Desperté después de 8 años en coma - invitada: Jennifer Vásquez

Desperté después de 8 años en coma - invitada: Jennifer Vásquez

06 de nov de 2024

En el episodio de esta semana de "Vos Podés el Podcast", Tatiana nos presenta la increíble y conmovedora historia de Jennifer Vásquez, una mujer que desafió la medicina con el poder de su mente y su fe. Jennifer se comunica con el mundo a través de la frecuencia de su corazón, después de haber pasado ocho años en un estado de síndrome de enclaustramiento casi total. Su historia es un testimonio de resistencia, fe y el impacto del amor y apoyo familiar.

Capítulos

El inicio de un proceso inesperado

Jennifer estaba en su primer semestre de universidad, llevando una vida activa y social. Sin síntomas previos, comenzó a experimentar un inexplicable cansancio muscular que deterioró rápidamente su salud, llegando a quedarse completamente paralizada.

La comunicación a través del corazón

Después de varios diagnósticos erróneos y tratamientos infructuosos, Jennifer cayó en un síndrome de enclaustramiento. Durante este tiempo, su única forma de comunicarse con el mundo exterior fue a través del aumento de su frecuencia cardíaca, algo que una de las enfermeras captó, permitiéndole transmitir necesidades básicas.

Un despertar milagroso

Ocho años después de haber empezado este calvario, en 2013, Jennifer experimentó una recuperación gradual pero rápida e inexplicable para la medicina. Recobró movilidad y comenzó a hablar de nuevo, sorprendiendo a todos, incluido el personal médico.

La fe como motor

Jennifer encontró en su fe cristiana la fuerza y consuelo que necesitaba durante sus años más difíciles. Esta fe inquebrantable y el apoyo constante de su madre fueron centrales en su proceso de recuperación.

Nuevos comienzos

Jennifer no solo recuperó su vida, sino que se ha convertido en un símbolo de superación. Actualmente estudia psicología y trabaja en un proyecto para fomentar la salud mental y el autocuidado, mostrando al mundo que todo es posible.

Conclusión

La historia de Jennifer Vásquez no solo es un testimonio de la resistencia humana y el poder del amor y apoyo familiar, sino también un poderoso ejemplo del impacto transformador de la fe y la mente positiva. Su milagrosa recuperación nos recuerda que aún en las peores circunstancias, pueden surgir luces de esperanza y renovación.

