En este episodio de "Tercera Vuelta", Alejandro Gaviria y Ricardo Silva Romero reciben a Alex Pinilla para hablar sobre el arte de la comunicación en público. Alex, impulsor del podcast, comparte su experiencia y reflexiones sobre por qué hablar en público es uno de los temores más comunes, incluso más que el miedo a la muerte, y cómo manejarlo.
Capítulos
Introducción de Alex Pinilla
Alejandro y Ricardo introducen a Alex Pinilla, quien ha estado detrás del podcast desde el inicio. Hablan sobre su contribución y experiencia relacionada con el tema de hablar en público.
El miedo a hablar en público
Exploran el temor común que tienen las personas al hablar en público, incluyendo el miedo al ridículo y la percepción pública. Reflexionan sobre su experiencia personal y cómo enfrentan estos miedos.
Experiencias personales con la comunicación
Dialogan sobre experiencias personales en diferentes contextos al hablar en público. Discuten cómo a veces los tímidos pueden ser efectivos en público y la importancia de ser auténtico.
La psicología detrás de la comunicación
Analizan cómo la percepción de uno mismo y la confianza en el mensaje juegan un papel crucial al hablar en público. También discuten las técnicas y estrategias que usan para conectar con su audiencia.
La narrativa en las presentaciones
Hablan de la importancia de tener una conciencia narrativa al preparar presentaciones, con métodos como empezar por el final y montar las expectativas de los oyentes desde el inicio.
Uso del PowerPoint
Debaten sobre el uso del PowerPoint en presentaciones y cómo puede ser más perjudicial que beneficioso si no se utiliza adecuadamente.
Conclusión
Alejandro, Ricardo y Alex concluyen que hablar en público es una habilidad que puede desarrollarse y perfeccionarse con práctica y conocimiento de uno mismo. Destacan la importancia de la autenticidad, la conexión emocional con el público y el manejo adecuado de herramientas como el PowerPoint para lograr una comunicación efectiva.
Menciones
- (Persona) Alejandro Gaviria
- (Persona) Ricardo Silva Romero
- (Persona) Alex Pinilla
- (Concepto) hablar en público
- (Concepto) miedo a hablar en público
- (Org) El Locutorio
- (Concepto) comunicación en público
- (Concepto) autoconciencia al hablar
- (Persona) Jerry Seinfeld
- (Persona) Martin Luther King
- (Persona) Antonio Sanin
- (Org) Universidad de los Andes
Tercera Vuelta El Podcast Con Alejandro Gaviria Y Ricardo Silva Romero Un Podcast De El Locutorio Arroba El Locutorio DC Aquí lloran Los tímidos Del salón Y me gustó ver Que los más extrovertidos Se iban como un c... Yo me paré en el tablero y dije cualquier cosa, lo que me había memorizado. Entonces sí, hice la tarea y lo memoricé. Y el profesor dijo después, miren cómo lo hizo Alejandro. En algún momento durante la presentación se cruzó de brazos. Yo jamás había hecho eso con Ciencias. Sí, sí, sí. Era como una pausa. Era el dominio del auditorio. Claro. Hola Ricardo. Hola Alejandro. ¿Cómo va todo? Todo marcha. Hoy tenemos un invitado especial. Muy especial. Que en última instancia es la persona que ha estado detrás de este podcast Este podcast del día uno es Alex Pinilla. Tuvo la idea. Ha sido el impulsor. Sin duda. Patrocinador, productor, etcétera, etcétera. No, pues es como el tío de las dos casas. Es pura familia ya para este momento. Alex, primero, muchas gracias. Gracias por todo. Y queremos tener a Alex con nosotros porque vamos a hablar hoy de hablar en público. Hay que aclarar que él no se invitó. No, no se invitó, lo invitamos casi a la fuerza. Lo sentamos aquí al frente. Pero Alex ha dedicado una parte de su vida a reflexionar y lidiar con personas que tienen que hablar en público. Y yo quisiera empezar con una frase que se ha dicho muchas veces aquí y allá. Es que para mucha gente el peor temor de todos, más que el de la muerte, es hablar en público. ¿Tú has tenido ese miedo, Ricardo? Yo lo he tenido a ratos. Hay veces que tengo que hablar en público que sufro días antes. Hay veces que sufro dos horas antes y hay veces que me siento en paz. O sea, no sé de qué depende. Nunca me he propuesto esas cosas que uno ve que la gente se