En este episodio del podcast TED en Español, Silvana Corso, directora de escuela, comparte su experiencia personal y profesional con la inclusión educativa. A través de la historia de su hija Catalina, quien vivió con múltiples discapacidades, Corso nos invita a repensar la forma en que abordamos la educación inclusiva y la importancia de integrar a todos los alumnos en la comunidad escolar.
Capítulos
La Llegada de Catalina y la Búsqueda de Inclusión
Silvana Corso relata su experiencia personal tras el nacimiento de su hija Catalina, quien tiene parálisis cerebral severa. Silvana se enfrentó al desafío de encontrar un jardín de infantes que aceptara a Catalina, enfrentándose a prejuicios y cuestionamientos por parte de profesionales de salud.
El Impacto de la Inclusión en la Vida de Catalina
Finalmente, Catalina es aceptada en un jardín común, donde experimenta relaciones auténticas con sus compañeros. Silvana resalta cómo el entorno escolar permitió a Catalina tener experiencias que le dieron un sentido de pertenencia y enriquecieron su vida, a pesar de sus limitaciones físicas.
Retos y Oportunidades de la Educación Inclusiva
Tras la trágica muerte de Catalina, Silvana Corso dirige una escuela secundaria comprometida con la inclusión. Describe cómo la integración de estudiantes con discapacidades en aulas regulares promueve la empatía y la aceptación de la diversidad entre todos los estudiantes.
Implementación de Estrategias Inclusivas
Silvana comparte estrategias implementadas en su escuela para atender las necesidades singulares de cada estudiante. Estas incluyen entrevistas con padres, colaboración con equipos de especialistas, y la adaptación del currículo a las capacidades de cada niño.
Conclusión
Silvana Corso enfatiza que una escuela inclusiva prepara a sus estudiantes para la sociedad al enseñarles a valorar la diversidad y fomentar la empatía. Corso aboga por un único tipo de escuela que abra sus puertas a todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades, y que cada institución educativa puede ser inclusiva con voluntad y formación.
Menciones
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Corset, coderaseras se alimentaba por un botón gástrico y respiraba por una tracheotomía por momentos era asistida con oxígeno a pesar de este cuadro decidí vivirla de otra manera y noté que nadie la llamaba por el nombre, ese que tanto habíamos soñado con mi marido, Agustín, sino por lo que era tratada. La niña de las caderas, de la cervocuna, la neurológica. Su vida social era tan limitada, solo era posible en las innumerables salas de esperas que visitábamos. Comencé a preguntarme, ¿a qué juegan los niños a esta edad? ¿Con quién? ¿Cómo aprende mi cata? Y decidí buscar un jardín de infantes común. Sí, común. Cuestionada por los profesionales de la salud que nos consideraron padres negadores o locos por buscar un jardín de infantes y no un centro de rehabilitación ¿por qué? me preguntaron ¿por qué no? respondí la rebeldía está en mis genes es que una quinesióloga me dijo una vez ¿para qué querés que sostenga un zonajero? otra me dijo ¿por qué gastás tanto dinero en ropa y no en más horas de terapia? es que yo estaba convencida que así mi hija se sentía amada que me entendía cuando la cambiaba buscaba conectarme con ella desde otro lugar y que a la gente le pasara lo mismo, que pudiera ver a la nena más allá de su discapacidad. Finalmente, un jardín nos eligió. Sí, siempre digo que los padres que tenemos un hijo con algún tipo de discapacidad, no elegimos las escuelas. Las escuelas nos eligen. No sabés, hoy Cata se peleó con dos compañeros, pero después se amigaron. Pensar que la loca era yo, me dije. Ahora la desquiciada es la directora. Pero no. Me cuenta que un compañero pasa corriendo y la empuja sin querer. Ella se pone furiosa, hipertónica. El amigo le pide disculpas, pero ella seguía enojada. Entonces, pasa otro amigo y le dice, si querés que a Tata se le pase, tocále las manos así. Así. A esa le gusta mucho. Maravilloso. No solo la miraron, sino que también la tocaron. El cuerpo les habla. Y los chicos siempre saben entenderlo. Aprendieron de ella. Es que Catalina era más que un cuerpo que necesitaba rehabilitación. Era una persona que necesitaba rehabilitación, era una persona que necesitaba vivir y la escuela fue más allá, le dio un lugar, la nombró, la convirtió en algo más que una paciente. A partir de ese momento, ese fue mi modelo de escuela. Una institución que guía, valora, entiende y atiende a todos y cada uno de sus niños. Ahí los chicos son reconocidos y alojados. Catalina falleció a los nueve años. Gracias a la escuela se llevó con ella un montón de experiencias, más de las que tuve yo a su edad. Viajes, fiestas, salidas al cine, al teatro. Y como nada es casualidad, salidas al cine, al teatro. Y como nada es casualidad, ella transformó mi mirada en la educación. Y así comencé mi formación específica en educación inclusiva. La gran oportunidad para poner en marcha toda esta experiencia la tuve cuando asumí la dirección de una escuela secundaria común. Y ahí decidí abrir las puertas realmente a todos. Porque yo quería esa escuela. La escuela que vivencié, de la que fui testigo. Esa es la escuela que empecé a construir, porque es en la escuela donde se puede cambiar la representación social de la discapacidad. Una escuela inclusiva es una escuela que se preocupa y ocupa de todos y cada uno de sus alumnos y al atender su singularidad, diseña estrategias diversificadas o específicas de intervención. El