
En este capítulo se aborda la perpetuación de la violencia política en Colombia y su impacto en la sociedad desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. A través de recuerdos personales y análisis históricos, los anfitriones Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero discuten las raíces y la evolución de esta violencia, además de reflexionar sobre el clima político actual y sus posibles repercusiones.
Capítulos
La violencia política en el pasado de Colombia
Se rememoran eventos clave del siglo XX relacionados con la violencia política. La conversación se enmarca en los recuerdos personales de los anfitriones sobre la influencia de la violencia política en sus familias durante los años 40, 50 y luego en los 80 y 90. Se recuerdan asesinatos de líderes políticos emblemáticos y se discute la percepción de las generaciones pasadas sobre la violencia.
Causas y efectos de la violencia política
Se analizan las causas subyacentes de la violencia política en Colombia a lo largo del tiempo, destacando el papel de las desigualdades sociales, la impunidad y el poder del narcotráfico. Se discute cómo estas causas han alimentado ciclos continuos de violencia.
El presente y el futuro de la violencia política
Reflexionan sobre el clima político actual en Colombia y las preocupaciones de que pueda existir una nueva oleada de violencia. Analizan las divisiones actuales y su impacto en la percepción pública y el discurso político, y expresan la esperanza en que el país haya aprendido de su historia para no repetirla.
Conclusiones y lecciones de la historia
Se concluye con un llamado a aprender de la historia para evitar un retorno a la violencia política. Los anfitriones subrayan la importancia de desactivar el lenguaje violento y fomentar la comprensión para prevenir futuros conflictos.
Conclusión
Los anfitriones destacan la importancia de recordar y aprender de la historia de violencia política en Colombia para no repetirla. Subrayan el impacto devastador de la violencia y la necesidad de un clima político menos polarizado para evitar caer nuevamente en ciclos de violencia.
Menciones
- (Persona) Alejandro Gaviria
- (Persona) Ricardo Silva Romero
- (Persona) Miguel Uribe
- (Persona) Luis Carlos Galán
- (Persona) Bernardo Jaramillo
- (Persona) Carlos Pizarro
- (Persona) Diana Turbay
- (Persona) Jorge Orlando Melo
- (Persona) Malcolm Deas
- (Persona) Jaime Pardo Leal
- (Persona) Alfonso López Michelsen
- (Org) M-19
- (Org) Locutorio
- (Fecha) años 80
- (Fecha) años 50
- (Fecha) 1990
- (Lugar) Colombia
- (Lugar) Medellín
- (Lugar) Bogotá
- (Lugar) Cali
- (Lugar) Tolima
- (Lugar) Cartagena
- (Lugar) Antioquia
- (Obra de arte) La violencia en Colombia
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Cualquier persona que lo planeó tenía como objetivo alimentar este clima, aterrorizar la sociedad pero también alimentar el clima, sabía que esto iba a generar unas reacciones violentas, también no podría ser creo que es un buen momento para uno reconocer que si da miedo, eso da miedo claro que da miedo y lo derrumba a uno lo deprime a uno que ese hombre esté en esa situación. Es devastador. Y ese libro comenzaba con una frase que era una provocación. Decía Colombia ha sido a veces un país violento. Mi mamá tiene un poco eso todavía hasta hoy. Y es la sombra de que en cualquier momento esto va a estallar y va a ser una desgracia. Si uno cree que cada elección es una guerra a muerte. Exacto. Estamos a puertas de la violencia, Ricardo. Cuando todo el mundo se considera la víctima, creo que se está creando un clima que permite mentalmente irse contra el otro sin sentir que se está cruzando una línea. Tercera Vuelta El Podcast Con Alejandro Gaviria Y Ricardo Silva Romero Un Podcast de El Locutorio Arroba El Locutorio DC Hola Ricardo Hola Alejandro Ahora en nuestra conversación previa Hola Ricardo. Hola Alejandro. Ahora en nuestra conversación previa coincidimos en que el tema de esta semana es obligado. Sí, no hay nada que hacer. Y tiene que ver con la violencia política. Y quisiera que habláramos de la violencia política, no toda. No vamos a hacer