propone, como imaginarse al auditorio en calzoncillos. Nunca he dado vueltas equivocadas al tema pero si he pensado que tiene mucho que ver con lo que uno piensa de uno mismo con como uno se soporta por ejemplo en el espejo hay mucho de psicología de de la visión que uno tiene de uno mismo el espejo. Hay mucho de psicología, de la visión que uno tiene de uno mismo expuesta, puesta en juego cuando uno se enfrenta a un grupo de gente. Esas miradas que son más que un espejo, alguna vez en mi mente yo las llamé el peso infinito de infinitas miradas después de una larga presentación álex cuando tú hablas con la gente que tiene que hacer una presentación bien sea en su empresa bien sea ante un auditorio cuál es el miedo esencial de la gente hacer el ridículo al verse como un tonto como un idiota y creo que hay aquí como las personas que nos buscan, hay como dos segmentos, dos extremos. El que quiere vivir, el que disfruta la tarima, el que tiene en esa es conferencista o es un líder que quiere movilizar. Y está al otro lado el que dice yo no quiero, pero la situación me está empujando a que tengo que hablar. O sea, conozco el negocio, soy una persona técnica con mucho conocimiento. Ahora resulta que me tengo que parar al frente de la gente, hacerlo. Y por lo general no es. Él es consciente, pero son las personas que están alrededor, no como que esta mujer es muy buena, pero le toca inspirar, le toca movilizar y le da mucho susto, le da mucho susto, pero en esencia es es hacer el ridículo porque eso golpea la autoestima la seguridad, la confianza, yo creo que cualquier persona a cualquier edad que haya salido yo digo como muerto en escena sabe eso, como que da el valor de lo que significa exponerse frente a una gente la timidez en parte es un poco de excesiva conciencia en uno mismo. Pero yo he encontrado y lo discutíamos ahora que no hay una correlación, una asociación muy fuerte entre ser tímido y hablar en público. Hay muchos tímidos que lo hacen bien en público. Personas introvertidas. ¿Ricardo, eso no? Yo también, yo también. Nos sentimos bien. Que es mucho más difícil como la conversación uno a uno. Es más difícil al rato. Que de alguna manera los tímidos puestos ahí. Puestos ya en el momento de la verdad. Hay que salir adelante de alguna manera. Y me imagino que perder la conciencia de uno mismo. Ser menos autoconsciente, estar menos observándose a uno menos, que no es fácil. ¿Tú cómo llegaste al tema? Porque es toda una investigación de cada quien, es casi que una terapia psicológica. Total, sí, bueno, cómo llegué, eso fue muy intuitivo porque yo no sabía que iba a llegar acá, yo jamás me vi, digamos, no me imaginé antes, oiga, yo a mí me gustaría hablar de comunicación, no, pero nunca tuve problemas en el salón de clase, o sea, yo era el que perdí disciplina por hablar mucho y cuando me pasaban al frente no sufría. Cero nervios. Cero, pues si hay nervios claro ahora cuando ustedes están presentando yo y tengo susto pues porque también me toca hablar de comunicación texto como tengo que verme yo si voy a hablar de comunicación pues supone que tengo que hablar bien entonces uno comienza lo que decías hace un rato a decirse muchas cosas uno dice relato que no se va con muchas voces que uno va también escuchando, escuchándose pero creo que un poco ese negociar entre uno, yo tengo algo que decir no sé más que ustedes no sé más que la persona que está escuchando, sino que tengo algo que contar sobre el tema de comunicación que ha estado muy ligado como a la voz desde niño, que me ha gustado jugar con la voz viví de la voz, creo que la voz me ha llevado como a conocer voz desde niño que me ha jugado, me gustó jugar con la voz viví de la voz creo que la voz me ha llevado como a conocerlos a ustedes, a las personas que quiero a mi esposa, como que ha sido casi, no sé, para mí ha sido una relación muy chévere y eso de una manera muy espontánea me llevó como a crear el locutorio y para mí cuando las personas comenzaron a decir es que yo tengo miedo de hablar, pero eso ¿por qué miedo de hablar. Pero eso, pero eso, por qué me voy a hablar? Y estoy de acuerdo con la con el tema de