En este episodio de Presunto Podcast, se realiza un análisis profundo del cubrimiento mediático en torno a la figura de Pablo Escobar, enfatizando en los desafíos de la memoria histórica y su representación en los medios. A través de una conversación con especialistas invitados, se aborda la manera en que se ha contado la historia de las víctimas y los victimarios en Colombia, bajo la lupa del treinta aniversario de la muerte de Escobar.
Capítulos
Introducción y contexto
El episodio inicia con una charla informal entre los presentadores, resaltando el ambiente decembrino y haciendo referencia a la historia que se contará sobre Pablo Escobar y su cubrimiento mediático.
Fact-checking y rectificaciones
Santiago Rivas habla sobre un fact-checking realizado por Sergio Guarín respecto a un comentario en el episodio anterior sobre la naturaleza tributaria de las regalías en Colombia.
La narrativa de odio en la política
Se menciona el podcast a fondo de María Jimena Duzán sobre los gabinetes del odio y se critica la interpretación de las emociones y los discursos de odio en la política como obsoletos.
Cubrimiento del aniversario de la muerte de Pablo Escobar
Se analiza cómo diferentes medios han cubierto el aniversario de la muerte de Pablo Escobar, explorando los distintos enfoques y narrativas empleadas.
La figura de Pablo Escobar en la cultura pop
Se discute el ícono pop que representa Pablo Escobar, la fascinación tímida hacia su persona y las reflexiones editoriales al respecto.
Periodismo bajo fuego: la valiente cobertura de los años de Escobar
Se reflexiona sobre los periodistas que cubrieron los actos violentos de Escobar, destacando su valentía y el impacto de estos eventos como catarsis cultural.
El análisis social y económico del narcotráfico
Santiago Rivas ofrece una visión estructural sobre cómo la figura de Escobar refleja la lucha de clases y la narrativa social durante esa época.
Conclusión
La discusión en Presunto Podcast sobre Pablo Escobar revela las múltiples capas de complejidad del narcotráfico en Colombia y la influencia de Escobar en la cultura y política del país. La cobertura mediática reflejada en el aniversario de su muerte es un recordatorio de la necesidad de entender las narrativas detrás del fenómeno y sus implicaciones para la memoria histórica nacional.
Menciones
- (Persona) Pablo Escobar
- (Org) Presunto Podcast
- (Persona) María Paula Martínez
- (Persona) Santiago Rivas
- (Persona) Sergio Guarín
- (Org) Corte Constitucional de Colombia
- (Org) El Espectador
- (Org) Revista Semana
- (Org) Noticias Caracol
- (Org) El País América
- (Org) El Tiempo
- (Org) Infobae
- (Org) Canal Capital
- (Org) Centro Ático
Hola a todos y bienvenidos a un nuevo episodio de Presunto Podcast. Hoy vamos a hablar del cubrimiento que hicieron los medios sobre Pablo Escobar. Implican conversar sobre la memoria histórica de nuestro país, la forma en que nos contamos sobre los victimarios y las víctimas. Para eso tengo unos maravillosos invitados. Bienvenidos a su podcast, María Paula Martínez. la memoria histórica de nuestro país, la forma en que nos contamos sobre los victimarios y las víctimas. Para eso tengo unos maravillosos invitados. Bienvenidos a su podcast, María Paula Martínez. Hello, buenas días, tardes, noches. Ya se acaba el año. Sí. Ya son pocas semanas. Ya le quedan tres al 2023. Ustedes están escuchando esto seguro después de haber prendido muchas velas. Cuando ya es Antón Tiruriruriru directo. Como que arranca. No hay retorno. No hay retorno al buñuelo y el 2024 también será un nuevo capítulo para Presunto, les contaremos. Sí, sí, sí. Estén atentos. Vamos a poner un buzón por ahí para que dejen buñuelos y natillas. Sí, carajo. De regalo. Ojalá encajas. A mí me ven bolsas, pues. Esa voz que acaban de oír, obviamente, es Santiago Rivas. ¿Qué hubo, Santi? ¿Qué más? ¿Cómo va todo? Pues contenta por el fin de año y al mismo tiempo muy asustada por el fin de año y emocionada por el fin de año, pero angustiada por el fin de año. Yo creo que estoy como con esa esquizofrenia decembrina. Sí, además que en estas primeras semanas donde todo el mundo pide todo, año, pero angustiada por el fin de año. Yo creo que estoy como con esa esquizofrenia decembrina. Tú, tú, tú, tú, tú, tú, tú. Sí, además que en estas primeras semanas donde todo el mundo pide todo, tienes que entregar, trabajar, asistir, funcionar, celebrar, cobrar. Todo tiene que pasar en diciembre, pero ojalá antes del 15 como tal. Entonces eso hace que todo sea más difícil porque es más apeñuzcado es como si fuera un mes en donde el 50% es un lunes festivo entonces todo toca hacerlo antes de bueno pues estamos en este momento de un diciembre esquizofrénico emocionalmente les deseamos lo mejor a todos ustedes que nos están oyendo y si se sienten solos y apachurrados sepan que alguien más está en el secop como ustedes exacto y que pueden entrar a nuestra comunidadan que alguien más está en el secop como ustedes. Exacto. Y que pueden entrar a nuestra comunidad a desahogarse. Es el mejor espacio para sacarlo todo con mucho amor. Aquí no hay nadie tóxico, todos somos muy amables. Recibimos a todo el mundo con mucho cariño. Entonces, no sabe cómo entrar a la comunidad, vaya a presuntopodcast.com. Ahí está el botón que dice únete. Únete. Muy fácil. Únete. One of us. One ¡Únete! ¡One of us! ¡One of us! Pero entonces, antes de comenzar, queremos saludar a todos nuestros aliados, a nuestros donantes y obviamente a nuestros amigos del Barrio Restaurante y Diosa Cervecería por apoyarnos en cada uno de nuestros episodios, los queremos mucho. Santi, ¿de qué nos vamos a hablar hoy? Bueno, lo primero es una rectificación, una verificación, un fact-checking que nos hicieron con respecto a unas declaraciones mías del episodio pasado. Nos manda Sergio Guarín, arroba ya está pintón en Twitter, un pequeño fact-checking en donde dice, lo va a leer. En el episodio La caída de la economía, Santiago se refiere a la decisión de la Corte Constitucional de tumbar una medida propuesta en la última reforma tributaria, dice, lo va a leer. extrae petróleo o minerales en Colombia tienen una naturaleza ajena a lo tributario que hace que además de ganarse esa plata puedan deducirla de los impuestos que pagan, o sea, se ganan esa plata y la pueden sacar de sus impuestos, o sea, ganan doble. Santiago acierta en decir que las regalías no tienen naturaleza tributaria, pues más que un impuesto son un pago que hace un particular por usar recursos que son de la nación y que no son renovables. Las regalías tienen distintos modos de pagarse por parte de las empresas y de ejecutarse por parte del Estado que es quien las recibe. Se pagan en efectivo o en especie y se distribuyen en regalías de asignación directa que van para los municipios y otras que el Estado reparte a través de fondos. Pero no es cierto, como dice Santiago, que las empresas se ganen entre comillas las regalías. De hecho, las empresas entre comillas pagan esas regalías a través de un sistema altamente regulado, incluso en algunos casos anticipando los resultados de sus explotaciones. La discusión es si ese pago se puede o no deducir en el cálculo para pagar el impuesto de renta. La renta, que es un impuesto que se aplica a lo