En este episodio del podcast, Tatiana Franco entrevista a la reconocida actriz colombiana Alejandra Borrero. A lo largo de la conversación, Alejandra nos lleva a través de su carrera profesional, su activismo en pro de los derechos de las mujeres y su vida personal, revelando su compromiso por usar su plataforma para dar voz a las que no la tienen y generar cambios positivos en la sociedad.
Capítulos
La Trayectoria de Alejandra Borrero
Alejandra comienza su relato hablando sobre su vasta experiencia en televisión, habiendo participado en más de 47 novelas y varias películas. Su carrera empezó con la suerte de ser descubierta por directores de cine y televisión en Cali, ganando premios a lo largo del camino, lo que catapultó su carrera sin necesidad de audiciones extensas.
El Arte y el Activismo
Alejandra comparte cómo utiliza su influencia y amor por el arte para combatir la violencia de género y defender los derechos de la mujer. Habla sobre su experiencia trabajando con mujeres víctimas de violencia y cómo el arte se convierte en un medio sanador. También destaca su labor en proyectos como 'Victus'.
La Vida Personal y Toma de Conciencia
Alejandra revela su experiencia personal al asumir públicamente su orientación sexual, detallando la presión y el proceso de aceptación que enfrentó. Además, reflexiona sobre el impacto que estas revelaciones tienen en las personas que la admiran.
Desafíos y Aprendizajes de Vida
La conversación aborda los desafíos personales y profesionales que Alejandra ha enfrentado, desde juicios públicos hasta pérdidas personales. También menciona sus aspiraciones futuras, sus sueños pendientes y su filosofía de vida centrada en el amor, la autenticidad y el servicio a los demás.
Conclusión
Alejandra Borrero emerge como un poderoso ejemplo de cómo un artista puede usar su plataforma no solo para entretener sino para inspirar y provocar cambios significativos en la sociedad. Su historia es un testimonio de resiliencia, empatía y dedicación al servicio de causas mayores, invitando a todas las mujeres a soñar y vivir plenamente.
Menciones
¡Suscríbete al canal! No se puede hablar de talento colombiano sin mencionar a Alejandra Borrero, la actriz que ahora usa su arte para luchar contra el maltrato a la mujer. Cuando uno ha actuado en más de 47 novelas es porque ya está, digamos que del otro lado, del otro lado del charco, por encima del bien y del mal. Con esto les anticipo todo. Hoy tenemos una mujer increíble con un talento prodigioso que en este país además amamos, amamos su presencia, amamos su voz y yo particularmente amo esto que hace por las mujeres, porque conecto mucho con las personas que le damos voz a otras. Ella es Alejandra Borrero. Bienvenida, Alejandra. Yo feliz de estar aquí, hermosura. Y feliz de ver mujeres que están trabajando por otras mujeres y realmente que le dan voz a gente que no la tiene en este país. Mucha gente, ¿no? Mucha. Fuera del aire hablábamos de eso, de que es increíble como uno cuando empieza a conectar, a conectar con causas, en tu caso que eres una activista, que estás enfrente a banderas desde hace muchísimo tiempo, con esto de ni con el pétalo, mostramos el botón, ni con el pétalo de una rosa. Uno empieza a tener una conciencia y un chip en la vida muy distinto, empieza uno a ver todo con otros ojos. Sí, es cierto, es cierto porque realmente los colombianos tenemos eso, la gente del norte no va al sur, la gente del sur no viene al norte y estamos tan divididos y cuando uno va ahí, por ejemplo, a las mujeres del campo, a todo lo que ha pasado en el campo de nuestro país, no lo puede creer. Tuviste la oportunidad de hacer una obra de teatro que siento yo como que fue ese punto de quiebre o ese momento de conexión directa con esas situaciones de dificultad muy profunda que se vive en nuestra sociedad. ¿Sientes que a partir de ese momento cambió un poquito esa visión contigo? Yo creo que desde que comenzamos hace 16 años, que comenzamos con esto y que la gente decía, no, ¿cuál violencia? Pero sí, no, no es tan horrible, no, aleja. Y realmente es increíble porque no es estrato 1, 2, 3, 4, es toda la gente, todas las mujeres en todos los estratos, digamos, han vivido violencia de una u otra manera y tiene que ver, por supuesto, con la educación. de una u otra manera y tiene que ver por supuesto con la educación, pero empezar a trabajar con mujeres sencillas, oír las historias de las mujeres colombianas y la resiliencia y la capacidad de salir adelante es de las cosas que me llenó el alma y que me hizo pensar que iba a seguir haciendo esto por mucho tiempo. Cuando yo me devolví a Colombia dije voy a devolverme a trabajar por mi país, mi país me ha dado mucho a mí, 46 novelas, no sé cuántas películas. Ya perdiste la cuenta. Ya perdí la cuenta, pero poner digamos toda esa fama en función del trabajo con las mujeres ha sido de las cosas lindas de mi vida, porque además he viajado por todo Colombia, desde San Andrés hasta Leticia, he estado en los lugares más apartados de Colombia, y me impresiona porque llego y digo, ¿yo qué tengo para decirle a estas mujeres? Y cuando me doy cuenta, las mujeres necesitan que las escuchen, necesitan poder hablar de sus historias, y me han contado historias que esto me pasó hace 20 años y nunca se lo había contado a nadie. Yo me quedo como, ¿de verdad? ¿Pero cómo va a ser? La situación de la guerra hizo que realmente Colombia tuviera una exacerbación de la violencia. Y, por supuesto, las mujeres fueron unas de las más, digamos que los hombres murieron más, pero las mujeres sufrieron más, porque la guerra pasó por el cuerpo de las mujeres y eso es una cosa muy brutal, oír a una mujer de 70 años decir que usted puede cre trata de minar al otro, ¿no? De acabar con la cultura, con lo que somos, con lo que hemos sido. Así que nuestro campo ha cambiado profundamente. Si antes uno iba al campo y cualquier persona te abriera la puerta y te daba un café y repartía el almuerzo contigo, en este momento la gente no abre ni la puerta del miedo que le da, ¿no? Y eso ha sido culpa de toda esta violencia tan brutal, que no solamente ha sido la violencia de la guerra, también del narcotráfico, de todos estos actores por fuera de la ley que se han tomado el país, pero es que es un país que no ha tenido gobierno que no ha tenido digamos instituciones en sitios lejanos y es increíble, yo llegué a un sitio donde vendían solo cosas de Venezuela y yo decía, ¿y aquí por qué hay esta cerveza? ¿por qué no venden sino polar? Ah no, porque aquí la guerrilla no deja sino vender polar y yo, wow, que increíble, ¿no? Y eso es una cosita alrededor de todas las leyes que ellos imponen, ¿no? Los hombres tienen que cortarse el pelo. Mejor dicho, cosas que no dicen increíble, ¿no? Y así, así se vive. Y nosotros los colombianos le hemos dado la espalda a eso. Es tan brutal, tan doloroso. Y la guerra hizo que sintiéramos que si uno estaba bien y su familia estaba bien, todo estaba bien. No miró para los lados. Sí, era muy difícil, ¿no? Así que, pues a mí me tocaron las bombas, a mí me tocó toda la violencia de la época de Pablo, por ejemplo, y uno habla con la gente que en ese momento vivió su juventud y se da cuenta que vivió una vida absolutamente diferente y que la gente no alcanza a darse cuenta, por eso es tan importante la memoria, por eso es tan importante que estas cosas se sepan y me encanta lo que estás haciendo porque estás sacando justamente historias de mujeres que han guardado y que esta es una de las miles que hay una vez en todas las historias que has contado mira que te decía fuera del aire que me encanta esta frase, que la vida de las mujeres nos mueva, este es para ti Que la vida de las mujeres nos mueva. Este es para ti, que la vida de las mujeres nos mueva. Porque en este punto donde vamos en las estadísticas en Colombia, este año, cuatro mujeres al día son asesinadas. Así que, que la vida de las mujeres nos mueva, que realmente pensemos que las mujeres necesitamos vivir seguras, tranquilas, en paz, ser amadas, amar libremente y tener, por supuesto, las mismas oportunidades que todo el mundo. ¿Recuerdas el día exacto en el que dijiste, la vida de una mujer me mueve a partir de