la tipi. Es porque mira que yo en los últimos años he visto gente que comunica con un despliegue que uno los ve, sube, baja la voz, su lenguaje corporal, todo. Y uno dice, pero no me está conectando. Sí, está haciendo todo bien. Es como que el cantante que es súper afinado, súper bonita la voz, pero no me está conectando. Si está haciendo todo bien, es como que el cantante que es súper afinado, súper bonita la voz, pero no me está transmitiendo nada versus el man, la persona que es tímida y que uno dice ahí hay un poquito de nervios, hay un poquito de miedo, pero yo estoy conectado con lo que está diciendo. Es auténtico, es auténtico. Entonces uno dice me encanta como esa premisa de la timidez no está relacionada. Hay tímidos que comunican muy bien hablamos de que los actores muchos son tímidos y sin embargo se sobreponen y logran, quizás logran abandonarse a sí mismos como perderse de vista un momento eso le decía Sanin también, Antonio Sanin decía que él recomendaba es como que habitar un personaje, porque muchos de ellos son de verdad muy tímidos. Jerry Sanfield, el comediante decía en una de sus rutinas o en una entrevista que alguien le decía, le proponía una conversación en una reunión cualquiera y a él le costaba. Él decía no, o sea, yo no puedo hablar acá, por eso hablo en público. No estás nunca pagando atención a las cosas correctas. El engaño social básico es realmente un lucho. Soy muy literal. por eso hablo en público. Por eso yo me subo a una tarima, porque lo que me cuesta es hablarle a la gente en el uno a uno. Entonces eso no hay como una fórmula secreta ahí. No la hay. No la hay, no existe. En el colegio se llamaba exponer en esa época de bachillerato y hablábamos era del miedo a exponer. Yo estaba en séptimo grado, era un aniversario de la muerte de Beethoven y el profesor de clase de español le dio por hacer una especie de concurso de exponer. Y yo era de los tímidos del salón y me gustó ver que los más extrovertidos les iba como un culo. Yo me paré en el tablero y dije cualquier cosa, lo que me había memorizado. Entonces sí, hice la tarea y lo memoricé. Y el profesor dijo después miren cómo lo hizo Alejandro. En algún momento durante la presentación se cruzó de brazos yo jamás había hecho eso con Cien y eso le significaba que yo estaba en dominio de la auditoria claro, siempre me pareció un momento que no olvido porque hubo una percepción entre lo que yo sentí que estaba haciendo y lo que él percibió como bueno, que fue una sorpresa pero eso ese hecho, esa sola frase me dio confianza desde entonces. Qué bacano. Claro, eso es un validador ahí. Sí, una mirada que sirve para siempre. ¿A qué le tengo temor? Hay momentos y uno aprende cuando ha sido profesor a tomarle la temperatura al auditorio. Sí, claro. A ver dónde están las miradas. Y uno ve en algún momento, en una presentación, sobre todo cuando es un auditorio relativamente grande, que la gente se está desconectando, que la gente comienza a coger el teléfono celular. Y esa retroalimentación me lleva a poner nervioso y al ponerme nervioso me desconecto yo y caer en ese círculo vicioso me ha pasado pocas veces pero empiezo a sudar hay públicos que uno se desconecta y la desconexión es recíproca ahora que hablabas de cruzarse los brazos yo a ratos tengo que participar en mesas redondas de bueno tú también nos ha tocado en festivales de literatura o en ferias del libro o todo esas cosas y mi esposa tiene la clave para saber que yo me desconecté y es que me cruzo de brazos y empiezo a pensar en otra cosa, en esas mesas que son varias personas yo empiezo a pensar en otra cosa. En esas mesas que son varias personas, yo empiezo a pensar, no voy a competir por la palabra. Y entonces me echo para atrás y empiezo a, creo que según ella, hacer cara de que no me fui, me perdí. Empiezo a pensar en que hay que pagar una cuenta usualmente de la luz. Eso es lo más difícil porque uno le toca si quiere participar estar ahí estar ahí, estar ahí, estar ahí buscando el espacio y le toca competir un poco pero eso me entro que la esposa o las personas que lo conocen, aún lo saben los no verbales de uno, uy ahí algo