que las personas y empresas se ganan, es un impuesto que se cobra sobre el monto de los ingresos menos los costos. Pero hay un debate sobre si las regalías son o no un costo. La reforma tributaria defendió que las regalías no debían conceptualizarse como costos, sino como el pago de un derecho. Quienes apoyaron la tesis del gobierno, como Uprimli, hacen esta reflexión. Dos puntos. Si pensamos en que las regalías son un costo y permitimos que se deduzcan del impuesto a pagar, en últimas estamos bajando el costo de las regalías mediante el cruce de impuestos. Claro. Quienes se oponen, conforme a la normativa vigente, dicen, pensar que la regalía no es un costo es un contrasentido, pues la empresa debe incorporarla en sus cálculos de margen y ganancia como cálculo a bienes de capital, salario e impuestos. La discusión filosófica, jurídica, técnica y tributaria es muy interesante y en este momento quedan aún cosas por hacer por parte del gobierno si quiere seguir adelante con su idea. Incluso hay una beta que no he visto explorada. Si Ecopetrol paga más impuestos, al tiempo repartiría menos dividendos para sus accionistas, entre ellos el Estado, es decir, el Estado se mete plata en un bolsillo y se lo saca del otro. Sin embargo, lo que es claro es que las regalías las paga el sector privado y que lo hace dependiendo de las reglas impuestas por el Estado para ello. En la valiosa reflexión de presunto sobre las narrativas, calificar que la regalidad no las gana la empresa es una precisión relevante. Sergio, es una precisión relevante. Muchísimas gracias. Qu la inflación, pero la inflación, que es uno de estos asuntos esotéricos que no se explican y parece que no se mejoran ni se curan de la economía, pues son un puente entre las dos, pero se pudo haber entendido en algún punto que yo estaba hablando de la inflación como un fenómeno microeconómico, no, no lo es es macroeconómico, lo que pasa es que impacta el bolsillo, entonces uno lo siente mucho más cercano Más que una pregunta tengo un comentario y lo último de lo que quisiera hablar antes de empezar nuestros temas es de un episodio que publica María Gemena Duzán en su podcast a fondo que se llama Cuando la Política se hace desde los gabinetes del odio. Yo puedo hacer un contexto, porque justo el fin de semana estuve poniéndome el día podcastero, porque hice muchas órdenes en mi casa. Y esto viene de una saga más reflexiva, académica, de temas transversales, no necesariamente las últimas noticias de la actualidad, como es normalmente a fondo, porque son unos episodios que financió Luminate para ese fin. María Jimena lo dice al inicio, esto es una saga de por qué vamos a tener algunas reflexiones sobre asuntos que tienen que ver con democracia, medios, lo que está sucediendo en el ecosistema. democracia, medios, lo que está sucediendo en el ecosistema. Hizo otro con Catalina Botero sobre libertad de expresión. Y este es, ahí sí ahora, Santiago Rivas, por favor, sobre los gabinetes del odio. Pues es que lo de los gabinetes del odio me parece que termina siendo un caldo mezclado con las tajadas, lo comido por lo servido, que es muy loco. Entonces, ¿cuál es el gran problema y es que el centro del episodio es un par de libros de Mauricio García Villegas que es como el invitado principal a quien acompañan Caio Tandolini, el director del laboratorio de la política en Brasil y Catalina Moreno, coordinadora de inclusión social de la fundación Carisma para hablar sobre las dinámicas de tribalización y radicalización del discurso en las redes sociales. Pero entonces María Jimena empieza hablando sobre las emociones, porque los libros de Mauricio García hablan sobre las emociones en la política, eso es un tema per se interesante, pero luego María Jimena empieza a confundirse, a llamar a las emociones sensaciones, que no tienen nada que ver pero además trata de pegar la idea del nacimiento de los discursos de odio, de las emociones solamente, y me parece que da una perspectiva que es muy sesgada y demasiado generacional, o sea, es como ok boomer el podcast, porque es como no, es que las emociones en la política sí, que mal que la gente no pueda ser racional, y como, pucha, 400 años después, 300 años después, 300, 250, no sé cuánto tiempo tiene la democracia occidental moderna, tantos años después de discutir sobre política creo que ya tendríamos que tener muy aprendido cuál es el papel de las emociones y hasta qué punto eso no sólo no va a cambiar, sino que tendría que mejorarse de otra manera. Entonces creo que dan una perspectiva vieja para tratar problemas modernos y el mismo Mauricio García Villegas dice no, pues nosotros tenemos un cerebro de hace miles de años con una tecnología de hace 20 y es como sí, pero al mismo tiempo no. O sea, como ese análisis servía hace 10 años, digamos hace, pucha, en 2016 con las fake news, lo que sea. Entonces, ese análisis que hacen, que busca un poco condenar moralmente el uso de la emoción en términos de la política o que la gente recurra a sus emociones a la hora de tomar sus decisiones políticas, pero al mismo tiempo confunde lo que es un discurso de odio con un discurso chocante, con la desinformación solamente en defensa de quienes de verdad están expresando discursos de odio que están al alza, sin analizar el porqué del crecimiento de esos discursos y pensando que todo eso cabe todavía bajo la sombrilla de la libertad de expresión, sin entender la paradoja de Popper sobre tolerar al intolerante o sobre tolerar al que odia, como si fuera esta contradicción de muchas democracias liberales que lo único que ha hecho es contribuir al ascenso del autoritarismo fascista, es de verdad confundir el caldo con la estajada en un momento en donde de verdad no nos podemos dar ese lujo. Y creo que el primer problema, más allá de mi opinión o más allá de mis desacuerdos con el episodio, es que la confusión de términos hace que uno no sepa qué es qué. Pensar que el único responsable del ascenso del autoritarismo global son las emociones, como si las emociones fueran un fin o fueran la causa pero no fueran un medio como si esto estuvieran haciendo porque si o como si los discursos de odio no apuntalaran posiciones políticas y decisiones económicas de los países, pues me parece que es sumamente ingenuo y me parece que deja muy incompleto una discusión que podría ser muy provechosa y que termina siendo una oportunidad desperdiciada. Digamos que uno lo podría tomar como un inicio para charlar, pero sí hay que tener en cuenta cuando un mensaje que está construido en una narrativa de algún tipo de propaganda lo que termina es impulsando la violencia y se puede medir en términos de cuánto se atacan las sociedades por culpa de la raza o la religión o el género o la orientación sexual. Y creo que en todos esos niveles hay una cantidad de variables tan absurdas a tener en cuenta que es un tema súper interesante. Pues sí, es como un primer paso para hablar de los discursos de odio y cómo se fomentan en redes y cómo se fomentan desde la cultura. Sí, exacto. Es muy interesante y dentro de esa discusión yo recomendaría simplemente un hilo muy elocuente que escribe Alejandra Col, Col con doble L, su arroba en Twitter es Alejandra Colag, es decir, Col con doble