Menciones

Ver transcripción
               Dicen que el corazón habla, pero esto no es una analogía. Esta es la historia de Jennifer Vásquez, una mujer que se comunicó con su frecuencia cardíaca y se salvó de ser desconectada. Una vez más, cumpliéndoles a la cita de cada semana en Vos Podés el Podcast y el episodio de hoy, prepárense porque esto es de impacto. Recuerden que cada semana tenemos un episodio nuevo, así que por favor pinchen ahí la campanita, suscríbanse a nuestros canales para que no se pierdan ninguna de nuestras historias. Hoy nos acompaña una mujer increíble, ella es Jennifer. Jennifer, bienvenida. Hola Tatiana, ¿cómo estás? Yo estoy pero ansiosa, te digo ansiosa por conocer tu historia, porque ya conozco una partecita de ella cuando te inscribiste en nuestra convocatoria y quiero empezar por ahí. ¿Qué te motivó a ser parte de nuestro podcast? y otra amiga que conocí hace más o menos tres años, no estábamos hablando constantemente, pero me escribieron y me dijeron, queremos escucharte en este espacio, hemos intentado inscribirte, hazlo tú, a ver si de pronto, pues contigo, te dan alguna notificación de inscripción o algo, y lo hicimos, en principio no tenía como mucho conocimiento de que me podían inscribir, los había escuchado, pero no tenía tanta claridad. Y allí me inscribí y bueno, estamos acá. Soy fan de esas amigas. Soy fan de esas amigas que dicen esta mujer tiene una historia por contar porque como lo decía ahorita, cuando yo leí tu historia, me impacté. Dije, no puede ser. No puede ser y ya serás tú quien nos cuente esto. Pero yo de entrada quiero decir que tú eres un milagro viviente, eso es lo que yo percibí en el momento que dije, ella tiene que compartirnos este testimonio tan maravilloso. ¿Y qué tal si iniciamos por tu adolescencia? ¿Qué siento yo es como esa época donde todo empieza a transformarse para ti? Sí, mira, yo tenía 18 años y estaba estudiando normal primer semestre administración de empresas trabajaba en un bufete de abogados una vida completamente normal sin nada de salud anteriormente nada completamente normal enfocada con planes con proyectos con sueños con quien vivías con mi mamá con mio. En ese momento vivíamos los tres. Y pues yo en el día a día, súper emocionada, universidad, trabajo. Eras una persona súper activa. Demasiado activa. Sin embargo, o sea, de hecho, todo lo que empieza en mi proceso de salud lo atribuyo yo a cansancio porque salía de rumba, o sea, estaba muy activa, muy sociable. porque salía de rumba, o sea, estaba muy activa, muy sociable, y empiezo de un momento a otro, un día cualquiera, a experimentar muchísimo cansancio. Entonces dije, ok, debo hacer una pausa, pero pues mis obligaciones y todo lo que estaba haciendo no me permitían la pausa, y pues también la vida social. Claro, a esa edad, tan rico uno aquí y allá. a esa edad, tan rico uno aquí y allá. Entonces, un día cualquiera voy hacia el trabajo, voy a tomar el transporte y no me puedo subir al colectivo como normalmente lo hago, sino que necesito hacer como doble impulso. Sí. No le presté atención. O sea, me subí como pude. ¿Pero sentías como algún dolor? ¿Era más como de fuerza? Cansancio, mucho cansancio. Como cuando tú haces ejercicio y no haces estiramiento y al otro día te duele hasta los ojos. Ese era el dolor, porque realmente no era como un dolor agobiante, sino era cansancio muscular. Llego a la oficina, intento tocar el timbre del colectivo para bajarme y no puedo levantar el brazo. Entonces dije, bueno, estoy demasiado cansada. Sí, qué cansancio tan raro. No lo relacionaba con algo grave, realmente no. Entonces dije, bueno, estoy demasiado cansada. Sí, qué cansancio tan raro. No lo relacionaba con algo grave, realmente no. Me bajé y tenía que extender mucho las piernas como para no caerme, para que las rodillas no se me flexionaran. A mí me gustaba hacer mucho ejercicio, no tenía el tiempo, entonces siempre escalera que veía, escalera que me subía. O sea, siempre esa era como mi actividad. Pero no pude ni un solo escalón. Entonces me fui despacio por el ascensor, como en las paredes, pensando en el día, no pensando en la debilidad. Llego a la oficina, voy a abrir la puerta y este movimiento no. El de meter la llave. Sí, pero no podía girar. Ok. Eran las siete y cuarto, iba tarde, y yo, ay Dios mío, todo lo que tengo que hacer y yo perezosa, o sea, siempre me decía como yo estoy perezosa ingresé a la oficina a las 8 y media te estoy hablando de más de una hora intentando abrir la llave mucho llegué y me senté nunca lo había pensado pero me sentía tan cansada que dije me encantaría ir al médico y que me dieran una semana de incapacidad, tengo muchos sueños, o sea, lo refería a eso. Soñabas con una incapacidad. Sí, en ese momento el cansancio era tal que decía quiero una incapacidad, pero decía aunque me la den, pues voy a hacer tareas, voy a adelantar lo que tengo atrasado, solamente estaba enfocada en todo lo que tenía que hacer. Pero ven, ¿sientes que tenías como un exceso de actividades? O sea, ¿te consideras una persona como extra ocupada? En ese momento, aunque uno no tenga tantas ocupaciones, el salir de rumba, tú lo incluyes, ¿no? Entonces vas acomodando todo para, pues para darle tiempo a todas las cosas, pero al descanso digamos que eso contribuyó yo prendí el computador, iba a digitar la clave y ya los dedos no me respondían entonces ahí sí hice un pare llamé a mi jefe, le dije no sé qué decirte no sé qué siento de hecho no siento como que estoy enferma pero es que no me puedo mover me dijo dale, ve a una cita médica vete por urgencias y al mediodía te espero. Y yo, sí, sí, sí. O sea, lejos de imaginar. Pedí mi cita prioritaria, me la dieron como a las 3 de la tarde y me intenté levantar y no podía. O sea, duré como hasta las 11 y media para poderme poner de pie. Yo siempre estaba sola. Me puse de pie y no me volví a sentar. Tomé mis cosas, me fui despacito, tomé un taxi, llegué a la cita médica. ¿Solita? Sí, una tía me estaba esperando allá, porque yo hacía pausas y como que volví a tomar fuerzas. Entonces yo decía, es cuestión de descansar, eso durmiendo se me pasa, sí, siempre lo refería así. Además estaba en semana de parciales. No, siempre lo refería así. Además estaba en semana de parciales. No. No podía como pensar en, voy a darme el lujo. A parar, claro. Llegué, el doctor me examinó, no, ningún reflejo, pero yo ignorante. Frente a todo el tema de salud, completa ignorancia. Y él me dijo, te voy a dar, yo le dije, dame la certificación de que estoy aquí, o si no mi jefe me acaba hoy. Sí, pero era el afán, ni siquiera él lo hubiera entendido, pero yo tenía afán de cumplir. Me dijo, te doy certificación de que estás aquí y te doy la incapacidad por un mes. Yo, ¿cómo se le ocurre? Yo tengo que trabajar, yo tengo que estudiar. ¿Un mes? Sí. Y él, en silencio, sabio, me dijo, ve si puedes. Y yo, pues, obvio que voy a poder. Y no me podía parar de la silla. No, no, no. Entonces, dije, ok, descanso un poco, me levanto y me fui para la universidad porque estaba en parciales. Entonces llegué a la universidad, mis amigos me ayudaron, yo los llamé, les dije, mira, algo tengo. Además que el sábado anterior a esa semana estuvimos juntos, nos fuimos a bailar, bailamos un montón. O sea, te puedo decir que ese último sábado fue icónico, o sea, en mi vida fue espectacular, la pasé súper rico, comimos delicioso, o sea, fue memorable, ¿sí? Entonces, tomamos, bueno, ellos en la universidad me acompañaron, yo estaba en parciales, les comenté a los profesores, y ellos me dijeron, tú deberías estar descansando, ellos sabían algo, porque el médico me dijo, posiblemente es un Guillain-Barré, posiblemente. Ok. Pero yo no lo conocía y no teníamos la facilidad de internet, de Google en esa época. Los celulares eran muy básicos. Entonces yo les decía a mis profes como, ay no, es que tengo como que Guillain-Barré y no puedo escribir, qué pena contigo, lo puedo hacer oral. Entonces, sí, claro, pero ellos sí con su, o sea, como con inquietud, ¿no? Porque más bien no te vas y descansas. Les decía, usted no me va a pasar la materia. Entonces, déjeme presentar el parcial y yo veré la otra semana descanso. ¿Ven y mentalmente también te sentías cansada o eso era solo físico? Solo físico. Tenía sueño, mucho sueño. Pero yo venía hace como tres meses atrás teniendo mucho sueño, ¿sí? Pero yo decía, no, ya, o sea, otro, cuando me muera duermo. Descanso eterno. Sí, ariticando es el momento. Entonces sí, estaba muy en el afán del día, ¿sí? Esto fue un, el médico me mandó una orden por especialista, yo pedí la cita, a los dos, tres días fui a la cita de especialista y durante estos días cada vez era más la debilidad, pero yo iba a la universidad, entonces mi mamá me llevaba a la universidad y mis amigos de la universidad me llevaban a casa. Yo cumplía con eso. En el trabajo, sí, claramente me estaba tomando la incapacidad. El neurólogo me dice que tenía que estar hospitalizada, que como así, pero, o sea, él se impacta, me asusta, y yo dije, no, pero pues no estoy tan mal. Presento el parcial mañana y el sábado me hospitalizo. En tus tiempos organizando tu vida. Sí, o sea, todo organizado, cronómicamente. Todo bajo control. Bajo control, correcto. Efectivamente, esperé hasta el sábado, ya me costaba un montón caminar. Tomamos el transporte, llegué a la clínica, hicieron todo, aunque yo iba con orden de hospitalización prioritaria, me pasan que por urgencias, que debo hacer todo el proceso, estoy quedando hospitalizada sobre el domingo a la madrugada, me hacen todos los exámenes y sí, es un Guillain-Barré. Y yo, ok. Pues no tenía ni idea qué era y pues no le prestaba atención. ¿Pero te explicaron o fuiste como a investigar de qué se trataba este primer diagnóstico? Mi familia investigó y me llevó toda la información impresa y yo, no quiero saber, yo hago caso. O sea, médicamente, ¿qué debo hacer? ¿Por qué? Porque uno somatiza. A pesar de que en ese momento tenía mucha ignorancia frente al tema de salud, yo sabía que uno a veces tiende a magnificar las cosas. Pero muy inteligente de tu parte. O sea, si yo dije no, y mi papá y varias personas como, varias personas como, ay, mira esto. Y yo, cada cuerpo es diferente. Como que no te gustaba ser fatalista. Sí, exacto. Entonces yo decía, mañana salgo. Pero no me habían dicho nada, ¿no? Entonces empecé el domingo cuando me sientan, ya no me puedo sostener sentada y me caí de frente. Y oye, qué raro. Pero pues me van a dar algo. O sea, yo me imaginaba un medicamento por ahí, una pastillita y ya estaba yo bien. Empecé el tratamiento y efectivamente en esa primera oportunidad, a los tres días yo estaba perfecta. O sea, me pude parar sin problema, caminé y todo normal. Entonces yo relacioné con que no era algo grave. salí de la clínica volví a la universidad acompañada porque le tenía si me empujaban como se pierden los reflejos tú no piensas cómo vas a caer caes y después eso o te protege pero es después entonces yo le tenía como susto de pronto a la gente mucha gente y multitud o algo que me empujarán y yo noiera caer, porque aunque tenía fuerza, prefiero que no. Claro, ya estabas como prevenida. Al mes, cuando se me cumplía la incapacidad, volví a sentir los síntomas, entonces ahí sí, inmediatamente nos fuimos por urgencias y me dijeron que era algo psicológico, porque yo me caía, o sea, de un momento a otro se me soltaban las rodillas y me caía de frente. Ay, me puse. Que podía ser algo psicológico, y yo decía, no lo sé, pero está bien, o sea, puede ser. Pero, y regresé a la casa y empezaron más, más, seguías las caídas, empecé a tener mucho dolor muscular, me enviaron medicamentos, no sé por qué me enviaron, como antidepresivos y que me mantenían somnolienta. Entonces yo me quedaba durmiendo, pero era cada vez más, más. Me empecé a sentir muy mal. Me hospitalizan nuevamente, me hacen un tratamiento que me hace sentir terrible. Pero estaban en prueba y error. Realmente era muy extraño el caso. Porque el Guillain no se comporta de esa forma. O sea, da y te paraliza hasta cierto punto y con el tiempo te empiezas a recuperar. Pero yo tenía picos de recuperación, ¿sí? El que tuve inicialmente. Me mandan para la casa y me dicen que es cuestión de esperar. Que me paralice hasta donde me tenga que paralizar y luego pues ya me empezaré a recuperar y ya. Y te empezaste ya como a paralizar. Sí, toda, toda, toda. O sea, yo ya no me sostenía sentada, ya las manos no tenían movimiento distal, o sea, no podía escribir, no podía hacer cosas finas, no podía hacer pinzas. Pero esto era como que algunos miembros de tu cuerpo estaban tiesos, por llamarlo de alguna manera. No, débiles. Porque era súper, o sea, tenía flacidez completamente suelta, por así decirlo. Y empecé a presentar fallas respiratorias, o sea, me ayudaban, ya me tenían que ayudar para ir al baño, y cuando me abrazaban no podía expandir la respiración, entonces empecé a hacer mucha fatiga, el volumen de mi voz se bajó, me volvieron a llevar a la clínica y vuelven a decir que es cuestión de esperar, entonces en ese momento mi mamá dice no, no me la vuelvo a llevar, no me la vuelvo a llevar porque ella, yo quería, tenía hambre entonces antes de que me llevaran a la clínica le dije a mi mami que quería pizza no sé, me desperté como con eso, pero eran las 10 de la noche ella fue y me buscó una pizza, yo masticé, pero no pude pasar, ya no podía deglutir, y desvarié, ese día tuve como un episodio raro, como de la realidad, como que yo no sabía, yo les decía, tranquilos, durmiendo se me pasa, acuéstenme que durmiendo se me pasa, pero ellos me veían mal y me llevaron a la clínica, ¿sí? Ven, me cuestiona un poco, o más bien mucho, que siempre era como esa mentalidad tuya ganadora, como de, eso se me pasa, no pasa nada, voy a estar bien. Ahí, cuando ya veías que el proceso iba avanzando, aún así, tu mente estaba como, yo me voy a parar rápido. Sí, o sea, yo nunca, te puedo decir que en todo el proceso nunca me concienticé o nunca me sentí enferma, ¿sí? Porque, no sé, no era un estado de negación, pero yo estaba pensando en otra cosa, o sea, de hecho ahí yo decía, no, me toca recuperarme porque el trabajo, mi jefe me está esperando, o sea, era un trabajo que implicaba mucha confianza porque se manejaba dinero, llaves, o sea, muchas cosas. Y yo decía, no, él confió en mí, yo tengo que volver. Y él me dijo que me esperaba el tiempo que necesitara esperarme. Entonces yo estaba pensando en eso. O sea, no dije, ay, me enfermé. No. O sea, eras como consciente de la realidad. Sí, yo decía, ay, no, eso, haciendo ejercicio, algo tranquilo. O sea, sí, trataba de no magnificar pues lo que me estaba sucediendo y como de no aumentarlo. Yo decía, tengo que estar tranquila, tengo que estar tranquila. Todo el tiempo me decía, tengo que estar tranquila. En esa última hospitalización, digamos que ya más crítica, pues me ponen sonda nasogástrica porque pierdo la deglución, mi mamá me tenía que apoyar con el tema de saliva, el volumen de mi voz se bajó completamente y ya me empecé yo a incomodar un montón. Entonces ahí sí me agobiaba en el sentido en que no quiero ser cansona, pero me vuelves a voltear porque ya me cansé así. A los 10 minutos otra vez me vuelves a acomodar. Entonces la persona que estuviera acompañándome me daba como pena estarle diciendo, oye, me cambias, oye, me ayudas, oye, me haces, pero pues siempre he tenido manos a mi alrededor que me han ayudado. requiero de ventilación asistida, entro a UCI, me hacen la traqueostomía como a los 15 días, esos 15 días estuve bajo sedación porque estaba entudado por boca. Recuerdo mucho que me dicen, me bajan la sedación y me dicen, te vamos a hacer un huequito acá, que te va a ayudar a respirar, y yo a todos les decía que sí, o sea, yo estaba por allá, o sea, me acuerdo, lo tengo muy claro, pero sé que estaba bajo sedación, que en ese momento solamente me habían bajado un poco para dar el consentimiento, porque era mayor de edad, o sea, acababa de cumplir los 18, entonces aplicaba para que yo fuera la que diera el consentimiento y no mi familia. Y lo mismo para la gastro, porque yo estaba siendo alimentada por la nariz. Y ya me despierto con tracheostomía, o sea, no me podía escuchar porque no fonaba en ese momento por la tracheostomía y alimentado por gastro, claro, el respirar requiere muchísima fuerza de tu cuerpo, muchísima energía, como yo ya no estaba respirando por mí, ya me sentía mejor, yo me sentía regia, o sea, estaba inútil y todo, pero yo estaba feliz porque ya podía. Ya había algo ayudándote a respirar. No entendía que era por el apoyo, pero me sentía bien. O sea, ya no me sentía tan desganada. Empezamos un procedimiento, un tratamiento diferente que se llama plasmaféresis, que es como una diálisis, y desde la primera me ayuda un montón. Entonces, claro, los médicos todos súper contentos porque estoy respondiendo bien al tratamiento y empiezo nuevamente a caminar en UCI. Me empiezan a hacer el destete del ventilador, me hacen exámenes, cuando ya me iban a dar salida me hacen los últimos exámenes y se encuentran que tengo una retención de CO2, o sea, mis pulmones no están barriendo bien el oxígeno necesitamos a conectar mientras de barrios sí pero no se me conectaron y nuevamente debilidad de una fue en picada me hicieron todos los tratamientos me los volvieron a repetir y ninguno funcionó entonces hay no esto debe ser algo psiquiátrico. Tú estás somatizando algo. Yo sé, pero yo no tengo problemas. O sea, ¿qué tiene uno a los 18 años? Sí, pues hay cosas que tú las magnificas, pero no tenía nada como para llevarme a ese punto. Accedí al tratamiento psiquiátrico. Bueno, pasaron muchas cosas ahí, yo solo hacía caso. Eras una paciente juiciosa. Yo procuraba ser muy juiciosa además porque nada de lo que le pase a uno tiene responsabilidad de otra persona. Yo siempre he creído que tú no puedes buscar responsables, el responsable de tu vida solamente eres tú. Entonces yo decido cómo afronto lo que me está sucediendo. eres tú, entonces yo decido cómo afronto lo que me está sucediendo ¿sí? no importa que el de al lado está haciendo algo, ese es el de al lado él tomó la decisión de actuar así incluso si recibía un trato inadecuado, esa persona está decidiendo hacer eso yo le digo con todo el respeto que no se lo permito, que no lo acepto y que si quiere cambie por otra persona y ya pero digamos con mi familia yo les decía, oye, perdóname porque estoy cansona de que me voltees, de que me hagas pero no me hallo, o sea, qué pena pero cámbiame, sí, ayúdame mujer y hasta ahí, pero yo soy dueña de cómo me quiero sentir, entonces digamos que bueno, vamos a hacer caso empecé a paralizarme más, más, más y me cogió la cara, Entonces ya no podía gesticular, porque yo no hablaba, sino que gesticulaba y ellos me leían los labios. Pero ya no podía mover la boca, o sea, esto estaba paralizado. Mi hermano iba y él decía, bueno, con un parpadeo de sí, dos es no. O sea, hicieron como ese acuerdo, ese código para comunicarse. Sí, porque yo me ponía súper roja, de que no podía, además que nunca perdí la sensibilidad. Ok. Entonces, él