pasó con Alejandro, uy ahí algo pasó con yo me desconecto, primero me traba un poquito la lengua y segundo bajo la voz el volumen yo tengo a veces, no sé por qué me gusta subir la voz y bajarla, no es algo deliberado, pero la bajo demasiado y a veces la gente no oye bien note eso sobre todo cuando hay una intrusión política que el tema de la voz es importante, el manejo de la voz si uno como transmite con la voz. ¿Qué dice la voz? Es decir, si uno baja la voz, ¿qué siente la gente? Como conectando con lo que decía Alejandro, la cruzada de brazos o lo que te pasa a ti en los foros, que es lo que se percibe, una sensación. A veces pasa que también uno puede estar conectado y la gente está viendo lo desconectado uno. Por eso decimos que no es lo que yo estoy diciendo ni lo que yo estoy pensando, sino lo que al final la gente está viendo lo desconectado uno, puede que por eso decimos que es un no es lo que yo estoy diciendo ni lo que yo estoy pensando sino lo que al final la gente está recibiendo y eso desconectado con la voz o desde la psicología la voz también el tono que es que tan grave que tan agudo al modificar el tono se genera acercarse entonces hay una calidez se asocia el tono grave a algunas cosas como la credibilidad, la velocidad a cierta empatía, por ejemplo si uno le va a hablar a alguien de un tema que no sabe, pues no le hablaré rápido yo intentaré hablarle más lento y eso demuestra empatía es como el médico que le habla un médico hablándole a un médico, le puede hablar rápido está en el mismo nivel de conocimiento un médico hablándole a un médico le puedo hablar rápido, está en el mismo nivel de conocimiento, un médico hablándole a un paciente pues debería quizás bajar un poquito más el tono, bajar un poquito más la velocidad para que entre comillas el paciente se sienta acompañado que es un poco lo que quiere la gente la gente quiere sentirse entendida y me siento entendida cuando me hablan en un tono que yo recibo de una mejor manera entonces ahí está como un poco desde la voz el truco, como si se sintieran escuchados. Que se sienta escuchado, que la gente se sienta escuchada, que se sienta entendida y cómo le gusta a esa persona que le habla, que eso pasa mucho en la locución. Yo como que aprendí mucho en la locución que cuando uno va a hacer un texto es, ¿qué tienes en la cabeza? O sea, ¿cómo quieres que suene esta vaina? Y yo intento y uno intenta con la voz llegar a ese sonido. Es un poco lo que busca uno con la voz, con la gente. No es lo mismo hablarle a una audiencia como candidato político en Valle del Parque. Es más difícil. Hablarle en un foro donde estás exponiendo el libro. Son voces, sonidos diferentes. Yo a veces tengo que decidir si voy a leer una parte de la presentación o a tener un texto escrito que a veces a leer una parte de la presentación, voy a tener un texto escrito que a veces es bueno, una parte que no quiere decirla bien con palabras pensadas y después otra que no puede improvisar. Hace aproximadamente cinco años yo estaba en un panel, hablaba de cuarto, nos subieron a una mesa muy arriba y nos pusieron agua. Y yo, pues era de cuarto, tomé agua, tomé agua, tomé agua. Ya iba a llegar mi presentación. Terrible. Yo dije, ¿qué voy a hacer aquí con estas ganas de orinar tan barracas? Entonces, un tip que he aprendido también es cuidado con el agua antes de hablar. Siempre hay que orinar antes de salir. Eso es una norma. Lo mismo. Me gusta tener el inicio las dos o tres o cuatro primeras frases bien pensadas. El final, cómo voy a terminar, tenerlo más o menos en mente, sobre todo cuando es una presentación larga. Hay un chiste o dos o tres chistes que uno puede repetir. Y ahora decíamos detrás de cámara que los grandes éxitos. Claro. Uno tiene dos o tres anécdotas que han funcionado. Y si toca apelar a la copa rota o algo así, que uno ya sabe que a la gente le va a gustar, pues aquí nos vamos con eso. Pues uno a veces en el afán de no perder al público cae eso, en los chistes que le funcionan, en las anécdotas que sabe que van a salir adelante, empieza a suitar al chinche, lo que sea, lo que traiga de vuelta al público es desesperado