L, A-G, y ahí pueden ustedes buscar, yo ya lo retuiteé, pues si les queda más fácil buscarlo por mi timeline, pero pues esa es la recomendación dentro de la conversación, que sí, efectivamente, Sara, es muy interesante. Sí, sí, sí. Si les interesa el tema, les podemos dejar también notas del Instituto Pointer y de muchos otros que están trabajando directamente en la construcción de narrativas, propaganda y, pues, el camino al genocidio, que básicamente es la conversación sobre qué significa el discurso de odio, no es solamente odiarnos y caernos mal en redes. Una larga historia de muerte y terror en ese país. La muerte del capo Pablo Emilio Escobar Gaviria, la tarde del 2 de diciembre de 1993, causó conmoción en Colombia y el mundo. Porque es hora de que el país pase de las suposiciones a las pruebas concretas y claras. Pero ¿sabían ustedes que una persona que... En Colombia, la personificación de todo lo que constituyen este tipo de individuos recae sobre la figura de un hombre que alguna vez fue considerado como uno de los más ricos del mundo, pero también quedó en la historia como uno de los más sanguinarios. Paulo Emilio Escobar Gaviria. Él dice que la oficina nació con él. O sea, él se creía empresario, se creía doctor, se creía un hombre de negocio. Obviamente era un hombre de negocios, ilegales, pero lo era. Y sí, él llamaba a sus abogados y les decíamos para la oficina o llamaba a sus sicarios y también era lo mismo. Nace ese día la oficina y 30 años después tenemos una estructura que puede tener unas 14 mil personas bajo su control. Yo creo que lamentablemente el tema del narcotráfico... En pocas fechas tenemos tan grabadas los colombianos como el día en que Pablo Escobar fue abatido en un tejado de un barrio popular de Medellín. La noticia a mí me cogió en un lugar de paso, escampando de un exilio forzoso que me había impedido volver a Colombia desde 1990, luego de que Pablo Escobar y sus socios le hubieran declarado una guerra al espectador, periodo con el que yo trabajaba, y de que mi hermana Silvia, también periodista, hubiera sido asesinada por ese nuevo paraejército del que nadie se atrevía a hablar. Y estas fechas cerradas siempre se prestan para efemérides de cubrimiento que permiten encontrar varias cosas. Comparaciones sobre cómo se hacía antes y cómo se hace ahora, replanteamientos de narrativas, recreaciones de los personajes. lo que hicieron los medios durante el fin de semana de este diciembre en Colombia sobre Pablo Escobar. Fue muy interesante desde muchas perspectivas sobre la construcción del perfil del personaje. Muchos usaron palabras como terrorista en sus titulares, otros usaron otras como narcotraficante y terrorista, la vergüenza, el mito, otros no, pero creo que hay como una historia sobre charlar quién es el personaje de Pablo Escobar, sobre todo para una reconstrucción también de la misma memoria de lo que somos como Colombia, que creo que también fue una gran reflexión que vi en muchísimos de estos cubrimientos, que más que noticioso, informativo, son muy, o creo que 100% editoriales. Y acá hay un tema de opinión muy fuerte y creo que eso es lo que nos convoca hoy para charlar este cubrimiento. Entonces, ¿cómo lo vieron ustedes? Pues yo vi eso. Varios lugares de enunciación evidentes. Es una efeméride de un relato que conocemos, que yo también creo nos habla de la narcolombia que habitamos. Entonces, no es nuevo, no es fresco, tampoco son los 120 años, no, son los 30 años de aquel 2 de diciembre del año 1993. Que yo creo que la cantidad de cosas que se han hecho, y me refiero a telenovela, libro, serie, camiseta, cómic, peluche, narcotur, súmenle todo lo que me hace falta decir ahí, nos ha permitido una reflexión desde muchas partes sobre lo que Pablo Escobar significa para la identidad colombiana, para la cultura, para Medellín en particular, para Antioquia más grande, para Colombia entera, lo que significa como una marca narrativa más grande para Colombia entera, lo que significa como una marca narrativa en el exterior, lo que su relato ha hecho, los coletazos de esas violencias que se transformaron y mutaron hoy en otras formas criminales de la droga, pero también del territorio en Medellín. Vivimos el coletazo, son apenas 30 años nuestra historia tan reciente, Son apenas 30 años nuestra historia tan reciente. Y lo que yo pude analizar en los titulares fue ya lo claro que es desde donde están parados. Y traje algunos ejemplos para hacerme entender mejor. Redmás Noticias dice, Pablo Escobar Gaviria, capo y figura hasta tu sepultura. Hasta arriba y todo. Y es, pues ahí hay una manera, ¿sí? Hay una manera de exaltar un poco su memoria, que no quiero, no estoy diciendo que están haciendo apología al terrorismo, no. Para allá hay un camino... Son las emociones, María Paula. No, no estoy llegando a ese extremo, pero alguna vez dijimos, por allá en un capítulo temprano de periodismo, de periodismo de presunto, nos referimos a ese proverbio sobre el periodismo que dice, pues claro hay una manera de decir, de informar que está lloviendo, de reiterar que está lloviendo y pues hay también una manera como de abrir la ventana y sacar el brazo y comprobarlo y decir, ah sí, me está cayendo gotas y está lloviendo. Y creo que lo de Pablo Escobar se notaron así como las tres columnas de el neutro que solo quiere quedarse en lo histórico y no tomar ningún partido, ningún marco de sentido. Que es raro igual no tomar como bando. Exacto, para llevar mi reflexión. El medio que sí lo quiere hacer desde un señalamiento, a mí me gustó mucho la columna de Marta Ruiz en la silla vacía, y los que quieren obviar un poco el tema, siendo, creo yo, la mejor apuesta la del espectador, ¿no? Que no solamente, pues, obviamente, siendo el espectador y por la historia que tiene con Pablo Escobar, es un relato que los atraviesa, sino que decide además ni siquiera nombrarlo, que me parece que es la copa de todas. En la portada no lo nombra. Ni en el texto, en ningún párrafo de... No vamos a poner la palabra Pablo Escobar porque llevamos sobrehablando de él mucho tiempo. Que era también necesario, o sea, hace parte del psicoanálisis social que hemos hecho. Que solo quería hacer una pausa con esta columna de María José Medellín Cano, que es la que acompaña la portada del espectador, que si ustedes no la vieron, es una portada que tiene 600... Nombres de las víctimas. Tiene 661 víctimas en la portada que ellos pues logran depurar, porque sabemos que las víctimas de Pablo Escobar son muchas más que estas 661. Y pues el texto que ella plantea acá que tú traes tiene algo muy interesante y es que no hace la efeméride de los 30 años, sino que hace la efeméride de 1986 con el asesinato de Cano. Claro, porque además María José hace parte de la familia Cano, está directamente relacionada con Guillermo Cano. La parte innovadora de cómo narramos esto de otra manera, es muy interesante ver cómo se pueden comparar esos dos diciembre tan distintos. Claro, y es, pues vamos a hablar de las víctimas, vamos a hablar de, vamos a darle un lugar en esta fecha cuando todo el mundo le va a dar un lugar a ese nombre y a esa figura que decía fue Redmask. Y ya para cerrar esta intervención voy a leer otros titulares que trae. Las huellas de