El Chiribiquete podría desaparecer en diez años

El Chiribiquete podría desaparecer en diez años

14 de ago de 2024

Este capítulo de 'A Fondo' con María Jimena Duzán nos lleva sobre el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, en el Amazonas colombiano, un lugar de incalculable valor ecológico y cultural que enfrenta una amenaza inminente debido al avance colonial y la deforestación. La periodista acompaña a Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, en un sobrevuelo destinado a documentar la alarmante situación que vive esta región.

Capítulos

El vuelo sobre el Chiribiquete

María Jimena Duzán parte hacia San José del Guaviare para realizar un sobrevuelo sobre el Parque Chiribiquete, un ecosistema en peligro debido a la deforestación y la expansión ganadera. Acompañada por Rodrigo Botero, observan los efectos devastadores de la colonización presumida sobre el Amazonas.

El valor invaluable del Chiribiquete

El parque no solo es un refugio para comunidades indígenas no contactadas, sino que también regula el clima y los ciclos hídricos en la región. Sin embargo, el avance incontenido de la deforestación amenaza con destruir su riqueza ecológica y cultural.

El empuje de la deforestación

A pesar de la reducción en la deforestación del Amazonas en 2023, los primeros meses de 2024 muestran un incremento alarmante vinculado a cambios en la dinámica de poder de las disidencias armadas. Varios grupos armados utilizan la ganadería y los cultivos ilícitos como medio para controlar el territorio.

La complicidad detrás de la deforestación

El análisis plantea que no solo la ilegalidad es responsable del deterioro ambiental, sino también intereses económicos y políticos que fomentan la expansión agrícola sin medidas de sostenibilidad, como la falta de trazabilidad en la producción ganadera y de palma.

Conclusión

El futuro del Chiribiquete pende de un hilo ante la falta de intervención estatal y la complicidad económica que permite la deforestación y colonización en estas áreas. Se enfatiza la necesidad de una acción coordinada y efectiva entre el Estado y sectores privados para proteger este importante ecosistema.