también un poco yo ahora utilizo un chiste siempre cuando voy a empezar generalmente empiezo a las dos dos y media de la tarde una presentación cuando yo era profesor hace mucho tiempo fui por muchos años tenía dos enemigos la obra después de almuerzo y la Champions League y los conecta y los trae lo que me da miedo al berraco es que la gente, ah, otra vez este man no sabe que sus audiencias están ahí, pero bueno, yo tiro el chistecito en todo caso y hasta ahora, ya que me lo cagué, pero... Es como una manera de despedirse ya de este chiste. Dejarlo ir. Yo creo que el consejo mejor ahí es ese, es como el humor el humor es la mejor manera de conectar con la gente y de traerla de vuelta a la vida porque yo soy mal público, quiero reconocer que a los 20 minutos de una conferencia empiezo a pensar en a qué horas hay que comer qué vamos a pedir esta noche o qué vamos a comer esta noche o qué vamos a comer o el celular. Entonces creo que la mejor manera sí es es el humor y creo que hay que tener cierta conciencia narrativa. Qué es eso? Las primeras frases tienen que ser buenas y tienen que advertirle a uno que es lo que se va a hablar allí. Tienen que, como se hace con cualquier trama, con cualquier drama, plantar al comienzo lo que se va a desarrollar durante lo que se va a decir. Es decir, es todo un ejercicio de narrador, cualquier presentación en público. Eso me parece clave. Súper clave. Conciencia narrativa, tener la historia. Yo como fui profesor tantas veces, en muchas clases no tenía esa conciencia narrativa, tener la historia. Yo como fui profesor tantas veces, en muchas clases, no tenía esa conciencia narrativa. ¿Cuál es la historia que quiero contar hoy? ¿Cómo la voy a contar? ¿Cuáles van a ser los dos o tres momentos en que yo voy a hacer paréntesis en esa historia? ¿Cómo voy a volver hacia ella? Me gusta a veces los expositores que son capaces de salirse del tema, dar tres o cuatro brincos en el aire y aterrizar. Es impresionante. En la misma historia. Y ahí se apunta uno cuando tiene un buen expositor, decíamos en mi época. Sí, pero lo que dice Ricardo es que también casi que esa alma de narrador de... Uno el humor también, si lo tiene, úselo, ¿no? Sí. Uno ha escuchado que usa el humor, pero si no lo tiene... Pero también hay chistes malos. Pero si no lo tiene, no lo usa. Hay gente que es muy seria y habla y conecta. O sea, no me hizo reír, pero me reveló unas cosas muy interesantes o lo que aparentemente a mí me pareció chistoso. Él no lo está diciendo en forma graciosa, pero no, no el que lo tiene, pues ustedes lo tienen. Hay que usarlo. Las aperturas como lo han hablado ustedes muchas veces de cómo se abre la primera línea de la columna, cómo cuál es lo último que va a ser la columna, lo que va a ser la columna. Lo mismo en una conversación. Me gustan mucho esas personas que traen como un me han hablado mucho de un tema, pero le da la vuelta y me lo dice de otra manera. da la vuelta y me lo dice de otra manera. Ahí está plagado como su conocimiento, su perspectiva. No está queriendo impresionar, sino que de verdad está trayendo sobre la mesa algo que uno dice que cuando habla en público está dando un regalo. Sí, como que la gente después de escucharlo a uno, pues se lleve algo. Sí, como que y eso le quita una presión y la gente cuando uno regala algo lo está haciendo con mucho, mucho, mucha honestidad. Se lo pensó, pensó que le gustaba al que va a recibir el regalo, lo quiere sorprender, quiere hacerle un jueguito. Y esa analogía me parece que funciona y uno se piensa muy bien las palabras. Me parece que ustedes dos en eso son reyes. Ahora, el que escribe bien, no necesariamente habla bien. Ese es un punto que yo gustaría hacer a Ricardo porque los escritores son cultores de lenguaje viven en ese tema parecería muy fácil pasar de la palabra escrita a la palabra hablada pero no siempre está así hay escritores que no son buenos expositores y viceversa hay unos que lo hacen muy bien también hay unos extraordinarios que saben además traer sobre todo anécdotas al momento de la conversación con la gente, gente que es una máquina de citas. A mí me impresiona, por