquiera es una tragedia terrible, sino es una tragedia monótona, rutinaria, cotidiana, burocrática, es como la tragedia del sinsentido, cotidiano, usted no se muere de eso, pero que es artera. cotidiano usted no demora en eso, pero qué arte era él decía que era un proverbio chino pero mentía mentía para dar prestigio a sus palabras el proverbio era de Onetti nomás y es el más sabio consejo que he recibido jamás que las únicas palabras que merecen existir Y es el más sabio consejo que he recibido jamás. Que las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio. En San Francisco, en una trucha de San Francisco, donde tuvimos una discusión sobre el tema, y finalmente, sin que eso perdiera, yo le dije, mira Mario, lo que pasa es que tú, con la literatura, tienes una relación conjugal, tienes que cumplir Y para mí Es una relación con la madre Cuando tengo deseos De escribir Entonces escribo Locamente Absolutamente Bueno Pues eso es Bueno, él en su novela nos cuenta estas historias pero en los cuentos nos cuenta unas cosas unas cosas tan impresionantes todos los personajes tratan de ser muchas veces explotados hasta el último fin hay uno que se llama Bienvenido Bob y Bienvenido Bob es la historia de un boxeador, y ese boxeador tiene una novia, y la novia sabe que el boxeador es un fracasado, sabe que el boxeador está en las últimas, sabe que el boxeador puede perder la salud o la memoria en el próximo combate, pero ella está dispuesta a sacarle hasta el último centavo en ese combate porque siente que es tanto lo que se ha aguantado de él en términos de miseria y de fracaso que lo mínimo que le corresponde a ella es por lo menos el dinero de una buena pelea para que le quede algo de todo lo que se ha aguantado y nunca visto y se une con un manager que también es un fracasado y que también espera que esa pelea de alguna manera le reembolse algo de todo lo que ha perdido. Pero el boxeador es un boxeador que ya está finalizado, o sea, él no tiene cómo hacer eso, pero sin embargo lo van a llevar a esa última pelea con la esperanza de que por lo menos pague, aunque sea de alguna manera, todo lo que ha costado y que ninguno de los dos ha recibido de parte suya. Entonces la tragedia humana de este pobre boxeador que siente que tiene que llegar a esa última pelea para no defraudar a su amor, la frustración que siente ella de haberlo apoyado y nunca haber visto realmente un éxito, una ganancia con él y la esperanza que tiene el manager de reembolsarse alguna cosa con esa pelea hacen que a costa de la salud y el fracaso de este boxeador, los otros intenten de alguna manera compensar sus respectivos fracasos al estar tratando de creer en él, pues entonces esto es digamos un juego de perdedores, pero hay uno que ya la tiene perdida, el boxeador, o sea este man, es que no da ya nada más, me entiende, pero pues ahí están en esas, entonces eso es Bienvenido Bob, son cuentos muy tristes, pues también son cuentos como, no sé, ese boxeador también es como ese boxeador de Jack London, que por un bistec, que también es un personaje profundamente herido, los destinos de los boxeadores son durísimos, y sus finales son atroces, y este es uno que está en el final y también nos recuerda a esos personajes también olvidados de Jack London, porque la universalidad de Onetti nos remite a muchísimas historias que uno ha visto o oído en la vida, y acaso hay amigos que uno tenga que sean personajes de Onetti. Entonces resulta que hay otro que es la pura melancolía, venga les cuento cómo es esto, se llama Esbjerg en la costa. Resulta que hay un hombre casado con una mujer de Dinamarca, de un pueblito que se llama Esbjerg. Y resulta que de pronto, de buenas a primeras, él empieza a ver que ella sale sin ninguna explicación a cualquier hora del día o de la noche. Y él no sabe para dónde. La primera semana se la aguanta, pero ya después la curiosidad lo muerde y empieza a seguirla. Cuando la sigue, se da cuenta que lo que ella está haciendo es ver partir los barcos para Dinamarca y que lo que tiene es una melancolía y un mal de tierra que extraña tan profundamente su ciudad, su tierra y su pueblo que se está muriendo de la nostalgia. Entonces él siente por amor a ella que es su deber procurar el dinero para que ella se pueda ir hasta Dinamarca, porque fíjese que todo el tiempo estamos tratando de conseguir dinero para salvar a alguien, o sea, para poder salvar a la esposa de Brauser, de poderle pagar su operación de la mastectomía para poderle conseguir plata a nuestra querida Danesa para que pueda retornar a su tierra y vencer así la melancolía terrible que siente, lo mucho que extraña todo el lugar de donde vino, entonces se fragua un plan, el plan es tumbar al jefe, robarle la plata mediante una estafa, de una manera trucha, para conseguirse el dinero para pagarle el pasaje a su amor, porque considera que eso es parte de lo que se trata el amor en ese momento, pero entonces imagínense que como es Juan Carlos Zonetti, pues no le resulta la estafa, no