Pablo Escobar quedaron en sus propiedades olvidadas. Meh, columna registro, columna dato rosa. Pablo Escobar, la historia, esto es del colombiano, me llamó la atención porque es el periódico de Medellín. Pablo Escobar, la historia de la bomba en el edificio de Mónaco que desató una guerra el tiempo. Y hay un gran registro fotográfico al que Marta Ruiz hace mención en su columna que dice esa sonrisa que todos hemos visto en uno de esos retratos que tiene uno es de la cárcel misma que es como la sonrisa con la que nos guiña nos ha guiñado a través de los años en la historia cuando le mencionamos. Pablo Escobar, el día en el que el capo huyó por la selva con su esposa embarazada de ocho meses, esto es Revista Semana, y está la Pablo Escobar resucitado, que es la columna que les menciono en la silla vacía, en Noticias Caracol el protagonista es el general Naranjo, Oscar Naranjo revela actas desconocidas de la cacería de Pablo Escobar. Porque lanzó su libro sobre Pablo Escobar y María Jiménez. María Jiménez lo tuvo ahí. Así es. Revista Semana, viva Colombia, murió Pablo Escobar, lo que cuenta el General Naranjo otra vez. Y Infobae retoma otra vez al General Naranjo en estas fotos dobles, siempre muy mal montadas. Pablo Escobar dejó una herencia maldita, Oscar Naranjo revela detalles de la caída del capó tiene una suerte de dramatismo de melodrama, creo que realmente la gran diferencia la supo hacer como en otras oportunidades también lo ha hecho el periódico El Espectador Sí, hay una cosa que quisiera mencionar como para que lo charláramos un poquito y es una de las figuras del cubrimiento o el análisis de esto de Pablo Escobar fueron todos estos elementos de la cultura pop. Yo creo que ningún periodista se quedó sin tratar de desentrañar por qué demonios hay tantas camisetas. O sea, a todos les funciona como una herramienta narrativa para empezar a hablar. Incluso María Jiménez se lo pregunta al General Naranjo, Juan Diego Quesada en El País América también dice como por qué hay peregrinación a estas tumbas. Y creo que, no sé, aquí hay como una reflexión editorial sobre la figura de Pablo Escobar que creo que vale la pena que nosotros como que charlemos un poquito. Cómo se construye este icono pop, porque siento que no es simplemente decir como no, es que Netflix lo volvió famoso, siento que es algo más que eso no sé ustedes qué opinan y aquí los traigo al editorial, más que a lo que dijeron los medios. Creo que hay que evaluar varios elementos porque existe como una condena moral mainstream a la exaltación de las figuras de narcotraficantes en nombre de lo que se supone que es moralmente bueno y hay muchísimas consideraciones que tienen que ser hechas al respecto de eso y mucho de eso es lo que finalmente permea la fascinación que el mundo entero siente por Pablo Escobar ¿no? Y por los villanos en. Y por los villanos en general. Y por los villanos, pues claro, porque además esto viene mucho desde Estados Unidos, un lugar que en sus películas del viejo oeste, en sus westerns, celebra la figura de los grandes forajidos y de los bandidos, y los celebra como personas que de repente simplemente se opusieron al establecimiento de una serie de... Pero yo no sé si celebran. Sí, es decir, a mí me parece que sí por varias razones. Primero porque sí hay una base de pensamiento libertario, del mismo libertarismo que termina trayéndonos una figura como Javier Milley al mundo, que cunde en Estados Unidos, que hace parte de los pensamientos revolucionarios de Estados Unidos, que tiene muchas manifestaciones y esa sensación también está montada sobre la fascinación por forajidos. Entonces esa fascinación es al mismo tiempo condenatoria y celebratoria y eso es un poco lo mismo que pasa con Pablo Escobar, pero eso no pasaría si no estuviera celebrado también por la gente en Colombia. Eso no pasaría si no estuviera celebrado también por la gente en Colombia. Y existe un moralismo muy grande, no injustificado, sobre la figura de Pablo Escobar, pero ofreciéndoles la misma humilde herramienta de análisis que les ofrecí en varios episodios desde hace unos meses. ¿Cuál es tu oferta de análisis, Santiago? Todo es verdad. Es que todo es verdad. Ese es el problema. Entonces, claro, me parece que la mejor apuesta es precisamente la del espectador porque toma partido en favor del momento final de Pablo Escobar, que fue un largo momento final, pero digo, es su etapa posterior, cuando revela lo que es finalmente y aquello a lo que aspira. Y ese mundo que nos dejó Pablo Escobar es un mundo que todavía padecemos y que todavía padece el espectador muchas veces y que todavía padece la política colombiana y que nosotros nos empeñamos en negar porque para nosotros sería importante que esa historia hubiera acabado, pero al mismo tiempo no podemos salir de ahí, porque no podemos salir de las narconovelas porque no hemos tramitado eso. Uno es como cuando uno tiene un tema en familia del cual no puede dejar de hablar y uno parece que ya finalmente lo superó después de la pelea, la pelotera, dejó de hablarse dos años con sus hermanas y cuando vuelve a hablar, vuelve el berraco problema y ese problema hasta que no se tramita, no sale y un poco las narconovelas son eso, no como no logramos tramitar qué es lo que pasa. Claro, pero hay algo que a mí me parece como sobre todo interesante, si alguien quisiera hacer una tesis de comunicación al respecto sobre estas historias, y es desde esta columna del espectador que en serio es muy bella y muy sentida, o la misma María Jimena Duzán en su podcast, es como no puedo creer porque la gente se reconoce en un personaje así. Es que es inaudito que aún con todas las pruebas de frente todavía sigan personas vendiendo camisetas con su rostro. Y yo siento que esa anulación de las preguntas sobre qué significa nuestra relación con el narcotráfico desde la cultura, pues invisibiliza un montón de discursos que si alguien de una sociedad que en serio vivió eso o sea, nosotros vivimos eso, creo que a mí sobre todo me parece muy interesante pero creo que es parte también como de una moralidad en la que se habla de, es que nosotros que si ya entendimos jamás compramos una camiseta de Pablo Escobar, cosa que no pasa en la columna de Juan Diego Quesada para El País donde él hace pues un reportaje que tiene algo de opinión en el que menciona pues que el tema de los turistas también está basado por el espanto y que explicar el turismo a partir de encontrarse con un monstruo no es solamente una como glorificación del personaje. Hay una obsesión Posturas. Hay una obsesión por las mentes criminales. Sí, sí. Nos encanta ver Criminal Minds, CSI, La Ley en Orden. Sí, los podcasts de True Crime. Son los más escuchados en el mundo. Sí. Pues la serie de Netflix de este asesino en serie. O sea, existe un... Exacto, exacto. Para llevarlo más allá de Pablo Escobar, yo sí creo y lo demuestran muchas producciones y demás, que la condición humana, ¿no? lo que tenemos por dentro, el morbo que nos despierta a todos, tarde, a partir de muchos ejemplos, de muchas actuaciones, ver como los límites, incluso horribles, de nuestra propia condición. Sí, como una catarsis de lo peor que somos. Sí, y nos da morbo, nos despierta, y es como ese asesino en