ejemplo, Villoro, que uno no puede creer cómo trae las citas, o Leila Guerriero, o Santiago Gamboa, la capacidad que tienen para acordarse de una anécdota del año ochenta y pico o o el las memorias de Truman Capote que dicen tal cosa. Y son como unos equilibristas que están hechos para eso. Pero hay otros que sufren. Bueno, Tomás González es es es un tipo que no quiere estar ahí. Claramente él no quiere estar ahí con toda la razón. Además, me parece que lo de él es otra cosa, su oficio es otro es otro, hay afinidades pero también hay diferencias entre esos dos oficios, claro y es a mí me conmueve desde la exposición del colegio hasta el día de hoy la gente que uno ve que está pálida, temblorosa que no le salen las palabras, que el momento de enfrentarse a un público es aterrador, es el peor momento de sus vidas, da ganas de llevarles como una mantica y un té para rehabilitarlo están sufriendo están sufriendo y también me conmueve la gente que justamente no tiene el instinto narrativo para sostener una presentación es gente que ahí conmueve pero digamos en una comida es lo peor que le puede tocar a uno que es alguien que no sabe contar una historia es decir que empieza por el principio realmente que no tiene esas cinco frases que Alejandro piensa antes de empezar, sino que empieza la narración de su día porque se levantó. Volvamos al... No, me levanté, puse la alarma, me bañé, me desayuné y uno ya se quiere morir en la tercera frase, porque hay gente que no va al punto desde el principio, que quizás es un consejo importante. Es que hay que empezar por el final. Arrancar por el Es que hay que empezar por el final. Es una táctica. Oiga Ricardo, me acordé de una anécdota conmovedora de esas épocas de Beethoven del colegio. Una persona, me acuerdo, casi que cinematográficamente, las manos en la espalda, puestas, eran los tableros verdes de esa época. Claro, con tiza. Y estaba recostado sobre las manos manos puestas en la espalda estuvo ahí sufriendo en las 15 minutos cuando termina la exposición yo me acuerdo ver las manos sudorosas habían dejado una especie de mariposa pintada en el tablero mucho gente sufría la presentación del pánico ahora también cuando uno escucha vencer el miedo uno no va a vencer el miedo, pues uno no va a vencer el miedo. Alguien no puede sobreponerse a esto. No, sí lo gestiona. Yo creo que también a veces se sobre diagnostica. La gente dice yo tengo pánico. Yo no veo pánico. Yo sé que los que hemos tenido un ataque de pánico no saben que es un pánico, o sea un bloqueo. No, yo creo que es eso primero como a veces uno pone la emoción equivocada en una situación, en una situación, o sea, pone la emoción secundaria a ese miedo. Es decir, ya estoy, también tengo miedo, pero estoy contento de compartir algo que sé. O sea, al menos como darle cierto contraste. Uno no puede decir, vas a vencer el miedo, vas a dejar, no, creo que le vas a dar cierto tratamiento. Lo que han hablado ustedes, depende. Vas a lidiarlo. Depende. Uno no lo mismo hablarle a una junta directiva, al jefe o al presidente de la compañía, hablarle a los pares hablarle, hay momentos en los que fluye, donde hay una cierta seguridad, una confianza no se está jugando tantas cosas en esa presentación, claro, es que depende de lo que uno siente que está jugando lo que está jugando, hay más miedo yo he tenido momentos donde me parece chévere o el sustico bacano de Guita que habíamos hablado en algunas ocasiones. Era rector de la universidad, me tocaba decir el discurso de grado, había una emoción en ese auditorio. Claro, ese es un público ideal. Cuando en su momento era complicado porque era el mismo discurso, yo tenía que leerlo en siete ceremonias distintas. Y sabía que era diferente, a hacer el mismo discurso como dependía del momento uno de esos lo hacía mejor que otros pero ahí tenía eso miedo, todo lo contrario, emoción ganas de hacerlo y en eso me parece que es buen tema los diferentes públicos porque ahí va cambiando quién lo recibe, cómo se dice y me hace pensar en cuál es el peor público que le puede uno tocar. O el público que no tiene nada que ver con uno. Que uno se quede perdido