un repaso histórico, no somos historiadores. No, no, no. La que nos tocó. Sí, esa la tenemos clara la de nuestros padres que nos llegó como ecos la de los 40 y 50 y la que vimos nosotros después una generación adelante en los años 80 y 90 perfecto, si las tenemos claras todas creo en la biblioteca de mi casa en Medellín había una copia del famoso libro La violencia en Colombia, de Monseñor Guzmán, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña. Eduardo Umaña Luna, sí. Ese libro me lo mostró alguna vez mi papá, hablando de la violencia política que le había tocado joven niño casi de entender esa época sin lograrlo, por supuesto. que es una especie de collage de notas de prensa y titulares de prensa. Entonces uno alcanza a ver en esa portada original el título La violencia en Colombia en rojo, más bien espeluznante, y en el fondo los cabezotes del siglo, el colombiano, el tiempo. Periódicos asociados a los dos partidos políticos. Y incluso grupos dentro de los partidos políticos. Desde el siglo al laureanismo. al laureanismo. Es impresionante esa edición porque está publicada por Tercer Mundo Editores, que está fundado por Belisario de Tancur y un político liberal que era muy conocido cuando uno era niño, que era Fabio Lozano Simonelli. Y estaba también un librero uruguayo un editor uruguayo que se llama Luis Carlos Ibañez y había por ahí rondando también un tipo de izquierda más bien un liberal antiburgués que era psiquiatra que se llamaba José Gutiérrez y aquí estoy viendo que anuncian su libro que se va a llamar De la pseudo aristocracia a la autenticidad por José Gutiérrez. Él también estaba como en ese grupo de los fundadores de Tercer Mundo. O sea, si es un grupo entre el conservador Betancourt, que era muy godo al principio, laureanista y medio cercano a la violencia, es decir nunca participaba porque también era un tipo de ideas progresistas, era una combinación muy rara la de Betancourt, era un progresista godo que en últimas terminaba siendo godo y siendo laureanista y todo esto, pero aquí se ve que disfrutaba estar con el liberal Lozano Simonelli, con el antiburgués Gutiérrez y bueno, la mezcla y el paraguayo que además, si no estoy mal, era un exiliado de la dictadura. O sea que esa editorial es bien particular y es la que publica el gran libro que resume la violencia política colombiana, por lo menos la de los años 50, desde sus orígenes que son los años 30. Haciéndolo en el año 62, 63, o sea, ya en medio del Frente Nacional. Como un análisis retrospectivo. Creo que hay una frase ahora mirábamos de Falsborda que dice cuál es el sentido de hurgar en esta historia. Dice pues tenemos que hacerlo y tenemos que hacerlo con asco. Creo que dice en algún momento impresionante para entender lo que ocurrió. Impresionante. Lo que me llegaba a mí en esa época en las conversaciones en mi casa era esta idea de que era una violencia originada en la política. Y que la política había contaminado y una suerte de locura casi artificial a todo el país. Si había pueblos conservadores, si había pueblos liberales y la gente se mataba. Y ahí la gente había dejado de entender por qué se estaba matando, que era. Sí, una. Algo inexplicable. Sí, tenía un componente casi absurdo que lo hacía más trágico todavía. Una pesadilla, no un delirio. A mí me por porque mi abuelo era era del Partido Liberal en plena guerra bipartidista y y tiene un montón de libros sobre ese momento, sobre cuando él era de la Cámara, después cuando era del Senado. Después tiene una historia del Partido Liberal. Todo eso está contado en esos libros y desde su punto de vista es como el esfuerzo por siempre lograr un frente nacional toda la vida. O sea, durante la búsqueda de que gobiernen al tiempo, porque si gobierna uno de los dos partidos van a aniquilar al otro. Todos tienen esa sensación y entonces todo el tiempo están tratando de hacer ese frente nacional que solo lo logran hacer en el 58. Creo que en este libro hay esa idea también de que todo había comenzado en los años 30. Cuando llegan los liberales al poder que comienzan a perseguir los conservadores, pero probablemente se