estar acostado 24-7, boca arriba, todo detalle. ¿Desesperante? Sí, o sea, ya no me aguantaba y yo me ponía roja y me ponía a llorar. Entonces, mi hermano, tranquila, ¿te duele algo? Entonces, sí. Un parpadeo. Un parpadeo, sí. ¿De la cintura para arriba? Dos, no. De la cintura para arriba. Entonces, durábamos una hora para decirle que tenía el pie torcido. Uy, qué paciencia la de tu hermano. Además, que muy recursivo, ¿no? Sí. entonces en ese momento se me quedaron quietos los párpados ya no podía parpadear pero movía los ojitos entonces él me hizo una cartelera con el abecedario para reducir tiempos y para ser más precisos de que quería y me decía mira la letra que necesitas yo la tomo, formo las palabras y así armamos la frase pero yo perdí el movimiento horizontal de los ojos, entonces no podía mirar en diagonal y él no, no te entiendo, no alcanzo a identificar ¿Cómo sobra esto? Pero yo perdí el movimiento horizontal de los ojos. Entonces no podía mirar en diagonal. Y él, no, no te entiendo, no alcanzo a identificar qué letra necesitas. Yo mejor te lo digo. O sea, al inicio como que sí lograste señalar con tus ojos letra por letra. O sea, el día que él llegó con la cartelera lo intentamos, pero no pude. O sea, yo, él me decía esta, no me daba el ángulo del ojo hasta la última entonces dijo, ay no, yo te lo voy a decir entonces, a veces, sí y así iba tomando las letras y formaba las palabras y las frases muy ágil yo ya no me acordaba qué letra le había dicho y él ya estaba con la frase construyendo las frases el movimiento se hizo cada vez más reducido, o sea, tenías que estar muy pendiente para poder identificar el movimiento de hecho solamente lo veía mi hermano mi mami intentaba, pero era que no se veía porque llegó un momento donde él tenía que hacerse a los pies de la cama, apagando las luces de mi cubículo para que el reflejo de la luz del stand de enfermería en el iris le diera una... O sea, ahí él miraba. Ah, y confirmaba, sí. Y claro, eran frases coherentes. Ven, pero espérate, qué conexión la de tu hermano contigo. O sea, también ahí hay un tinte poderoso de conexión y de amor. Fueroso de conexión y de amor. Claro, y yo digo que la capacidad de separar la impotencia a buscar soluciones. ¿Sí? Porque no es tan sencillo. La mayoría de la gente entraba y se desgarraban a llorar. Mi hermano súper recursivo y mi mamá todo el tiempo como mis cosas, pendiente. Porque a mí siempre me ha gustado como estar organizada. entonces ella iba y que la mascarilla y que este... Como cuidándote. Entonces, esa mezcla me mantenía, ¿no? Yo le empecé a... Médicamente no creían que sí en serio estuviera consciente, porque además el movimiento ya era cada vez menos. Entonces, ¿yo qué hacía? Le decía a mi hermano cosas muy puntuales como pepito vino y me hizo esto y dijo esto y hablo de esto y en todo con los ojos como que te acordaba de lo que decían las medidas que visitaban muy atenta yo decía qué tal me recuperé y ellos no me crean que yo supe que tenía como todos digamos esos argumentos, esas herramientas, pero tuve un paro bastante prolongado. Yo le dije a mi hermano el día anterior, yo siento que ya no puedo mover más el ojo, pero estoy igual de consciente, yo voy a estar acá, no me dejen de visitar, y al día siguiente tengo este paro que fue de más de media hora, entonces ellos consideraban que había hecho una hipoxia y que tenía muerte cerebral y estado agitativo. Digamos que ahí fue donde dijeron, ese es el diagnóstico. Uy, qué fuerte. Pero yo estaba consciente. O sea, yo me desperté. Obviamente tuve el paro y el proceso. Desperté en la noche porque toda mi familia estaba alrededor de la cama llorando. Pero yo estoy bien. Pero en tu mente. Sin embargo, quisiera entender los de afuera, quienes estaban alrededor de la cama, ¿con qué se encontraban? ¿Cómo estabas tú? Yo estaba con los ojos abiertos, con la boca abierta, completamente paralizada, mis ojos estaban extraviados, sin parpadeo, sin ninguna respuesta, o sea, yo veo mis fotos y entiendo el diagnóstico, ¿sí? Pero había algo más allá. Además que el examen médico mostraba un estado vegetativo porque mis pupilas eran anisocóricas, o sea, no eran reactivas a la luz. Una era completamente dilatada, una estaba completamente contraída. Después que yo escucho que en la escala ellos evalúan con una escala que se llama la escala de coma de Glasgow yo no llegaba ni a tres, o sea, según esa escala y según el examen físico estaba en coma en un coma profundo yo los entiendo, pero yo te puedo decir que yo de ahí estuve más consciente que ahorita escuchabas todo, y veía porque tenía los ojos abiertos me ponían parches pero mi párpado estaba retraído entonces era muy doloroso porque me ponían parches pero el párpado se abría entonces quedaba en contacto directo con el parche digamos que eso eso fue o sea ahí sí me enojaba me enojaba un montón pero pues entendía que ellos no sabían no No sabían. Que el ojo quedaba abierto. Claro. Entonces, esto pasa a los tres meses del inicio. O sea, te estoy hablando más o menos tres meses después del día uno que empiezo a sentir esa debilidad. Llevabas todo ese tiempo en el hospital. Entre que sí, entre que no, entre que me recuperaba y que no. Llega este diagnóstico y mi hermano se aparta. Claro, ya no encontró comunicación y obviamente se debe haber confrontado un montón. Mi papá también se confronta. ¿Tu hermano es mayor o menor? Mayor. Pero sigue mi mamá. Y mi mamá llegaba como si no estuviera pasando nada, me contaba el día a día. Y entonces imagínense que llegó el recibo de no sé qué, y entonces su hermano, y entonces su tía, y imagínense que su amiga, sí, o sea, ella llegaba y me hablaba como si nada, normal, todo el tiempo, todos los días. Hubo una presión médica por el diagnóstico entendible, donde no, mira, tenemos que desconectarla porque definitivamente no hay nada más que hacer. ¿Esa era la recomendación de los médicos? Sí, diaria. Ay, no, espera, espera, es que todo esto lo cuentas con una tranquilidad que de verdad, o sea, necesito como detenerme porque es que tu serenidad, ni siquiera es tranquilidad, es serenidad, me sorprende, es admirable. Pero claro, escuchando la historia y poniéndome del lado de las personas que estaban acá, atravesando la situación, viéndote además, que parecía que no sintieras y que además les llegue esa información y desconectenla, pero que además la dicen, supongo yo, esto me lo confirmarás tú, lo dicen los médicos en voz alta frente a ti y tú esto lo escuchas, o sea, ¿cómo te sientes cuando están dando esta información y tú ahí? Manténla fuerte, manténla fuerte porque además ella tenía la última palabra, porque pues en la angustia y en la confrontación y en el mal pronóstico, pues mi hermana y mi papá estaban muy susceptibles. O sea, ahí la fuerte era mi mamá en ese momento. Entonces ellos eran conscientes de eso y como que le adjudicaron, como, toma usted la responsabilidad. Encárgate tú. Y mi mamá súper tranquila. O sea, yo nunca la vi llorar durante todos esos años. Ahorita sí, pero en ese momento no. Entonces yo decía, no, estamos regias. Si no es hoy, va a ser mañana. Si no es hoy, va a ser mañana. O sea, yo siempre pensaba en eso. Yo le decía, Señor, que las horas para mí sean como segundos, porque no es fácil estar todo el tiempo ahí. Además, está solo contigo. Entonces, yo dije, ok, tengo que ser mi mejor amiga. Entonces, nos la vamos a llevar súper bien y vamos a estar tranquilos. Entonces, no pasa nada. O sea, obviamente tenía momentos de angustia. Me daba pánico dormir en UCI. ¿No te imaginas? Sí, o sea, me daba miedo la noche. Pero pues, digamos que aprendí a convivir como con eso. Sí me dio muy duro cuando retiraron los medicamentos para dormir porque me ayudaban. Pero como el diagnóstico había cambiado, ya no tenía esos medicamentos, entonces sí me costaba dormir. Pasan seis meses. ¿En la clínica? Sí. Y ellos, pues digamos que ya médicamente no si mantener un paciente así no es viable. Buscan un lugar de cuidado intermedio, de cuidado crónico, me llevan a este lugar. Allí tengo enfermeras 24-7 conmigo, el diagnóstico sigue siendo el mismo. Sí. Mis ojos ya están ulcerados, o sea, yo ya no veo bien. ¡Qué dolor! Pero yo seguía pensando, no es hoy, va a ser mañana, o sea, tranquila, estamos bien. Trataba de estar muy atenta a la fecha. Pues para no estar, yo siempre pensé en una recuperación así, de una. Entonces yo decía, si me preguntan algo, que no me vayan a encontrar desorientada. Dios, pues qué seis meses, mujeres, eso es medio año, tú ahí postrada en una cama, eso es muchísimo. Y digamos que no tenía comunicación alguna, pero igual mi mamá, o sea, la única limitante era por el horario de visitas de ese lugar, pero habrían visitas, o sea, yo sabía que eran las 10 de la mañana y mi mamá ya estaba allí. Qué linda. Pues en sus turnos, ¿no? Porque tenía turnos en su trabajo, ella siempre cumplió a cabalidad su trabajo. Y además de tu mamá, ¿algún otro miembro de tu familia? Decías que tu papá y tu hermano ya estaban como un poquito desanimados con este proceso. ¿Alguien más te visitaba? No sé, ¿amigos? desanimados con este proceso? ¿Alguien más te visitaba? ¿Amigos? Digamos que cuando yo empiezo a perder la movilidad completa, la expresión de la cara, yo le dije a mi mami, limitemos visitas. Porque la gente se impactaba. Y yo no me sentía tan mal como me veía. ¡Qué bueno eso! Yo decía, ¿pero por qué se ponen así? ¿Qué pasa? No entiendo. Yo pienso perfecto. Sí, yo estoy bien. ¿Por qué se asust así? ¿Qué pasa? No entiendo, si yo pienso, perfecto. Sí, yo estoy bien, o sea, ¿por qué se asustan? Entonces, como, evitemos. ¿Era solo ella? Sí, iban mis tías, mis tías también apoyaban cuando de pronto ella no podía ir. Tenía una amiga que también me visitaba constante. Las otras estaban siempre, o sea, lo que te digo, yo no sé si yo hubiera sido, o sea, sí, si yo hubiera sido tan buena amiga como los amigos que yo tengo, ¿sí? No sé si yo hubiera sido tan constante. Entonces, iban y solamente querían hacerme saber que estaban afuera. Ok. bueno, pasan estos seis meses, una de las auxiliares que ya está conmigo, 24-7 se percata que cuando yo estoy de medio helado, empiezo a subir la frecuencia, era dolorosísimo estar de medio helado. La frecuencia cardíaca La frecuencia cardíaca, entonces ella me dice tranquila, ella buscaba cómo comunicarse conmigo mira que no me acuerdo de la cara, solamente me acuerdo del nombre, pero donde esté que sepa que la tengo, o sea está súper presente porque ella se dio a la tarea de buscar cómo nos comunicábamos otra vez. Ay, qué lindo. Y ella me decía, si quieres que te ponga boca arriba, tranquila. Entonces yo me tranquilizaba y me volteaba para el otro lado, entonces volvía y le subía la frecuencia cardíaca y ya ok, ya entendí. O sea, empezaste como a dominar tu frecuencia para que fuera una manera de comunicarte. Y ella lo entendió. Wow. Gracias a Dios. O sea, yo decía, señor, busqu frecuencia para... Que fue una manera de comunicarte. Y ella lo entendió. ¡Wow! Gracias a Dios. O sea, yo decía, señor, busquemos herramientas. No, no, no. O sea, ¿qué vamos a hacer? Y ella empezó como, ok, ¿quieres música? Sube la frecuencia. Entonces yo subí la frecuencia. Esta te gusta, entonces si la manteniera, que sí. O la subió un poquito más. Si no, la bajaba. Entonces, esa fue nuestra forma de comunicar. Quiero saber qué pensabas. Es que me inquieta mucho. Quiero saber qué pensabas, es decir, cómo dominabas tú esta frecuencia, cómo le hablabas al corazón para que se activara en ese momento. Intentaba moverme, además que me daba mucha, ahí me daba ansiedad porque es como me descubrieron, o sea, por fin alguien se da cuenta que estoy intentando decirles que no me pongan así, que me duele, entonces, no, fue súper chévere, o sea, fue gratificante, como, ay, por fin alguien se dio cuenta, entonces, claro que la subí un montón, y ella ya, tranquila, tranquila, y yo, ok, intentaba moverme, era para, ¿cómo la lograba subir? Muy bien, intentando, haciendo fuerza para moverme, pues el cuerpo no me respondía. Sí. Entonces yo me imaginaba corriendo por toda la habitación a ver si se me subía la frecuencia y en efecto, se me subía. Y empecé a dominarla cada vez más sencillo, ¿no? Porque no era fácil lograr que tu corazón suba a tal punto que sea evidente que está respondiendo a una pregunta. No era tan sencillo, pero pues ya digamos que lo logré la dominaste ella empieza a apoyarme el parpadeo o sea, abrirme y a cerrarme los ojos para correr unas natas blanquitas que tenía por ese queda y empieza a ver que este ojo tiene un leve movimiento, entonces se me hace al lado. Y me dice, Jennifer, dime sí. Entonces yo movía el ojito. Solo este. El derecho. Y, ah, más fácil, para que no esfuerces el corazón. Entonces, ¿quieres música? Sí. Así, muy básico, pero era un movimiento muy mínimo que debían hacerse al lado para poder identificar por medio de las pestañas. Llega mi hermano después de un buen tiempito de no haberme visitado, pues porque se confrontaba. Claro, claro. Y Diana le dice, ay, nos estamos comunicando con los ojos. Y él, ay, ¿en serio? Entonces, claro, para él. No, la felicidad. Sí, entonces vamos a ver que tal estás mentalmente porque pues tuviste un paro muy largo la última vez entonces se hace al lado, buscan que la luz me dé porque ya iba siendo tarde noche y ¿sabes quién soy yo? me dice obvio, me oí el ojito pues por dentro entonces ¿te acuerdas cómo nos comunicábamos? sí te voy a hacer preguntas básicas para saber cómo estás ¿es de día? quieta, era no, entonces como para identificar cuál es el no y cuál es el sí no, ¿es de noche? sí, perfecto, podemos empezar a comunicarnos ¿te acuerdas cómo nos comunicábamos? sí, listo, A, B, C sí, entonces empezamos, entonces le digoisto. A, B, C, sí. Entonces empezamos. Entonces le digo, yo no estoy en coma, yo nunca estuve en coma, yo veo, yo escucho, yo siento, no me cojan los pies, porque además tenía una tía que iba y me hacía masajes en los pies, que porque ahí están todos los puntos de yo no sé qué cosa. Y te desesperabas. No me gusta, o sea, no me gusta, prefiero que me cojan los ojos, no me toquen los pies. Y ella ya súper bonita haciéndome masajes, pero me generaba una angustia horrible y no sabía cómo quitarle el pie. Estabas atrapada en tu propio cuerpo. Literal. Yo lo describo así, ¿sabes? Como estar en un ataúd. Esa es la descripción más completa que tenía. Además que mis ojos estaban extraviados, entonces veía doble y me confundía, ¿no? Como qué está más cerca, qué no está más cerca. Pero siempre contando mis historias, o sea, tranquila Jennifer, vamos a estar bien. Sí, no, eso iba a ser mañana. Dios, ven, dame otra creatividad, por favor, que piensa en cosas bonitas. Entonces me imaginaba ya estando bien, hacía el paseo mental. ¿Qué es el paseo mental? El paseo mental, yo lo escuché después que se llama así. Sí. Pero es básicamente imaginarme todo lo que quería hacer porque pues me daba hambre, ¿no? Aunque me daba nutrición, me daba hambre. Sí. Entonces hay un plato que yo amo en cierto lugar específico que me encanta entonces mentalmente me organizaba el día, me planeaba me invitaba a almorzar, invitaba a alguien, otro día invitaba a otra persona me iba como quería y me bañaba, o sea me maquinaba todo, desde que me tenía que levantar hasta que iba a llamar baññaba todo, o sea, como si fuera en tiempo real. Pero tú lo imaginabas. Sí, imaginaba. Y llegaba, yo había perdido el sentido del gusto. Yo decía que no, porque me hacían pruebas de fono y me ponían sabores, pero a mí se me exacerbó el oído un montón, ¿sí? Bueno, pero es que me estoy saltando la parte de la comunicación. Resulta que cuando yo empiezo a comunicarme con mi hermano, mi hermano le enseña a los auxiliares, pero la parte médica se niega a creer que es verdad. Entonces dicen, no, es un tema de negación de la familia. No. Y ellos están imaginando que Jennifer les está contando cosas y enloquecieron a las auxiliares también. Entonces, ellos no, completamente reticentes a eso, no era posible por el tiempo, por los parios, por los exámenes. O sea, tu diagnóstico no permitía creer que eso estaba ocurriendo. Pero ven, ¿no se tomaron la tarea? Digamos, como acercarse, como... Es que no se veía. O sea, ellos decían, no veo. Y pues no había respuesta al dolor y no se veía. El movimiento era muy... O sea, tenías que estar ahí y ellos decían, es un reflejo. No. Entonces hicieron un plan donde llegaba un jefe de enfermería, llegó un día sin avisar, porque sus visitas siempre eran programadas ese día llegó no avisó sacó a todos dijo necesito estar un momento a solas con jennifer y sacaba a todas las personas que estaban ahí y me dijo un secreto muy sencillo me dijo mañana jennifer le dice a su terapeuta catalina que el carro del jefe Tito es rojo, pero me dijo pasito, y uno con el ventilador no escucha bien. Y yo, este man, bueno, pero ahí. Pero escuché. Sí. Entonces mañana le digo, sí, o sea, y me lo repetí además porque a mí me daban nervios que se me olvidaran las cosas, aunque yo sabía que estaba muy consciente, pero escuchar tan mal pronóstico todo el tiempo como que decía. Obvio, obvio. ¿Será que yo estoy en un trance y yo me quiero creer que estoy bien y yo estoy por allá en otro mundo? En otro lado. Pero bueno. Y te quedaste con ese secreto en la memoria. Para el día siguiente. La terapeuta, ella no quería creer que creía, si me hago entender. O sea, ella se negaba y decía no, porque ella me conoció hablando, compartimos mucho antes de quedar en ese estado y siempre era un chiste, siempre la pasábamos súper rico, entonces ella decía, yo estoy imaginándome que ella mueve el ojo, pero eso no es verdad, y ella misma se decía, no es verdad. ¿Se negaba? Sí, entonces, claro, al día siguiente cuando ella me ve y ella se toma la tarea y con la auxiliar, porque era muy mínimo entonces el jefetito me dijo que te dijera que el carro del jefetito es rojo entonces claro, se impacta además porque pasaron muchas cosas hubo mucha negligencia entonces se asustaron, o sea se asustaron no por lo que han hecho sino por ella está ahí, que estamos haciendo con ella siempre ha estado y el diagnóstico cambió a un síndrome de claustramiento por lo que han hecho, sino por ella está ahí, ¿qué estamos haciendo con ella? Siempre ha estado. Y el diagnóstico cambió a un síndrome de claustramiento. Ahorita que mencionabas lo de negligencia, por ejemplo, compártenos con qué te encontraste. Limpieza de oídos, una mala praxis, reventado el tímpano dos, tres veces, hemorragias, Entonces lo ocultaban. Y como, ay, no pasó nada, me giraban la cabeza para el otro lado. Los ojos. Sentías dolor. Claro, o sea, y el oído. Uy, qué dolor. Entonces, los ojos, el tema que te digo, con el cuidado de los ojos fue muy denso. Por los parches, yo entiendo que ellos lo estaban haciendo como para protegerme los ojos, pero el ojo estaba abierto, entonces el parche en contacto directo era muy doloroso. Los paros fueron algunos por negligencia, se desconectaba el ventilador y no se daban cuenta, más de 12 horas en la misma posición, porque