o que uno sea demasiado consciente del público. Por ejemplo, a mí me tocó el año pasado. Me fue bien, digo de una vez, con el grupo de psiquiatría de la Santa Fe, de la clínica Santa Fe. Médicos psiquiatras. Todos psiquiatras. Todos psiquiatras mirándolo a uno. Entonces uno empieza a tratar de parecer cuerdo de todas las maneras posibles. ¿Salió con cuántos diagnósticos? Yo creo que salí... Sí, no. Alcancé a firmar un par de libros y todo y pensé, van a pensar que la firma está mal. Van a analizar las letras. Todo, era un público exigente, pero a la larga me fue bien. Depende mucho del público también, ¿no? Claro. Lo que pasa. Depende. Yo he hecho algunas presentaciones recientemente en colegios. Es un reto. Porque algunos de los libros que yo escribí, sobre todo uno o dos, alguien tiene que dar la contraria y siquiera tenemos las palabras han sido leídos sobre todo por jóvenes, adolescentes de décimo grado y grado once entonces terminan de leer el libro y el profesor de español le invita en los dos cursos a que hablemos sobre el libro, ha sido difícil es duro, ha sido más complejo sí, por es un mundo muy diferente es un lenguaje diferente si uno es más público, cómo va a ser Es duro para los superalcoholeros. Ha sido difícil. Más complejo, pero... Sí, por... Son mundos muy diferentes, la verdad. Sí. Y ellos... Son lenguajes diferentes. Si uno es mal público, ¿cómo va a ser una persona de 17 años? Pero no me pareció aburrido, me pareció interesante como tratar de meterse, entrar por aquí, estrellarse, entrar por allá, darle vueltas. Es un reto. Pero difícil. Llevando eso comparado, por ejemplo, con una audiencia en debates, porque yo me muero del susto en un debate cada pregunta es un examen y seis personas, un examen y digan un minuto que lo hemos hablado debate presidencial digan un minuto, ese es otro cuento pero hay un miedo, un susto o cuál es como el temor ese hay un temor, yo no sé si al ridículo o el temor a la incert ese hay un temor de pareja yo no sé si al ridículo o el temor a la incertidumbre todo caso va a ser transmitido por televisión eso es otro el tamaño de la audiencia cuando yo hice mi primer debate que no me fue muy bien siendo candidato tuve una conversación después con un actor Jorge Enrique Abello y él me hizo una pregunta ¿cuál era su punto de vista? y yo me puse a pensar ¿cuál era su punto de vista? Y yo me puse a pensar cuál era mi punto de vista. O sea, cuando yo me paré allá en ese debate, que era lo que yo quería transmitir. Después de pensarlo, yo dije, volví a la clase de español. El de El Niño Asustado. Yo la voy a tratar de ser bien. Me están haciendo preguntas. Este es un examen oral delante de todo el país y yo voy a tratar de responder esas preguntas sorpresas lo mejor que pueda y ese es un error, uno puede llegar a eso como si eso no fuera un examen oral quiero transmitir estas dos o tres ideas y pregúntame lo que pregunte lo voy a hacer y uno se da cuenta para aprender esa idea, me parece tan sencilla punto de vista también yo creo, Alex, es muy importante. No tiene que transmitir lo que es. En el mundo de las mesas redondas de los festivales literarios y todo eso, pasa lo mismo. Hay escritores que responden la pregunta y escritores que ya dicen lo que les dé la gana. Lo que ya venían a decir o lo que les interesa decir. Siempre va mejor a eso. A eso les va mucho mejor. Tratar de responder la pregunta, eso es muy difícil. Es como la perspectiva. Además que a veces hablamos que parece una obviedad que uno toma en cuenta como si en un objetivo y uno plantea que como dos o tres objetivos, un objetivo emocional que a veces la gente dice, pero cómo así? Sí, porque cuando vas a hablar que a veces la gente dice, pero ¿cómo así? Sí, porque cuando vas a hablar vas a detonar una emoción. ¿Qué quieres que la gente sienta ahí? Porque puede que hables de todo, pero al final hay una sensación que la gente se va a llevar cuando lo escuchó. Es como, ¿qué quiero que la gente sienta? Lo segundo es la perspectiva. Al final, ¿en qué quiere que crea la gente? Y si es como emocional, cognitivo o conductual al final, si usted quiere que la gente en qué