hoy? Esto escuché, esto pasó, esto me contaron. a partir de hoy, esto escuché, esto pasó, esto me contaron. Yo creo que han sido demasiadas historias, pero montar una obra de teatro sobre abuso sexual infantil y ver a las niñas llorando en el teatro, me vio profundamente, me di cuenta que el arte era un medio increíble para tocar estos temas, porque como tú, he tocado los temas más duros y más dolorosos que existen en el país, de esos de los que nadie habla y yo ya los hablo sin miedo y me enfrento a eso sin miedo, he trabajado con sicarios he trabajado con víctimas del conflicto, he trabajado con paramilitares he trabajado con guerrilleros y me doy cuenta que detrás de cada persona hay un ser humano destrozado, al que le ha pasado este país por encima. la empatía y yo hablaba hace poco con un grupo de personas que me preguntaban sobre este podcast y yo les decía, la empatía apenas la estoy conociendo, es imposible ponerte en los zapatos del otro porque, Dios mío, o sea, qué privilegiados somos algunos, pero tener la oportunidad de escuchar a esa persona, tenerla cerca, sentir su energía, ver su mirada y sentir ese dolor que transmite cada una de sus historias, uno dice wow. Sin justificar sus actos, porque cada acto tiene una consecuencia, yo soy de las que pienso que cada persona actúa de esa forma por algo que le pasó. Como lo estabas mencionando, a esta gente le ha pasado el país por encima. Entonces, esto explica por qué se comportan como se comportan y por qué la violencia es su común denominador. ¿Te ha tocado enfrentarte a algo o a una historia de una persona que tú digas, esto es muy juzgado, pero entiendo un poco por qué lo hace? Digamos que, primero decirte que seguramente estás haciendo algo muy especial para que la gente se abra de la manera en que se están abriendo en estas historias y que hay algo de empatía que siente el otro que dice, bueno, voy a poder decir, voy a decirlo, no me importa. Porque generalmente no sucede. Bueno, voy a poder decir, voy a decirlo, no me importa, porque generalmente no sucede. Pero, por ejemplo, cuando comenzamos el trabajo de Victus, que fue donde hicimos este trabajo de reconciliación por medio del arte, las primeras entrevistas, oírlos, teníamos una hora para cada persona y eran dos, tres, cuatro horas hablando, ni siquiera preguntándoles, dinos lo que nos quieras decir, ¿no? Venimos a sondearte, a sacarte información, no. Dinos lo que nos quieras contar. Y esto eran unas historias. Y recuerdo que cuando empezaron a llegar los paramilitares, yo me asusté. Me asusté, crucé los brazos. Y cuando uno cruza los brazos es lo que está tapando de aquí, tratando y realmente me daba cuenta de todo lo que me generaban. En este momento puedo decir que adoro a los paramilitares con los que he trabajado, que son seres humanos increíblemente hermosos y que, bueno, han hecho todo un trabajo para salir de todo esto y que están viviendo otro tipo de vidas. Pero era, y eso se llama juicio y prejuicio. Y lo primero que pensamos cuando hicimos la obra fue, vamos a quitar los rótulos, entonces nadie va a saber de qué grupo es. Y entonces lo primero que hicimos fue eso y creo que eso funcionó de las mil maravillas porque se hicieron amigos de sus enemigos y cuando ya conocieron las historias a las cuatro semanas habían momentos muy difíciles en el grupo donde la gente se sentía mal se ponían entraban otra vez a ese lugar de donde venían no, estas personas me van a hacer mal, si yo vuelvo, si yo cuento lo que me pasó, se van a burlar de mí, y yo, no se van a burlar de ti, ya estamos en otro lugar, creo que te das cuenta y lo sabes, y fue así como poco a poco, cada uno fue contando su historia y todos lloraban las historias de todos. Y fue un momento, fueron dos semanas creo, porque trabajábamos todos los días de 9 a 3 de la tarde, cosas así. Y cada uno fue contando su historia. Recuerdo una de ellas fue víctima de paramilitares, una historia pavorosa de cinco días. Ella fue víctima de paramilitares, una historia pavorosa de cinco días, que no tengo que contarte, que seguramente aquí te contarán muchas de esas historias. Y ella se enfermaba, se inflamaba, le dolía la cabeza. Me decía, todos los días me decía, yo no voy a poder, yo no voy a poder, yo no voy a poder. Y ella fue la última que salió. Yo no voy a poder. Yo no voy a poder. Y ella fue la última que salió. Y cuando ella salió, su hija había estado involucrada también en este suceso y la llevó. Y yo me quedé como, oh Dios, se sentó en el escenario esa chiquita y escuchó por primera vez toda la historia, porque esos actos horribles se quedan como una foto, pero son silenciados, nadie vuelve a hablar de eso, nadie quiere tocar el tema, así que queda como un momento familiar absolutamente grabado en el alma y en las células de cada uno de los seres, pero no hay una elaboración, así que fue un momento muy impresionante. Ella lloró mucho, pero para ella fue muy importante escucharlo. Y todos ellos tuvieron momentos muy interesantes de sanación familiar, de ir y hablar, de ir y preguntar, mamá, ¿qué fue lo que pasó? Tenía siete años, ¿no? ¿Cómo puede recordar claramente? Su recuerdo era uno de cada uno de ellos, no de cada una de las historias. Así que oír esas historias y no juzgarlas, porque eso es lo que nos pasa. A los colombianos nos encanta juzgar a los demás. Entonces tenemos listo el dedo para señalar al otro lado. Y uno nunca sabe dónde va a estar. Y yo se los digo porque ya han pasado tantos años en mi vida que uno nunca sabe dónde va a estar. Y yo se los digo porque ya han pasado tantos años en mi vida que uno nunca sabe dónde va a estar. Y que uno no puede juzgar realmente las circunstancias de los demás. Un chico que estuvo en el ELN, que se lo llevaron con todos sus compañeros del colegio y sus profesores en segundo de primaria, que matan a sus profesores frente a sus ojos al otro día, que empiezan a entrenar. Entonces, ¿de dónde puedes juzgar este tipo de cosas? Aún los que se han ido pensando que con eso pueden mantener a su familia, no tienen idea de lo que se están metiendo así que lo único que podríamos hacer y eso fue lo más maravilloso de Victus fue no ponerles rótulos y ahora ellos se ven como una familia y se aman como una familia y se abrazan como una familia al principio fue muy interesante porque yo soy muy abrazadora y entonces lo primero que hacía fue abrazarlos a todos y eran, a veces llegaron unos macancanes así grandototes militares y los volviste niños y me abrazaban y me miraban con cara que, ay, está bonita, doña Alejandra que me va a abrazar aquí como y de alguna manera yo lo sentía, ellos decían está bonita nos la vamos a papiar y eso será caleño debe ser caleño pero no hay que explicarlo y a las dos semanas cada uno de ellos yo trabajaba con cuatro o cinco personas y todos se paraban detrás de mí y ellos entraban y yo los abrazaba los abrazaba de atrás y eran como y a las dos semanas el abrazo era que los abrazaba y se me quebraban en los brazos y se deshacían en pedacitos y cuando terminamos el proceso decían como nos hacen de falta los abrazos y es que el amor es sanador, el amor es súper importante en este tipo de procesos. Seguramente tienes mucho amor ahí sentada cuando oyes esas historias porque eso genera otro... Cuando tú ves a una persona que empieza a mirarte y a juzgarte y a decir es que... Sí. Tú inmediatamente te cierras. y a juzgarte y a decir tú inmediatamente te cierras, así que el juicio el no juicio es la clave para este tipo de cosas y para realmente llegarle el corazón a la gente ¿tú te has sentido juzgada en momentos de tu vida? has sido muy juzgada fresca aquí se autoriza este es mi chuzo así como vos en tu teatro bruta aquí podemos hacer lo que sea y ha sido víctima de juicio por todo lado pero claro que sí, ser un personaje público y lo sabes es un espacio es un arma público y lo sabes. Es una manera. Es un espacio, sí, es un arma de doble filo, ¿no? La gente lo quiere a uno mucho y eso es muy lindo. Pero también cuando te ven caer, la gente hace... ¡Emanada! ¡Qué felicidad! Un festín. Claro, es un festín, entonces es muy doloroso, sí, claro. De muchas maneras. Pero yo creo que lo más importante es no juzgarse a