Menciones

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               A eso de las 8 de la mañana despegamos de Villavicencio en una avioneta monomotor de cuatro puestos rumbo a san jose del guaviare por encima y salimos hacia el sur del meta lateral vista hermosa de vista hermosa procedemos directo hacia san jose el objetivo del viaje era hacer un sobrevuelo sobre el parque del chiriviqu, situado entre el departamento del Guaviare y el del Caquetá, en pleno Amazonas colombiano. Un lugar único en el mundo que hoy, muy a nuestro pesar, está a punto de desaparecer por cuenta de un frente colonizador que está arrasando con la selva. gente colonizador que está arrasando con la selva. Durante los años de la guerra con las FARC, esta selva se convirtió en su retaguardia y el país solo vino a recuperar el chiriviquete y a saber de él luego de que se firmó la paz con esa guerrilla. Señoras, señores, los invito a ponerse en pie. Recibamos al señor presidente de la República de Colombia, doctor Juan Manuel Santos, quien hace su ingreso a la Plaza de Banderas del Centro de Convenciones de Cartagena. Aporta con él la llave con que se abrirán estas puertas. Es el momento de darle la bienvenida a la paz. Desde entonces, este lugar privilegiado es considerado como el secreto mejor guardado que nos dejó el conflicto con las FARC. Por su riqueza en biodiversidad, el gobierno Santos en el 2017 lo convirtió en la zona protegida más grande del Amazonas y los colombianos empezamos a deslumbrarnos con lo que se fue descubriendo. Hoy se sabe, por ejemplo, que esas selvas le sirven de abrigo a muchos pueblos indígenas que no quieren ser contactados, lo que lo convierte en un lugar de inmenso acervo cultural. Pero sobre todo, el chiriviquete cumple un papel fundamental como regulador hídrico y climático de los Andes, de la Orinoquía y de la propia Amazonía. Es el gran conector de esa fábrica de aguas que es el Amazonas. Un sistema que además está interconectado por decenas de ríos y de caños. La mala noticia es que el Chiribiquete está siendo profanado por un frente colonizador que avanza sin piedad y que está tan solo a 10 kilómetros de los Tepulles, considerados como el corazón del parque. Los Tepulles son esas inmensas rocas ígneas que se levantan en la selva y que tienen un valor cultural inmenso para Colombia y el mundo, porque en sus paredes hay cerca de 76 mil petroglifos que datan de 20.000 años atrás. Por los hallazgos de las pinturas rupestres, es que al chiriviquete se le conoce como la Capilla Sixtina del Amazonas. Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, la FCDS, ha venido alertando al país de lo cerca que estamos de perder el chivriquete si seguimos permitiendo la tala indiscriminada de árboles y la entrada de ganado en el corazón del Amazonas. Con él hicimos el sobrevuelo y lo que vimos con nuestros propios ojos fue desolador. Estamos saliendo de Villavicencio. Ahorita salimos de Villavicencio y vamos directo a San José del Guaviare. Aquí vamos a pasar por la zona del Ariari básicamente. Vamos a bajar por todo el río Ariari hasta San José, mirando un poco lo que está al lado la región de la macarena y al otro lado pues el corredor agroindustrial es todo digámoslo lo que es el borde de la frontera agropecuaria que hace ya contacto con la zona de los bosques preservados de la amazonia y cuya punta norte está en Chiriviquete, que es hacia donde vamos, finalmente. La avioneta viró en dirección a Casillas, meta. Desde el aire, los llanos se parecen cada vez menos a esas sabanas fértiles que se perdían en el horizonte. Donde antes se veían los atos ganaderos, ahora se ven inmensas plantaciones de palma africana, que desde el aire parecen como grandes manchas color verde oscuro. También se divisan grandes cultivos de arroz, mal situados en las riberas de los ríos. Este desarrollo de los cultivos industriales, pese a que se dice que es sostenible, está no solo extinguiendo la cultura llanera y afectando el ecosistema de los llanos, sino que ha empujado a la brava la frontera agrícola hacia las sabanas de Mapiripán, que son las que separan a los llanos de la selva del Amazonas. directamente, porque hay, sobre todo cuando hay un mercado especulativo de tierras, que en estas zonas es el grave problema, digamos lo de la deforestación está asociado a eso, a la especulación y el acaparamiento de tierras. Cuando aterrizamos en San José del Guaviare, nos recibió la humedad de la selva, pero que sea el propio Rodrigo Botero que nos explique cómo es que esta colonización que se está haciendo a la Brava ha traspasado la frontera del río Guaviare y está penetrando ya la selva del Amazonas. Hicimos un recorrido que es de Villavicencio San José, que pasa por unos municipios claves en donde históricamente han existido plantaciones, como son Acacías, El Castillo, Guamal, pero lo interesante es ver cómo, por ejemplo, a partir de San Martín, San Carlos de Guaroa, Puerto Concordia y Mapiripán, sí hay una expansión muy, muy, muy importante, y cuando decimos expansión es porque vimos unas áreas de nuevas siembras grandes, muy importantes, que están ubicadas la mayoría sí en zonas de sabanas, pero también encontramos unos enclaves que, digamos, tienen importancia no solamente desde lo económico, sino también desde lo ecológico, como es el caso del Alto Manacasías. sino también desde lo ecológico, como es el caso del Alto Manacacías. Los últimos bosques de sabanas de Colombia, probablemente uno de los más grandes, están en esa cuenca alta del Manacacías, en la zona de Casibare, y ahí fue donde vimos también una de las áreas más importantes de expansión. Y lo mismo llegando