simplemente me revisaban y según su criterio no había necesidad de cambiarme. Qué triste eso, ¿no? Y yo rogando para que llegara la hora de cambio de turno, porque el otro turno sí me iba a cambiar, y pasaban de largo. Ay, no. Entonces, fue fuerte. Gracias a Dios, yo nunca tuve una lesión en piel, entonces nunca se afanaron por estarme encambiando para no hacer presión no, pero yo te escucho y pienso en los pacientes, en todos sobre todo en aquellos que no se pueden comunicar en los adultos mayores también en tantas personas que en qué momento reaccionan y hacen un llamado ahí. Y además que el cuidado cambia cuando el diagnóstico cambia, ¿sí? Yo fui muy consentida, pero cuando el diagnóstico cambia, simplemente era algo que tocaba cambiar. Ahí, no era como un trato de persona, no de todo el mundo. Pero sentiste como una deshumanización, ¿sí? Sí, de un momento a otro además, porque yo decía, pero ¿qué pasó? Si ella era súper linda, ¿sí? Y resulta que no, que no. Como que no veían esperanza, no veían un futuro, entonces no nos desgastemos. Exacto, tal cual, ¿sí? Y fue triste, pero había personas que sí me cuidaban bien, entonces yo me aferraba como, ah, no está, sí cree, mi mamá está, o sea, no pasa nada. No, mujer, no, mujer, es que, Dios mío, tu mente jugaba un papel muy poderoso acá. Sí, o sea, yo decía, tengo que estar tranquila, todo el tiempo me repetía eso, o sea, estamos tranquilas. Si no es hoy, va a ser mañana. Así, yo creo que ese, a eso me repetía eso. O sea, estábamos tranquilas. Si no es hoy, va a ser mañana. Yo creo que a eso me aferré. De hecho, cuando empecé a comunicarme nuevamente, mi mamá siempre me mantenía como a mí me gustaba. Entonces, no en pijama todo el tiempo, sino en el día ropa y el cabello, y que el arete, y que la uña, y que el anillo. Cosas así, como para mantenerme como a mí me gustaba. Y eso también me motivaba, o sea, yo decía, qué vergüenza además que las personas que te atiendan no te encuentren bien. Y yo me sentía bien, independientemente de que saliera o no saliera, me arreglaban para mí y lo tomé así. Y lo tomé así. Además que, mira que fue muy gracioso y mi hermano quería, bueno, planearon un momento donde él me fuera a preguntar qué había pasado durante esos seis meses. ¡Claro! Pero yo ya estaba en sí misma, o sea, yo solamente me limitaba a decir, me cambias, me corres, me quitas, me duele, me pica, punto. ¿Pero era como un enojo? No, simplemente me había acostumbrado a, no, o sea, yo ya como, yo diariamente contaba todo en mi mente, yo decía, pero ¿qué te cuento? No, estoy súper bien, gracias aios, ya nos podemos comunicar. Punto, ¿sí? O sea, yo no quería de pronto cargar a mi familia con, me pasó esto, me hicieron esto. No, eso era secreto del sumario. Ok. ¿Sí? Estoy bien. Quedémonos con que hoy estoy bien, ¿sí? De pronto sí cosas relevantes como, oye, mira, esta persona, no quiero que regrese porque pasó esto, esto, esto. O sea, cuidando mi entorno, pero cuidando también el corazón de ellos, porque no debe ser fácil saber que tú te vas y dejas a tu familiar en cuidado de otra persona y que le puede volver a pasar esto, esto, esto, esto. Entonces yo procuré ser muy prudente y decirles ya, o sea, no importa lo que pasó hoy estamos aquí, hoy nos podemos comunicar estamos bien. ¿Pero te pasó algo que quisieras compartir que recuerdes así, como cuando es sagrado? El maltrato, por así decirlo, porque uno dice como caramba por ejemplo el control de esfínteres yo nunca lo perdí y creo que me aferré a no perderlo por escuchar cómo trataban a los que si lo habían perdido entonces que te están cambiando y pues es un lo pierdes o sea no controlas y el enojo y yo sea no yo tengo que ser súper consciente de que no puedo perder o sea tengo que saber y obligarme a estar atenta a mis esfínteres, porque si no me tratan así como están tratando otra persona. Entonces siempre me obligué a estar como muy atenta a eso. Sí hubo un episodio muy fuerte con una persona en particular, pero yo ya me estaba empezando a comunicar. ¿Y qué pasó? Y ella encontró unos papelitos, porque claro, las auxiliares empezando tenían que apuntar. Entonces yo le conté a Ana, le dije, mira, esta persona me trata, es muy brusca, es demasiado brusca, me suelta las piernas, me gira, es tosca. Yo quiero, dile a mi mamá que por favor la cambien. Y ella encontró el papel así. Ay. Dile a mi mamá. Y ella le llamaron la atención, porque mi mamá puso la queja, pero ella estaba de turno cuando recibió el llamado de atención. Y regresó a la habitación supremamente enojada, además porque le pusieron turno, eso coincida para diciembre, le pusieron turno el 24, y ella no quería trabajar, pues porque era novia. Y empezó a, me cambió, sin que yo le pidiera que me cambiara, porque yo pues avisaba para cambiar y ella ya sabía que era cuando subía la frecuencia. Y me empezó a cambiar sin que yo se lo pidiera y me decía, ahora sí para que hable y diga que la estoy tratando mal, para que tenga argumentos y entonces, claro, yo subí la frecuencia un montón. Ay, ahora se me va a morir y me la van a chantar a mí. O sea, pero súper despectiva. Ay, no, qué fuerte. Con ella sí, además porque sentí miedo. ¡Claro, qué miedo! Porque parecía que no le importara que me pasara lo que pasara. ¡Tu salud en sus manos! ¡Qué susto! Con ella sí sentí mucho miedo. Pero después se asustó, de verdad se asustó, y me acomodó y dijo ya, ya está todo bien, y me empezó a peinar. Imagínate, que te ponga medicamento o algo. Sí. Después tuve un episodio con una chica ya cuando estaba en casa. Sí. Bueno, nos empezamos a comunicar de esa forma, con el abecedario, y empiezan a pasar los días, me llevaban a la casa, pues ya digamos como hospitalización domiciliaria, descanso yo pues porque ya mi mamá no, o sea, va a estar conmigo ese tiempo que gastaba en transporte ya va a estar conmigo bueno pero en casa bueno se empiezan a presentar digamos como mucho cambio de auxiliares con unas bien con otras no también pero yo estaba muy ensimismada yo me limitaba a pedir lo que necesitaba. Lo básico. Lo básico. Y empecé con los días a sentir tristeza, ¿sí? O sea, como que yo decía, pero no, todo, o sea, yo tengo que estar bien. Es cuestión de actitud. Todo tiene, o sea, todo está en mí. Yo tengo que estar bien, tengo que poner de mi parte fuerza. Todo es como conciencia. Para dormir, me cerraban los ojos con gasas y con una toalla mojada para sostener los párpados. Y al día siguiente, que yo me despertaba, me despertaba como tuve una pesadilla, ¿sí? Entonces, como con el impulso de levantarme y decirles, imagínense que tuve una pesadilla. ¿Contar? Sí. Y me despertaba y no podía abrir los ojos y escuchaba el ventilador. Y yo decía, ok, no fue una pesadilla, pero está bien. Hoy está el día, estoy con tal persona, hoy vamos a vivir. Y empecé a tener muchas pesadillas muy fuertes. o sea, estaba en ríos y estaban tan llenos de basura que me ataban los pies y me jalaban y me ahogaba. Entonces me despertaba asustada con perros así que me atacaban. Y no poderse comunicar, que desespero. Sí, y yo como le empecé a coger miedo a dormir. Entonces yo decía, yo no sé qué hacer porque si me duermo me sueño. Además que era repetitivo, o sea, todas las noches. Entonces yo decía, si duermo, entro en ese trance, pero me despierto y me encuentro con esta realidad. Entonces empecé a tener muchos pensamientos confrontantes y te estoy hablando que ya llevábamos cinco años en cama? Sí, igual, comunicándome con el ojo derecho. No, inmóvil. Completamente, o sea, paralizada. No, no, no. Diciendo que si uno quiere, uno puede. Acudimos a todo, a todo. O sea, santería, medicina alternativa, brujería, ¿qué es que por allí dijeron? A todo, pero yo siempre le decía, señor, yo no me quiero deber a nada que no sea de ti. a todo, pero yo siempre le decía, señor, yo no me quiero deber a nada que no sea de ti ven, antes de avanzar, si siento tu fortaleza, pues es indegable, pero además quiero entender de dónde venía esa fortaleza, de pronto en tu infancia te habían inculcado eso no sé si lo llames fortaleza o le llames fe o fuerza mental, pero yo quiero entender de dónde provenía, hace cinco años tú en ese estado. Yo tenía desde muy pequeña fe en Dios, o sea, yo nunca cuestioné la existencia, nunca le pregunté por qué, o sea, a mí para qué me servía saber por qué. Yo le decía, ok, esto llegó, decía mi mamá, así como llegó, se tiene que ir, yo le decía, pero ¿qué hacemos? O sea, sí, debe haber algo que debamos hacer, o sea, esto, ¿qué hacemos con esto? Entonces me empecé a dar muy duro a mí misma, cuando pasan estos cinco años, y yo decía, ¿será que si hubiera sido en cuerpo de otra persona, cinco años y yo decía, ¿será que si hubiera sido en cuerpo de otra persona, otra persona le pone más berraquera y sale adelante? Y yo simplemente me acostumbré porque una vez un comentario, un comentario de un auxiliar que dijo, usted está acostumbrada a que se le haga todo, usted es manipuladora, le gusta que le hagamos todo, usted es perezosa y por eso está así. Y yo me confronté y dije, ¿ahí será? Puede ser, ¿no? uno a veces no sabe uno mismo qué pensamientos tiene en esos días tuvimos un accidente que se abrió una bolsa de agua caliente en la pierna y pues claro yo me puse súper roja, el auxiliar no se dio cuenta y mientras me preguntaba con el abecedario por qué estaba así porque además se me subió la frecuencia pues me estaba quemando la pierna. Entonces, claro, cuando levantan la sábana, se va con piel, una quemadura de tercer grado, y yo por eso me puse así. ¿Y fue que a alguien se le regó una bolsa encima tuya? No, esas bolsas a veces salen defectuosas, digamos que se salió, se destapó, quedó mal cerrada o no tenía buen cierre. ¿Y era una bolsa como para arder calorcito? Sí. Ok. Entonces, y se regó en la pierna izquierda una bolsa como para arder calorcito? Sí. Ok. Entonces, y se regó en la pierna izquierda. Uy, qué ardor. ¿Sentías todo? Todo. Exacerbado. Porque era ese como el tema, ¿sí? Que yo decía, pero es que me están haciendo pasito y ¿por qué me duele tanto? Uy, no. Pero ahí dije, no es cuestión de... Ah, porque había gente que decía, eso es cuestión de que le peguen un susto y ella reacciona. Yo decía, pero ¿qué le pasa a la gente? Bueno, y ahí confirmé y dije, no es que yo esté acostumbrada. Otra persona entró y dijo, ay, tú debes enviar la vida de todos los que venimos acá porque entrábamos, salimos. No. Y me puso a la tarea, ¿sabes? Me puso un desafío. O sea, cuando yo escuché eso, dije, ¿será? ¿Será que yo quisiera vivir en el cuerpo de otra persona o en la vida de otra persona y como tenía tanto tiempo y no pensaba en nada me puse a la tarea y me imaginé si yo estuviera en la vida esta persona si yo estuviera o sea hasta de celebridades no llega a la conclusión que yo quería recuperarme en mi vida obviamente con todo lo que tengo por mejora las cosas que tengo que cambiar pero yo quería recuperarme en mi vida, obviamente con todo lo que tengo por mejorar, con todas las cosas que tengo que cambiar, pero yo quería seguir siendo yo en la familia en la que estaba con los amigos que tenía en el lugar en que estaba y en el proceso que estaba viviendo yo quería pasarlo, atravesarlo superarlo, en ese momento yo decía yo no quiero la vida de nadie más, yo no envidio nada no, no, no pero igual me preguntaba. Te confrontaba todo esto. Yo me hacía como la pregunta de, ¿en serio quiero seguir así? ¿O qué es lo que está pasando? ¿Qué falta? Increíble. Siempre creyendo firmemente en Dios, pero yo tenía una relación con Dios, de un Dios bombero, ¿no? Cuando tenía un incendio. Apagaron el incendio. Y yo le decía, ok, tú allá, chéverísimo, te quedó el universo espectacular, pero yo aquí tengo que ser fuerte. Siempre lo vi así. Ben, yo no te entendí hace un rato cuando hablabas de todos tus procesos y el diagnóstico, ¿tú tuviste un ACV? No. No, no, no fue un ACV. Digamos que el enclaustramiento, yo he conocido casos de enclaustramiento por ACVs, pero no, yo no tuve un ACV. Fue más hipoxias, o sea, como falta de oxígeno en el cerebro. Ok. Y de pronto, mucho medicamento. Claro, en el afán de esto no te funciona y otra vez estás recayendo, entonces probamos con este, pero no se sabe. A la fecha no se sabe por qué fue el enclaustramiento como tal, y pasan cinco años, lo tengo como muy presente, cinco años es demasiado, yo le decía a Dios, oye, vámonos, sí, o sea, mi familia ya hacía cadenas de oración porque Dios se acordara de mí, así lo escuchaba, yo le decía, vámonos ya,monos ya antes no te van a preguntar por qué te van a decir gracias que se la llevó porque era muy chistoso no toda la gente parecía que tenía una carga muy fuerte pero mi mamá estaba regio entonces yo decía pero esto no me cuidan están cansados pero estaba bien entonces como que yo me aferraba a eso me aferraba al hecho de que no tenía lesiones en piel, yo tuve un mal procedimiento en mi tráquea, me decanularon y, o sea, fue un mal procedimiento, esto llevó a que se me rasgara la tráquea y mis cuerdas bucales se rasgaran. Uy, qué dolor. Entonces siempre tenía que estar boca arriba porque sangraba mucho, tenía muchos granulomas, muchos tumores por dentro, al punto de que ya se salían, ¿sí? Entonces, siempre tenía que estar boca arriba. Yo decía, si estoy boca arriba todo el tiempo y mi piel está intacta, mi mente está intacta. O sea, yo siempre le pedí a Dios ser consciente. Yo le decía que no se pierda ningún esfuerzo de mi familia, de mis amigos, porque me mandaban tarjetas del colegio, hacían recolectas, un profesor tomaba la vocería e iba a visitarme y a entregarme lo que me mandaban, mis amigos, o sea, el acompañamiento que tuve siempre fue increíble. Yo decía, ¿de qué me quejo? Por no poder estar afuera es cualquiera, abren con ella. Es un proceso. No, no, no, no. Es que, Dios, es imposible ponerme en tus zapatos, pero trato por un segundo y digo, yo no sé si yo tendría esa fortaleza. Mira que yo miro atrás, o sea, recuerdo y digo, fue Dios. O sea, no era yo tampoco porque en algún momento tuve una pesadilla, ya cuando estaba bien, y fue así, como que no me podía mover y me desperté súper asustada, no, no me desperté, mi mamá me despertó, me estaba llorando, y yo ahí tuve una pesadilla súper fea que los veía y no me podía comunicar, y horrible, no me escuchaban, y después dije, oye, yo pasé ocho años así, ¿qué es esto? Entonces, ven, ahorita estabas mencionando que, claro, iban las personas tu profesor, tu familia seguramente escuchabas mucha cosa y acá se me está ocurriendo pensar en ese escenario será que alguien médicos, no sé, enfermeras también te usaban como te usaban, entre comillas para desahogarse ¿alguien te contaba su secreto, su vida? me comí esa parte, pero mira que eso a mí me ayudó muchísimo. Desde UCI, o sea, desde el puro principio, personas del aseo, médicos, personas que no me conocían. Y van y me contaban sus historias y yo, ay, oye, no, terrible, yo estoy súper bien, pobrecito este, pero ¿cómo le digo que no se preocupe? Que se relaje. Yo sé que está toda, pero que se relaje. Que tranquila. O sea, que no pasa nada. Que todo va a estar bien. Pero era como una confesión. O sea... Sí, Iván y me... Mira, yo acá, sí, me pongo a hacer memoria. Hay una cantidad de cosas impresionantes y yo decía, ay, el mundo está muy loco. ¿En serio? El mundo está muy loco y yo estoy bien. Yo solamente no me puedo mover, pero yo estoy bien. Solo ese pequeño detalle. Solo ese pequeño muy loco y yo estoy bien. Yo solamente no me puedo mover, pero yo estoy bien. Solo ese pequeño detalle. Solo ese pequeño detalle. Pero yo estoy bien. Entonces, claro, yo me armé, esas cosas yo las usaba para fortalecerme. Y decir, señor, yo estoy bien. Estamos tranquilos, mi piel está íntegra, no tengo dolor. Si tengo frío, me tapan. Si tengo calor, pido que me abran la ventana, si tengo sed pido que me pasen agua por sonda, así súper rápido, yo me imagino que estoy tomando agua y ya, si tengo hambre, me hago un paseo mental, porque llegaba ya, me servían la comida, o sea, yo me tomaba el tiempo real, ¿no? Y me servían el plato que a mí más me gusta y me obligaba a acordarme a qué sabía. ¡Guau! Y a qué olía. Y qué se sentía estar allí y picaba, o sea... O sea, comida deliciosa. Sí, súper chévere. La pasaba muy bien conmigo. Y gratis. Era lo mejor, digamos, como poder hacerlo con personas que de pronto no hubiera podido hacerlo en la vida real, pero que tenía cosas por charlar con ellos, ¿sí? Entonces llevarlo a la práctica y así quedaba satisfecha, llegaba a casa mentalmente, cansada, me iba a veces a pie, o sea, me tomaba la tarea de hacerlo, y esas noches podía dormir mejor porque me cansaba. Claro, planificabas todo. Ven, y decías que te imaginabas cenando con personas. En algún momento te imaginaste, no sé, si en el pasado tuviste algún rencor con alguien, una conversación pendiente, ¿la tuviste mentalmente ahí? Sí, tenía que llevarlos para charlar y a ver qué era lo que pasaba. O sea, me iba a esos momentos, eso se llama la silla vacía, pero lo hacía imaginándome a la persona y todo mentalmente, ¿no? Obviamente tenía momentos de ira, de frustración cuando me hacían algo que me dolía, entonces me imaginaba tirando todo en la habitación, rompía cosas y después me ponía a llorar y recogía el desorden mentalmente, pero me ayudaba. Tremendo ejercicio. Y iba pasando el tiempo, empiezo a pensar en la eutanasia. Ah, bueno, antes de la eutanasia intento usar mi frecuencia cardíaca para suicidarme. Wow. O sea, puntualmente dije, tengo que hacer algo. Y si la puedo subir y me puedo comunicar, pues, ¿qué tal si me propice un paro? te quería decirte de este mundo, ¿ya te cansaste? me cansé, pero fue un día para otro fue un cambio abrupto, yo te puedo decir por eso te digo que cinco años donde todo está bien y de un momento a otro dije no más me aferré a algo que de pronto no tenía que aferrarme y ese fue mi tiempo acá y ya y está bien también entonces me suelto no pasa nada no voy a pelear más de pronto de estar peleando me mantuvo así creía yo claro y es que uno se hace desde afuera yo insisto en que desde afuera el programa es distinto y hay gente que dice no en un mes ya no soporto en dos en tres en un año y todo es entendible y respetable también, pero cinco años, o sea, era apenas lógico que por tu mente pasara algo así. Ya empecé yo a tener episodios de depresión, de unos cambios de estado de ánimo, no sé si alcancé a llegar a una bipolaridad, pero era muy abrupto, era muy brusco, y me estaba haciendo daño emocionalmente. Entonces dije, no, vamos a acabar con esto entonces pedía que me quitaran el pulso oxímetro decía que me estaba tallando pero era para intentar a ver hasta dónde me daba la frecuencia así lograba pues propiciar un paro cardíaco y llegaba a 200 y se me bajaba yo decía pero no puedo Dios ¿qué voy a hacer? entonces empecé, dije, ok, si cinco años estuve bien, con mente positiva, con actitud positiva diciendo que si yo quiero, yo puedo pues vamos a invertirlo, entonces me quiero morir me quiero morir, me quiero morir o sea, todo el tiempo me imaginaba cómo me alistaban, cómo me llevaban, cómo