uno, ¿no? es muy doloroso, sí, claro. De muchas maneras. Pero yo creo que lo más importante es no juzgarse a uno, ¿no? Poder ser capaz de haber hecho eso y que los demás puedan decir, ¿cómo la fuiste a cagar de esa manera? Pues para mí fue un aprendizaje. Una pequeña cagadita. No, y realmente las cagadas en la vida son grandes aprendizajes. O sea, uno no aprende en la felicidad cuando uno está enamorado uno no aprende uno está en otra cosa pero cuando la vida le da o hay un revés donde sientes Dios Santo ¿qué hice? es ahí donde empiezas a elaborar, a trabajar a pensar en ti, a ver ¿por qué? ¿cómo? ¿pa' dónde? dónde, qué quiero, cómo voy a salir de aquí. Y realmente, a pesar de todo, porque yo soy una persona muy abierta, que yo creo que todo el mundo sabe todas mis cosas, la gente me quiere como soy. Y es porque soy la que soy. Yo lloro, sufro, vivo, yo no soy esa imagen. Muchas veces salía de una novela y veía a otras actrices que salían. Yo lo primero que hago es desmaquillarme. Yo detesto. Bueno, ya a estas alturas de mi vida ya me di cuenta que me tengo que maquillar. Pero, pero... Aquí trajo un cepillo y todo. ¡Carajo! Yo la vi boleando de Crespo. ¿Qué quieren que haga? He trabajado mucho, estoy cansada. Yo la vi boleando de su cepillo. boleando. ¿Qué quieren que haga? He trabajado mucho, estoy cansada. Yo la vi boleando de su secador. Boleándose. Pero salir, digamos, con ese personaje puesto en la cara y creer que uno es ese personaje de las telenovelas, esa mujer perfecta que no va al baño, no paga cuentas, usted cuando la había visto pagar una cuenta en una novia llora maquillada y todas esas vainas en los ochentas, todas nosotras empezamos a desmaquillarnos en las escenas acostadas y todo ese tipo de cosas, porque era pues era parte de y nosotros, no, es horrible, y no Alejandra, no se puede desmaquillar que, después nos vamos a adorar yo, nada que hacer. Me encanta. Y nos quitábamos el maquillaje precisamente para buscar una cosa más natural, más realista, y creo que las novelas colombianas cumplieron ese propósito de una manera muy especial. Cuando empezaron a vender las novelas en Miami y todo eso, la gente se quedaba yo, por ejemplo, fui a México y los periodistas me preguntaban las escenas de sexo de ustedes son fuertísimas y yo ¿De verdad? Yo no sabía. Claro, porque las de ellas eran todas montadas. Impolutas. Unas cosas ahí. Acabo liando pelo a lo que va haciendo. Además yo tengo la brutalidad de siempre en esas escenas proponer. Y después digo, ¿yo para qué propuse esto? Yo me voy a morir. De creativa. Sí, sí, me pongo de creativa, Dios mío. ¿Cuál ha sido esa escena que recuerdes y digas, efectivamente eso? Ay, ¿yo qué hice? ¿Yo por qué propuse esto? Ay, Dios mío. En punto de giro, una serie donde hacía una mujer tan mala, tan mala, tan mala, y terminé. Yo no sé qué... Yo me acuerdo parada en la cama con ese hombre besándome, yo no sé qué. Y no, yo decía, Dios mío, ¿yo para qué dije esto? ¿Yo por qué armé este bororo? Y claro, los directores me la copian. Es obvio. Claro, alejita, y entonces, ¿qué más vamos a hacer? Y yo, Dios mío, ¿yo para qué dije? Porque generalmente, pues, es el planito. No, no, hagamos una escena donde y yo termine haciéndole, no sé qué. Ay, no. ¿Quién me mand... Y yo termine haciéndole no sé qué. Ay, no. ¿Quién me mandó? ¿Quién me mandó? Pero bueno, también esas fantasías son interesantes. Claro. ¿Hace cuánto tiempo empezaste vos todo ese tema de la televisión, Aleja? Porque tengo entendido que empezaste, fue como en radionovela. Empecé... Ay, algún director de alguna radio me oyó la voz y me metió a hacer unos textos de Shakespeare que yo recitaba y ni me acuerdo dónde, ni cómo, ni por qué, pero estaba estudiando. yo estudié con Sandrito Romero que era pues por supuesto no solamente un genio de teatro en esa época que era casi de mi misma edad pero era nuestro maestro y y él era muy amigo de todos los de Caliwood y todo esto empezó a ser parte de mi vida así que yo empecé muy chiquita cargando cables hoy viendo este don o sea que esto para vos no es artesanal, este pavo es tremendo estudio. No, yo solamente de ver ese Dolly ya quedo muerta, porque es que los Dolly en la silla de ruedas, lo que fuera, hacíamos para poder hacer todas las cosas que se hacían en cine en esa época, y lograr unas tomas increíbles que lorabamos. Entonces yo andaba detrás de ellos todo el tiempo y Mayolo sabía que yo estaba estudiando actuación, pero no me paraba muchas bolas. Así que estuve en un festival de cine, Juan José Bejarano, que fue un director de cine, gran maestro de cine. Me conoció y dijo, yo voy a hacer una película contigo y ahí todos dijeron ¿cómo así? ¿cómo así con Alejandra? no, Alejandra es nuestra y yo ¡ah! ¿para qué te demoraste? así que bueno ya había hecho algunos cortos con Mayolo, siempre salía de fantasma, Mayolo era loco como una cabra entonces hacíamos todo tipo de barbaridades en cualquier lugar. Hice esa película y me gané el premio de mejor actriz en el Festival de Cine de Bogotá y me fui con los roches, que son las escenas sin editar, a RTI y me dieron trabajo. Gracias a Dios, porque si me hubiera tocado hacer casting, yo creo que no me hubiera ganado. ¿En serio? Yo creo que sí. Beni, pero también hay un premio contame esa historia de ese premio que te ganaste en algún momento pero como que vos no habías hecho nada importante representativo y fuiste como actriz revelación en aquel momento ese fue mi primer premio vale la pena recordar en el colegio que yo por supuesto entré a las clases de teatro para poder fumar detrás del telón, literalmente, no era para más, colegio, entonces, eras temible, no, yo era, yo era temible, no mentira, hacía uno pilato unas pendejas, obra pelada, sí, claro, un día llegó la directora del colegio y yo me iba a volar con mi novio ese día tenía los tenis de otro color que eso era prohibido y se para en la puerta y me dice Alejandra, venga un momentico y yo los tenis, los tenis entonces yo me iba y ella como vio que yo no me paré quedó como un poco descolocada y me dijo, ¡La espero en mi oficina! Y yo, ¡Sí, ya voy! Y me quité los tenis y yo, ¡Pucha! ¡Se dieron cuenta que me voy a hablar con mi novio! Y bueno, salgo corriendo a la oficina de la rectora y me dice, ¡Hemos sabido que ustedes están fumando! Y yo, ¡Sí! ¡Sí! ¡P pero no lo vemos hacer pues y me fui furiosa porque no te voy a hacer mucho que me pegó pero te volaste obviamente pues ya te han pillado ya que me volé me volé horror de horrores donde te fuiste dónde te fuiste? Para Juan Chaco. ¡No, en serio! Además para Juan Chaco. ¡Ay, no! O sea. Fui para Juan Chaco tres días con mi novio. Llegué desbaratada, deshecha. Y mi mamá me miraba y era... ¿Pero y dónde? ¿Qué pasó? No, estaba... Me quemé ahí en la casa de mi amiga fulanita. ¡Qué horror! ¿Y cómo fue lo del premio ese? Ah, entonces, después de fumar detrás de la... Empezamos a montar una obra con Sandro y éramos, pues, no íbamos sino a echar carreta, ya me hablaban de mierda. Y entonces Sandro me dio el personaje principal de la historia, que años después le pregunté Sandro, ¿vos me diste ese personaje porque yo me aprendí a la letra o porque yo tenía talento? Y me dijo no, porque tenías talento, Aleja y yo, bueno, gracias y entonces hice este personaje que era un personaje masculino porque era una comedia de Moliere es Ganarello, el cornudo imaginario, y entonces hice este personaje, que era un personaje masculino, porque era una comedia de Molière, es Ganarello, el cornudo imaginario, y entonces hice este personaje que hice, no hice nada, por Dios, era mi primer año de teatro, hice, qué sé yo, qué habría hecho, yo tengo por ahí una foto donde yo me digo qué divertido. Y Sandro, el día de la premiación, nos presentamos en un concurso de la Alianza Colombo-Francesa de colegios. Y nos presentamos y el día de la premiación fue y me dijo, camina, acompáñame a los premios. Y yo, no, Sandro, qué pereza, yo que voy a ir a esa vaina. Vení, jodió tanto que me fui con él para allá. Y cuando dijeron, mejor actriz Alejandra Barrero. Y yo, ¿cómo es? Entonces dije, bueno, pues si yo no hice nada y me fue bien. ¿Cómo era haciendo algo? Yo voy a estudiar esta vaina. Y así me