serie, entonces pongo en Netflix la del violador, la del asesino, la de los... Y creo que Pablo Escobar se suma a esta lista, que se convierte en un fetiche, y que más allá de las producciones audiovisuales que ya mencionamos, en la historia colombiana, pues es un hombre común, es un hombre común, se ha vendido la historia como, creo que Marta lo menciona así, como un vecino cualquiera. Es un hombre que podría ser cualquiera. Claro. No es alguien que nació en una cuna de oro, no es alguien con unas habilidades extraordinarias de algo, de otra cosa. Es alguien que en su infancia pasó como cualquier insignificante. Todos podríamos serlo, pero no lo somos. Pues en muy pocos años, porque además su vida, ¿no? Su vida pública es muy corta, es muy corta, es una década. Sí. Por supuesto, transformó las dinámicas de este país de muchas formas, pero a mí me gusta el juego que hay alrededor de su personaje. No le ha pasado lo mismo a los personajes del cartel de Cali. Hoy en día no tenemos esas figuras o esas estructuras tal vez tan verticales que ponen en la punta de la pirámide específicamente a alguien. Hoy tenemos como capitos, pequeños capitos, y ninguno es una figura que envuelva tanto, como tanto fanatismo alrededor. alrededor. Voy a leer un pedacito para cerrar porque me llamó de la columna de Marta Ruiz que me pareció muy interesante y es en aquel diciembre, o sea, ahorita hace 30 años, se creó la ilusión de que renacía un estado que estaba arrodillado y corrompido hasta el tuétano. Y para mí siempre es el recuerdo de esa foto horrorosa, triunfante, entre un cadáver donde están como la DEA agachada y la policía en un tejado celebrando a este hombre muerto, que además es muy parecida a la imagen que hay después del hipopótamo descendiente, de uno de los hipopótamos que él trajo en el río Mag. Sí, esta metáfora, pues, ¿no? Hipopótamos, la manada que tenemos absurda de hipopótamos. Que es como solo una patica de lo que ha sido esto. Era el triunfo del bien sobre el mal. Que son estas otras historias que nos gustan. Nos encanta ver de Scooby-Doo a Criminal Minds porque al final, en este tipo de melodramas, suele triunfar el bien. Y el comienzo de una nueva era. Ilusión que se evaporó a lo largo de la siguiente década, todos los días. Escobar murió y el narcotráfico siguió creciendo como una maleza, porque al momento de su caída él ya no era el dios de ese reino. Marta Ruiz también la citan en el país y ella menciona, Pablo dice, Pablo está vivo porque tiene mucho que decir de la sociedad colombiana lo que muchos en mi generación querían, que era ser ricos, y esa charla a mí me parece muy interesante o fundamental para comprender las narrativas del cubrimiento de Escobar, obviamente la del victimario y las víctimas, pero también la de su adoración o su lugar o su permanencia en la figura popular colombiana y no solamente atribuírselo como lo he visto en algunos análisis a que es que les hicieron el patrón del mal y luego lo hicieron el narco y por eso es que la gente lo ama. Obviamente eso potencia, eso se llama contenido para turismo y todos sabemos cómo funciona y por eso uno quiere ir a Nueva York al apartamento de Friends. Esas cosas pasan cuando en la televisión se cubren, pero al mismo tiempo no es la única razón por la que un personaje como Escobar tiene las visitas que tiene o se cubre como se cubre. Pues es que hay un asunto ahí que me parece que está en el fondo de todo y es la lucha de clases. Es decir, el narcotráfico es una manifestación excéntrica, estrambótica, ruidosa y grandilocuente de la lucha de clases y un episodio muy extraño en la lucha de clases latinoamericana que estamos viendo además reproducirse de manera fidedigna o fiel a eso en el narco mexicano, por ejemplo. Incluso de una manera que es sanguinaria a gran escala. O sea, incluso bajo esos estándares o sobre esos estándares, Escobar sigue siendo una figura especialmente sanguinaria. Entonces, claro, es difícil decir esto, pero Escobar cumple con muchos patrones que le funcionan muchísimo a la cultura colombiana por un lado dentro de lo que es socialmente aceptado en general Escobar es un paisa, no es un vago amante de la figura materna, devoto de Dios y de la Virgen que utilizó y popularizó el uso del Renault 4 es decir que se pegó de una tendencia, pero es un tipo echado para adelante, pero es que además, es decir, es que un vago no era, como él se levantaba temprano y si era una cosa de llevar su cargamento... Apulsó, apulsó se hizo. Sí, pues es que si era atravesar la frontera con Ecuador en el Renault 4... Colombianísimo, nada más colombiano. Y si era él pararse a hacer la lista de esto o aquello, entonces él lo hacía y además se quiso meter en política entonces lo hizo por el bien de la comunidad y si era construir entonces una urbanización entonces lo hacía, pero entonces o sea, mal trabajador no era era un tipo trabajador, y existe una moral del trabajo que está muy ligada a la cultura colombiana, que es un país muy poco productivo, pero al mismo tiempo muy madrugador y muy devoto a la explotación laboral la cultura colombiana, que es un país muy poco productivo, pero al mismo tiempo muy madrugador, y muy devoto a la explotación laboral, ¿no? Como le parece, ¿no? Miren el escándalo que hicimos cuando el lema de Francia en campaña era vamos a vivir sabroso. Entonces, ¿vivir sabroso qué es? Dejar de trabajar, empezar a levantarnos a las 11 de la mañana, ¿qué? Nita terapia, ¿no? Entonces, esta cosa loca del cómo se les ocurre que vamos a empezar a vivir sabrosos y lo que hay es que trabajar. Entonces Pablo Escobar era un poco el espíritu del trabajo. Luego, después fue que llegó la idea del dinero fácil, porque en ese momento no se sabía, pero además Pablo Escobar era un referente de la lucha de clases y lo fue en el momento en que Semana, yo creo que todavía perplejos y todavía sin conocer el todo del personaje Semana Previcky, aclaro, pues porque la Semana Postvicky saca una nota de los números que están en la tumba de Escobar y que la gente cree que tienen poderes para el chance, pero la Semana Previcky en ese momento en los ochentas hacía una nota de el Robin Hood colombiano. Y el Robin Hood colombiano, que era efectivamente un bandido, como Robin Hood, parecía que estaba dándole, después de robarle a alguien, le estaba dando plata a los pobres. Y, pues ahí hay un asunto en donde de verdad es muy difícil ensalzar la figura de Escobar, no es lo que yo pretendo hacer, es un victimario, por eso insisto, la apuesta del espectador me parece la más acertada en la medida, tomar una posición, hacer una revisión histórica a la luz de las necesidades de las víctimas, pero además de las verdades que emergieron con el tiempo sobre Escobar, y también tratando de ver el mundo que nos dejó Escobar y que nosotros no hemos tratado de escapar, por mucho que lo neguemos, pero lo otro es que Escobar y el narcotráfico en su momento fue la única manera de escapar a la desigualdad gigantesca que está atravesando toda la geografía colombiana y que está manifestada en todo tipo de empobrecimientos atroces, gente que todavía en el siglo XXI vive en casas con piso de tierra, que no tiene agua potable, que no tiene acceso a un baño piso de tierra, que no tiene