le resulta el plan, el jefe lo pilla y lo pone a pagarle el dinero que le tumbó, entonces él queda endeudado con el jefe, pero además queda en la mala porque se dio cuenta que lo que estaba tratando de hacerle era una truchada. Entonces queda en la mala, debiéndole la plata al jefe y en vista de que no puede sacar adelante su plan con su amor, que no era sino permitirle a ella un alivio a la enorme melancolía que sentía de esa sensación de lejanía de la tierra que amaba. que sentía de esa sensación de lejanía de la tierra que amaba, siente que es su deber, que es su responsabilidad, que tiene una deuda emocional, moral y amorosa con ella y que esa deuda consiste en acompañarla a cualquier hora del día o de la noche a ver partir los barcos para Dinamarca. Pero esto en palabras de Onetti queda aquí así y él terminó por convencerse de que tiene el deber de acompañarla que así paga en cuotas la deuda que tiene con ella como está pagando la que tiene conmigo. Y ahora, en esta tarde de sábado, como en tantas noches y mediodías, con buen tiempo y a veces con la lluvia que se apega a la que siempre le está regando la cara a ella, se van juntos más allá del retiro, caminan por el muelle hasta que el barco se va, se mezclan un poco con gentes, con abrigos, valijas, flores y pañuelos, y cuando el barco empieza a moverse, después del bocinazo, se ponen duros y miran, miran hasta que no pueden ver más, cada uno pensando en cosas distintas y escondidas, pero de acuerdo, sin saberlo, en la desesperanza y en la sensación de que cada uno está solo, que siempre resulta asombrosa cuando nos ponemos a pensar. Así termina. Es una cosa increíble porque es que además Onetti es tan sumamente retorcido que el que nos cuenta la historia es el jefe, que se pilló la estafa y se pilló el fracaso y él es el que cuenta la historia de este hombre y su mujer y es el que termina contándonos en qué terminó esto porque Onetti además de lo existencialista es retorcido y tiene un humor absolutamente grave lo que dejo por escrito no está tallado en granito yo apenas suelto en el viento presentimientos pido lo que necesito tinta y tiempo tinta y tiempo, tinta y tiempo, tinta y tiempo, tinta y tiempo Pero me cuesta esperar y cuando toca de cantar Lentamente enloqueciendo, yo me impaciento Luego lo vuelvo a intentar, tinta y tiempo, tinta y tiempo, tinta y tiempo, tinta y tiempo. Entonces en sus cuentos las historias son increíblemente retorcidas. Hay una que se llama El infierno tan temido, que es el infierno tan temido. Es una mujer que abandona a un hombre y empieza a mandarle insinuaciones de su sexualidad con el otro hombre con el que ella está después de abandonarlo y eso le va corriendo la cabeza, le manda pedazos de imágenes que apenas se insinúan en un sobre de Manila mientras él se está enloqueciendo imaginándose todo eso. O sea, juega con la psiquis de uno, juega con la emocionalidad, te hace saborear el fracaso, la fatalidad, la desesperanza y la sinsalida, pero no sin un toque profundo de ternura. Porque finalmente todas son historias de amor, muchas de ellas, la historia de Brausen, la historia del compañero de la mujer danesa, hay ternura en la obra de Onetti, hay mucha ternura, hay nostalgia, hay melancolía y una sensación poderosa de fracaso y sin salida de una ciudad que de una u otra manera está condenada. Él vivió muchos años en Buenos Aires, así que Santa María vive de las dos. Por eso le relato las dos ciudades una enfrente a la otra, un poco siamesas, siendo una gigantesca y la otra la ciudad del paisito. Él ni siquiera es de la gran Buenos Aires, él es del paisito. El ni siquiera es de la gran Buenos Aires, él es del paisito. Y ahí en el paisito, en su Montevideo, con la nostalgia porteña que en Buenos Aires y que a la vez puede oler en su Santa María, mustia y terrible con ese aire de ese mar, de ese río de la plata, de esa melancolía casi líquida que baja en todas estas descripciones, nos cuenta sus historias Juan Carlos Onetti, a quien hemos invitado hoy en uno de los más sui generis universos del arte y la literatura latinoamericanos que estamos recorriendo a lo largo de todos estos capítulos donde hemos narrado geografías tan disímiles y existencias humanas tan poderosas y profundas. Tan poderosas y profundas. de sus cuentos, de los barcos que se van para Dinamarca, de la nostalgia profunda de los universos paralelos y casi fantasiosos donde las personas se fugan de una vida en la que no pueden vivir, desde todos esos espacios emocionales, en la narración de Ana Uribe. Y para ustedes, feliz día, cualquier día que se sea. Este programa es dedicado a Richie, que me enseñó a amar a Juan Carlos Zonetti. Este podcast fue grabado en Los Gatos Estudios y fue posible gracias al equipo de dianauribe.fm que está integrado por Diana Suárez, Milena Beltrán, Arturo Jiménez, la edición y la musicalización de Eduardo Corredor Fonseca de Rueda Sonido y siempre con el gran apoyo de las personas que nos donan en Patreon, Paypal y PayU.