fui para mi casa y le dije a mi mamá, mamá, yo quiero estudiar esto. Voy a ser actriz. Y mi mamá, Alejandra, por Dios, ¿cómo se te ocurre? A vos te gustan los niños? ¿Trabajas? ¿Haces cualquier cosa? Yo, no. Si no estudio esto, no estudio nada. Y entonces me dijo, bueno, entonces estudias a vaina y después estudias algo que te dé plata. Gracias a Dios he podido vivir de mi trabajo toda la vida. ¿Seguiste ahí? Qué dicha. Y no tuve que estudiar otra carrera. ¡Pucha! Y te has puesto a pensar, si no hubieras estudiado eso, ¿qué estarías haciendo? Pues a mí me hubiera gustado mucho estudiar medicina, pero el día que le dije a mi mamá eso, se rió dos horas. ¿En serio? Claro, porque yo era súper indisciplinada. Yo no era... Mi hermana era 5 en todo y yo era... Yo soy una mujer muy inteligente, pero que me gustara el colegio, nunca entonces mi mamá pero de dónde vas a estudiar medicina y saqué un ICFES para estudiar medicina es mi mamá que no me apoyó pero hubiera podido ser una buena me gusta mucho una gran doctora me gusta mucho el tema de servicio entonces creo que me hubiera encantado entonces he hecho otras cosas. He hecho Reiki, se hace Reiki, he estudiado esencias florales, digamos todo este tema no esotérico, pero más hacia la homeopatía y me encanta. Entonces sí, lo uso y lo he usado con mis sobrinas. Sí, un día estábamos en contadora y mi cuñado estaba con un dolor de oído horrible y él es el hombre más escéptico que existe en el mundo. Y estaba con un dolor de oído que estaba llorando. Un hombre, un hombresote que yo nunca lo había visto llorar. Le dije, ¿me dejas ponerte las manos? En dos minutos se le quitó el dolor. Y no lo podía creer. Él mismo era como que le hizo un poco y ya, se le pasó así que en ese momento usaba mucho el Reiki, lo uso ya no tanto, pero sé que es una terapia maravillosa que me da mucha paz y que es muy bella. Pero arranca siendo un don, o sea todo este tema de la sanación, de imposición de manos, al final siento yo que es un don de las personas. Pues hay gente que tiene elación, de imposición de manos, al final siento yo que es un don de las personas. Pues hay gente que tiene el don de la imposición de manos. Esto es posiblemente, esto es una iniciación donde te abren los canales para que puedas pasar la energía de sanación. Así que todos podemos ser reiki, todos podemos hacerlo. Decías hace rato que te fuiste y volviste porque te fuiste en aquel momento querías hacer que cuál era el propósito de irte de colombia cuando te fuiste de colombia hace varios años yo es que a dónde venía donde me fui y todavía estoy acá no realmente yo siempre pensé en irme siempre quise salir a estudiar afuera. Cuando terminé el colegio me fui a Estados Unidos a estudiar inglés y me quería quedar estudiando y por supuesto no me alcanzó para la universidad, era demasiado costoso para mis papás, cinco hijos, así que devuélvase para su casita. Y llegué muy triste a estudiar en la Universidad del Valle y me encontré con que realmente estudié con quienes tenía que estudiar en la universidad, porque así es la vida, uno cree que es que uno decide para dónde es y no lo es. Enrique Buenaventura como mi profesor, Jean-Marie Vinoche, el papá de Juliette Vinoche, era mi profesor de escenografía, Stanislav Zuleta, un filósofo maravilloso, era mi profesor de filosofía, Stanislav Zuleta, un filósofo maravilloso, era mi profesor de filosofía, así que tuve al lado gente increíble que hizo esta actriz que está hoy aquí y por supuesto Mayolo y todo este grupo que en medio de toda la fiesta que vivimos aprendimos tanto, realmente aprendí de cine, aprendí de actuación y de la mano de más, yo lo comencé en televisión y él era el que me decía, Alejita no hagas así que te ves, y yo bueno, pues no hago así que era muy bello, que tenía una manera maravillosa de llevarlo a uno por medio de la metáfora, lo que él quería hacer, así que tuve los maestros que tenía que tener, pero siempre me quise ir, entonces nunca compré muebles, como hasta los 35 años, tenía los muebles que me habían regalado, me llevaba de los bares los vasos, y esa era mi vajilla, Dios mío, y hasta que me enamoré y ya empecé a comprar muebles. ¡Ya era hora! Bueno, siempre me quise ir. Así que cuando se dio la oportunidad, porque mi pareja se fue a vivir a Estados Unidos y me fui a vivir allá un rato. Pero me sentí absolutamente infeliz. ¿Por qué? Ay, no. Me parecía que estaba viviendo como yo decía, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Qué estoy haciendo en Miami? Que esa vaina que es el mar y el mall, y que todo el mundo está en función de esa vaina. El mar y el mall me fascina. Yo quería hacer algo más profundo. Toda la televisión de allá me parecía, yo decía, ¿cómo hago para poder hacer estas novelas tranquilas? Y me parecen horrorosos. Así que fue muy complejo para mí. Me fui de ahí a Brasil, a hacer una novela en Brasil. Tengo un oído brasilero. ¿Verdad? Eufalo Portugués. Eufalo Portugués. Yo sí decía que algo nos unía. Además Brasil nada más bello. Sí, espectacular. Nos vinimos de allá, todos los que estuvimos nos vinimos llorando. Trabajé en O Globo Televisión, que es la gran productora de televisión de Brasil. Todo el mundo trabajaba en portugués y nosotros en español. Así que cuando uno necesitaba decirle al director, le parece... Pues mejor no le pregunto, porque de acá que nos entendamos, no nos vamos a entender. ¿Pero hablas portugués? Os brincos. Eso no se me olvida, los aretes. Os brincos. Os brincos. Falo un poquillo y entiendo, pero no, no aprendí bien. Estábamos haciendo una novela en español. Sí. Hubiera sido en portugués, hubiera sido otra cosa. Espectacular. Pero realmente qué belleza de país, qué delicia de productora. de país, qué delicia de productora y fue de esos momentos donde ahí terminé como de, uff, necesito, necesito recogerme, necesito esconderme de alguna manera de lo que está pasando allá. Pues realmente creo que me deprimí sin darme cuenta porque yo soy una mujer que adora la vida y que siempre ha sentido como que la vida es chévere a pesar de lo que pase. Pero me di cuenta cuando llegaba a una reunión con mucha gente y me sentía muy incómoda y no quería hablar con los adultos. Me gustaba hablar con los niños o con las vacas, que no me juzgaban. Las vacas, mis vaquitas, yo iba a ver a mis vaquitas y me sentía en paz. cuenta que estaba muy golpeada y tuve que hacer un camino hacia adentro y entender que yo tenía los mismos prejuicios y juicios alrededor de este tema de la homosexualidad y que tenía que limpiar todo eso de mí misma, ¿no? Y valorarme y quererme como era, ¿no? Así que fue un camino muy bello porque iba a al mercado en Estados Unidos y las niñas de la caja me decían ¿y usted hace mercado? y yo ¿cómo así? ¿qué quiere decir esto? claro, pues había hecho todas las novelas que eran muy famosas entonces digamos que esas cosas para ellas son como y es tan bonito ser yo soy una persona como todo el mundo, cuando trabajo por ejemplo con víctimas y me toca ir a los lugares más lejanos de este país, he dormido hasta en containers, he dormido en hoteles de gasolineras yo decía, no, esto ya es el colmo con jabón chiquito con jabón chiquito con jabón chiquito y realmente paso feliz no tiene ninguna importancia porque lo que estoy haciendo vale más la pena que claro, me encanta el hotel lindo y me encanta las cinco estrellas seis, siete, las que tenga pero soy una persona que goza con las cosas sencillas también. Sí. Ahorita estabas mencionando la homosexualidad. ¿Por qué es que me preguntas tantas cosas? Porque es que quiero hablar de un tema que... ¿A eso no viniste? No. No grita que te preguntara. Estábamos hablando, fuera del aire, de un episodio que tuve aquí en el podcast sobre las terapias de conversión. Seguramente no tiene nada que ver con vos, gracias a Dios, ese tema, pero es muy loco que a estas alturas, después de no sé hace cuántos años se viene hablando del tema abiertamente, se encuentre uno con este tipo de juicio, bueno, ya a otro nivel, esto ya no es un juicio, sino que ya esto de las terapias de conversión ya es una atrocidad. Estamos hablando de esta temporada. Increíble. Ahora si nos devolvemos al momento en que decidiste alzar