aquí, entre Puerto Concordia y la zona oeste de Mapiripán, también encontramos que empieza a haber unos procesos de nuevas plantaciones que están en expansión muy grandes. Estamos en la época del pico de preparación de suelos para la época arrocera, que también lo vimos en muy gran medida. Más allá de esa expansión y ese movimiento económico, vemos varias cosas. Uno, que es el desarrollo cada vez más de una agricultura de gran escala, muy intensiva. Lo segundo, que se está expandiendo en diferentes zonas, en la frontera agrícola en algunos casos, donde vemos que no hay suficiente cuidado y detalle, por ejemplo, en la planificación de las resiembras, en sitios que podrían ser rondas de río o en bosques de galería, en zonas que podrían tener de nuevo una recuperación de vegetación, pero sin embargo la idea de agricultura existencial es dejar hasta el último centímetro de tierra convertido en diferentes tipos de plantación o de cultivo. Y el otro asunto que me parece importante es señalar que esta presión sobre estas tierras mecanizables está generando una expectativa, que es lo que hemos señalado siempre, una expectativa en el mercado de tierras que vamos a ver reflejada del río Guaviare del Sur, que eso es un poco lo que estamos viendo. Aquí ya estaríamos de alguna manera viendo copadas las zonas que por la conectividad vial y por la existencia de las plantas extractoras y lo mismo para el mercado del ganado de alguna medida, pero más cargado hacia el tema de la palma, ya lo que estaríamos exactamente es viendo una mayor presión sobre zonas que tengan interconexión vial y que tengan viabilidad económica en función de las plantas extractoras que hay de aquí hacia la zona de Villavicencio. El capitán nos dijo que era mejor que esperáramos un momento porque los días anteriores había llovido y todavía había mucho vapor subiendo hacia las nubes. Ese vapor que sube hacia las nubes lo vimos desde el aire cuando aterrizamos en San José del Guaviare. Este fenómeno de la transpiración de la selva se conoce como ríos voladores y se producen las madrugadas cuando la selva de nuevo transpira y su humedad sube en forma de vapor hacia las nubes para luego ser transportada por los vientos del Atlántico hacia los Andes, donde caerá en forma de lluvia para empezar así de nuevo un ciclo hídrico. Desde la avioneta en que vamos, ese día los ríos voladores se ven perfectamente, en pequeñas nubes que se van moviendo por entre la selva, formando casi un techo, donde a veces se puede ver la selva. Pocas veces se pueden ver los ríos voladores. Hoy los vimos. Hoy los vimos. A las diez y media de la mañana salimos de San José del Guaviare con destino al Chiribiquete. Y de inmediato vimos como la selva que se desprende del río Guaviare hacia el sur, ya casi no es selva. Desde el aire se ve como una selva rota, llena de inmensos predios, de lotes que se ven limpios y que ya incluso tienen construidos los jabueyes, el reservorio de agua que se hace en los llanos para que el ganado tome agua. Desde el aire esos jabueyes se ven de un blanco brillante, atemorizador, y le dan al paisaje o a lo que queda de selva un aspecto casi que lunar. Luego de media hora, Rodrigo Botero me avisa que entramos al Parque del Chiribequete. En el papel, este parque nacional dice tener cerca de 4.3 millones de hectáreas protegidas y una extensión de 43 mil kilómetros cuadrados. Sin embargo, lo que vimos desde la avioneta fue otra realidad. Donde debería haber selva tupida, vimos manchas, que en realidad eran lotes que habían sido talados recientemente, en los últimos seis mesesación que dirige Rodrigo Botero, estas reces las traen desde el Meta, vía La Macarena y el Parque Tinigua, en unas travesías inimaginables. y las aprovechan para vender en los mataderos de Neiva y de Bogotá, que los compran a sabiendas de que son producto de la deforestación del chiviriquete. De acuerdo con una investigación de la FCDS, la ganadería ha sido el principal motor de la deforestación, sobre todo desde que se firmó el acuerdo de paz con Asfar en el 2016. Las cifras que tiene Rodrigo Botero sobre el número de reces son realmente aterradoras. Hoy han entrado más de un millón doscientas000 nuevas cabezas de ganado en los sobre una zona en donde se han deforestado más de 500.000 hectáreas en ese mismo periodo de tiempo. Aunque en el 2023 se redujo la deforestación en un 64% en el Amazonas, la deforestación en un 64% en el Amazonas, una cifra histórica desde que se registró el pico más difícil entre el 2017 y el 2022, lo que ha pasado en estos últimos seis meses en el Chiribiquete es devastador. En el sobrevuelo vimos extensiones de potrero recién preparados para meter ganado al que les permiten sacar el ganado y la coca que producen hacia diversas partes del país, hacia el occidente, hacia el centro e incluso hacia la frontera con Brasil. La ganadería se está utilizando como mecanismo de control territorial en esta selva, porque muchas de estas fincas que vimos desde el aire quedan en la zona controlada por una de las disidencias del MC, las que lidera Calarcá, la única facción que está sentada con el gobierno dialogando. Estos lotes que permiten la entrada de ganado y cultivos de coca se sitúan hoy a unos 30 kilómetros en línea recta con los tepulles, que son considerados el corazón del chiriviquete. que son considerados el corazón del Chiribiquete. Pero no solamente las huestes de Calarcá están acabando con el parque del Chiribiquete y su zona de amortiguación. También por Calamar, un territorio que es controlado por Mordisco, el jefe de las disidencias que no está dialogando con el gobierno, vimos unas grandes fincas de ganado recién