me quitaban las cosas, cómo me enterraban qué hacía mi familia y después me aburría, y después estaba súper feliz y decía, pero de cómo me llevaban, cómo me quitaban las cosas, cómo me enterraban, qué hacía mi familia. Y después me aburría. Y después estaba súper feliz y decía, pero ¿de qué me quejo? Entonces, súper feliz. Y a los 10 minutos, pero no me pudo mover. Claro, debe ser culpa mía. Entonces, empecé a jugarme mentalmente. ¿Y llegaste a buscar otro método también, de pronto, para hacerte daño? Solamente tenía la frecuencia cardíaca. Entonces, escuché en noticias que la eutanasia era legal en Colombia, dije, uff, eso es, ¿sí? Entonces le hice señas a mi mamá con los ojos, porque estaba preciso, era el noticiero, me estaban arreglando en la mañana, además que nuestra rutina era bien, bien extrema, porque mi mamá trabajaba, entonces dos y media de la mañana nos levantábamos, me bañaban, me abrazaban, seis de la mañana ya estaba bien, o sea, lista para el día, y en esos momentos escuchamos el tema de lo de la eutanasia, y llega un auxiliar, yo tuve pues un episodio donde un auxiliar me dormía, en la nutrición me pasaba algo para dormir yo tengo pantallazos pero espérate, ¿ese episodio fue imaginario o lo viviste? no, lo viví, yo lo viví ella me dormía, ella duró muy poco menos de un mes en la casa pero mi mamá un sábado no va a trabajar porque siente como un presentimiento, entonces no va a trabajar y se queda, ella estaba de turno y porque no se va? Y usted luego no se iba a ir, entonces entra al baño y empieza a hablar por teléfono, pero descargaba el sanitario constantemente para que no se escuchara la conversación. Mi mamá, o sea, aunque mi comunicación era un poco compleja, ellos ya sabían cuando yo estaba despierta y cuando estaba dormida, aunque no tuviera los parches. Porque un ojo se me ubicaba, no sé cómo hacían ellos. Ya te entendían. Y ella dice, Jennifer no se despierta. Y ella nunca duerme tanto. Llegan y me hacen terapia. La terapia respiratoria es supremamente invasiva y las reacciones... O sea, yo no me podía mover, pero mi frecuencia y todo, y no. Cuando me hacen la terapia respiratoria y yo sigo normal, o sea, estaba dormida. Se empiezan a asustar, la auxiliar se va como enojada, preocupada y con una maleta muy grande. y dilatan el tema de tomar exámenes para ver qué estaba pasando. Hasta el martes la auxiliar no regresa. Me cambian todas las auxiliares y mi mamá se empieza a dar cuenta que hacen falta cosas en la casa. Ay, no puede ser. Falta ropa, falta nutrición, faltan medicamentos, faltan cosas. Entonces, eso a mí me desmoronó. Porque yo dije, estoy exponiendo la seguridad de mi familia con personas externas que claramente necesitaba su ayuda pero estoy exponiendo la intimidad. ¿Te dormía para robarte? Tal cual. Y eso contribuye a que me sienta más triste. Porque pues es el lugar seguro de mi familia y por mí están viniendo personas que son de afuera. Entonces dije, no, esto hay que acabarlo rápido, ya, ya, ya. Pero además, qué molesto, ¿no? O sea, qué increíble que haya gente que se aproveche, además de tu vulnerabilidad. Sí, y inimaginable, ¿no? Porque tú descansas en el cuidado de otra persona, ¿sí? Entonces, eso me exacerbó a mí, esa molestia y el dolor, a mí me literal me dolía el corazón. O sea, ella decía, no quiero más. Yo le decía, señor, yo no te pregunto por qué, a mí no me importa saber por qué, pero ¿qué hacemos? ¿A qué acudimos? Mi historia, o sea, médicamente nunca han escatimado un tratamiento así sea costoso. Siempre me han dado todas las cosas. Mi familia también, o sea, que esto le puede ayudar, entonces le compramos, no importaba el valor. O sea, gracias a Dios, de algún lado siempre salía el recurso, entonces yo no era como, ay, ¿qué tal eso hubiera servido y no se probó? No, todo se probó, todo. O sea, desde lo espiritual, desde lo alternativo desde lo médico todo se probó llega una auxiliar que me encanta, yo a ella de verdad que la quiero muchísimo, somos muy buenas amigas todavía y ella era muy particular su comportamiento porque ella hacía todo lo que yo le pedía sin cuestionarme entonces yo no entendía tan bien el tema de internet, pero había otra auxiliar también súper linda que ella se dio a la tarea de conocerme con el abecedario. Entonces, me preguntaba, como yo era tan cerrada, ella, pero venga, usted no hacía nada, ¿qué salía? Usted no tiene Facebook. Entonces, ella empezaba por redes a mostrarme. Yo casi no entendía, pues porque no veía bien. Ella procuraba ponerme el computador, además que se lo llevaba escondidas y yo escuchaba cuando la llamaban y la regañaba, pero muy bonito, lo valoro muchísimo, y llega esta otra auxiliar y yo dije, bueno, ayúdame a buscar qué hay que hacer para solicitar la eutanasia. para solicitar la eutanasia. Sé que en lugar de otra mujer, ay, pero ¿por qué si su familia la apoya? O sea, me hubieran cuestionado, pero ella eran mis manos, eran mis ojos, era lo que yo necesitaba. Tu voluntad. Sí, aparte de mi mamá, pues porque no quería yo meterle ese tema a ella como tan directo, y ella pues no sabía en ese momento buscarlo. Y buscamos cinco requisitos, mal diagnóstico, un mal pronóstico, un tiempo prolongado, sin probabilidad de recuperación, dependencia total de otra persona, todos check, aplica para eutanasia. que voy a solicitar la eutanasia y ellos se entristecen y dicen, no, pero aquí estamos, no me importa, yo le decía a mi mamá con los ojos, usted sea envidiosa, o sea, yo ya no, ya me cansé, usted no está cansada, yo sí, y el doctor que me atiende me dice, no, yo soy probida, yo no puedo, yo te conocí caminando, no, hagamos algo, como la distraemos, hicieron una rifa, me compraron un computador, entonces yo dije, no puedo seguir con el tema de la eutanasia tan mal agradecida, vamos a darle un tiempito. Y él me decía, ¿qué quiere? Y yo decía, pero es que así me traigan, o sea, yo me sentía como cuando te ponen un banquete, y tú tienes hambre, y tú solo puedes ver y no comer. Así me sentía, yo decía, todo lo tengo tengo porque me llevan revistas y todo mi mamá todo me lo compraba entonces llegaban las cosas y me las ponía yo sentía raro yo tenía mucha sensibilidad y todo era pero era muy exacerbado yo sé cómo estoy haciendo en debutar a mi mamá para cosas que no me va a poner y para mi mamá, para cuando se levante, ¿sí? ¡Qué lindo! Entonces, le cobré el pantalón para cuando se levante, y todo así, para cuando se levante, y yo, ay sí, de verdad, que es para cuando me levante, entonces volví y retomaba fuerzas, pero seguía el tema, ¿sí? Me quiero morir, me quiero, era mi pensamiento recurrente, o sea, todo el tiempo me estaba repitiendo lo mismo. Pasan tres años, o sea, estamos completando ocho años en esta misma condición o sea desde el deseo de ponerte la eutanasia pasaron tres años en que tú estabas como que con la idea pero no te definías mi mamá no dejaba o sea ya le decía a los médicos díganle que sí pero no lo pidan entonces se me ocurrió la grandiosa idea de cómo demandar a mi mamá, porque me estaba negando el derecho a morir dignamente. Y en ese momento, o sea, empiezo yo a buscar, a pedir que me ayuden a buscar esas cosas. Y me empezaron a llevar películas sobre la eutanasia, sin saber, ¿no? Las personas que me la ayudaban, como, mira esta historia durísima. eutanasia, sin saber, ¿no? Las personas que me la ayudaban, como, mira esta historia durísima. Una de esas historias es de una boxeadora que recibió un mal golpe y queda cuadrapléjica. Ella, contrario a lo que yo tenía, no tenía una familia que la amaba, solamente su entrenador, que la apreciaba mucho, y ella intenta suicidarse mordiéndose la lengua, ¿sí? Pero la alcanzan a atender y pues una hemorragia y la alcanzan a atender y no se muere. El entrenador llega un día, entra sin que nadie se dé cuenta, le pone una sobredosis de cianuro, le genera un paro, se murió, fin de la película. Y yo me pongo a pensar y digo, si yo pudiera mover los ojos, si yo pudiera parpadear, para mí la muerte no sería una opción, porque podría parpadear. O sea, a mí realmente me llevaba al límite el dolor de mis ojos. O sea, la exposición, aunque me apoyaban con el parpadeo, no todas las auxiliares eran conscientes de cuántas veces tú parpadeas. Entonces, no, pero yo ya hace 10 minutos le hice masaje. O sea, que te ayudaran a cerrar el ojito varias veces. Claro, eso es constante, ¿sí? Que me succionaran, pues me llegaba, no deglutía, no pasaba saliva, entonces, succión constante. Entonces yo decía, pero es que si yo moviera los ojos, el trato de la gente sería otro, tendrían más cuidado, sabrían que yo estoy consciente, entonces la muerte no sería una opción. No asistía, ¿sí? O sea, le daría hasta que tuviera que darla. Entonces empecé como a, ¿será que sí? ¿será que no? Bueno, mi doctor me deja porque cambia de gestión, ya tiene otras responsabilidades, entrega mi caso y llega una doctora que tan pronto me ve, le dice al auxiliar, ¿por qué la tienen así? ¿por qué no le practican la eutanasia? Y yo, ¡ay! Por fin, alguien que me escuchó, ¿sí? Entonces ella dijo, sí, ella está en ese proceso, pero pues no lo han definido, ya no, o sea, ¿cómo la van a tener así? Hay que hacerlo. ¿Y eso lo viste con buenos ojos? Sí, claro, o sea, no me están obligando a vivir así. Ok. Entonces ella hace el proceso, claro, para mi mamá muy fuerte, pero decidimos que lo vamos a hacer. Aceptaron. Aceptaron. Y regalamos todas mis cosas, toda mi ropa. O sea, ya había fecha. Sí, ya estábamos programadas para octubre del 2012. del 2012. Para la eutanasia tuya. Se trataba de hacer acompañamiento psicológico, pero era muy complejo por mi forma de comunicación y mi mamá pues no, o sea, ya lo habíamos aceptado. Yo había vetado visitas, por lo que te digo, yo no me sentía como me veía y llegaban y se ponían a llorar o hacían comentarios, yo decía, ay no, yo estoy re hechida, pero para ellos, estoy tranquila, tranquila, o sea, nada que me impida la paz, que me quite la paz. Antes de avanzar ahí, quiero preguntarte, durante todo este proceso, antes de llegar a este estado de salud, ¿tenías pareja? Sí, sí, yo tenía novio, él siempre estuvo conmigo, yo no tengo quejas alguna. Ah, ¿durante el proceso también se vio a tu lado? Yo no dejaba que me viera porque él me vio en Laimunda, ¿sí? Pero él trataba de estar muy fuerte. Ok. Entonces, pues yo le dije a mi mami como que vetáramos visitas, porque igual, pues tú sabes. Claro. Que me limpie la salida, aunque él me vio en ese estado. Cuando vetamos las visitas, él por correo siempre me mandaba correo. Sí. Y las auxiliares, cuando llega la chica que te digo que ya, pero venga, usted no tenía vida, cuénteme, no tenía novio, venga y se lo muestro por Facebook, busquémoslo a ver qué es la vida de él. En esa época era Messenger. Sí. Entonces, tan pronto se conectó al correo, se activó el Messenger. Entonces, él como así, eres tú, pues porque mi mamá siempre decía, ella está bien pero la gente no sabía mi estado total de hecho, mis amigos me llamaban y pedían que pusieran el altavoz, mi mamá les decía, ella les escucha, ella contesta, pero no se escucha la voz, entonces háblenle entonces ellos me llamaban a contarme cómo iba la vida, cómo iba todo entonces, y él pues por correos, sí, o sea, él siempre estuvo ahí cuando yo me empecé. Ah, bueno, espérate ya, antes porque me salto, ¿no? Es un poquito complejo el mantener el hilo. Pero bueno, pasa el tema de la eutanasia, o sea, de que sea prueba de que regalamos las cosas. Yo no estaba recibiendo ya visitas, Como te digo, acudimos a todo. A todo lo espiritualmente hablando, energéticamente hablando. Y yo había pedido que me ayudaran a escribir una carta. Ahí sí tenía preguntas con dolor. Sí. En la carta. Y mi mamá, pues en su trabajo, se da cuenta que ella está triste. Y su jefe le dice que qué le pasa, pues porque ella nunca faltó a su trabajo, o sea, ella siempre cumplió con todo lo que tenía que cumplir, tuvo cambios de trabajos, pero no era algo como, ay, mi hija se enfermó, entonces no voy a trabajar, no, ella siempre cumplió, o sea, cada cosa con su cosa dice ella. Entonces, cuando la ven así, la jefe le pregunta y mami le cuenta, pues estamos sacando todas las cosas porque tengo una hija en esa condición y pues ya la van a desconectar, entonces pues está triste. Claro. Y él le dice, ok, bueno, tremendo, pero pues déjame, puede ir alguien a visitarla, una tía que yo tengo, qué sé yo. Entonces mi mamá va y me cuenta pues una visita más, una menos antes de irnos pues que vengan ellas fueron a la casa y yo tuve paz ¿sabes? no tenía paz yo había desarrollado un delirio de persecución terrible, le tenía pánico a la noche, era muy loco además porque a las 5 de la tarde más o menos que empezaba a oscurecer, yo empezaba a llorar, y llegó la noche, y tengo miedo, y lloré, o sea, una cosa loca, yo decía, pero a mí qué me pasa, como qué vergüenza, no, al otro día decía qué vergüenza, hoy sí me voy a comportar, pero era todos los días. ¿Y te salían lágrimas? Sí, claro, yo lloraba un montón, o sea, me veían, y ellos siempre decían que mis ojos eran muy expresivos a pesar de estar todo el tiempo abiertos unos días eran más abiertos otros días no tanto, yo tenía unas bacterias bien fuertes en los pulmones y se me exacerbaban, entonces era neumonía fija, temas de riñones, bueno, un montón de cosas pero ya cuando ellas llegan yo tuve paz y era una paz que yo no sabía a qué atribuirla, ¿sí? ¿Cuándo fue esta visita? Cuando fue esta visita, y resulta que yo pedí que llevaran la carta, ¿sí? Citaron a mi mamá y les dicen como, no, ustedes no conocen a Dios y yo, ay, tan atrev uno sabe, si yo soy íntima, solo que no me contesta ahorita pero espérate, o sea, esa carta la escribieron para ti no, yo la escribí, pedí que la escribieran ¿y a quién se la ibas a dar? yo dije a alguien que me dé tranquilidad, entonces se la entregué a ellas se la entregué a ellas y ellas la llevaron donde su líder, el pastor ¿pero eso era una despedida? No, eran preguntas. O sea, yo decía, no la tengo, no la volví a conseguir, pero era como, Dios está enojado conmigo porque no me contesta. O sea, somos amigos. Yo tenía claro que éramos amigos, pero que él no me quería contestar esos días. Entonces, era como, está enojado. ¿Y si hago esto, qué pasa? ¿Sí? Como así. Él no dio respuesta a las preguntas. Él simplemente me dijo, no lo conocen. ¿Sí? Y yo me enojé. Me enojé porque yo decía, no, sí, yo tengo, yo obvio lo conozco. Él es esa visita. Es esa visita. Y me presentan a una persona. No me presentan una religión, no me presentan una doctrina, no me presentan una práctica, no me presentan un ritual, me presentan una persona, me presentan a Jesús. Y a mí me empezó un deseo ferviente por conocerlo, a él. La recuperación no me importaba. La situación ya era de menos, o sea, estaba de más, más bien. Yo me enfoqué en conocerlo a él, ¿sí? Hay una parte, hay un versículo que dice, busca primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura. A mí no me importaba la añadidura. Si te soy sincera, no sé, me enamoré, como cuando te presentan, te hablan de alguien y tú quieres conocerlo, sin importar si te va a dar algún beneficio, sin importar si te va a contar algo, de hecho sin saber siquiera si esa persona quiere conocerte. Sí. Pero a mí me empezó un deseo ferviente por conocer el corazón de Dios por conocer la persona de Jesús y efectivamente él se reveló cuando tú quieres conocer, él se dispone y yo busqué el corazón de él y él extendió su mano y empezó a orar, yo le decía no me quiero recuperar no me importa, o sea ya después de ocho años yo decía, ¿a qué? ¿a qué me levanto? Sí, con todas las experiencias que tuve, yo dije, el ser humano es muy feo. Somos convenientes, somos interesados, manejamos una coraza, tenemos algo aquí enfrente siempre por ganar. Estamos en el afán del que más haga. Yo no quiero caer en eso otra vez. No te creo. el que más haga yo no quiero caer en eso otra vez yo te quiero conocer a ti y ya estoy feliz, o sea, yo de verdad lo conocí y dije ay, me puedo morir tranquila, o sea, yo estaba y ahí te estaba hablando de que ya iba pasando un año después de que me autorizan la eutanasia, o sea, cuando yo empiezo a conocer todo este proceso a tener este proceso, ellos la parte médica, muy prudentes no tocan el tema, están esperando que yo confirme cuando quiero que me la practiquen. Eres tú quien da la fecha. Correcto. Ok. Ellos solo hacen el acompañamiento, ¿sí? Conmigo lo hicieron de la forma más amorosa, o sea, tú decides, tranquila, y empiezo yo a tener estos procesos de visitas, estos procesos de visitas donde me enseñan temas bíblicos pero ya te digo, no es una religión no es una doctrina no es el legalismo porque yo a esta fecha hoy te puedo decir que lo que más aparta al ser humano de Dios es la religión porque empiezan a buscar un montón de cosas y añadirle cosas innecesarias entonces yo dije ok, o sea yo me enamoré, literalmente me enamoré de Jesús entonces empezaba y como, ¿quién es él? ¿qué hizo? ¿cómo vivía? y me empecé a sumergir en el estudio yo estaba feliz, mira un día me abrieron los ojos, después de que me la pasaba diciendo todo el tiempo me quiero morir, me quiero morir, me quiero morir, me abrieron los ojos y entraba el reflejo del sol en la pared de atrás de mi cama, porque no entra, normalmente no alcanza a dar el sol ahí en la casa, pero ese día el reflejo, cuando me abren los ojos, yo digo, qué lindo, espectacular, o sea, porque me quejo, nuevamente empieza, y me empecé a sentir feliz, y yo dije, ay, me asusté, dije, ay, me enloquecí, ¿cómo voy a estar feliz si solamente es el reflejo del sol, Jennifer? O sea, pero me pareció hermoso, y entonces empezó a sembrarse en mía y a irradiar un gozo que sobrepasa todo entendimiento. Físicamente, ningún cambio. Yo solamente estaba feliz y eso estaba marcando la diferencia. Entonces yo dije, ya, si pasa, está bien. Si no pasa, está bien. Y Dios empieza a hablar, vida, vida. Y yo, no quiero, no me importa. O sea, si tú me digas que mañana salgo corriendo, no quiero. Pero él seguía hablando, vida. Le dije, ok, no quiero, pero no tengo ganas, no me importa. No voy a como, ay, vamos a poner de nuestra parte. No. O sea, ya está, ya había renunciado. Ya había renunciado completamente. Le dije, pero lo único que tengo es confianza en ti. Y yo hago caso. Si puedes hacer algo con eso voy a hacer caso entonces haz lo que creas conveniente que va a pasar y él sigue hablando vida del que cuando dices esto te refieres a que quiero entender como que habían personas ahí te visitaban te lean la biblia te oraban llegaban y me estaban enseñando además que fue muy bonito porque fue un estudio bíblico, o sea ellos no iban a imponer manos, hacer un montón de cosas algo muy tranquilo entonces ellos me leían una parte y me la explicaban entonces dice la palabra que él soplará sobre los huesos muertos sobre los huesos muertos, sí y estos resucitarán y cobrarán y tomarán carne y empezarán. Había una palabra que yo la tenía, o sea, había quedado en mi corazón sembrada desde antes del proceso y es cosa que ojo no vio, ni oído escuchó, ni