agua potable, que no tiene acceso a un baño en donde cagar, que no tiene lugares donde comer ni comida que comerse, que no tiene una mesa, que no tiene un trabajo. Gente que no tiene de verdad en donde caerse muerta, pero que además vive sujeta de una narrativa de clase que un poco las conmina a quedarse ahí. Tuvieron durante un tiempo una serie de figuras que aparentemente a pulso se erigieron en ídolos de la reivindicación social. Antes de saber que eran unos asesinos, antes de los carrobombas, antes de todo Pablo Escobar le daba conciertos gratis a la gente que no tenía un peso para ir a un concierto en Medellín. Les empezó a dar casas y urbanizaciones y parques y lugares en donde vivir. ¿Y tú entiendes que esa sea la línea de cubrimiento? Pues claro, es que el narcotráfico fue la única muralla que detuvo por un momento la desigualdad colombiana y al mismo tiempo el clasismo colombiano fue la única muralla que detuvo el narcotráfico. Muy solapadamente porque muchas familias de clase alta se metieron en negocios con narcotraficantes que estaban buscando validarse dentro de la clase alta. Parte del asunto es precisamente que el clasismo introdujo al narcotráfico, a los narcotraficantes en una dinámica de mimesis de clase en donde ellos trataban de pertenecer a los clubes sociales y cuando no los aceptaban replicaban exactamente la arquitectura de los clubes sociales en su propio club o trataban de hacer un fasto y una ostentosidad que lo que hizo fue devolver a la fachada de esta clase super alta a decirle a los narcotraficantes es que el problema no es cuánta plata tengas sino que tú no eres un Olguín Urrutia es que si tú fueras Tolita de Pungilupi, de Olguín Urrutia, Sanz de Santa María, nosotros te acogeríamos si no tuvieras un peso, pero tú que tienes tantos millones, no te vamos a abrir la puerta. Y eso, ese esencialismo clasista, racista a morir de la clase alta colombiana, terminó siendo un poco la razón por la cual se logró desintegrar ese gran narcotráfico de los grandes capos que tanto fascina todavía quienes escriben guiones y terminó convirtiendo a los narcos en una clase mucho más inteligente de alguna manera que sin tener grandes o pues tan inmensas fortunas, logra gestionar una riqueza de maneras mucho más cautelosas y mucho más camufladas que nosotros nos permitimos en nombre de la morronguería colombiana todavía negar cuando está claro que esa plata todavía está ahí, que existe y que adopta muchas formas, pero además la bonanza cocalera de los carteles de Medellín y de Cali fue una segunda fase de una primera bonanza que fue la bonanza marimbera de los 60 y 70 en el norte, en la costa, en la Guajira, que fue parte de lo que subió Alfonso López Miquel Sena a la presidencia y que generó lo que se llamaba en su momento la ventanita siniestra, que era un lugar en donde el Banco de la República cambiaba activos. Es decir, se decía lo que es presunto, pues por si sigue vivo alguno de esos señores, lavado de dinero en nombre de la regularización de unos fondos que igual estaban ahí, en un fenómeno que todavía no se conocía, porque esto además es paralelo al nacimiento de la narrativa de la guerra contra las drogas, que es Nixon del 71. Hoy uno puede ver si los medios están haciendo un ejercicio más de la figura y del ícono y del fetiche, o si están tratando de pararse, digamos, en lugar de las víctimas. Pero ese 2 de diciembre del 93 era innegable y era un hecho noticioso que había gente en Medellín llorando la muerte de Pablo Escobar. Y los videos existen. Sí, datos. Y eso era hecho noticioso que había gente en Medellín llorando la muerte de Pablo Escobar. Y los videos existen. Sí, datos. Eso era una noticia. Un ataúd, creo que mucha gente tiene ese rile en la cabeza, es un ataúd que está siendo cargado por muchas manos, que han llegado al lugar donde ha sido velado y que están genuinamente tristes. Las víctimas de Pablo Escobar también habían sido protagonistas de marchas en esta ciudad, en la plaza de Bolívar, llorando a las víctimas de Pablo Escobar. Pero el día que él muere, eso también vuelve a pasar. Era un país que lloraba en sus plazas todo el tiempo, todo el tiempo, porque aquí mataban tres candidatos en una lección, porque aquí explotaba un avión, porque aquí un centro comercial explotaba, porque en Medellín moría la gente todo el tiempo. Entonces fue una década espantosa, pero incluso su muerte fue llorada. Y en ese momento los que habían recibido casa, las personas que lo seguían, las personas que lo veían, a pesar de lo que estaba pasando, también lo lloraron, y eso fue noticia. Hoy, pues mucho ha pasado porque además hemos tenido al Pablo Escobar hasta en Portuñol, como que gonorea parce. Decía Moure, que es un gran actor, hizo un gran papel, a pesar de su acento, hizo una gran encarnación de... Pero tenemos la versión de Los agentes de la DEA, la versión más colombiana, que empezó además tímidamente, la primera novela que se atreve a tocaró gran parte de esa telenovela en la hacienda Nápoles, o sea, en los lugares reales donde han sucedido episodios de nuestra historia. Se pidió permiso para esto, pero Marlon Moreno, si recuerdan al capo, era un capo que estaba inspirado en las mafias italianas, pero no se parece a nuestros narcos. Y muy rápidamente llega el patrón del mal, que dice, ahora sí, lo vamos a hacer, y hacen una construcción de guión, incluso con familiares de víctimas, que es un ejercicio impresionante, y nos ponen en la pantalla la historia. Yo me senté con mis papás a ver el capítulo, ciertos capítulos de ciertos sucesos que era como, hay unos que tenemos en Bogotá, en Medellín será incluso peor, muy, ¿qué estabas haciendo el día que sonó la bomba del DAS? ¿Dónde estabas cuando escuchaste la noticia de Guillermo Cano, por ejemplo? ¿No? Como hubo otras de... El Centro 93, el avión... Sí, incluso el Palacio de Justicia. Entonces, todo esto que estaba siendo representado en la novela era un ejercicio de catarsis, de sentarse. Uno es como frente al televisor. Ante ninguna novedad, todo el mundo sabía lo que iba a pasar ante la pantalla, no era innovación. Eso pasa con las biopics o los proyectos basados en la vida real. A ver, otra vez, pero era algo tan cercano y tan reciente, porque es que no es 1948. Sí, 1984, asesinato de Lara Bonilla, 1982, cuando el tipo... 89, Galán, ¿sí? Entonces, era como, esto es aquí nomás, ¿sí? Mis papás lo tienen fresquísimo en la memoria. Y estamos todos sentados en familia comiéndolo. Deliciosos espaguetis tragándonos nuestra propia historia en la novela de las 8 de la noche. Para mí es todo un reflejo también de una generación que, pues, los que vimos mucha televisión, crecimos con una hora de noticias de un minuto y medio, que era como una película, y luego la película de la novela, que llegó de la novela costumbrista a la novela narco, a plantear un encuentro con la historia. Sí, y al mismo tiempo, recuerdo que en Canal Capital y Centro Ático sacaron un proyecto documental que se llamaba Las víctimas de Pablo Escobar, que se componía de 13 capítulos de una hora más o menos cada uno, que trataba de hacer no contranarrativa lo que estaba haciendo el patrón del mal yo estoy segura que en Canal Capital sí pensaban que estaban siendo muy