remonta mucho más atrás, quizás hasta el siglo 19. Si uno puede empezar eso mucho antes, pero esta idea de que básicamente no había un traspaso pacífico del poder. Si no pasaba eso. Y que esa guerra partidista era el origen de la guerra y que se necesitaba la paz política para pacificar el país si era esa angustia de como hacemos para que ambos gobernemos porque si no nos vamos nos vamos a matar es muy impresionante notar esa esa desesperación en esos años 30, 40 50 y en el caso de mi familia quizás por ese abuelo liberal que además era radical, pues mi versión de los hechos era que los conservadores eran poco menos que el demonio. Es decir, que el problema habían sido los conservadores y los pájaros por allá en el valle y los chulabitas por allá en Cundinamarca y Boyacá y que a los liberales les había tocado armarse en fin esa fue la historia que yo recibí también yo recibí eso, los malos eran los conservadores mi papá y mi mamá eran liberales, la familia de mi mamá también era liberal y esa fue la historia que me llegó pero probablemente la historia era un poco más compleja, mucho más compleja. Las víctimas y los victimarios se confunden en las guerras. Totalmente. Y los conservadores tienen clarísimos cuando dispararon los liberales y por qué reaccionaron los conservadores. Por ejemplo, el incendio del edificio del tiempo. Que eso es el año 52. Eso lo tengo claro. No es que domine este tema, sino que lo tengo claro porque lo leí hace como una semana. Me pareció interesante leer cuando quemaron el tiempo, porque la gente cree que ahora todas estas frases contra los medios son nuevas. Y eso es viejísimo. Bueno, el tiempo lo quemaron en el 52 los conservadores que estaban furiosos porque han matado unos policías en el Tolima y a otros creo que en Antioquia unos días antes. por las guerrillas liberales que además eso es difícil de probar parecían alentadas por los dirigentes liberales entonces claro la versión de que los conservadores son los malos va perdiendo bueno en este caso fueron los que incendiaron el tiempo pero si uno habla con los conservadores tiene una versión muy en contra de los liberales y yo creo que la verdad está ahí como en la mitad. Hay una alusión geográfica, Ricardo, que es el Tolima, que era el epicentro de lo que pasó entonces, que después también va a tener protagonismo esa parte de nuestra geografía en la violencia de los 70 y los 80, en las guerrillas. Mi papá había ido a Chile en el año 73. Era yo un niño y trajo un disco de un cantautor chileno, Ángel Parra, hermano del poeta Nicanor Parra, que tenía dos partes. Una parte como de canciones de protesta modernas. En el lado B eran canciones de Atahualpa Yupanqui. Y había una canción sobre el Tolima que decía solamente una vez he llorado en los cerros del Tolima era una canción sobre la violencia de esa época me llegaban a mí esos ecos mi papá lo oía muchas veces era esa guitarra lastimera no una gran pieza melódica pero patética. Y hay algo, Ricardo, que si ese estudio de sociólogos tiene que ver con esa letra roja que tú identificas en el libro. Sí, porque esta violencia política se volvió tan cruenta, porque esos niveles de violencia es que llegaron a la corte de la corbata y todas esas cosas. Llegó a unos niveles demenciales que la verdad no es inexplicable. Sí, los colombianos tendemos a creernos muy especiales, pero es que sí es muy particular en las niveles de crueldad que ha alcanzado esta violencia. Uno oye pues ya en los últimos años a la mafia mexicana, que es muy brutal, pero esto ha empezado. mexicana que es muy brutal pero esto ha empezado esto fue así mucho tiempo la capacidad de torturar y de violentar a los cuerpos de los enemigos es escalofriante que podía tener un sentido que yo después encontré en algunos libros estratégicos de amedrentamiento de la población, de esa violencia que trata de llegar y mandar un mensaje. Sí, que lo vimos después con los paramilitares. Esos niveles de crueldad que no son explicables, pero parecen tener un sentido estratégico. En ese libro, en las fotografías que había en la mitad, yo recuerdo una de ellas de una persona