objetivo me lo enseñó una alumna, Carolina, con mielomelingocele, una patología neurológica severa, cuando me dijo, profe, yo no quiero dejar de aprender. Entonces, no debemos subestimar la capacidad de aprendizaje de ninguno de nuestros niños. Tuvimos y tenemos alumnos con parálisis cerebral, mielomeningocele, espina bífida y hidrocefalia, autismo, Asperger, psicosis, retraso madurativo, síndrome de Down, más. Podría nombrarles muchos más. Trabajamos con o sin maestras integradoras, de tiempo completo o parcial. Con equipos internos o externos que nos asesoran. Porque la presencia de estos chicos en el aula es la garantía para los alumnos en general de aprender a valorar y reconocer la diversidad humana, así como aceptar y lidiar con sus propias limitaciones ¿cómo lo hacemos? no hay recetas es una escuela de gestión estatal con recursos limitados solo puedo decir que lo hacemos con pasión voluntad y formación. Creemos en lo que hacemos, de lo contrario no sería posible. Cuando recibimos un alumno con algún tipo de discapacidad, lo primero que hacemos es entrevistar a sus padres. Nadie los conoce más que ellos. Después lo entrevistar a sus padres. Nadie los conoce más que ellos. Después lo entrevistamos a él. Aprendimos a mirarlos, a escucharlos. No podemos pensarlos sin conocerlos. Saber qué siente, qué piensa, qué busca. Y después con los equipos externos. Psicólogos, psicomotricistas, psiquiatras, terapistas ocupacionales, todos. con los equipos externos, psicólogos, psicomotricistas, psiquiatras, terapistas ocupacionales, todos, todos los que tengan voluntad y capacidad de trabajo en equipo, tanto del sector privado como público, porque también articulamos con escuelas de recuperación, hospitales de la zona, organizaciones y fundaciones que se acercan o nos reciben para ofrecer su asesoramiento o capacitación gratuita. Porque es verdad, no estamos preparados para ellos. Es cierto. Por eso recurrimos a los especialistas, que se entrevistan con todos nosotros para pensar las actividades de aula o las adaptaciones específicas según el caso. También trabajamos la integración en el grupo, en la clase y con toda la comunidad para que todos se sientan contenidos, porque la inclusión social solo es posible en la inclusión escolar. Como la diversidad es inherente a la naturaleza humana, estoy convencida que todas las escuelas pueden y deben ser inclusivas. Es más, eliminemos el término inclusivo. Hay un solo tipo de escuela que se adapta a todos. Recuerdo, estando en la fila esperando entrar al cine con mi marido y mis hijos. Un niño comienza a mirar a Cata. estando en la fila esperando entrar al cine con mi marido y mis hijos. Un niño comienza a mirar a Cata y agita el brazo de su papá diciendo Papá, papá, mirá. Señalando a mi hija. Una nena muerta. Una nena muerta. No era una pregunta incómoda a la que estaba acostumbrada a escuchar. Era una afirmación. El dolor transformó mi cara como ahora. Mis ojos explotaban. ¿Pero qué culpa tenía ese nene? Después reflexioné. Pudo haber dicho cualquier cosa. Pero dijo, muerta. Sí. Es que están muertos para esta sociedad. Nada ni nadie están preparados para ellos. Ni nosotros, sus padres. No les damos lugar porque hacerlo nos enfrenta con una realidad que negamos y a ellos con el sufrimiento de no ser comprendidos ni aceptados. aceptados. Cuando recorro mi escuela veo cómo se naturalizan sus presencias. Para nuestros alumnos ellos no están muertos, sobran voluntarios para ayudar a superar las barreras de accesibilidad. Esos mismos voluntarios en la calle no van a ser indiferentes a las necesidades de las personas, porque aprendieron en la escuela eso que se llama empatía. Contemplo el patio y veo llegar a Carolina, del brazo de dos compañeros, que la ayudan a subir o bajar las escaleras. Rápido, un auxiliar le alcanza el andador. Pasa muy rápido Franco, descontrolado en su silla de ruedas y Valentín camina, enamorado de todas, enamorado de la vida. Ezequiel agita sus brazos ensayando acercamientos a este mundo adverso para su estructura y Tomás Tomás nos cuenta historias fantásticas cada mañana si hasta podría ser escritor podría nombrar a tantos a tantos se juntan y conviven en un recreo tal loco como ideal. La sociedad misma. Pero mejor, reconocer a cada uno como una persona. Valorarla por lo que es. Estimularla en sus aprendizajes. Animándonos a correr las barreras de nuestras propias expectativas si son nuestras una institución educativa que no da respuesta ni espacio a estos chicos es una institución educativa que está muerta por lo menos para mí y la sociedad que sueño y que es posible, porque para que una sociedad cambie, el cambio se debe iniciar en la escuela, uno de los primeros lugares de socialización del hombre. Entonces, comencemos con lo que tenemos. Si es posible, lo hicimos nosotros, que tenemos lo mismo que cualquier escuela o menos. Se puede. Por lo menos, así me lo enseñó mi hija. Y así me lo demuestran mis alumnos y docentes cada día. docentes cada día. Si te gusta TED en Español, la mejor manera de apoyarnos es compartiendo el podcast con tus amigos. Puedes encontrar todos los episodios en TEDenEspanol.com o donde escuches tus podcasts. Soy Jerry Garbulski y te espero en el próximo episodio. Bank of America da a tu operación acceso a herramientas digitales exclusivas, insights de ganancia y soluciones de negocio tan poderosas que harán que cada movimiento importe. Visite bankofamerica.com.com para aprender más. ¿Qué te gustaría que el poder haga? Bank of America N.A. Copyright 2024.