la voz, o sea, ¿cuánto tiempo pasó o cuánto tiempo ha pasado hasta hoy? El juicio era mucho más grande. No, pues inmenso. Y pasé muchos años sin hablar después del tema, ¿no? Pero primero tengo un par de papás maravillosos que me aceptan y me aman como soy, a pesar del dolor que eso les pudo haber producido. Que ven en mis parejas hijas. Y eso es algo bellísimo. Y mi familia toda tiene una tranquilidad al respecto que es sencillamente prenderle la luz a esas oscuridades que la gente cree que son oscuras y que no lo son y que son sencillamente la escogencia sexual de cada ser humano y que eso no define al ser humano yo creo que la gente que guarda, que está en... que justamente no lo habla, son personas que están realmente golpeadas y dañadas de muchas maneras, porque somos lo que somos y no somos perfectos, ninguno lo va a ser. Aquí debo tener el pelo alborotado. No, pero fresca, no te preocupes que ese cadorcito que te pusieron ahorita. Miserable. Hace poco te vi, estabas invitada a una obra de teatro, y ahí estabas contando con unos tragos de café en el medio, que había un cassette que un periodista en algún momento te entregó luego de una entrevista que hiciste en donde te confesaste. Mentira, zapa. Claro, periodista, mija, ¿cómo así? Darío Arizmendi fue quien hizo la entrevista donde yo dije que era que cuando yo, yo ya estaba cansada de sentir que los periodistas me estaban asediando y todo el tiempo tratando de que yo les dijera alguna cosa y yo siempre estaba pensando, ¿qué estoy diciendo? Estoy hablándolo en femenino, en masculino, ¿cómo lo estoy diciendo? Así que eso se convirtió en algo muy aburridor para mí, porque yo soy una persona abierta. Yo desde que supe que era gay, yo fui gay abiertamente. Mis amigos eran los que me decían, Alea, ¿yo qué? Pero a mí no le estás haciendo daño a nadie, tranquilo. Y cuando le di esa entrevista a Darío, hablamos de toda mi carrera y al final me preguntó. Y decidí en ese instante decir sí. Me gustan las mujeres. Y cuando terminamos la entrevista le dije, le dejo sacar esa entrevista con la única condición de que no promocione la entrevista, que salga sin que nadie sepa de qué voy a hablar. No te preocupes, alejita, así va a ser. Y el lunes siguiente, digamos que esto fue un jueves, sepa de qué voy a hablar. No te preocupes, Alejita, así va a ser. Y el lunes siguiente, digamos que esto fue un jueves, el lunes siguiente me llama la asistente y me dice, Aleja, lea el elenco del momento que era la revista de Farándula. Sí. Y leo la revista y sale la noticia. Y Alejandra Borrero dijo que era que en este... Y a mí se me partió el corazón. Se me partió mil pedazos. Y todos los días me levantaba pensando que se me había reconstruido y nada. Fueron cuatro años reconstruyendo este corazón otra vez. Fue una cosa brutal para mí. Pero ella era una amiga mía y es una mujer muy especial. Y llegó con los dos cassettes y me dijo, así me echan del trabajo, esto es tuyo. ¡Wow! La entrevista nunca salió. La gente dice que la vio. ¡Ah, claro! La gente dice, no, sí, yo la vi En estos días que estaba detrás de ella Me encontré con los casetes Y seguramente me voy a hacer una obra de teatro con eso Porque no lo he visto Desde ese momento No sé qué dice Ni qué dije Pero recuerdo que hice un recuento de mi vida Porque fue una entrevista de esas larguísimas Así como esta larga Y al final Está esa pregunta Hice un recuento de mi vida porque fue una entrevista de esas larguísimas, así como esta larga ruta. Y al final está esa pregunta, que además debió ser para mí incomodísima. Claro. ¿Hace cuánto fue eso? Y recuerdo 98. Y recuerdo todos los técnicos que... Todos los que estaban ahí sentados y lo que me dijo esta chica era que los técnicos no se habían aguantado y habían soltado el chisme no sé qué fue lo que pasó porque además a mí no me interesa enragar esas cosas ni soy detectivo ni me importa pero fue tan bella que me entregó los cassettes y estaban en mis manos y nadie nunca vio la entrevista mostrámela un día a estos en tu casa con café tengo que pasarlo porque son dos cassettes y están en mis manos y nadie nunca vio la entrevista. Mostrámela un día a estos, en tu casa con café. Tengo que pasarlo porque son dos cassettes así inmensos. Tengo de madre. No, te la muestro, me parece lindo, me parece lindo. Creo que las tengo que sacar, verla y ver qué voy a hacer con eso. Porque realmente haber hecho eso en el 90, yo sé cuando nadie lo había hecho, cuando todos se guardaban Este tema era todavía tan tabú Y yo era protagonista Y tenía todo por perder Fue un momento Crucial de mi vida Pero también fue La oportunidad de conocerme a mí misma De ser yo No la mujer famosa, porque además la gente me quería y toda mi autoestima estaba basada en ese afecto del público y aprender a quererme a mí misma como yo era. Caerme de la palma fue maravilloso y yo digo que yo generalmente me doy esos golpes, esa escena que cojo un palo y ¡pah! me bajo de donde estoy y digo, a ver, vuelva a poner los pies en la tierra lejita y piense la vida otra vez, así que muchas veces he tenido que retomar la vida y eso es parte de todos nosotros, y yo lo he hecho sin darme ni cuenta y eso fue una... lo llevaba pensando, quería hacerlo pero no sabía cómo hacerlo y ese día que surgió esa entrevista lo hice y se me vino el mundo encima el mundo encima pero bueno, fue también maravilloso para mí y tantas personas el otro día el otro día no, hace unos años me encontré en Francia, en una capilla, a una mujer colombiana que me miró y empezó a llorar y me dijo, usted es el milagro que yo estaba pidiendo, llevo viviendo aquí 20 años, me vine a este país porque soy gay, y no era capaz de confrontar eso, y cuando usted lo dijo, para mí, usted me cambió la vida. Y yo me quedé mirándole y me pareció tan bella, ¿no? Y tantas personas que me han dicho, para mí fue muy importante que lo hubiera hecho porque yo pude hacerlo. Porque se va normalizando algo que se oculta y yo creo que no hay una sola familia donde no haya un personaje gay. Total. Que no han indagado y no saben. Que no han revisado. ¡Hombre! Los anales. Yo no te voy a decir que te traje la entrevista porque me encantaría tenerla, pero te traje algo, espérate, espérate, espérate. Yo nunca... ¿Qué ha pasado? No, no, no vas a creer que aquí hay saludo de nadie. Yo solamente quiero saber si te acordás de este momento. Muéstrame. Ay, Dios mío. Pero mira bien. Mira bien. No me vas a decir que sos vos. Mira. bien no me hace que esos vinos y valle del cauca tatiana franco muy grasa bonito así los quería ver a los tres partidos después de que la c... Se relajan. Ya no miren más. Los que van a la c... No son ustedes. Me estoy viendo la cara. Efectivamente vemos que estamos perdiendo el tiempo aquí. No. Es el favorito y lo publica. Ustedes no han entendido que a la selva se viene a trabajar. El amor por la selva es algo que se lleva adentro. Mira al hombre que trae adentro. Es algo para estar reciclando. No han entendido que aquí se viene a obedecer. Si les gusta bien y si no, me avisan. Osorio, es bonito lo que hiciste anoche, ¿no? Mañana nos va a tocar madrugar más. Y las coordenadas las tenés que dar vos. Esto es un castigo. Ustedes ya saben. Con las dos hembritas. Puede ser. La monita y la peli negra. Aguantan. Sin cuquitos, como me gustan a mí. Me hiciste morir de la risa. Y ahí cuadramos, hermano. Estuviste maravillosa Estuviste maravillosa ¿Y qué te dije? ¡Que no! ¡Que no! ¡Ay, no! Te dijimos que no ¿Por qué me dijiste? Así era que te quería ver Me ha pasado varias veces que no. ¿Por qué me dijiste que así era que te quería ver? Me ha pasado varias veces. La gente dice, ay, yo estuve protagonista con usted y ¿cómo le fue? Y usted me dijo que no. Dios mío, qué horrible. ¿Por qué has castrado mi sueño? ¿Por qué no llegué a la casa? Mi amor, gracias a Dios no llegaste a la casa. Estudio te hice un favor. Yo era yo que estaba pensando., mira esto era lo mío esto era lo mío no seguí dale claro que como estás triunfando acá mamá estás triunfando ay no me acordé de ese momento yo que estaba pensando de la vida buenísimo eso es lo que es una mujer que toma riesgos que hace barbaridades como ese personaje lo arme como dos