casi que amarrada en un palo arrodillada, las manos atrás la cabeza agachada terrible, terrible terrible, terrible lo que uno oye es muy salvaje, muy como el regodeo en la violencia porque no es no es sólo la batalla la guerra que llaman no declarada entre los liberales y los conservadores, sino es esa capacidad de ir a a la aniquilación total a la deshonra del enemigo, digamos. Crecimos leyendo este libro y después nos tocó la otra violencia, que tuvo su origen en las guerrillas, que nace en los años 60. Yo creo que Colombia tuvo un periodo de relativamente tranquilidad esos primeros años de los 60. Esto comienza a crecer en los años 70 y después hay una confluencia entre esta violencia política, mucho que tiene que ver con las guerrillas, el narcotráfico, el surgimiento de los paramilitares y una segunda oleada de violencia también loca desquiciada y nos tocó a los papás que ya hemos hablado alguna vez con el fantasma del bogotazo siempre pensando en cuando va a venir el próximo bogotazo mi abuela siempre que había cualquier cosa compraba y compraba mercado mi mamá tiene un poco eso todavía hasta hoy y es la sombra de que en cualquier momento esto va a estallar y va a ser una desgracia y va a tocar encerrarse hasta que incendien todo. Hay una, esa generación, o sea, la anterior a la nuestra es, es, era y es muy consciente de que esto está a punto de estallar. Estuvo muy marcada por el Bogotazo. Era la historia más recurrente. Uno está lleno de historias del Bogotazo. Contaban una y otra vez. Yo tenía una tía mayor de mi mamá, Lía Uribe, que contaba y contaba historias de lo que había ocurrido, no en Bogotá, sino en Medellín, porque el Bogotazo además ocurrió en todas partes. En Cartagena, en todas partes. Eso sí, la historia de las fotos que uno ve son en Bogotá, sino en Medellín, porque el Bogotazo además ocurrió en todas partes. En Cartagena, en todas partes. Eso sí, la historia de las fotos que uno ve son de Bogotá, pero esto fue, se incendió ahí sí el país entero. Recomendación Libresca. Sí. El arte de no enloquecer. Gran libro, un libro inolvidable. Para toda nuestra audienciaiencia nuestro libro ya está en todas las librerías creciendo en la lista de los más vendidos porque la gente se va enterando y por eso no queremos dejar de decir que ya está en las librerías y que yo creo que al menos es un libro auténtico que sirve para ver cómo funcionan las cabezas de dos personas cercanas. Después vinieron los años 80 con toda esa aceleración. Yo veo como esto cogiendo fuerza. Sí, 83, 84. Sí, hasta llegar. Tal vez el 84 ya es el impulso. Ya es el impulso. Asesinato de Lara Bonilla. Exacto. Ahí es el impulso del narcotráfico y la política el narcotráfico jugó ese doble papel infiltró la política pero también combatió el Estado y las instituciones tuvo una doble estrategia se tomó buena parte de los partidos tradicionales pero también los combatió también los arrinconó y los intimidó y fue creándose. He oído a veces a Jorge Orlando Melo, que es tan brillante y tan y tan buen tipo. Además, pues me en contra de la idea de que es un continuo, que es una sola historia de violencia y rescata momentos, como tú decías ahorita, como de tregua o de paz o de tranquilidad relativa, digamos. Pero sí, si en los ochentas hay algo semejante a los cuarentas y cincuentas y es que se va creando el clima, el clima para que la gente se permita disparar, para que sienta que es que son las reglas del juego. La violencia, digamos, ahí sí se va sintiendo. Pero eso es lo que tú dices, que va creciendo 80, 81, 81, 83. Va cogiendo una fuerza en la cual pues es. Hay un momento en que es permitido aniquilar y luego matar. Es bueno traer a cuento a los historiadores. Malcolm Diss publicó un libro en los noventas haciendo este análisis retrospectivo que se llamó Intercambios violentos. Malcolm Diss, el historiador inglés que en paz de descanso murió hace poco. Y ese libro comenzaba con una frase que era una provocación. Decía Colombia ha sido a veces un país violento. Iba en contra de la idea. Iba en contra del lugar común de que la violencia política es una constante y ha sido