ha subido al corazón del hombre, son las cosas que Dios tiene preparadas para quienes le aman. ¡Wow! Entonces yo decía, ay, esto no es así, o sea, no es con muerte, porque qué es lo normal de una persona que está enferma, pues que se muera, pero si tú me dices, y esto venía a mi corazón todo el tiempo, o sea, yo meditaba en esa palabra, yo decía, cosa que ojo no vio, mi oído escuchó, me ha subido al corazón del hombre, son las que Dios tiene preparadas para quienes, para quienes lo aman, yo le dije, yo te amo. Entonces esas cosas me pertenecen. Y empecé a ver la Biblia como lo que es un testamento, que es un testamento. Algo que te han dejado a ti. Pero ¿cuándo lo puedes reclamar tú? Cuando lo reconoces. Entonces empecé a ver la Biblia no como el libro religioso que nos han mostrado, sino como un libro que habla de alguien, habla de Jesús, entonces el Antiguo Testamento lo proclama y el Nuevo Testamento lo confirma, entonces veo, lo empiezo a ver a él y digo, oye maravilloso esa forma de ser de él, que hizo. La historia. A que se aferró, ¿sí? Más que un maestro, como alguien allá, él se muestra cercano, él se muestra genuino, él se muestra consciente, él se muestra doliente. Él no se muestra por allá como alguien al que hay que hacerle reverencia. No. No. Entonces yo le decía, señor, tú no necesitas ni el abecedario, tú no necesitas nada. Entonces cuando hablo de que Él me habla vida, es, y vendrán tiempos mejores. Y no era a propósito, porque yo eso no lo contaba, o sea, esas eran mis conversaciones con Dios. Internas. Sí, y Dios ponía personas que venían a hablar de cierto tema con el que yo estaba tratando de charlar con él. Ahí empezaban tus conversaciones con Dios. Sí, yo decía, ay, Señor, bueno, vamos, dice la palabra que para el que llega a sus caminos todas las cosas son hechas nuevas, las cosas viejas pasaron, todo es hecho nuevo. Le dije, ok, nos vamos a recuperar, siempre incluyéndolo. Ah, ya hiciste tu trato. Sí, ya dije, bueno, está bien, no voy a pelear más, nos vamos a recuperar. Siempre incluyéndolo, ¿no? Ah, ya hiciste tu trato. Sí. Ya dije, bueno, está bien, no voy a pelear más. Nos vamos a recuperar. Pero ¿y qué tal no? Entonces yo dije, bueno, yo tenía un dispositivo con el que llevaba ya cinco años. Sí. No me lo dejaba cambiar porque yo sabía que si no me lo dejaba cambiar me iba a dar una hemorragia. Entonces yo decía, con eso me voy a morir. Porque siempre estaba estable, ¿no? Entonces yo decía, ni para arriba ni para abajo, me aferro a mi tubo, y de ese parte o sale una hemorragia y ya, ¿sí? No pasa nada más y ya. Autorizo el cambio, porque tenía paz. Entonces dije, ok, voy a ir. El del tubito. El del tubo, el de la traqueostomía, era un tubo orotraqueal adaptado a la tráquea, por la lesión que te digo, tenía, yo tenía El del tubito. y ahí me ventilaban, digamos que como un recurso, porque no era lo normal. Yo dije, ¿qué tal? Yo peleando con el tubito y no dejándomelo cambiar, y resulta que se autorizó, ¿qué tal? Ahí pase algo, porque siempre hacía paro en ese tipo de intervenciones. Entonces le dije a mi mamá, vamos a autorizar el cambio. Yo lo digo como si lo estuviera charlando así, pero era todo con el ojo, ¿no? Entonces, vamos a autorizar el cambio, y allá, por favor, estuviera charlando así, pero era todo con el ojo entonces vamos a autorizar el cambio y allá por favor tú firmas orden de no reanimación entonces, mira todo salió, yo pensé que eso sí iba a tardar porque no había convenio con la clínica en ese momento de mi EPS eso fue un jueves y el lunes llamaron a mi mamá que ya la ambulancia iba a recogerme y yo ¡ay! ¡qué susto! ¡ay sí me dio susto! ¡Ay, sí me dio susto! Pero me autorizaron todo. Tener las auxiliares en UCI, las que conocían mi lenguaje, visita 24-7. O sea, un cuidado excepcional. Me hacen el primer procedimiento. La anestesia no me cogía, entonces tienen que aumentar la dosis mucho más. Y el doctor que me va a hacer el procedimiento, yo obviamente lo alcanzaba a ver, él estaba muy nervioso. Y llega otro doctor y le dice, pero ¿por qué está tan nervioso? Y yo decía, ¿hay qué? Por rescatar, o sea, no hay nada por rescatar. Y mi doctor le dice, mire, o sea, él toma aire y lo hace como muy tranquilo. Ella es una paciente no reanimable, ella es mi paciente, si ella se va, se va en mis manos. Yo no tendría paz donde a ella le pase algo y yo no estar viendo el procedimiento, o sea, no sé el que lo está haciendo entonces yo lo voy a hacer, pero estaba enojado, entonces yo, ay tan lindo y él me secaba, él no entendía mi comunicación, o sea, él sabía que yo estaba consciente, pero no alcanzaba a percibirlo, él me atendió en UCI también y él cuando pasaba en revista y todos decían un montón de cosas trágicas él se quedaba de últimas y me tocaba los pies y me decía, Jennifer, póngale fuerza, pídale a Dios, usted está muy joven, y se iba. ¡Qué lindo! No, tuve unas experiencias bien bonitas. Ahorita que hago ese recorderis, tuve también un doctor muy especial con el que hablábamos recientemente y él me acompañó en todo el proceso. Y él siempre siempre a pesar de ya estar en estado supuestamente vegetativo, él iba todas las madrugadas a las dos de la mañana a contarme su vida, y entonces me decía tenemos un café pendiente, no se te olvide y así fue muy lindo fue súper lindo, ese detalle lo había admitido, pero realmente fue algo que me marcó, porque yo me aferraba a eso, o sea, aunque todos digan que no, mi mamá, este médico, esta persona, están ahí. Entonces, estamos bien. Pasa todo este tiempo de este proceso de los ocho años. Voy yo a ese procedimiento, es el mismo doctor que me atendió desde el principio. Y yo dije, yo estaba por dentro, aquí nos vamos a ir. yo estaba feliz, yo estaba segura que ese día yo me iba. Sí. Ok. Y yo estaba feliz, estaba súper contenta. Yo dije, ya, gracias a Dios. Descanso. Sí, y descansa mi familia. Claro. Aunque mi mamá siempre, nunca manifestó un tema de cansancio, pero yo decía, debe estar cansada lo que pasa es que no me dice entonces dije, ok, vamos a y estaba, no te imaginas estaba supremamente feliz y me desperté de la anestesia entonces me asusté y dije, pero ¿qué pasó? entonces el doctor dijo ella va a tardar en despertar porque la anestesia fue súper alta, entonces cuando me miraron, las auxiliares ya me conocían y dijeron, no, ella está despierta. Entonces, el ok, se acercó y me dijo, Jennifer, todavía después de cinco años la tráquea sigue estando al 98% obstruida. No te pudimos hacer el cambio que queríamos, tenemos que repetir el procedimiento el jueves. Y yo, ay, bueno, la segunda. Está la vencida. Y pasó, me desperté y no pasó nada. ¿Te hicieron el cambio normal? No hice paro, ni nada. Me llevan a la casa. Al retirar el tubo, que llevaba cinco años, y meter otro, todos los granulomas, o sea, todos los tumores se mueven. Uf, qué dolor. Ahí sí empiezo a experimentar dolor, pero un dolor que me agobiaba. No me podían dar medicamento para el dolor porque me bloqueaban el movimiento del ojo. Ay, no, no. Entonces yo pedía que no me lo dieran porque pues tenía que estar en comunicación. Eran carne viva. Sí, entonces me confronté, yo decía, ¿será que escuché mal? ¿Será que yo no sé escuchar la voz de Dios? confronté, yo decía, ¿será que escuché mal? ¿será que yo no sé escuchar la voz de Dios? ¿será que yo me afané? ¿me apresuré? ¿autoricé eso antes y no era el momento? me dolía mucho o sea, de verdad que me dolía un montón dentro de todos estos cambios yo empiezo a pedir que me cambien lo que escucho lo que veo y recibo una palabra de ciencia, se llama en terminología cristiana, donde estoy viendo un programa de un pastor y recibo una palabra muy puntual como alguien que está pasando un proceso de esa misma enfermedad. Había alguien con Guillain-Barré. Se va a empezar a recuperar, va a estar conmigo dando testimonio. Y yo, ay, ¿seré yo? Pero no dijo la cédula. Entonces no lo voy a contar a nadie. No voy a contar, solo voy a pedir que me tomen fotos porque como muestro como estaba ¿sí? pero no le voy a contar a nadie porque qué tal no pase entonces las vamos a tener ahí guardaditas esto fue en marzo, más o menos marzo abril del 2013 o sea, estamos hablando que la eutanasia estaba programada para octubre del 2012, estamos en marzo del 2013 estamos hablando que la otan es estaba programada para octubre del 2012 estamos en marzo del 2013 tranquila bueno pasó todo ese proceso yo seguía confrontada pero yo seguía ahí hablando vida haciendo visita a alguien entonces le decía nos vamos a recuperar, porque ya entendí, por fin, o sea te estoy prestando atención, junio del 2013 y le dije pero, nos vamos a recuperar como si jamás y nunca hubiera pasado nada, wow el tiempo, tú lo determinas cicatrices todas las que quieras, no me importa pero como si nunca hubiera pasado nada, y yo voy a hacer caso y no me sueltas. O sea, vas adelante, vas detrás, organizas todo, por favor. Tengo miedo. Le tenía pánico a la gente. Y vamos a recuperarnos. Agosto del 2013, mis ojos se ubican. No. Porque estaban extraviados. Se empiezan a ubicar, el parpadeo empieza a ser espontáneo y yo empiezo a entrar en... Ahora sí es verdad, o sea, qué susto, empiezo a gesticular, pero te estaba hablando que esto fue muy rápido no era como, ay, se va a recuperar, o guau, yo le decía, me voy a encontrar nuevamente con el mundo, al que le tengo miedo, al que digo, pues pucha, estamos, somos muy convenientes, entonces, vamos, vamos, vamos, y vas tú delante. vamos, vamos y vas tú delante. Empiezo a recuperarme, mi cara cambia, se me empieza a notar cuando frunzo el sueño, se me empieza a notar cuando me río. ¿Tú estabas en cuestión de un mes? Sí, fue muy rápido y me asustaba, ¿no? Porque me volteaban a mirar y te estoy haciendo duro, claro, porque ya fruncé el sueño. lo que te digo, el trato cambia cuando la expresión del paciente cambia o el diagnóstico entonces empiezo a parpadear, ya me iban a hacer masaje y yo cerraba los ojos sola no lo puedo creer empiezo a cerrar la boca yo tenía la boca completamente abierta, rígida entonces me hacían fuerza para cerrarla y no lo lograban pero ahí empezó a soltar sí, a soltarse hacían fuerza para cerrarla y no lo lograban, pero ahí empezó a, digamos que a... Como a soltar. Sí, a soltarse. Y empiezo a gesticular, empiezo a tener ya un contacto visual, o sea, ya podía seguir a las personas con los ojos. No, no, no. Y eso fue muy rápido, yo estaba como con un poco de susto. Empiezo el proceso de controlar la cabeza, es durísimo, el control cefálico implica muchos, o sea, tiene muchos músculos, es muy pesado sostener la cabeza, acá donde estamos lo vemos súper normal, pero es durísimo, y empiezo a ver progreso, progreso, empiezan a hacerme pruebas de fonoaudiología, pero pues yo tenía una lesión donde mis cuerdas estaban rasgadas y los médicos me decían tranquila, te vamos a entender. O sea, yo siempre como llevándome a la tranquilidad. No importa si no fonas y yo no, como que no importa. O sea, señor, necesito unas cuerdas nuevas, por favor. Tengo que hablar. Esa voz que tú pensaste para mí en el vientre de mi mamáá please, otra vez, sí, así plena, buen tono, porque pues yo ya había experimentado lo que era que se bajara el tono por la falta de fuerza traquea nueva imagínate, ah, empezaste a hacer tu lista de pedidos, claro, a navidad sí, tal cual, entonces ojos nuevos porque la lesión era muy severa yo veía blanco y negro o sea, podrías haber quedado ciega, completamente sí, entonces ya ojos nuevos porque la lesión era muy severa, yo veía blanco y negro. O sea, podrías haber quedado ciega. Completamente, sí. Entonces ya ojos nuevos, garganta nueva, o sea, todo porque toda la parte de glusión, todo eso estaba lesionado. Voz, pulmones, necesitaba pulmones nuevos porque la bacteria que tenía, ellos decían que no se quitaba, o sea, la tráquea tenía que quedar abierta siempre porque esa bacteria es bien agresiva, entonces no se puede como cerrar porque complica. Riñones nuevos, intestino nuevo. Y yo, ay no, Dios necesito hablar porque es mi mamá, es lo más importante. Y yo, no, mi voz, por favor. pues mi mamá, lo más importante. Y yo, no, mi voz, por favor. Ah, bueno, me comí una parte muy importante de la comida, para empezar a comer, porque fue digamos que antes de empezar a hablar, como tal, o sea, yo podía gesticular, pero todo fue de la mano. Entonces me estaban pasando la nutrición, y un auxiliar dice, ay, tengo mucha hambre, me quiero ir rápido, porque mi mamá está haciendo tajadas con yo, no sé qué. Y yo, una yo una taja que rica un plátano frito y me puse a llorar sentí triste y ahí voy a llorar por un plátano frito sea ocho años y no me va a poner triste porque no puedo comerme un plátano entonces le dije señor porfa rehabilita mi vida oral pero no que con papilla no, que pueda comer y el sentido del gusto que no estaba porque todo me sabía hierro uff ocho días para empezar a cerrar la boca y empezar a pasar y empezar a hacer pruebas con leche, con galletas no te creo esto bueno empezamos con leche, ¿no? Y con una jarrita porque yo no cerraba bien la boca. Y le digo, mamá, quiero puré de papa. Me lo hizo. Y yo, vamos a probar. Porque pasar algo denso es diferente, ¿no? Sí. Además, entre que puedes broncoaspirar, entre que cuántos años llevaba sin comer. No, obvio. Y siento el sabor perfecto. Yo no ya, al día siguiente vos con salchicha tamal, picada, helado todo, nada me sentó mal o sea, ya empezaron a darte alimento sólido sí, a escondidas de los médicos, pero yo empecé a comer pero te estaba hablando que es cuestión de agosto a septiembre rehabilitación de cara, de vía oral y empezamos con el tema de fonaudiología para intentar fonar pero no, no lo he logrado, o sea, me hacían pruebas cara, de vía oral, y empezamos con el tema de fonaudiología. Sí. Para intentar fonar, pero no, no lo he logrado, o sea, me hacían pruebas, me ponía súper mal, me descompensaba mucho, no, no lograba hacer entre que hablaba y respiraba. Sí. Y la cánula que tenía no me ayudaba mucho tampoco. Llega diciembre y te digo que yo, señor, tengo que hablar, o sea, lo que más me importa es poderle comunicar a mi mamá lo que está pasando, cómo me siento. Para este tiempo tenía un equipo de auxiliares espectacular porque todo iba acomodándose, ¿sí? Eran personas idóneas, con disposición, con entrega, con don de servicio. con disposición, con entrega, con don de servicio, ellas vivieron mi proceso de no hablar, a ya estar aquí, entonces la confianza, pero necesito hablar con mi mamá, o sea, que ella me entienda, además que boleta, yo me voy a recuperar y no voy a poder hablar, entonces siempre le digo, por favor, el tiempo, o sea, yo no tengo afán tú lo pones y en diciembre, después de las velitas, después del 7, me acuerdo como estaba comiendo, pues todos los días mi mamá me llevaba algo diferente y ese día me llevó una leche asada y para hacer la prueba de fonación, era un proceso o sea, te succiono te hiperventilo, o sea, todo pues para evitar complicaciones. Y mi mamá entra, la auxiliar me ocluye, o sea, me tapa. Te tapa. Me quita el oxígeno, me tapa, y a mí me sale, hola mami. ¿Qué? No, no, no. Casi le da algo. Me empezó a buscar por fuera de la habitación, y yo ay, no, yo no hablo porque usted cómo se pone. Pero yo no me reconocía la voz. Yo me desmayo, te digo. Sí, mi mamá entró como, no, o sea, me miraba, pero me buscaba. Es que ocho años sin escucharte. Ay, sí, ese día fue bien particular porque yo no dimensionaba, no te digo que yo no, como que nunca me metí en el papel de estudio enfermo. No, no, no. Entonces como yo decía, ay, qué raro me suena la voz, estoy como disfónica. Pero era pues obviamente todo el tiempo. Y la auxiliar también estaba nerviosa, yo estaba nerviosa. Entonces, no, conéctame otra vez porque me estoy como ahogando. Respiramos, tomándonos agua y empezamos a llamar a la familia. Yo no dimensioné el impacto con mis tías, por ejemplo, que ya eran personas adultas. ¿Cómo fue esto? Yo soy la tía. ¿Qué? Me confundían con una prima, Marcelita. Está como con gripa. Yo no, Jennifer. ¿Qué? Pásenme a su mamá. O sea, todos eran... No, no, no. Qué susto. Sí no no qué susto confrontante pero yo estaba feliz o sea yo no decía cómo se van a asustar una casi le da un infarto se le subió la atención se puso súper mal y mi hermano también él estaba en fuera del es una alucinación ay, si eres tú, entonces ahí como todos ya en el furor de la comunicación nuevamente pero yo estaba como tímida como que escucharme a veces, todo el tiempo la auxiliar tenía que tener contacto visual conmigo entonces preguntándome algo, ¿necesitas algo? y con los ojos yo la sentaba y ese día fue muy chistoso porque yo necesitaba que me succionaran, me estaba ahogando y yo esperando que ella me mirara para decirle yo, ay, yo puedo hablar. Oye, mira, así como fue muy raro, ¿no? Irónico, tanto tiempo esperando hablar. ¿tu voz te quedó con el sonido de antes? sí, es exactamente la misma sí se me olvida respirar, se me olvida hidratarme, entonces a veces como que ya la voy poniendo como ronca y digo verdad que toca respirar digamos que todavía tengo por ahí algunos unas faltas de conciencia más bien frente al cuidado de la voz pero sí es exactamente la misma entonces empieza este proceso de recuperación, los médicos obviamente se asustaron porque fue de un día para otro. Ellos decían, esperábamos como que digas las vocales, que empieces a... De a pocos. No, eso fue de un momento a otro. Estamos hablando de diciembre del 2013. En enero del 2014 empieza el proceso de destete del ventilador, en el día de un momento a otro empecé a respirar, o sea, yo empecé a hablar y solté el ventilador. ¡Wow! En las noches fue un poco más complejo, pero me ayudó una gata, imagínate, ella nunca se subía a la cama, pero cuando me empiezan a hacer ese proceso de destete y yo me duermo, la gata se me subía. Y entonces la auxiliar dice, ¿por qué será? Y se escondió detrás de la cortina y dijo, vamos a ver en qué momento Julieta, se llamaba la gata, se sube a la cama. Pues la gata identificaba la apnea de sueño antes que el ventilador. Se salvaba. Entonces cuando se me lanzaba, claro, me asustaba. Sí. Y mi inconsciente, o sea, recuperé el inconsciente de respirar, dormía. Fue en un mes, después de ocho años de... La gata fue tu terapeuta. Ay, es muy curioso, pero bueno, sí, así pasó en ese tiempo. Y me pueden destetar del ventilador, me lo retiran en la noche, viene este pastor que te digo que un año atrás había dicho algo viene a Colombia él no es de Colombia, lleva 10 años sin venir a Colombia yo escucho que él viene y yo pero tengo otra costumía no, yo con ese tubo no voy por allá ni loca, no, obvio no me llaman, yo era candidata para reconstrucción de vía aérea y no me la voy a hacer, yo prefiero andar con mi tubo, yo no candidata para dar reconstrucción de vía aérea y no me la voy a hacer. Yo prefiero andar con mi tubo, yo no tengo problema con el tubito, o sea, está rey ahí. No me voy a someter a esa cirugía. Y ellos, no, pero tienes una cita, estás programado. O sea, me llamaron a decirme que al día siguiente tenía que ir porque