segundos antes un minuto antes no no no no no no no mira gracias Te perdono, mira. Gracias, mi amor. Te perdono. Realmente tenía uno que ver 70 personas. No, cansada. Por supuesto, en las primeras 10 uno les daba la vuelta. Decía, bueno, ¿qué podría ser? Y acá nos decían, no, eso no, por favor, que no sé qué. Eso no puede ser. Entonces ya llegaba un punto en que uno estaba tan cansado que realmente pues no, no, no, no tenía que tener algo muy especial para que fuera que tuviera un sí quién sabe por qué te habré dicho que no yo fui el que me dije que no vos, no mentiras, ya no me acuerdo yo debí decirte que sí miserable ahora me estás haciendo hacer un acto de constricción y no fui yo ya no me acuerdo, ya, ya. Yo debí decirte que sí. Miserable. Ahora me estás haciendo hacer un acto de constricción y no fui yo. Yo quería, quería dejarla casi. No, mira, yo te doy las gracias, yo te doy las gracias de que no me hiciste pasar a la casa de estudio porque yo hubiera sacado mis 47 personalidades allá adentro. Uy, Dios mío. ¿Quién sabe? ¿Yén sabe qué versión era conocida? Déjame así. Déjame en este papel de periodista. Tenés alma de actriz, dale. Hacele, hacele. Hacele, ve. Ale, hablemos de Casaé, tu gran amor. ¿Cómo vas con eso? ¿En qué están ahorita? Casaé ha sido mi gran amor, que me ha dado todas las satisfacciones, los dolores y las angustias. Sí. Como todos los amores. 16 años trabajándole, nunca me imaginé tener cuatro teatros. Llegó la pandemia, todo se acabó. Cerramos tres años. Me quedé llena de deudas. Empecé a pagar deudas con tres pendejaditas que hacía por un lado. Pagué, pagué, pagué, pagué, pagué. Y salí de deudas. Yo decía, no puede ser esto tan increíble. Gracias también a quienes estuve al lado, que me apoyaron y me ayudaron. Pero a los tres años decidimos abrir la casa y estas son decisiones que tomo sin darme a veces ni cuenta. Después digo, ¿qué hice? ¿Yo qué hice? Así te la pasas. ¿Por qué? ¿Yo qué hice? Y la casa y el público ha respondido, el público ha vuelto a casa y eso me alegra profundamente. Y hemos seguido con toda esta labor, digamos que en la casa quedó un know-how muy importante y creo que tenemos que seguir siendo ese espacio para el teatro colombiano, para las nuevas propuestas, para nuevos directores, dramaturgos. Me encanta cuando llegan a la casa a proponerme, mire, a mí me gustaría hacer esto. Y yo, me gusta la idea, de verdad, y la podemos hacer, sí, y la gente dice, pero, es así, así de fácil fue, pues, ¿cómo va a ser? Y realmente, cuando a mí me gusta algo, me gusta, y les digo, hágale, hágale, montémosla y tengámosla en la casa. Así que, ha sido creer en mí otra vez. Me monté al escenario por primera vez después de tres años y no podía del llanto, no podía creer que estuviera otra vez ahí. Y no tenía ganas de nada. Estaba cansada de tantas cosas duras que fue para mí toda esa época, ¿no? Pero terminé la obra y volteé y dije, oigan, hagamos tal cosa. Y me di cuenta que a mí me mueve la creatividad, es algo que me emboba. Ayer que estaba tan cansada, estamos trabajando con el festival y hay tantas cosas por hacer, pero esa vaina de of oficina de estar sentada en la oficina me cansa profundamente entonces me fui a ver un ensayo y entró Tati, mi asistente, y me dice ¿Tienes otra cara? Sí, es que estoy feliz, yo no me voy a salir de aquí si hay problemas no me importa Yo lo que quiero es seguir actuando, montando, dirigiendo decidiendo sobre este tipo de cosas que para mí son las más deliciosas. Yo te puedo decir que a mí las deudas no me quitan el sueño. Fue tan brutal, fue tan brutal todo lo que sucedió. Eran tantas las deudas que yo dije, ¿qué puedo hacer? De alguna manera se iban a pagar y las fuimos pagando. Pero un personaje me quita el sueño. Eso sí, ¿cómo lo voy a hacer? La ficción. Alejandra, a estas alturas un personaje... Sí, claro. Todavía. Digamos que es ahí donde está para mí la prueba de mi vida. Y es increíble y se lo puedo decir y creo que a todos los actores les pasa lo mismo, que a pesar de que hayan hecho un gran personaje en una serie o en lo que sea, les ofrecen uno nuevo y siempre estamos ay Dios mío, ¿por dónde? ¿qué hago? ¿cómo lo voy a hacer? ¿por dónde me voy a meter? siempre mi madre dice que yo vivo en el filo, y es cierto en el borde entre la felicidad y el pánico como en Bogotá como lo que vi en Bogotá en un momento estoy dichosa y al otro estoy ¡ay! me fui por este río pero si no yo creo que hubiera sido parapentista o alguna cosa de esas. Lastimosamente ya no puedo. Quisiera aprender a hacer sky surfing y todo. Y me cojo de esas vainas y me duele hasta el alma. Pero eso me gusta. Me gusta ese momento donde uno no sabe qué va a pasar. Qué va a pasar. Cómo lo va a tomar la gente. Y más allá de la gente, uno mismo, ¿no? Yo cuando entro a escena y siento y me siento en la escena sé que está bien, sé que la gente lo va a querer y le va a gustar cuando no, es que uno dice ¿cómo la piloteo? ¿qué estoy haciendo aquí? y uno como actor de tantos años la pilotea te estoy viendo, tu cara, tu expresión, o sea, es impresionante cómo se transformó de ese momento que dijiste la deuda y pasé por momentos súper dolorosos, pero de repente estaba en la oficina y me llaman y se te ilumina realmente el rostro, o sea, eso es tu vida. Sí, es cierto, es mi vida. Es mi vida, entonces crear estas cosas, volver a retomar cosas tan bellas como esta, porque es que yo trabajo por las mujeres porque me nace, no porque, no sé, por cualquier otra cosa, no. ¿Por qué me nace? Porque para mí es importante, porque creo que si yo siendo privilegiada, he sufrido violencias, ¿cómo serán las que no lo tienen y las que no pueden hablar al respecto? Entonces yo voy y abrazo con la unidad de reparación para las víctimas. Tuve dos o tres años que me traían 250 mujeres víctimas de abuso sexual a la casa para entregarles su último certificado. Y yo desde el primer día les dije, manticor, ellas no van a estar allá abajo, y ustedes allá arriba entregándoles, diciéndoles que ya terminaron, no, ellas van a estar en el escenario, tráiganme las tres días antes, que vamos a montar algo, y vamos a hacer algo para que ellas, y tú no te puedes imaginar lo bello, pero también lo doloroso, ver que, o sea, empezábamos a hacer algún trabajo respecto a lo que les pasó y veía una que se iba mareando tienes dolor de cabeza si siéntate te mareaste siéntate y tener que sentarlas y decirles quieta quieta y respire un ratito no sé porque todo ese dolor está sin elaborar ellas ellas no han tenido, digamos, ayudas y el arte tiene un poder sanador increíble. Así que el último día estaban todas montadas en el escenario cantando conmigo, haciendo un monólogo, armando alguna cosa, yo me les meto de cabeza, pero también abrazándolas y terminé con un síncope una de esas veces. Y quedé tirada en el piso, no me podía mover, no podía respirar. Y el cuerpo temblaba. Y me fui al médico y me dijo, es que no puedes dar más de lo que tienes. Estás exhausta. Y estaba exhausta. 