siempre la misma. Y básicamente no hemos salido de esto en más de 200 años. Sí, él decía no miremos cada episodio y él hacía mucho énfasis en la historia locales. Y en cómo en el tiempo y en el espacio esta violencia había que distinguir esos matices y las generalizaciones, las miradas muy panorámicas no eran las más acertadas que me parece que tiene sentido es la disciplina y el rigor del historiador entre los lugares comunes hay que confiar en eso yo haciendo la columna que me fui por ahí un poco lo que síiar en eso. Si yo haciendo la columna que me fui por por ahí un poco. Lo que sí veo en común en esos climas de violencia, como los 50, los 80 y uno podría decir que estamos sintiéndolo un poco. Ojalá no, no, no. Ahora hablamos un poquito de eso. Si va a haber una tercera oleada de violencia. Pues la generación de nuestros padres, la nuestra y ahora la de nuestros hijos les tocará lo mismo. Yo quiero creer que no. momentos es el momento en el que todo el mundo siente que está siendo violento en legítima defensa como que lo suyo no se llama violencia sino legítima defensa que es la víctima cuando todo el mundo se considera la víctima entonces creo que se está creando un clima para que permite mentalmente irse contra el otro sin sin sentir que se está cruzando una línea si uno cree que la lucha no es solamente por el poder sino también por la libertad que si yo pierdo una elección voy a perderlo todo para decirlo en palabras de hoy, si uno cree que cada elección es una guerra a muerte estamos a puertas de la violencia Ricardo claro, es que eso es cruzar esa línea cruzar esa línea que cada elección es una guerra a muerte. Exacto. Estamos a puertas de la violencia, Ricardo. Claro, claro. Es que eso es cruzar esa línea. Cruzar esa línea. Yo quiero volver un poco sobre los años 80, ese año 89, que es la campaña presidencial. El clímax de ese momento. El clímax de ese momento con cuatro candidatos presidenciales asesinados. Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro, León Gómez, Luis Carlos Galán, Luis Pizar Sarmiento y Bernardo Jaramillo de todos recuerdo por supuesto mucho el de Luis Carlos Galán pero no sé por qué una mañana, yo acababa de terminar la universidad, trabajaba cerca a mi casa llegué a almorzar a mi casa y prendí el radio, en esa época radio era todo. No teníamos teléfonos celulares, éramos un poco más libres y anunciaban el asesinato de Bernardo Jaramillo. Yo me acosté en la cama de mi papá oyendo un radio que tenía él ahí y me puse a llorar. Fue muy impresionante. Sí, me puse a llorar. Mi mamá fue a consolarme y no sabía por qué. A mí me impresionó que Bernardo Jaramillo era más joven que todos esos candidatos y en las notas de prensa que yo me la pasaba leyendo el periódico desde muy chiquito, era muy lector del periódico. Me impresionó la de la historia que el Bernardo Jaramillo le decía a la esposa estos hijueputas me mataron, que eran sus últaramillo le decía a la esposa. Estos hijueputas me mataron, que eran sus últimas palabras. Mirando a la esposa me pareció que era desgarrador y era muy, es decir, no era algo tangencial a la vida de nadie. Esos crímenes, es decir, afectaba el día a día, afectaba si mataban a alguien, se acababa el colegio. En mi caso, en mi caso nos despachaban a día, afectaba si mataban a alguien, se acababa el colegio, en mi caso nos despachaban a todos otro crimen de esos que no llegó a ser que fue muy impactante fue el crimen de Antequera, que en el caso de, allí está Ernesto Samper, síequera, que en el caso de... Allí está Ernesto Samper. Sí, el que fue en el puente aéreo aquí en Bogotá. Sí, por poco lo matan y estuvo entre la vida y la muerte, creo que semanas y semanas. Y era muy impresionante porque en el caso del colegio en el que yo estudiaba, pues ahí estaba estudiando Daniel, que era el sobrino. Y entonces era muy impresionante esa sensación de que este señor Sanper, que en ese momento, yo no sé qué año es eso, el 89 mismo quizás, era un candidato y había sido senador, era como un ex alumno destacado. Pues era muy impresionante que entre otras, quizás el ex alumno más destacado, porque era