tenía la cita, un tag de cuello, una fibrobroncoscopia. Esta fibrobroncoscopia es como una endoscopia, pero por nariz. Ok. Antes, cuando me la intentaban hacer, no se podía, porque había tanto tumor por dentro que en la sonda no pasaba. Yo, bueno, pero pues vamos a hacer caso. Fuimos a los exámenes, el tag de cuello me lo hicieron, ah, bueno, yo tenía un tema de riñones y de hígado por tanto medicamento, ¿no? Entonces antes de hacerme ese tag que tenía un medio de contraste, me toman laboratorios, pues para ver cómo estaban mis riñones y el hígado, porque no me cabía una pepa más. Claro. Y cuando hacen el examen y el jefe Tito, todavía me atendía después de todos esos ocho años, me llama y dice, Jennifer, tienes los riñones, como si no te hubieras tomado una sola pastilla, te podemos hacer el examen sin problema, ok, vamos, fuimos al examen, al día siguiente la fibro, y me atiende el doctor que un año atrás le había dicho a mi neumólogo que para qué. Año atrás le había dicho a mi neumólogo que para qué. No, no, no te creo esto. Y me recibe este doctor. O sea, me ve. ¡Qué susto! Se timbra, ¿no? Entonces me dice, oiga, como que si hay alguien por encima de nosotros. ¡Ay, no! Alguien de ahí llamó a mi doctor de cabecera, que un año atrás me hizo la intervención. Es un hombre grandísimo, fuerte y me ve y se pone a llorar, o sea le salen las lágrimas, me estiro la mano y yo, todavía la mano no se mueve se agachó, me abrazó y me decía gracias, gracias a usted gracias por su fuerza, gracias a su mamá porque así mis colegas se dan cuenta que hay alguien por encima de nosotros. Ay, me encanta. Y me dio un beso en la frente y se fue. Y yo, ay, te lo digo. ¿Y el otro? No, estaba asustadísimo. Dijo, ¿no le pudieron mandar este chicharrón a otro? Porque además que yo era súper compleja. O sea, a mí me tenían con manos de seda por todas las complicaciones que tenía. ¿Pero no le dijiste nada ahí? A él, no, en ese momento no. Cuando entramos, iba a entrar la auxiliar y dijo, no, pero si ella ya puede hablar, entra sola. Ay, no. Entonces entramos solas. Y me puso la anestesia en la boca. Y me dijo, está muy asustada. Le dije, no. Dijo, tranquila, que si algo nos vemos en el cielo. Le dije, yo sí voy para allá, yo no sé usted. Me dijo, ay, venga, que no le ha cogido la anestesia. Ay, me dijo, ay, venga, que no le ha cogido la anestesia, me puso otro poquito, entonces estaba como, sí, estaba reticente al tema, pero estaba confrontado, y me dice, bueno, tranquila, todo va a estar bien, no se asuste, voy a hacer, o sea, me empezó a explicar todo el procedimiento, me dijo, si algo pasa, yo la entubo nuevamente por boca, o sea, tranquila. Y le dije, es que no es usted, es Dios en sus manos. Y me puso más anestesia, o sea, él quería que me callara. No, no, no. Y dije, bueno, ok. Me empezó a hacer, me empezó a introducir la cámara por la nariz. Sí. Sin ningún tipo de impedimento, o sea, entró normal, llegó a las cuerdas, mis cuerdas están cicatrizadas como un chicle, así esparcido. Entonces él dijo, yo no sé tú cómo hablas, pero hablas, entonces no las voy a tocar. Siguió entrando, y llegó acá a este punto, que se llama la carina. Yo no tenía oxígeno. Tenía el fibro por dentro, o sea, la cámara, y tenía el tubo, la cánula, y estaba saturando al 98%. O sea, este examen es para ver cómo te programamos la cirugía, reconstrucción, pero te voy a retirar la cánula, a ver cómo está la tráquea. La retira y está todos, o sea, yo le decía a Dios, yo me imaginaba la tráquea como los libros de biología, así con las rayitas, con los anillos, y yo, señor, una nueva tráquea, por favor, la necesitamos, y resulta que así estaba. Me dice, pero qué cir cirugía si es que está como si no hubieras tenido otra que esto mía no te la quito ya porque bueno pues y no me desaturé o sea no me descompense en todo el proceso no pasó nada él me dijo venías por una programación de cirugía pero pues ya la tienes o sea te la hicieron y yo sí obvio dios vayas vayas a porque él como no que ya no había nada que explicar habías confrontado la ciencia tal cual me voy bueno llega este evento asisto a este evento pasan muchas cosas ahí que digamos que entrar en detalles me extendería un montón me retiran la parte de asistencia de enfermería, pues porque ya no tenía heridas o cosas como por tratar, y empiezo un proceso de rehabilitación fuera, en un centro de rehabilitación. Súper asustada. ¿Por qué? Le tenía miedo a la gente. O sea, yo no quería salirme físicamente. Claro, estabas en tu burbuja además. Sí, hubo muchos cambios que me confrontaron mis dientes. Como yo no movía la lengua, la lengua es la que mantiene los dientes en su lugar. Y cuando yo empecé a comer, cuando empecé a moverme, todos mis dientes de arriba estaban hacia el paladar y mi mandíbula se creció. Entonces no tenía contacto para macerar, yo maceraba con el paladar. O sea, la lengua y el paladar. Y mi mandíbula se creció. Entonces no tenía contacto para macerar. Yo maceraba con el paladar. O sea, la lengua y el paladar. La forma de la cara cambia. ¿Sí? Muchísimo. O sea, es un montón. Yo me veía y decía como estoy bien, pero ahí no me gusta cómo me veo. Entonces empecé a tratamiento de ortodoncia. Duré mucho tiempo también con esto. Estar expuesta afuera. Yo te puedo decir que lo que se experimenta con Dios así, tan así, no se compara con nada en la vida, entonces yo extrañaba también esa intimidad con él, entonces entre entrar en el afán del mundo y estar otra vez pues fue fuerte pero bueno voy a las terapias, hago caso iba así en un full ascenso y empecé a tener caídas, recaídas donde me sentía otra vez con dolor, presentaba cosas y yo, Dios mío, pero qué hacemos qué pasa, entraba con más personas con el mismo diagnóstico de Guillain-Barré lo que era inicialmente donde me sentía otra vez con dolor, presentaba cosas y yo, Dios mío, ¿pero qué hacemos? ¿Qué pasa? Entraba con más personas con el mismo diagnóstico de Guillain-Barré, lo que era inicialmente, y ellos salían, terminaban su proceso de rehabilitación y yo seguía ahí, plana. Yo decía, señor, ¿pero qué pasa? Yo decía, bueno, me voy a disfrutar este tiempo, porque en silla, pues como no me podía movilizar, la gente llegaba a contarme sus historias. Entonces yo decía, si yo estuviera caminando no le pararía bolas, porque andaría en el afán, ¿no? Entonces me voy a Estabas en silla de ruedas. En silla de ruedas y yo dije, ok, me tomo el tiempo, voy a escucharlos. Siempre llegaban personas. Pasan cinco años en este mismo proceso. ¿Cinco más? Cinco más. Empieza pasan cinco años en este mismo proceso cinco más empiezo a presentarse en mi cuerpo un dolor muy fuerte físico y yo le decía señor me ilusionaste y no pasó nada y entonces qué vamos a hacer entonces empiezo a confrontarme cómo discutir con él sin preguntarle por qué sino en dónde estuvo el quiebre. Me perdí. Pero espérate, ¿cómo te veías? Me estabas contando que estabas en silla de ruedas, pero ¿cómo estaba tu movilidad? ¿Ya cómo eras tú? Ya cinco años y solamente sostenía cabeza, hablaba y movía un poco los hombros. Nada más. Quedé así otra vez plana. Y yo, ay Dios mío, ¿será que me comí un paso? Sí, o sea, en ese proceso. Y empecé a tener dolor y el dolor confronta, el dolor incomoda, ¿sí? Entonces yo decía, caramba, ¿qué hago? Pero igual lo que te digo, o sea, fuerte y firme, vamos. Mi mamá seguía ahí, mis amigos, o sea, tenía todo el acompañamiento completo todavía, y ella te estaba hablando que iban 13 años, en total, y entonces yo, señor, pon personas idóneas, o sea, ¿qué tenemos que hacer? Llegué donde una neuróloga y ella me dijo, quiero experimentar contigo, le dije hazle pero sabes que hay consecuencias, pueden haber consecuencias buenas o consecuencias malas ay que pase lo que tenga que pasar no pasa nada, está bien empezamos un tratamiento cada, o sea lo hicimos como experimento, me ayudó muchísimo, pero a los tres meses volví a tener una recaída entonces, ok toca volverlo a poner, pero te está hablando que es experimento, entonces vamos a volverlo a poner, tú sabes que es muy fuerte, no pasa nada, o sea, hagámoslo, ¿sí? cinco días seguidos, es fuerte, genera mucho malestar, o sea, pero es lo que, o sea, está el medicamento, me lo están autorizando, me lo están colocando, pues pongámonoslo, o sea, no pasa nada, y empiezo yo a movilizarme en la casa, ¿cómo? Con puchada, o sea, bajando escaleras, sentada, porque ya empecé a mover más los brazos con la ayuda de este medicamento. los brazos con la ayuda de este medicamento. Llega pandemia y uno de los doctores me dice, pero es que ¿por qué tan seguido? O sea, cada vez tocaba cortar más el tiempo de aplicación. Vamos a inmonosuprimirte completamente. Otro experimento. O sea, quitar todas las defensas, ese medicamento entra, él me lo explicó súper lindo, dice, ese medicamento entra a tu sistema nervioso, a tu cuerpo, identifica unos muñequitos, las defensas son unos muñequitos que tienen un letrero. Pidámosle a Dios. Él en su momento me decía, yo soy ateo. Y yo, pues esos asuntos son... Y no me importa, haga el favor y me hace la firma, la fórmula. Y él era muy chistoso porque además era un tema personal. Yo creo que era él con él mismo. Yo nunca nombraba a Dios porque yo entiendo las diferencias. Yo respeto tu verdad, me confronto con la mía porque yo te estoy hablando de una persona. Te estoy contando. Te estoy hablando de que no tengo una religión, no tengo una doctrina, no tengo un ritual. Yo lo tengo aquí y estoy procurando compartirlo. Para mí la vida es conocer al ser con quien vas a pasar la eternidad. Tú decides con quién la vas a pasar. Eso es para mí la vida. Entonces, como que sí, a veces me rayo, pero no digo nada porque tu verdad también es válida desde tu punto, ¿sí? Entonces, él dijo, vamos a hacer este experimento, esperemos que funcione, los resultados o los beneficios se ven a los tres meses. Me lo pusieron y pasaron cinco meses y yo seguía igual. Entonces yo dije, ay, jué, machica, no me funcionó. estaba en una recaída así mal yo tenía que ir a la notaría a firmar un consentimiento de que no me iba a volver a dejar ventilar porque estaba hasta ese punto o sea la recaída fue fuerte y yo dije ok me estaba tomando un caldo porque no podía masticar no podía pasar sólido y escuché una canción y dije uy Dios te estoy peleando y yo hace unos años te dije que contigo iba para donde fuera y que te amaba y mejor dicho te propuse matrimonio y de todo y ahorita me estoy echando para atrás porque me siento mal y qué canción es viejita es una alabanza no me acuerdo dani berrío se llama Alaba, simplemente Alaba, si estás sufriendo, alaba, si estás gozando, alaba, le dije, perdóname, o sea, yo te amo, sin importar las arandelas de la vida, ¿qué me pasó? Le dije, ¿sabes qué? Hay una canción que mi mamá me cantaba en UCI, que es desde muy chiquita, si decía, yo te alabo con el corazón, te alabo con mi voz, y si me falta la voz, yo te alabo con el corazón, te alabo con mi voz, y si me falta la voz, yo te alabo con mis manos, y si me faltan las manos, yo te alabo con mis pies, y si me faltan los pies, yo te alabo con el alma, y si me falta el alma es que ya me he ido con él, y yo decía sí, qué pena contigo, o sea, sentí dolor y me enloquecí y me puse ya triste otra vez. Pues no, ¿qué tal este tiempo haya sido el tiempo de compartir lo que viví durante esos ocho años de enclaustramiento? Y sea ya hora de irnos, pues nos vamos a ir como corresponde, felices, no pasa nada. Fue la última recaída que tuve, eso fue el 2020 pandemia así más o menos abren todas las cosas virtuales empiezo a hacer que yo no podía ir a la iglesia era muy complicado a la congregación se cuento con una congregación espectacular porque ya te digo no es legalismo no es religión, no es ritual. Conoce a tu creador y conócete tú y ten la experiencia que quieras tener. Comunión. Entonces empiezan a abrir todo virtual. Yo feliz, para mí pandemia fue una época, yo sé que para mucha gente muy dura, para mí fue espectacular porque todo se abrió virtual. Entonces no es fácil salir de mi casa. Pero con toda la virtualidad allí, empezaron a venir personas a preguntarme, o sea, la pandemia, a exagerar unos temas mentales bien complejos, y empiezan a pedirme consejería, empiezo a atender parejas. Yo decía, pero si yo no tengo novio ahorita, ¿con qué criterio voy a dar un consejo. Ah, ya tu novio no hacía parte de la historia. No, en ese, esa parte, cuando yo me empiezo a recuperar, yo le pido a Dios que saque de mí todo lo que no hace parte del propósito, algo cambió, lo que te digo, él siempre estuvo y cuando yo me empecé a recuperar, él se enojó, porque él pensó que yo me iba a recuperar y íbamos a seguir juntos, entonces, pero algo cambió en mí, ¿sí? Le agradezco un montón. Si ve, él sabe que él fue parte fundamental en todos esos ocho años porque él siempre estuvo. De una u otra manera él siempre estuvo y eso motiva, ¿no? Porque a veces la parte emocional predomina un montón. Y me ayudó. Yo no te puedo negar, él fue una razón por la cual yo quise recuperarme durante mucho tiempo, pero cuando Dios empieza a hacer toda esta organización, a cambiar, a reorganizar todo, él sale sin dolor. O sea, yo le agradezco un montón y lo solté. Él no me debe nada, yo no le debo nada, él es un excelente hombre para otra mujer y yo soy una excelente mujer para otro hombre. Increíble. Sí, sí. Entonces yo en ese momento de la pandemia, yo decía, venían parejas. A pedirte consejería. Y ellos no sabían, ¿no? Venía el esposo y venía la esposa para parte pero ninguno sabía que el otro iba obviamente yo no lo tengo y yo acudí a mis líderes y yo imagínate que tengo esta situación y todo y empieza a dios a hablarme de psicología y yo hay no estás lo no sé cómo se te ocurre yo psicóloga porque ya había tenido muchas experiencias con psicólogas y psicólogos, o sea, y yo no creía que yo estuviera como para eso, ¿sí? Pero seguía Dios insistiendo psicología para que abordes con argumentos, ¿sí? Porque la psicología y la espiritualidad van de la mano. Sí. Hay mucha gente que se raya con el tema de la psicología si estamos del lado espiritual y del lado psicológico se rayan con la espiritualidad, no somos uno solo para mí los psicólogos son para el alma lo que es un cirujano, para un órgano no un médico general, un cirujano entonces ahí hay un trasfondo bien fuerte, yo en ese momento no trabajaba, mi mamá tampoco trabajaba. Yo te puedo decir que vivíamos económicamente gracias a la misericordia de Dios. Nunca nos ha faltado absolutamente nada. Nosotros, llegó el recibo, Dios te llevó el recibo. Y así fue fluyendo. Empieza a pasar el tema de pandemia. Y uno tiene que actuar siempre. Entonces yo le decía, señor, por favor, yo necesito trabajar. O sea, yo de verdad necesito recursos. Quiero como desarrollar otras cosas. Nunca me aburrí, oye, durante todos estos años. Qué impresión. Yo siempre tenía algo que leer. Yo siempre tenía algo que pensar. Sie siempre tenía algo que pensar, siempre tenía algo que soñar, que proyectar, que organizar. Así fuera la habitación. Pero siempre, o sea, no lo podía hacer yo, pero siempre tuve manos. Entonces, ahí llamamos a mi primo para que me ayude a pasar el televisor allí, los cables, y entonces... Estabas con la mente ocupada. Sí, siempre estaba ahí, estaba en muchas otras cosas. Entonces, busqué por internet vacantes de trabajo y me salían unas que tocaba ir. Yo decía, yo no tengo problema con ir a lavar baños, a mí no me importa, pero ¿cómo hago si no puedo mover las manos? Pero me sirve la voz. Alguien confió en mí antes de este proceso y me pusieron en el computador un programa para moverlo con los ojos entonces para abrir ventanas con el papel de dedo me costó un poquito pero ella confió en mí y yo trabajé con ella como asistente entonces le programo a la agenda y eso para mí fue supremamente valioso lo atesoro en mi corazón le agradezco un montón que haya confiado en mí porque ella me me dijo, mira, esto es lo que tenemos que hacer. Base de datos, busca, todo era como, sus clientes eran muy VIP, entonces era organizar todo su cronograma. Cuando llegaran al país, mejores restaurantes, mejores hoteles, haces esto a tal hora, todo con los ojos, ¿no? ¡Wow! Entonces, no, lo agradezco un montón. esto a tal hora, todo con los ojos, ¿no? Entonces, no, lo agradezco un montón. Yo decía, tengo que trabajar. Me metí en un montón de cosas a vender joyas, eso me tumbaron. Pasaron muchas cosas. Sí. Pero entonces, buscando en internet, yo le decía, señor, necesito trabajar. Quiero trabajar, o sea, de verdad. Ok, voy a estudiar psicología, voy a estudiar psicología. Busqué todos los pencils de todas las universidades, pero como que no me sentía como que con ninguna conectaba, pero llegó buena que sí. Y dije, ok, ya tengo la universidad. No tengo el dinero, pero tengo la universidad. Entonces, ¿qué vamos a hacer? Pagué, casualmente en ese momento había recién pagado la tarjeta de crédito, y la universidad que escogí tenía como un beneficio por pagar antes de cierta fecha, todo se dio, pude pagar el primer semestre. Estamos hablando de noviembre del, uy, caramba, como del 2021. Dije, listo, vamos a estudiar. Recibí comentarios de todo tipo, casi casi todos como ¿y cómo la voy a pagar? ay no lo de menos y supieras que él me sanó entonces eso fluye y yo ay Dios mío toca trabajar señor me gano una beca, no pero virtual es complejo pero bueno vamos a estudiar empiezo a buscar el tema del trabajo, entro a estudiar Ya empiezan las clases Y en marzo del 2022 Alguien me mandó un mensaje Me dice, oye mira, en esta empresa están buscando personas Con movilidad reducida Mándala a Hoja de Vida, yo ahí mañana Son las 10 de la noche, no, mándala ya Entonces la mandé, me contestaron de una vez Y yo, ay que vergüenza, la hora No, no, no, mándanos la Hoja de Vida Y me contestaron de una vez y yo ay que vergüenza la hora no, no, no, mándanos la hoja de vida y el certificado de discapacidad, ellos no conocían mi contexto el caso es que en ocho días me estaban llamando, o sea pasé filtros pruebas psicológicas, psicotécnicas examen médico me llamaron, te puedes venir a tomar los exámenes bueno, fuimos, me tomé los exámenes, al otro día firm, me tomé los exámenes. Al otro día, ¿firmas contrato? Entré. ¡Guau! Iba asustadísimo porque yo dije... ¿Y esto era presencial? No, virtual. Virtual. Gracias a Dios. O sea, todo se acomodó. Sí. Entro, la capacitación normal, entro a la campaña que me corresponde. Ellos no saben nada de mi condición general, o sea, no, una empleada más, o sea, alguien nuevo, pero entro con un equipo espectacular, mi primer jefe, yo iba muy asustada, imagínate si le tenía miedo a la gente, como era para tener miedo, pues a trabajar, yo dije, ¿qué tal me regañan y me ponga a llorar? Yo no me conozco en ese ambiente, en esa escena. Pero empecé a hacer algunos aportes que veía de cosas que no me parecían. Solamente, digamos, como por el trabajo, mi jefe no me decía nada cuando yo le decía sus aportes. O sea, yo estaba enojada por cosas que se hacían que no estaba de acuerdo. Ok, había un área donde yo recién entré y dije, yo