250 brazos, oír cada historia. Era, y no puedes dejar de hacerlo no y para mí es fundamental acompañar estar escuchar poco que las escuchan así que debe ser una muy buena escucha también porque cuando uno escucha uno puede preguntar así como me estás preguntando y me vas sacando cositas por ahí recuerdo cuando hice cuando hice esta boca es mía que entrevisté a Celia Cruz ¡ay guau! ¡qué honor! un honor de aquellos con unos nervios me había aprendido su vida entera sabía hasta en qué cuadra había nacido, sabía qué hacía cuando era chiquita, cómo y cuando estaba haciendo la entrevista me dijo esta es la mejor entrevista que me han hecho en la vida y lo único que hice fue escucharla, cada vez que le oía que decía algo por ahí que me interesaba y es que un buen entrevistador es una persona que tiene curiosidad tiene curiosidad curiosidad por el otro yo odio cuando llegan con la entrevista en la mano y uno está contestando y aquí están con la pregunta yo acá la tengo muy curiosa y están con la pregunta aquí al lado sin escucharte porque la gente que está enfrente del micrófono siempre está sacando cosas que no quiere o que piensa que no ha sacado y usted de las que le da ya uno más allá y le empieza a sacar a uno a esculcar y te han salido con una pregunta que digas Dios no la hagas, mi novio tiene una frase que me encanta y es perdiste la oportunidad de quedarte callado yo la he perdido toda la vida. Yo termino, la gente me dice, Alejandro, por Dios. Ay, ya. Yo digo cualquier cosa, como buena caleña, esparpajada, a mí me importa cinco. Y a estas alturas de mi vida, mi amor. Cualquiera. Pero algún periodista te ha salido con una pregunta que vos digas, por favor. Pues me aburre cuando me preguntan sobre cómo comenzó su carrera, porque ya le he contado 200... ¿Cómo comenzó tu carrera? Ay no, no seas apa no seas apa, pero cuando dije que era gay, un periodista me preguntó, ¿y qué siente cuando ves a una mujer? Y yo me quedé de una pieza, de una pieza. Y lo único que pensé fue, yo le debería contestar. ¿Yo acaso le pregunto a usted cuándo se echa pedos? Es algo tan íntimo. ¿Cómo se le ocurre preguntarme eso? Y vos le respondiste. Yo creo que le debí responder eso. ¿Será que le respondí eso? Yo creo. Yo creo que se lo respondí porque yo... Me debí poner colorada. Decir, Dios mío, qué atrevimiento, ¿no? No, no, no. Es que ya es llegar a otros límites. ¿Y cómo comenzaste tu carrera? Pues yo quiero saber ya lo hablamos mentiras Aleja, mira que hablas de esas historias, de esas mujeres, de esas personas de esas víctimas con las que has compartido tanto y que además han sanado a través del arte pero estás como una líder en sus procesos, ¿cómo haces vos? ¿cuál es la fórmula? Es que esta pregunta te la hago pensando en mí. Cuando recibes tanta información, te llega a tu corazón tanto dolor, ¿cuál es esa forma de canalizar eso y que no se quede contigo en el alma? Uy, pues ese síncope fue justamente eso. Cuando empezamos a trabajar con la unidad de víctimas y con... Yo he trabajado con, digamos, con todos los organismos que trabajan en ese sentido y siempre dicen, hay que tener a alguien que también les ayude a ustedes. Claro. Porque recibir todas esas historias, llega un momento en que ya no puedes más, en que no puedes más. No que no puedas oír más pero es tan doloroso tan brutal lo que te están contando que te parte el alma sí así que medito y hago menos de lo que debería si en este momento no estoy trabajando tanto con víctimas pero recuerdo que después de las 60 entrevistas para escoger los actores de Victus, quedamos como unos trapos. No, tirada. Haciendo, hablando con las mujeres víctimas de Trata, que es una obra que se llama Cinco Mujeres, un mismo trato. Cuando ellas contaron sus historias que las grabé en un solo día, les dije, hoy es el día que lo vamos a hacer y de aquí no vamos a hablar más de esto y vamos a sacar estas historias en video dentro de la obra para que ustedes no tengan que repetirse otra vez, una y otra vez aunque el repetirse una y otra vez genera que las cosas vayan tomando otro lugar y es también muy bello pero en ese momento lo hicimos así y llegué a mi casa estaba mi madre y me me recosté en sus brazos y me puse a llorar y a llorar y mi mamá se angustia mucho de verme y me decía no puedes hacer eso así tan brutalmente lo he hecho y de alguna manera tengo ya como no como esp, porque no se diría eso, pero soy capaz de oír historias que nadie, que la gente no es capaz de oír, ¿no? Soy capaz de meterme a los temas más escabrosos y ver ahí la luz y generalmente empiezo siempre trabajando con una vela, prendo una vela, hago un ritual para comenzar a hablar de las cosas oscuras porque eso es muy complejo y hay que iluminar la oscuridad porque la oscuridad viene de la luz y todo ser humano merece ser escuchado. Y cuando vas descubriendo en cada uno de esos seres, por supuesto trabajé muchos años con víctimas y yo nunca pensé que fuera a trabajar con victimarios. Pero hacerlo también ha sido tan revelador y tan bello, tan bello. ejemplo, a los cuales les tenía cierta, después de trabajar con víctimas, uno sentía lo que ellas han sentido alrededor de todas las fuerzas que han estado a sus alrededores. Seres tan bellos, tan entregados, tan en situaciones y en circunstancias tan complejas, que realmente yo los amo, los amo a todos, y eso me ha permitido pensar que no hay un tema que no pueda tocar, estuve trabajando el tema de abortos, que también es tan complejo, y lo estuvimos trabajando con luz, con amor, con, bueno, tenemos una pedagogía que hemos ido desarrollando durante todos estos años y que nos ha permitido. Yo estuve trabajando el año pasado, por ejemplo, con la clínica Monserrat y monté una obra con psicóticos y esquizofrénicos y gente que estaba en situaciones de riesgo de suicidio y ver cómo cada y me voy metiendo de una manera que yo realmente, ellos tienen un protocolo que pues por supuesto tienen que mantener en una clínica y ese pues no pueden hacer un bonding con el paciente porque además pues posiblemente los pacientes psiquiátricos son muy manipuladores, etcétera, etcétera, qué sé yo, pero yo sí, entonces yo los abrazo, los beso, y ver como cada uno de ellos empezó a, yo no sé por qué con mis grupos siempre todos se vuelven amiguísimos y se vuelven amigos del alma y ya, porque por supuesto yo les saco todas las cosas que les han pasado y cuando uno se desnuda ante el otro ¿Qué más hay? ¿Vas a terapia? Voy a terapia tengo una psicóloga maravillosa una psicóloga cuántica ¿En serio? Sí, sí, maravillosa ¿Y desde hace muchísimos años estás haciendo esto? Realmente no no, lo estoy haciendo desde la pandemia, después de todas las cosas horribles que pasaron, decidí que yo necesitaba a alguien que me escuchara, que me ayudara, porque eran muchas cosas, así que mi Lucía es un personaje maravilloso que adoro y que digamos, no tengo terapias todas las semanas, pero sí cuando la necesito llamo. Necesito cita, necesito cita, quiero hablar. No puedo conmigo misma. Sí, creo que la terapia es importante. Creo que nosotros los colombianos somos muy bobos en ese sentido. Cuando estuve en Argentina, muchas veces que he ido, me impresiona la cantidad de gente que hace terapia. Todo el mundo pide permiso. Si el psiquiatra dice que esa persona está deprimida y triste, tiene una semana de, ¿cómo se llama eso? Como de permiso. Sí, de permiso, de venir a la oficina. Mi cuñado, que era gerente en Argentina, me decía, esto no puede ser, esta vaina en este país, donde esto es tan importante, y es muy importante. Es muy importante. Creo que es muy importante, y creo que somos un país muy golpeado, y muy dañado, y muy traumatizado, y muy, nosotros vivimos toda, 50 años de guerra, en un estado en el que no se puede vivir sino un ratico, y es en estado de shock, uno vivía todo el tiempo asustado, angustiado y no nos hemos dado cuenta cuánto daño nos ha hecho eso en la vida a todos así que todos deberían tomar terapia, lástima que los hombres no son muy mi papá por ejemplo dice no ¿cómo se te ocurre? no, no, no, ay papá papá todos necesitamos y eso que ahorita ha cobrado relevancia y es importante, ¿no? Están dando importancia porque realmente ha sido, y así es, muy complejo el tema de suicidios en el mundo. Y en Colombia es súper alto. Sobre todo después de pandemia. Después de pandemia y realmente en gente muy joven, cada vez más joven. Así que yo considero que estas nuevas generaciones no tienen capacidad de frustración y se frustran por alguna cosa y ya, se les acabó la vida y se cortaron. Y la vida está llena de frustraciones. Todos los días uno lucha con la que tiene. ¿Aústed en chancleta? Es que estaba en chancleta en la casa. Yo veía una chancleta que venía como 47... Ay, qué es esa belleza. Yo estoy acordando de mi mamá en este momento. No sé, me acordé de ella. No, mi madre viene de Popayán. Yo empezaba con ojo abierto. Mi madre viene de Popayán. Mi madre viene de Popayán, era una señora muy frifi. Pero sí, nos daba nuestras nalgaditas. Mi madre era la que nos ponía en cintura en la casa. Mi mamá me hablaba como una tirima. Es que... No, a nosotros nos hacía sentir culpables horribles. A nosotros nos decían ¡Es que ustedes me van a matar! Y mi mamá llamaba herodes y nosotros quienes de herodes como te parece llamaba herodes para que nos llevara y hay otros niveles hombre alejandra la televisión vas a volver a actuar por estos días