contranarrativos pero al mismo tiempo era muy complementario más bien. Que a mí también igual me parece muy problemático cuando la gente cree que lo que viene es el dramatizado real. Cuando no es tan así, debería, pero bueno, eso es una conversación que tendremos en otro podcast de cultura y lo que sea. Y al mismo tiempo estaban pasando las víctimas de Pablo Escobar en Canal Capital, mientras pasaba Escobar, el patrón del mal, incluida sus víctimas de Pablo Escobar en Canal Capital, mientras pasaba Escobar el patrón del mal, incluidas sus víctimas. Claro, incluidas sus víctimas y con las víctimas un poco diferente, que eso es también un esfuerzo que se ha hecho y que ahora además, ahora que tenemos una jurisdicción de justicia restaurativa, yo creo que una de las claves del éxito de Pablo Escobar como figura una de las razones por las cuales Pablo Escobar duró tanto tiempo sin estar siendo perseguido totalmente o metido dentro de un esquema de blanco y negro es porque Pablo Escobar durante mucho tiempo fue entendido como un bandido no comunista es decir pese al cuento del Robin Hood y de esta posición mía acerca de la lucha de clases convertida en esfuerzo bélico por parte de lo que fue primero el narcotráfico y luego el narcoterrorismo estaba que uno de los enemigos acérrimos del cartel de Medellín y de Pablo Escobar eran las FARC y la guerrilla en general se dedicó a darle bala y se registraron durante los noticieros de los 80 y comienzos de los 90 enfrentamientos que ponían a las FARC como uno de los principales verdugos de los operativos o de los operantes o de quienes trabajaban para el cartel de Medellín y eso fue una narrativa que incluso permea fases de nuestra historia moderna y que es importante reconocer por muchas razones, porque es que el narcoterrorismo guerrillero o las narcoguerrillas vinieron después precisamente porque en ese combate constante con el cartel de Medellín se fueron encontrando poco a poco cocinas y cultivos que fueron los que fueron cooptando y agarrando las guerrillas para financiarse que le permitió a las FARC, por ejemplo, reducir, no del todo, no en defensa de, pero digo, reducir el secuestro como forma de financiación, cosa que el ELN en un principio no dice que todavía sigue esgrimiendo el secuestro como una forma de financiación. o el enfrentamiento comunista permitió que durante mucho tiempo se viera como un elemento aceptable de la sociedad a un, entre comillas, empresario, un polémico empresario como lo fue Pablo Escobar en su momento antes de volverse obviamente él mismo un victimario serial. En el momento en el que se forja la constitución del 91 se pone prelación y la razón por la cual se mete a la policía dentro del Ministerio de Defensa es precisamente con el objetivo de combatir el narcoterrorismo, que era el fenómeno de violencia más urgente y más apremiante de ese momento, solamente para que años después, con las negociaciones del Caguán, no tantos años después, es decir, siete años después, ocho años después, con las negociaciones del Caguán, planteadas por Pastrana, y tras todos los asuntos que vinieron antes de la muerte de Pablo Escobar, después con las negociaciones del Caguán planteadas por Pastrana y tras todos los asuntos que vinieron antes de la muerte de Pablo Escobar, es decir, la captura de Pablo Escobar, el encierro en una cárcel que más o menos era de su agrado una cárcel de entre comillas máxima seguridad, el fracaso que eso supone para el Ministerio de Defensa de Rafael Pardo en su momento y para el gobierno de Gaviria en total que fue lo que después llevó al operativo en donde, utilizando inteligencia ciudadana tal como lo utilizó Pablo Escobar en su momento, pagando recompensa por policía muerto, utilizando las redes de taxistas y utilizando las redes de policías y utilizando infiltrados lograron finalmente matarlo. Luego de toda esa historia, las negociaciones, la reducción de los carteles del narcotráfico y del cartel de Cali en el gobierno de Samper llevan a que en el gobierno de Pastrana las negociaciones con la guerrilla, la falla de la guerrilla en aparecer, por algo que realmente es responsabilidad de Pastrana, nos entreguen como un heredero de esa pelea y con unas prioridades completamente renovadas, el gobierno de Álvaro Uribe, como un frente de lucha contra lo que en ese momento ya eran narcoguerrillas. Y era una guerrilla muy grande, muy inflada, gracias en parte a los dineros del narcotráfico. Pero Pablo Escobar en su origen era una figura que luchó o que terminó siendo enemigo de unas guerrillas que no eran vistas como un gran problema porque para el momento de las bombas y de los carrobombas fue cuando se hizo finalmente la constitución del 91. O sea, el arco que alcanza a ser la figura de Pablo Escobar, desde un tipo generoso, demasiado generoso, que participa de la política, que tiene un escaño en el Congreso, que después se vuelve un tipo cuya plata tiene orígenes dudosos, que después se vuelve un agente violento y después un victimario serial, un asesino serial que pone carro bombas, que tumba aviones, que asesina policías a convertirse en el capo de todos los capos y en lo que en algún momento se alcanzó a llamar el hombre más poderoso del planeta Tierra, que no se sabe los alcances de su riqueza y que su excentricidad no tuvo límites a ser una persona perseguida finalmente por la justicia, dejó en cada una de esas facetas una estela narrativa y cultural y un trauma y una herida en la historia colombiana que tiene muchas caras distintas y que nos hereda tantas cosas como la lucha contra las FARC, como el gobierno Álvaro Uribe, de quien se dice que tiene vínculos con a mí, no me importa eso, a mí me importa es que el momento en el que se hablaba del narcoterrorismo en un momento se hablaba de Pablo Escobar y luego se hablaba de las FARC y todo eso tiene una línea narrativa que es verdaderamente muy compleja y que nos ayuda a entender por qué en un principio que sobrevive hasta este momento de las camisetas y los hipopótamos y la hacienda y las atracciones turísticas del edificio Mónaco, se sigue hablando de la figura de Pablo Escobar con cierta fascinación, aunque sea una fascinación temerosa. Sí, algo que quisiera nombrar en el cubrimiento es el papel del periodismo reconstruido ahorita en 2023. del periodismo reconstruido ahorita en 2023, los periodistas contando dónde estaban, cuándo estaban cubriendo, creo que es una faceta igual de espectacular como cinematográfica. O sea, imaginar a estos periodistas cubriendo estos atentados, enfrentarse a la muerte y a las decisiones éticas de tomar la foto o no tomarla, o de subirse o no al avión, o de hablar de él o no para terminar asesinado. Sí, y entonces hay una columna de Daniel Coronel en la que se llama A lo Pablo, en el que reconstruye una escena muy cinematográfica de una decisión que ellos tomaron para mandar a un periodista que iba a acompañar a la familia de Pablo Escobar cuando él decide sacarlos del país a días de su muerte. Y es toda esta historia del periodista siguiendo a la familia de Pablo, tratando de hacerles preguntas, Pablo Escobar llamando a Daniel Coronel a amenazarlo. Y creo que todas estas historias valen mucho la pena porque en el marco de lo que hace grandiosa