el que se ha ganado todos los premios siempre de excelencia y de. Era impresionante, uno veía las copas al mejor estudiante y siempre estaba Ernesto Samper en el colegio. Y entonces era muy impresionante ver que este señor, el gran ex alumno, estaba lejos de ser presidente, digamos. Estaba entre la vida y la muerte. Fue muy impresionante. Era muy cercana a la violencia, mejor dicho. Muy cercana y generaba esa sensación de que todo se paralizaba y que nada tenía sentido. Yo recuerdo en el año 88, cuando mataron al procurador de entonces, Carlos Mauro Hoyos, en Medellín, cerca del aeropuerto. Yo estaba en mi primer trabajo y dije, ¿para qué esta vaina? No tiene sentido. Tiene sentido levantarse, meter datos a este computador generaba esa sensación de ganas de escapar o de hacer otra cosa. Sí, abatía como que lo tumbaba uno esa es la palabra. Y luego el asesinato de Pizarro que fue escalofriante y fue además claramente con complicidades porque fue entre un avión. Ese fue muy impresionante y me acuerdo que fue toda una prueba para esa sociedad porque estos acababan de hacer la paz, el M-19 con el gobierno de Barco justamente y entonces era una posibilidad para un Bogotazo ese asesinato todo el mundo decía este es el Bogotazo y ahí entró Antonio Navarro a a pedirle a la gente que no y fue pues una de las grandes contribuciones de Navarro me parece que tantas pues tantas contribuciones ha entregado. Yo después en los 90 vine a estudiar a Bogotá y en el ambiente intelectual, incluso en el Departamento Nacional de Planeación, había una gran discusión que nos remite al libro de la violencia en Colombia, era las causas. que nos remite al libro de la violencia en Colombia, era las causas. Y había en ese momento ya una especie de confrontación, no sé si llamarla epistemológica, sobre aquellos que decían las causas objetivas, entre ellas la desigualdad, y aquellos que decían no, hay también una impunidad, hay una justicia que no funciona, hay este clima en el que yo puedo matar a cualquier persona y no va a pasar nada. Había otra idea más de la izquierda que estábamos ante una democracia cerrada y por primera vez en esos mundos tecnocráticos que yo miraba todavía con un poco de distancia esto se volvió un tema de desarrollo o sea ya estaba todo el mundo si no resolvemos este problema este país va a ser la frase que se repitió un tema de desarrollo. O sea, ya está todo el mundo. Si no resolvemos este problema, este país va a ser la frase que se repitió durante los 90. Es un estado fallido. Y ahí está el instinto de la constituyente. Exacto. Es un poco la del de abrir la democracia. Que yo creo que. Yo un ejemplo de cómo esta amenaza a la democracia se combate con más democracia sí, exacto que es ejemplar de alguna manera es una historia extraordinaria de película de película buena como esta gente fue capaz de resolver ese lío porque allí en esa constituyente está toda la historia que hemos dicho. Violencia liberal conservadora, ahí están una cantidad de herederos o incluso participantes de esa violencia. El presidente es la constituyente, es Álvaro Gómez. Álvaro Gómez, Horacio Serpa, Antonio Navarro. Como se juntaron las dos historias. La de la violencia de los 50 y está Álvaro Gómez. Estaba ahí, claro. Y la violencia guerrillera que con el narcotráfico se había convertido en esta locura. Sí. Y Álvaro Gómez además también habría que reconocerle. Y ahí está el libro de Constaín, que es bien interesante por ese lado también. No solo es un libro muy bien escrito, sino que hace énfasis en esa transformación de Álvaro Gómez para el Frente Nacional. Esta violencia de los años 80, 90, incluso que se extiende hasta la primera década de este siglo tuve también esa otra parte de locura los paramilitares las masacres los desplazados que la volvió incluso más cuenta que la violencia de los años 50 totalmente pues eso sí que salvaje esa violencia desde los 90 hasta pues tal vez hasta el acuerdo de paz podría uno pensar que tal el momento de los falsos positivos que es también un clima justamente en el que un montón de gente se permite matar civiles porque las reglas del