preparadas que están a tan solo 10 kilómetros de los Tepulles. Según Rodrigo Botero, más de 4.000 kilómetros de trochas han sido abiertas en los últimos cinco años en la zona de influencia del Chiribiquete. Y como lo dice aquí en a fondo, si las cosas siguen como van, en cosa de 10 años es muy probable que se llegue a los tepulles, lo que significaría la muerte del Chiribiquete. Tuvimos la oportunidad de ver la ampliación de estas trochas que están atravesando de norte a sur todo el sector occidental del Chiribiquete, que viene desde la zona del río Guayabero hasta el río Yarí, en donde ya tenemos sitios en donde han entrado tanto lotes de ganadería como lotes de coca, muy recientemente, en donde esos lotes ya están a menos de 30 kilómetros en línea recta de los tepulles, ya están interconectados por río, mientras que por el lado oriental, también la expansión de la frontera agropecuaria ha llegado al borde del río Itilla, y los más grandes lotes que tenemos hoy de granadería en esa zona están a 10 kilómetros en línea recta de los mismos tepuyes. Significa que probablemente en los próximos 10 años podríamos llegar a tener hoy por hoy un contacto irreversible con las zonas de los tepuches, pero adicionalmente habríamos ya entrado directamente en la zona de movilización de los pueblos en aislamiento voluntario, llevando como consecuencia el colapso tanto cultural como biológico de Chiribiquete. cultural como biológico de Chiribiquete. Las cosas se han ido agravando en esta zona de influencia del Chiribiquete desde hace cinco años, cuando las diferentes facciones del MC se repartieron el control de esta selva. Por un lado están los hombres de Calarcá, que tienen presencia desde la Macarena, pasando por San José del Guaviare, llegando hacia el oeste del Chiribiquete. Por el otro lado está el Frente Primero, que comanda el Paisa y que va de las cabeceras del río Itilla, que bordea el Chiribiquete hacia el sur hasta llegar a Miraflores. Por el río Guayabero está Willington, el del Frente 44. Estas dos últimas organizaciones armadas le responden a Mordisco, que, repito, lidera las disidencias que no están en negociaciones con el gobierno. La presencia de tres organizaciones armadas le está saliendo cara a los indígenas y a los campesinos que viven en esta selva. Desde que llegaron los del MC, todos deben andar carnetizados y se castiga el que no porte el carnet. Hace dos semanas amenazaron a los comerciantes de San José del Guaviare y les ordenaron cerrar negocios e ir a hablar con los comandantes para cuadrar la tarifa extorsiva. Eso ni siquiera lo hicieron las FARC, me dijo sorprendida una joven de San José del Guaviare, que nunca imaginó que iba a añorar los tiempos en que las FARC dominaba esta región. tiempos en que las FARC dominaba esta región. En materia de preservación de la selva, las disidencias han cambiado de parecer varias veces. Entre el 2019 y el 2022, periodo en que se registró el pico más alto de deforestación en el país, la orden era tumbar el bosque. Cuando apareció la paz total y los del MC decidieron empezar a dialogar con el gobierno de Petro, cuentan los campesinos con los que hablamos, pues que la orden cambió, fue distinta. Ya no les pedían que tumbaran el bosque, sino que lo preservaran. Una decisión que de pronto tenía que ver con mostrar cierta voluntad de paz para que se iniciaran los diálogos. fue clave para que la deforestación se redujera en un 64% en el 2023, como lo dijo el propio Gustavo Petro. Sin embargo, a pesar de esta buena noticia, en los tres primeros meses del 2024 que coinciden con la decisión del MC y la decisión de Mordisco de levantarse de la mesa de diálogos, la deforestación subió de manera estrepitosa y subió de nuevo en un 44%. Cuando aterrizamos en San José del Guaviare, después de casi tres horas y media de sobrevuelo, nos bajamos de la avioneta con el alma arrugada. Ver el Amazonas desde el aire es un espectáculo, único e imponente, pero verlo tan asediado y menguado fue desgarrador. Es imposible que un frente colonizador como el que se está cargando la selva del Chiribiquete puede estar impulsado solo por la ilegalidad. Para haber llegado hasta donde está hoy, tuvo que haber contado con el apoyo de los acaparadores de tierra, de los ganaderos y políticos que han venido sacando provecho de la ampliación de la frontera agrícola. Esos invisibles también son responsables de la deforestación que asedia la zona de influencia del Chiribiquete. Los gremios como Fede Palma y Fede Gann también tienen que hacer mucho más de lo que están haciendo. Si se siguen oponiendo a la trazabilidad de sus productos para saber el origen de estos y los lugares por donde han pasado, la selva del Amazonas se seguirá desbastando. Lo mismo se puede decir del Estado colombiano, que fue incapaz de llegar a estos lugares luego del acuerdo de paz con las FARC. lugares luego del acuerdo de paz con las Farc. Mientras el Estado no haga presencia en la Colombia profunda, ninguna paz total va a ser suficiente, porque los campesinos y los indígenas van a seguir siendo sometidos a los designios de unos grupos armados que viven de la codicia y a los que no les interesa preservar ni la vida ni esta selva. y a los que no les interesa preservar ni la vida ni esta selva. Esto es A Fondo. Mi nombre es María Jimena Duzán. A Fondo es un podcast producido por Mafialand. Producción general, Juan Diego Barrera. Gestora de audiencias, Beatriz Acevedo. Postproducción de audio, Daniel Chávez Mora. Música original, del maestro Oscar Acevedo. Nos pueden escuchar también en mi canal de YouTube. Gracias por escuchar. Soy María Jimena Duzán. ¡Gracias por ver el video!