la columna del espectador y su portada, es obviamente el relato que el director del espectador también hace de cuál era su lugar cuando todos estos jóvenes practicantes y periodistas decidieron salvar al espectador y en medio de los escombros sacar la portada del día siguiente diciendo que aquí seguimos. Y eso se siente heroico como en una construcción de la valentía que es sumamente dolorosa y que cuando yo estaba como acercándome a ese cubrimiento, pues te rompe el corazón y te rompe la garganta porque es muy duro también recordar estos héroes valientes, pues como esa construcción del mensaje de la valentía de quienes siguieron luchando a pesar de, y creo que ese cubrimiento hacia los periodistas es muy, muy bello, y para eso quisiera, los dejo obviamente como siempre las notas del episodio, recomendarles un pequeño documental que hicieron Sebastián Cota y Valentín Arango, que se llama De Cero, la vida después de resistir el narcotráfico, que acompaña, es como la versión multimedia que acompaña la portada física, en el que se mencionan varias historias de víctimas, entre estas el periódico y entre estas la familia Cano, pero sobre todo el periódico, o sea, como una historia de que las víctimas son personas, pero también... Fue el periodismo, la bomba a las instalaciones, el periódico sufre... Entonces véanlo porque les quedó bastante respetuoso, es muy bonito, más que unas animaciones muy divertidas, ahí se las dejamos. Pero siento que parte de esta historia contará Pablo Escobar es también contar a los periodistas que lo cubrieron. Y que eso es lo que uno admira y se sorprende de ver, cómo pueden después de 30 años, porque todos los años se hacen historias de Pablo Escobar, el día de su muerte, logren sorprendernos 30 años después. Porque se pueden hacer cosas distintas. Por eso cuando uno se encuentra para ganar el chance y la lotería estos son los números de teléfono que utilizaba Pablo Escobar uno se quiere dar contra las paredes como no puede ser estos enmarcan el periodismo de servicio que te dice no, es verdad que te dice como estos son los números de barrios donde van a haber cortes de agua mañana esto es el pico y placa de mañana. Entonces, estos son todos esos números que te dicen cosas. O, ¿cuándo abren las oficinas para hacer el trámite de la cédula? Y de pronto uno se encuentra con esto y te va a leer. Tiene todas las cifras. ¿Qué quieren saber? Es súper útil. Pongan atención. La fecha de su nacimiento, 0-1-12 del 49. Fecha de su deceso, 0-2-12 del 93. Fecha en la que ingresó a la cárcel la catedral, 19-06 del 1991. Estatura de Pablo Escobar, 1-67. Era bajito. Número de la tumba en la que fue sepultado, 0-32-71. ¿Puedo seguir? Está el número de la cédula, el número de la casa en la que fue abatido. Y es como ¿esto por qué? ¡Es noticia! ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Me encanta que lo enmarcaras en Periodismo de Servicio, el próximo festival, Gabo, la charla sobre Periodismo de Servicio, y pues arrancamos con esto. Eso es Periodismo de Servicio, cuando podría ser simplemente literatura, porque eso es al servicio a la depresión, sí. Pues, es decir, es que es tan absolutamente ridículo que podría ser solamente realismo mágico y de ahí nos podríamos pegar, pero que al mismo tiempo, de cara a la muerte, al horror, al exterminio de los enemigos, a las bombas del DAS del Centro 93, a las recompensas por la cabeza de policías impuestas por una sola persona que como toda la gente con poder en nombre de su poder trabajó para conservar su poder, pues es ofensivo. Y creo que el contraste con lo que hace el espectador es lo que termina mostrando la realidad de algo que seguramente ha salido mil veces porque esa nota es la nota de cuánto cuesta viajar en Semana Santa, lo que sale todas las Semanas Santas. Sí, entonces salimos de este cubrimiento con nuevo libro del General Naranjo y exclusivo el informe secreto del operativo. También, pues obviamente el cubrimiento de la familia en que está, eso también pasó mucho. La figura pop, ¿por qué diablo sigue siendo una figura pop? Yo creo que se lo pregunto la mitad de la prensa. Con las pavientas. ¿Por qué? ¿Por qué somos tan ignorantes? ¿Por qué? Y bueno, una pregunta sobre lo que nos dejó roto. Este fenómeno de la violencia, del narcotráfico. Que en serio, yo creo que si uno hace una retrospección familiar, el dolor de todas las familias colombianas está ahí tanto los que tuvieron personas que estuvieron en el narcotráfico como los que fueron víctimas, como los que fueron víctimas y por eso terminaron en el narcotráfico es como un ciclo sin fin de victimarios, víctimas que siento que los periodistas pues están bandeando sobre todo para poder hacer un cubrimiento que surge 30 años después pero surge 29 años después, pero también 28 años después y esto pues no tiene fin. Pues muchas gracias Santiago. en sus puros, puros inicios del paramilitarismo, que el paramilitarismo tenga una raíz tan pegada al narcotráfico y que al mismo tiempo la foto de la Operación Orión, que es la que entró supuestamente a sacar, sacar con grandes comillas y muy con pinzas, a los bandidos de los barrios, que son los barrios en donde estaban los sicarios que estuvieron al servicio del narcotráfico, fuera una operación orquestada y dirigida también por Paracos. Es decir, como una de las herencias del narcotráfico termina por expulsar en nombre de esa misma lucha de clases, pero al contrario, extirpar de los barrios pobres y de la vulnerabilidad del empobrecimiento aquellos resquicios de la violencia narcotraficante que finalmente terminaron empleándose porque era la mejor opción laboral en un momento en el que de verdad no parecía haber esperanza para una porción gigantesca de la población de Medellín que estaba precisamente en los barrios y en esas comunas que terminaron siendo completamente estigmatizadas como la Comuna 13 que todavía carga encima ese estigma y que no ha terminado de llorar, ni ha terminado de encontrar, ni ha terminado de enterrar a sus muertos. Y eso también es herencia de Pablo Escobar. Tenemos un mundo que todavía, así como Kissinger, el mundo que estamos viendo, todavía es un poco el mundo que nos dejó Pablo Escobar y eso tenemos que afrontarlo. Y más allá de la pregunta aspaventosa de por qué sigue siendo un icono pop tendríamos que preguntarnoslo tal vez sin el tonito vamos a ver por qué es que de verdad sigue siendo un icono que genera fascinación porque ahí están muchas de las claves de lo que nosotros estamos escondiéndonos a nosotros mismos como país si somos esa narcolombia que seguimos llorando esos muertos porque la vida aquí vale poco muy poco y eso lo tenemos como demostrar de dolorosas maneras tenemos, yo creo que círculos o redes de personas que el narcotráfico ha impactado de alguna manera, a todos nos ha atravesado, pero yo creo que uno no cuenta nunca como tres, cuatro personas en sus círculos más cercanos que tenga un relato muy cercano, muy en su cuerpo, en su familia, sobre el narcotráfico. Siempre estamos allí y, por supuesto, pues su figura explica un momento, una década, pero ni inició ni murió con él. Y yo soy Sara Trejos. Nos escuchamos en una próxima oportunidad. ¡Chao! 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