juego son contar cuerpos, es decir es también la idea del clima creado en el que un montón de gente piensa que eso se puede y no va a pasar nada que son las reglas del juego aniquilar gente. Lo que tú estás diciendo Ricardo es un tema que siempre me ha parecido inquietante y es como esa violencia genera mecanismos de refuerzo mutuo la genera en ese clima que a su vez exacerba la violencia y yo creo que tanto en los 50 como en esta última en esta violencia estamos poniendo por allá los años 80, 90 incluso en esta primera década de este siglo ese elemento estuvo ahí. Totalmente. Esa locura, ese círculo vicioso. Ese permiso. Ese permiso que en las áreas urbanas, como la vivíamos de aquí, también tenía como cierta indiferencia. Sí. Porque el país se desconectó. Se desconectó. Eran cosas que pasaban en otro lado claro, como un desdoblamiento como la democracia existe las ciudades funcionan pero al mismo tiempo hay por allá una guerra que no frena el país, el país aprendió a convivir o a vivir al tiempo que esa guerra y es impresionante se firma el acuerdo de paz y yo recuerdo Ricardo años 2018 2019-2020 conversaciones con varia gente que decía pues si esto no sale bien puede haber una tercera oleada de violencia como que si cada generación tuviera esta maldición, tuviera que pasar por esto. Y se le daba al proceso de paz esa idea de que esto tenía que funcionar. Ya sabemos que no funcionó como se pensaba. Ya sabemos que este país, como lo con sabía Malcolm Diggs, está lleno de regiones violentas a su manera, que quizás unir en una sola historia no es lo más riguroso. Sí, no es lo más riguroso. Y a eso se ha sumado lo que tú has llamado ya una vez un clima. Sí. Otro clima de agresión. Lo que se ha dicho estos días es de palabras violentas, que pueden ser una antesala de violencia. Sí, las palabras hacen parte del clima y las redes ahora. Y lo más interesante, Ricardo, esta conversación es cuando tú dices todo el mundo se cree víctima. Sí, las palabras hacen parte del clima y las redes ahora. Y lo más interesante, Ricardo, esta conversación es cuando tú dices todo el mundo se cree víctima. Sí, es impresionante. Todo el mundo se siente en legítima defensa. Exacto. Y otra cosa que a mí me perturba es que todo el mundo que actúa en esa legítima defensa parece tener razones de Estado para ser violento. Es que esto tocó, tocaba. Me llamó mucho la atención de esta semana que el presidente Petro, ante una declaración del presidente del Congreso, habla de sedición. Sí, que es paradójico. Si se quiere trágico de alguna manera. Sí, y aduciendo razones de estado del otro lado también se habla de un rompimiento institucional difícil difícil es un es de nuevo un clima y las ilusiones que que no desemboque en eso y toda esta historia revivida en la que nos la hemos pasado en este gobierno, esta vocación a revivir la historia y a buscar símbolos, no sea para usarla de excusa, sino para no repetirla. Es un lugar común y es una frase lugar común, pero la gracia de saber la historia pues es permitirse no hacerla no recrearla este atentado contra Miguel Uribe no sabemos bien de donde viene pero yo creo que hay varias cosas que son evidentes para todos primero no fue inocente no, es muy... Cualquier persona que lo planeó tenía como objetivo alimentar este clima, aterrorizar la sociedad, pero también alimentar el clima. Sabía que esto iba a generar unas reacciones violentas, también no podría hacerlo. Sí. Que es esa eficacia que tiene el terrorismo. Y el terrorismo no solamente tiene un efecto inmediato sobre la víctima sino las reacciones de la sociedad pueden incluso seguir alimentando estos círculos viciosos y nosotros que tarde o temprano hablamos de salud mental yo creo que es un buen momento para uno reconocer que si da miedo claro que da miedo y lo derrumba uno lo deprime a uno que haya un hombre que era el hijo además de Diana Turbay el nieto del presidente Turbay, el papá de un montón de hijos, que ese hombre esté en esa situación es devastador. Es devastador. Da miedo. Yo creo que conmueve y conmociona. Sí, exacto. Y es imposible, a pesar de que es una extrapolación