proyectos porque sé que ahorita vas para Netflix hice serie en Netflix a principios de año, vamos a ver cómo nos va con la temporada y si funciona posiblemente sigamos con eso televisión cómo le parece que es que no me pagan lo que piden ¿estás cobrando mucho? es que como así es un trabajo demasiado duro es un trabajo demasiado extenuante como para no cobrar lo que me merezco ganar y sobre todo que tengo una casa donde si la tengo que dejar tirada me toca tener otra digamos tiene que compensarme la vida entonces no he vuelto a televisión pero me encantaría la televisión siempre fue mi casa, estuve tantos años y por ejemplo en un momento dado me di cuenta que llevaba 15 años sin tomarme unas vacaciones 15 años pasando de una serie a la otra, de una de obra de teatro a la otra, de una cosa a la otra y cuando paré estaba cansadísima a los 15 días dije bueno yo ya descansé, ahora ¿querías más? ya claro, ya quería volver a empezar, así que no sí, sí, realmente sí, claro, en un trabajo que amo profundamente, sí, sí, sí, eso no es trabajar a usted se le pasan las horas aquí ni cuenta, aquí cuántas llevaré a mí nadie me está pagando esa oportunidad pero por ejemplo el set era mi casa Entonces, ¿aquí cuántas llevaremos? A mí nadie me está pagando esa oportunidad. Pero, por ejemplo, el set era mi casa. Sí. Yo entraba al set y me daba cuenta dónde estaban las cámaras, qué luces había, dónde estaba el camarógrafo, qué estaba pasando, sin siquiera mirar. Una cosa, ya tener como una sensación de conocer ese espacio como ningún otro. Pero te está haciendo falta estás así como con este... Me hace falta porque además es ese... por decir algo mucho más superfluo la ficción no lastima a nadie, entonces uno en la ficción puede ser cualquier cosa y me divierte mucho pero al mismo tiempo digo ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Estoy trabajando por las mujeres? ¿Debería estar haciendo esto? Y yo aprendiéndome este texto, señora, ¿a usted le parece bien? Entonces a veces me siento un poco chistosa, inútil. Ay, no, Alejandra. Pero es mi razón. El hecho de que esté hoy aquí es porque he sido una actriz y que he adorado mi trabajo como actriz. La gente te reclama todo el tiempo en la calle, Alejandra por favor, ¿qué te dicen? Me impresiona mucho porque llevo como siete años sin hacer televisión y la gente me coge y me dice me encanta, me hacía una foto conmigo, yo como la quiero yo no sé qué, yo digo, ve que increíble que la gente tiene esa recordación de mí además dicen algo muy divertido y es que está igualita yo Dios mío, véanme véanme en café véanme en hombres y lo que pasa es que soy ese personaje como las tías yo no veo a las tías y las y las adoro desde siempre, de toda la vida y uno no ve ni lo vieja ni lo joven que fue, sino la tía estás en el corazón de la gente yo soy como la tía de toda la familia pero es la tía lo joven que fue, sino la tía. Estás en el corazón de la gente. Yo soy como la tía de toda la familia. Pero vos la tía alcahueta. Yo soy la tía. Vos no, la tía regañona. Eso sí, la alcahueta siempre. No, la alcahueta. Y en la vida real, ¿vos sos ese tipo de tía? Oh, la más alcahueta. Me he llevado a mis sobrinas de paseo por el mundo, les he dado los regalos. ¿Cómo será que mis hermanas les prohibían pedirme cosas? no le puedo pedir a su tía Alejandra porque la tía Alejandra inmediatamente les daba todo lo que les daba la gana me las llevé a Disney, me las llevé a me las he llevado a Europa a Brasil he paseado con ellas y les he dado el gusto de la vida yo creo que mi tía Cuca, que fue mi madrina y que murió muy rápidamente, fue un ser tan especial para mí que yo dije, yo voy a hacer esa tía para mis sobrinas. Entonces, a los dos años, el regalo tan grande que lloraban, ¡Tía, eso es tan grande! Y yo, ¡ay, mi amor! ¡Ay, Dios! De darles todo lo que me imaginé. Todo lo que no tuve se los di. ¡Tan rico eso! Valdes de marcadores. ¡Cuánta barbaridad se me pasó por encima! Creo que la mamá dirá como ¡Dios mío, bendito! ¿En qué momento llegó esta señora a cagueteármeles todo? No las dejaba dormir nunca. Cuando las soltaba, mis hermanas eran, ahora quién la va a dormir, porque yo saltaba, brincaba, jugaba con ellas el día entero, así que sí, son mi adoración, mis sobrinas. ¿Cuáles son esos sueños pendientes, Aleja? Tener una casa en el mar. ¿Sí? Sí, ese es un sueño pendiente que no se va a quedar pendiente. No, obvio no, está ahí. Sí, sí, ahí está y seguramente yo soy una mujer de agua como buena caleña, crecí en la piscina, yo me impresiono mucho que aquí la gente no tiene como esa... Yo veía un río, me quitaba la ropa y me tiraba al río con los novios. Yo me tiraba al río sin los novios. Yo me tiraba al río sin los novios, pues ya te tiras con los novios. Eso es una mujerosa. Me tiraba, si yo soy suicido de agua, mi papá nos hizo piscina toda la vida. Tuvimos la piscina que nos daba a los tobillos, y toda la vida nos hizo una piscina, él era ingeniero y siempre hacía piscina donde estuviéramos, así que adoro el agua. Y quiero, y para mí es... De las cosas ricas es estar en el mar. ¿Y has pensado como un lugar en tal ciudad? Sí, sí, sí, he pensado. Vamos a ver dónde se da. ¿Nos va a invitar a tu casa? Mira que ya me dos cosas. Me dos cosas. Que debes dos cosas. Que me eches todos esos cuentos quechados. Me debes la... A ver. El cassette que me vas a mostrar, pero me lo puedes usar en la playa. En la casa del mar. Eso. Aleja, qué delicia escucharte. Me encanta mucho y como le decía al inicio, además de tu arte, que todos amamos. Ay, yo sí te voy a decir que soy fan de tu voz espérate que esto me pueda quedar esa voz tuya es increíble, es espectacular pero siento que cuando uno te tiene enfrente sos como de esas mujeres que da y da y da esa generosidad ¿de dónde viene? yo creo de que tengo una familia amorosa y generosa también. Entonces, yo hablo más de las cuentas. Yo no necesito que me pregunten. Pucha, qué desesperación. Pero nada, esta voz ha sido para mí una cosa muy especial. Y en el teatro me doy cuenta y puedo coger en el escenario me doy cuenta que si hay un tono de voz que la gente hace y otro donde la gente hace y otro donde la gente quiere llorar conmigo así que gozo mucho la voz y por ejemplo salía por ahí despelotada a comprar pan por la mañana y nadie me reconocía ahí, pero decía, señor me da. ¡Ay ustedes! Y yo, Dios, soy. Ese sello único y mágico. ¿Cuál es ese mensaje, Alejandra, para esas mujeres que nos escuchan, esas mujeres que además nos comparten su historia a corazón abierto y nos cuentan esos dolores porque yo creo que si alguien tiene esa voz para hablarles a ellas su voz ¿cuál sería ese mensaje? Yo no doy consejos porque uno nunca cree enlo nunca le parabolas a los consejos pero sí decirles, vívanse la vida que se sueñan. No lo dejen de hacer. No importa qué. No importa qué. Los sueños se realizan. Si yo lo pude hacer, todas lo pueden hacer. Así que cumplan sus sueños y vivan felices. ¿Cómo te sentiste? Ay, mi amor. Vení, que esta es la oportunidad que no me puedo perder. Decime. Yo no soy una mujer rencorosa. Pero ahora que te tengo enfrente, Alejandra Borrero. ¿Qué? Divino tu performance, espectacular tu voz, genial tu talento, pero no vas a la casa estudio. Sos una mujerosa. Y este es el pañuelito que le traje antes de que cierre. Ay, me encanta. Que la vida de las mujeres nos mueva. Festival internacional, ni con el pétalo del 23 al 30. Vamos a tener música, vamos a tener charla, vamos a tener horas de teatro, está bello para ponérselo porque además no se ve y quiero que me acompañe, que vaya, que vaya con todas esas mujeres que la siguen, que les cuente que tenemos ese festival para todas ellas donde se van a poder sentir seguras y van a poder oír a otras mujeres hablando de historias y por supuesto cambiando perspectivas con el teatro y con el arte. Por favor necesito que le paguen mucho a esta mujer porque la televisión la extraña y te agradezco mucho por ser la voz de tantas Aleja, sigue enamorándonos con tu voz, con tu talento, con tu arte y con tu activismo. Esto vale mucho. Gracias. Estás sumando demasiado. Esto es Vos Podés, el podcast. Soy Tatiana Franco y esto es Vos Podés, el podcast. Vos Podés, el podcast.