quiero estar allí, pero mis compañeros ya llevan más de dos años intentando presentarse y no pasaban. Y yo, bueno, mi mamá, yo le dije, ay, mami, yo quiero estar en esta área, pídale adiós. Y yo, pero mis compañeros llevan dos años y no han pasado. Pídale. Ya le estás pidiendo mucho. Pasé. O sea, me llamaron. ¿Qué son estos milagros No me presenté, me llamaron Te necesitamos acá Fuerte, confrontante El área, todo, pero espectacular Me encanta Sigo estudiando Presento mi lugar de trabajo Como escenario para las prácticas Me lo autorizan Ya estoy próxima a graduarme como psicóloga, estoy realizando mi proyecto en el lugar de trabajo, un proyecto de generar conciencia de autocuidado en salud mental y cuidado emocional. Brutal. Y aquí estoy. No, mujer. No, no, no, espérate. Primera vez en la vida que un podcast me deja sin palabras. No, no, no, o sea, no, no, no, primera vez en la vida que un podcast me deja sin palabras, no, no, no, o sea, no, no, no, ¿qué dice uno aquí? wow, es que siento que cuando Dios se revela de esa manera tan sobrenatural, las palabras sobran, se confrontó el médico, se confrontó tu mamá, tu tíaía, a tu primo, a todo el mundo. ¿Cómo no me voy a confrontar yo? Pero te voy a confesar que cuando te hice la pre-entrevista y como todo este acercamiento inicial para que vinieras a este episodio, la razón por la que te elegí, además de tu historia, fue porque el protagonista era Dios, no eras tú. Esa es la razón real. porque el protagonista era Dios, eras tú, esa es la razón real, porque esto que parece para muchas personas increíble y loco, y dudan, mira que yo no dudo ni un segundo de esta historia, no dudo, no porque me tengas que mostrar una foto y porque me lo vayas a garantizar, obviamente hay como demostrarlo, me lo vayas a garantizar, pues obviamente hay cómo demostrarlo. Pero yo he podido ver y corroborar ese amor de Dios y creo en el mismo, exactamente en el mismo y también siento que, a pesar de que no lo hablo mucho, porque el tema de las religiones es muy complejo. Yo vivo tragada también, pero de una manera que a mí me cuesta explicar. Es difícil, porque es una relación muy cercana que no tiene nada que ver con la religión. Es una comunión. Es una emoción porque es como, este es el man el que yo creo, es este, es una vaina y esa fue la razón por la que te traje, esa fue la razón. Y de hecho, te cuento la historia real y es que cuando tenía, tenía a mi novio al lado, cuando elegí tu historia, no sé qué, y le compartí, pues como, mira a esta persona que va a entrevistar, no sé qué. mira a esta persona que va a entrevistar, no sé qué y yo me puse tan feliz, entonces él me miraba y me decía pero ven, o sea, tantas historias que han pasado por acá increíbles, maravillosas, todas las valoro, me han dejado grandes enseñanzas esta para mí más que una enseñanza es una rectificación de que estoy creyendo en el ser correcto esto es para mí, es esa forma de decir vale la pena creerte y también es una invitación a creer, de verdad que sí, de verdad. Y de hecho, sigo haciéndote confesiones porque tuve una conversación, no voy a decir tu nombre si me estás escuchando, con un amigo que no ha tenido acercamiento a la espiritualidad, ojo, espiritualidad, no religión, y la semana pasada hablé con él porque estaba pasando por cosas en su vida no tan chéveres, y le dije, ¿por qué no le das la oportunidad? Dale la oportunidad a Dios, y él me miraba en el escritorio como de que estás hablando, esto con qué se come, y yo me acuerdo que le dije esas palabras que has mencionado, no se trata de una religión, dale la oportunidad siéntate con él, habla y él me miraba o sea es que todavía me acuerdo de la cara y me miraba como ok, está vino a dárselas de pastora que darme discurso y no, ni más faltaba, no pretendo eso, cero pero le hablé a él y le dije, dale la oportunidad, conversa con él, ese man es increíble, espera, entonces además, como me expreso, ¿no? Y me decía como ese man, y yo, es que es difícil explicar, es una persona, te lo juro, te va a acompañar, tal, no sé qué, pero todo esto para decirte que cuando yo elegí tu historia, yo le escribí a él por eso digo que ojalá me esté escuchando y le dije, tú tienes que escuchar esta entrevista, ¿te acuerdas de lo que te hablé en la oficina? vas a darte cuenta que esto es real esto es real, ese man es real entonces me llena mucho, demasiado demasiado de gozo, de alegría, porque es lo que te digo, esto a mí no me confronta, esto a mí me confirma, esto me confirma, esto para mí no es sorpresa, no me sorprende, claro me impacta, uno me va a impactar esta historia, Pero yo no dudo ni un segundo del poder de Dios, pero es que ni un segundo. O sea, las cosas que parecen imposibles, yo las he visto posibles. Y verte a ti como un milagro es como ¡guau! ¡guau! O sea, es tenaz. Mira que esto a mí, para mí es una respuesta. Yo he sido invitada a ciertos espacios y siempre me dicen, oye, el tema espiritual porfa guardemos y yo a veces he pensado en decir no entonces no hago parte porque es como que me estás negando a mí ahorita que hablamos de la igualdad y de un montón de cosas como me haces negar o sea como pretendes que niegue quien yo soy? No hay manera. Y siempre he estado como a la expectativa. ¿Por qué quería venir acá? Por la libertad, ¿sí? Decía, pues voy a tocar el tema porque no veo que digan que no, porque cuando lo han querido tocar, lo tocan. Cuando lo han querido abordar, lo abordan. Yo en este momento estoy en una etapa de muchísimos cambios. Yo me siento completamente feliz, estoy agradecida, estoy enamorada, tengo un montón de cosas en mi vida que solamente me llevan a agradecer. Y ojo, no es que no tenga desafíos, no es que no ande estresada y cuando me estreso digo, ay, quietica, pero a veces necesito que otra persona también me diga, oye, estás como con muchas revoluciones. Pero no es que no hayan desafíos, no es que no hayan problemas, pero es que yo ya no vivo por las circunstancias. Alguna vez un psicólogo me decía, manifiesta la tristeza, tranquila. Exteriorista. Sí, pero estaba como con angustia de que yo no estaba triste. Me dicen, no, es que estás en un estado de negación terrible, tienes que estar triste porque no te puedes mover. Le dije, ¿sabes qué? Es que yo ya sé que es estar mal, y no estoy mal, solo no me puedo mover. ¡Wow! Y eso no es estar mal. Entonces, ahorita, con todo este tema espiritual, estoy aprendiendo, ¿sí? O sea, estoy aprendiendo que Dios no necesita que nadie lo defienda, pero yo lucho todavía con eso. Estoy aprendiendo a conocer posiciones. Mi novio en este momento tiene una posición muy diferente en las creencias, pero a la vez muy parecida. Entonces yo hasta me pongo a llorar, y le digo, pero es que como no vas a reconocer a Jesús, y entonces... Eso es personal. Exactamente. Pero a veces uno entra también en ese afán, ¿sí? Y resulta que no, que tu verdad es tan válida como la mía. Todas las verdades. Que desde tu posición las cosas se ven así, por eso tú las crees así, ¿sí? Y desde mi posición se ven así, también se creen así, solo que uno a veces en el afán de compartir eso tan grande y ese gozo que te lleva a superar lo que sea, y te digo lo que sea con conocimiento de causa, entonces uno quiere compartirlo, ¿sí? Solo que me decía mi profesora de práctica, tú quieres tenerlo todo controlado, tú pareces mamá de todo el mundo. Y yo, ay, qué oso. Pero tienes razón, sí. Sí, un poco. Tengo que crecer, tengo que madurar y entender que cada quien tiene su proceso. Sí. Hoy vivo agradecida. Lene, vivo el hoy. Obviamente mi proyecto es el futuro, tengo un montón de sueños, tenemos planes, perfecto, pero hoy, hoy soy feliz, hoy tengo un vaso con agua, me lo disfruto, hoy está haciendo frío, genial, está haciendo calor, el bloqueador, o sea, no pasa nada, ¿qué razón tienes para pelear, o sea, si eso está sucediendo y te preocupas, ¿se soluciona? O sea, si eso tiene solución, ¿para qué preocuparse? Y si no la tiene, ¿para qué preocuparse? Entonces no hay motivo, y ya que en la vida vamos dejando huellas, pues dejemos huellas bonitas. No sé si estoy haciendo plagio, no me acuerdo quién es esa frase, pero la escuché. Jennifer, hemos llegado al momento Lili Pink, porque vos podés brillar con Lili Pink, aquí te envían esta pregunta para que nos compartas la respuesta. Listo, vale, dice, ¿qué significa para ti ser una mujer fuerte? Para mí ser una mujer fuerte es reconocer quién soy no solamente mis fortalezas sino también mis debilidades o las áreas de mejora o esas cosas con las que lucho porque es que esas hacen parte también de mi fortaleza aquello que sé que tengo que transformar o en lo que no tengo habilidad me hacen ser fuerte para reconocerme no solamente yo en mi grandeza, sino a lo que necesito, a quién necesito, qué recursos tengo. Y la fortaleza está o se radica o se basa en reconocer tus debilidades y reconocer que necesitamos también ayuda, que necesitamos hacer un pare, un stop y decir, ok, vamos a recalcular, vamos a reorganizarnos, vamos a reformular. Y esto que yo tenía así tan arraigado como que es esto y así lo veo cuadriculado, mira, la vida a uno le cambia de un momento a otro. Literal. Y la vida te da cambios y giros, pero las cosas no son como pasan, las cosas son como tú las recibes, como tú decides afrontarlas. Entonces oye, necesito ayuda, levanta la mano, tienes personas que te pueden ayudar, de pronto a veces te enojas con lo que pasa, pero cuando tú aprendes que nadie te debe nada, que tú no le debes nada de nadie y que tu valor no está en las cosas que logras, en las metas que alcanzas, sino en quien tú eres como esencia, en quien tienes adentro, en que no puedes sola. Eso te hace fuerte. Yo creo que lecciones, la vida y tu proceso te ha dejado miles, pero si pudieras compartirnos una, ¿cuál sería? No pasa nada, tranquila, todo va a estar bien. O sea, es increíble, es increíble que una persona que ha estado en una situación como la que has estado pues tenga esa fortaleza y esa valentía para dar este tipo de consejos. ¿Has tenido la oportunidad de compartir con personas que están en ese lugar en el que estuviste hace algunos años? Sí, y me confronto un montón y solo viene a mi agradecimiento. No soy tan fuerte en esos momentos, ¿sabes? Te debilitas ahí. Uy, porque es ver entornos, no está bien comparar. Claro. Pero yo solamente te puedo decir que yo he sido tan afortunada. Sí. En todo, en mi cuerpo, cómo responde mi organismo, cómo Dios ha orado, las personas que tengo, los recursos. Yo te puedo decir que obviamente yo soy diligente y hago lo que debo hacer, pero yo no puedo negar que hay alguien que maneja mi agenda, que hay alguien que propone personas, que hay alguien que dispone momentos, dispone recursos, que hay alguien que tiene, oye, ven, vamos de la mano, ¿sí? Además, porque yo se lo dije, señor, si no vas tú, no vamos, no vamos, ¿sí, y tú vas adelante, tú eres mi retaguardia, y ayúdame a que nunca se me olvide de dónde salí, no para decir, ay, me pasó tal cosa terrible, imagina, no, para decir, estamos bien, y vamos, sí, todavía requiero ayuda para caminar, pero tú no te imaginas yo cómo me gozo y me encanta ver todas las manos que siempre están dispuestas a ayudarme. Estoy rodeada de amor, estoy rodeada... Mira, yo veo el sol y para mí eso es amor, es Dios diciéndome te amo y mira qué lindo. Yo sé que los que están en la calle, ay, qué calor tan impresionante, pero yo desde la ventana me gozo con el calor. Si está haciendo frío, oye, qué chévere tomar algo calientico. Dormí, no dormí, o sea, todas las cosas siempre tienen una bendición detrás, por difícil que parezca, pero yo decidí no vivir por circunstancias, yo decidí vivir por convicciones, yo decidí no vivir por circunstancias. Yo decidí vivir por convicciones. Y mi convicción es que hoy estoy aquí. Yo no sé si mañana. Chéverísimo que esté mañana y chéverísimo que llegue a viejita y tenga nietos. O sea, espectacular. Ese es el proyecto. Pero yo hoy estoy aquí. Hoy respiro. Hoy te puedo ver así. Hoy te puedo hablar. Hoy puedo hacer esto. ¿No te imaginas? Lo importante que para mí es mover las manos cuando hablo y cuando no podía hablar y ese impulso. Y es que eso te quería preguntar porque a lo largo de esta entrevista me detenían eso, a decirte, ok, ¿cómo te veías? ¿Cómo estaba tu movilidad? ¿Qué podías hacer y qué no? Hoy, ¿cómo estás? Bueno, fueron ocho años de parálisis completa. Solamente movimiento del globo ocular, porque uno dice el ojo, piensa que parpadea, no, globo ocular derecho. Cinco años con dorsiflexión, o sea, no puedo levantar la punta del pie, como empinarme, no lo puedo hacer, requiero de férula porque tengo el movimiento muy débil todavía, y un poco como de fuerza en la cadera, no sé qué es lo que me hace falta, pero todavía no me puedo sostener sola, además que el efecto del vértigo, ¿no? Sí. Camino con apoyo. Pero caminas. Sí, y las personas que me rodean, mi mamá tiene una paciencia infinita. Sí. Mi novio también la tiene. Entonces. Súper. Son las dos personas con las que comparto más ahorita el tiempo y me tienen paciencia, entonces, yo siempre le he pedido a Dios que ponga en ellos el querer como el hacer, o sea, en cada persona que se acerca y de quien yo dependo de una u otra manera, que Dios disponga en ellos el querer como el hacer, porque tampoco es fácil, ¿sí? Porque el proceso, pues digamos que de movilidad es mío, ¿sí? Pero entonces... Entonces que te rodean y te acompañan. Que ellos, si están cansados, puedan descansar, que si necesitan algo, y que yo no me vuelva egoísta, porque a veces uno empieza, es que yo necesito, yo necesito, entonces yo procuro estar pendiente, cómo te soy útil, cómo te puedo ayudar, llámese de trabajo, llámese de amistades, llámese de familia, de una persona que recién conozco, cómo te soy útil, independientemente de las limitaciones que tenga, buscamos saber cómo te puedo ayudar. ¿Con qué estás soñando ahorita? Yo sueño con llevar a cabo ese proyecto de salud mental, impactar vidas. Que las personas que hagan ese taller digan, ¡ay, va a salir el taller, hazlo, no te lo pierdas, que mira que yo aprendí! Así sea manejar el tiempo, pero algo aprendí. Me encanta. Eso es mi sueño. Mujer, gracias, de verdad, gracias, yo te quiero agradecer por tu mensaje, pero creo que aquí los créditos también son para tu mamá. 100% porque es que yo iba aquí, ¿sí? O sea, yo ay, no quiero, no mentiras, como no voy a querer, mi mamá quiere como yo no quiero. Sí. ¿Sí? Entonces, estoy cansada, no, ella no está cansada, yo pero como no sé, cansada. Una súper mamá. Entonces, como no, ¿sí? Qué bendición, qué bendición haber contado con eso, y yo creo que también, y me gustaría que tú lo hicieras, esa invitación a esas personas, yo sé que no es fácil, es difícil también, Yo sé que no es fácil, es difícil también. ¡Pucha! ¿Qué aplauso se llevan las personas que acompañan a pacientes, adultos mayores, a personas en situaciones difíciles de salud? Porque es muy complejo, o sea, la paciencia llega a su límite. Pero mira cómo evidentemente mostraste que ese acompañamiento amoroso, positivo, optimista, tuvo gran parte que ver en tu recuperación. Yo creo que el panorama hubiera sido otro, donde hubieras tenido alrededor personas que no te sostuvieran. Claro, además que ella nunca se olvidó de ella. O sea, fue un complemento muy bonito, porque ella estaba pendiente de todo lo que yo necesitaba, pero ella también andaba regia. Entonces yo decía, ay, ¿cómo no? Entonces es cuando te impulsan y yo, ok, está bien, vamos a tener fuerza. Pero esto no es fuerza humana. Volvemos a lo mismo. Se necesita algo de adentro. Y esa siempre fue mi oración también. Pon en ella, Señor, el querer como el hacer, dale fuerzas, motívala, muéstrale recursos, situación, o sea, ve también en el corazón de ella y pon las fuerzas, o sea, eres tú a través de ella, entonces siempre como reconociendo porque es que ella no me tenía a mí que hacer nada, ¿sí? Porque eso también va mucho en la posición del paciente. Claro. Como háganme porque es que yo no puedo, háganme. No, o sea, tú tienes que reconocer que esa es tu condición. Sí. El que te quiere ayudar es porque te quiere ayudar y eso ya es un valor para agradecer. Entonces no podemos, las personas que estamos del lado del paciente, es decir, es que me tienen que hacer porque yo no puedo hacer. No, nadie te tiene que hacer nada si te están ayudando entonces como cambias y cómo te dispones para reconocer ese esfuerzo que no lo están haciendo de lo que tenemos en el corazón damos entonces no le puedes pedir a un árbol de manzanas peras esa persona no puede dar más ok pero cuando te lo están dando, está bien y con eso, ¿qué vas a hacer? ¿sí? con eso, que tienes un limón, con eso, ¿qué vas a hacer? ah, es que me falta, no me importa a ti que te falta, ¿qué tienes? ¿qué tienes? o sea, siempre yo voy como mucho a eso es que imagina, que si yo tuviera no lo tienes, ¿qué tienes? con eso que tienes, ¿qué vas a hacer? ¿Cómo te vas a comportar? Tú eres completamente dueño de tus acciones y no se justifica tu grosería en ningún ámbito, llámese salud, malestar, de ninguna manera, ¿sí? Entonces, hazte responsable. Uno de los talleres se llama Hazte Cargo. Qué lindo. Te corresponde hacerte cargo. Sí. Yo puedo ir, mi labor y mi función como psicóloga es ir y tocarte la herida y recordarte que ahí está, que no porque la ignores se va a curar. Se te necrosa, se te apicha, te huele a feo. Pero ahí está. Ahí está. ¿Qué vas a hacer? Hazte cargo. Me gusta eso. ¿Cuál sería ese mensaje final para las personas que están a punto de tirar la toalla y que están al borde de decir, ya, no quiero más? Tienes el hoy. Hoy lúchalo. A veces, yo me he encontrado con gente que pero la luchaste 18 años y aquí estoy, estoy feliz. Lúchalo hoy. ¿Sí? Hoy estoy que tiro la toalla pero ¿y qué tal si? hagamos ese otro hay que ya he hecho mucho no mires lo que has hecho, ¿qué puedes hacer ahorita? solo tenemos el presente real ahorita ¿cómo lo vas a usar? ¿qué vas a hacer con él? ¿vas a botarlo? ¿te vas a pasar la vida quejándote por algo que no tiene que tienes entonces la vas a tirar esto tírala no pasa nada tírala pero hazlo o sea si lo que vas a hacer es tirar la toalla tírala pero si te vas a hacer cargo a este cargo pero la queja no tiene lugar pero si te vas a hacer cargo, hazte cargo, pero la queja no tiene lugar. Jennifer, gracias, de verdad, qué mensaje, qué testimonio, qué poder, qué dicha, poder verte entrar por esa puerta con esa sonrisa como te vi entrar y pensar que años atrás si hubieras tirado la toalla, pues no estarías compartiendo ese testimonio que sin duda, yo sé, va a transformar vidas porque así es, eso pasa con este espacio. Así que, no, ni modo de desearte lo mejor, porque ya lo tienes, estás bien acompañada, ya estás pasándola muy bien y estás de la mano de Dios, que ahí está la más grande garantía. Recuerden que tenemos un episodio nuevo cada miércoles con historias de mujeres que inspiran, como nos inspiró hoy Jennifer muchísimas gracias y esto es Vos Podés, el podcast Soy Tatiana Franco y esto es Vos Podés el podcast Vos Podés, el podcast