quizás no del todo rigurosa, decir volveremos a entrar a lo mismo. Sí, exacto. Ojalá. Ojalá la sociedad haya aprendido, pero no estamos seguros. No estamos seguros. Hay unas reacciones que dan esperanza como de pues repugnancia, de dolor, de conciencia. A mí me ha parecido que digamos gente que tiene la historia de la violencia en su vida, es decir, hijos de gente asesinada, desde María José Pizarro hasta el alcalde Galán, me parece que han obrado con mucho tacto, con mucha compasión, con mucho valor, me parece que han justo liderado como un aprendizaje de esos climas, de esos momentos, desactivar esos lenguajes violentos que van hirviendo que van haciendo hervir a la sociedad ese debía ser el propósito primordial de nuestra sociedad de la política, de todo el mundo no volver a caer en esto casi que ser político colombiano debería ser eso eso, eso impedir que esto ocurra. Conocer esta historia en todos sus elementos. Mirarla con asco, como decía Falsborda, para sacar unas lecciones y traerlas a este presente. Teniendo en cuenta que estas historias siempre van a tener sus particularidades. La historia no se va a repetir de la misma manera. Es importante, sí. Es compleja. Y en esa complejidad tenemos que entenderla. Pero esta semana no solamente ha ocurrido lo de Miguel Uribe Turbay, sino atentados terroristas en la ciudad de Cali, repetidos una y otra vez, que también tienen un sentido político, digamos mentiras. No es solo violencia política, pero claro que hay un sentido político. El terrorismo es en el fondo una forma absolutamente cruel de hacer statements políticos. Sí, y se lo permite. Se lo permiten quienes sean ese derecho. Porque han cruzado esa línea, han pensado. dan ese derecho porque han cruzado esa línea han pensado si han logrado abstraer a la sociedad y lo que quieren es sitiarla. Aparecen por supuesto y yo creo que la campaña presidencial que se avecina va a estar llena de sobresimplificaciones la idea de esta historia que hemos tratado de contar de una perspectiva personal, meterla en un solo esquema entonces el presidente Petro dice pues si no tenemos justicia social vamos a ser violentos hemos tratado de contar de una perspectiva personal, meterla en un solo esquema. Entonces el presidente Petro dice, pues si no tenemos justicia social vamos a ser violentos. Y otros se dicen, pues si hay impunidad y no fortalecemos las Fuerzas Armadas, pues esto es inevitable. Esas caricaturas que alguna esencia recogen, yo creo que tampoco nos van a permitir ir saliendo de esto. Sí, yo creo que es como la ventaja de los historiadores, de la sutileza, de la complejidad, de cómo las sociedades de manera inadvertida se van metiendo en la locura. Y en el fondo yo creo que es lo que yo creo lo que tú dices, que el objeto de la historia y de leer la historia y de los historiadores es que nos neguemos a hacer caricaturas justamente, que nos neguemos a jugar, a ser un personaje cada uno con sus sobresimplificaciones. Por ahora, Ricardo, este podcast lo hemos recordado, nació como una especie de espacio entre la política y el refugio de otras cosas. Que estemos hablando de política es porque no nos permitimos pensar en otras cosas. Este tema vuelve a abatirnos por completo. Sí, estamos dolidos y ahí y con angustia. Es un momento tenso. Bueno, un abrazo para toda nuestra audiencia que probablemente está también sintiéndose de la misma manera. Y bueno, hay que seguirse acompañando. Completamente. Abrazo, Ricardo. Es claro que todos podemos escribir. Es claro que todos con suerte y con vocación podemos dedicarnos al oficio de escribir. Es claro que todos, con suerte y con vocación, podemos dedicarnos al oficio de escribir. Pero últimamente pienso que no solo podemos, sino que debemos escribir. Escribir es la mejor terapia que tenemos a la mano. Bienvenidos a Ficcionario, un curso en audio sobre cómo y por qué escribir. Toma el audiocurso de escritura Ficcionario curso en audio sobre cómo y por qué escribir. Tercera Vuelta, el podcast. Suscríbete ahora y escúchalo cada semana en tu plataforma favorita. 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