quiere que crea la gente y si es como emocional cognitivo o conductual al final si usted quiere que la gente haga algo hay veces casi que son preguntas de camerino uno va rápido, la gente va rápido al PPT o a responder lo que está preguntando pero dar un pasito atrás y decir yo al final yo qué quiero después de esto yo qué quiero que la gente sienta quiero comprar un libro o me cae muy bien sí, como que hay un objetivo ahí no solo en el texto sino lo que llamamos subtexto en la emoción que a veces se pasa por encima a la gente cuando está comunicando porque al final estamos detonando emociones porque eso es lo que hace la voz lo que hace el cuerpo, lo que hace la imagen. Sabes que he hecho yo Alex recientemente esta cosa que tú estás diciendo, hacerla explícita al comienzo de la presentación dejar dicho como decirle mire yo quiero transmitirles un mensaje y lo digo de esta manera, el mensaje que quiero transmitir es simplemente dejarles, me gusta esta frase una leve inquietud, y la inquietud es esta y le enuncio al comienzo y después voy volviendo lo desarrollas y yo creo que ha funcionado. Es narrativo. Sí, es narrativo. Esto es lo que va a pasar acá. Esto es lo que quiero dejar dicho. Esa narrativa. Alex mencionó de paso algo que me parece interesante y haría para otro poco a mi tercera vuelta. La palabra maligna. PPT. Yo he desarrollado con el paso del tiempo un odio al powerpoint me parece que está dañando la comunicación me parece que mucha gente está poniendo cosas ahí y olvidándose la narrativa olvidándose que es lo que quiere transmitir esa labor de síntesis que tiene que hacer cualquier persona que va a exponer no la hace y pasa lo peor que puede pasar en una presentación Admitir. Esa labor de síntesis que tiene que hacer cualquier persona que va a exponer, no la hace. Y pasa lo peor que puede pasar en una presentación y es cuando empiezan a leer del PowerPoint. Y a no coincidir con... Porque uno está en el auditorio, uno rápidamente lee todo lo que está ahí en ese pantallazo. Y después la persona se va a demorar 40 segundos leyendo lo que uno ya leyó. Y eso simplemente desconecta a todo el mundo. Yo creo que el PowerPoint debería tener máximo dos o tres frases por lámina y nadie lo utiliza bien. Y lo que le ha hecho cognitivamente a la humanidad el PowerPoint, yo creo que daría para condenar a Bill Gates, yo no sé a qué círculo de los infiernos. Tiene que irse de algunos, sin duda. ¿A ti no te gusta usar? No, yo, a mí cuando me preguntan que si tengo alguna ayuda, que es lo que le preguntan a uno, refiriéndose a eso, al PowerPoint, yo siempre digo que no, porque yo sé que me voy a hacer un ocho, voy a despichar lo que no toca, es un enredo, yo prefiero jugármela por hablar y hablar así sea largo a capela, a capela mucho mejor hace poco vi a alguien, hizo un ejercicio de coger el discurso este famoso de Martin Luther King I have a dream I still have a dream it is a dream deeply rooted in the American dream I have a dream that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed. Y lo pusieron en Powerpoint. No, eso es... Y entonces, claro, destruyeron. Está muy bueno eso. Lo sintomático era pan, pan. Siguiente. Siguiente, por favor. No, pero mira que todos... No, esa vaina una leve inquietud vamos a dejarle cuidado con el pavo en defensa también la gente quiere escuchar es el mal uso uno puede tirar un slide, una fotografía chévere pero es anticlimático si uno dice, mira voy a poner una escena de una película murió o uno tener que hablar y decir, la, por favor. No, no, vuelvo a eso aquí. Ah, no, no me funciona. Sí, uno hablándole por allá al que está lejos. Bueno, ¿qué pasó? O a veces uno como tiene que voltear la cara, ver la pantalla y uno voltea, ver la pantalla y el perfil que le está mostrando el auditorio no es probablemente el mejor perfil que uno tiene. Yo creo que es complicado. Es una manera de conferencia de romper la cuarta pared. Acabe la ilusión para siempre. Estaba yo de rector de la Universidad de Los Andes y un profesor de la Facultad de Educación tenía que hacer la presentación de un posgrado nuevo que querían crear. Y llevó un PowerPoint y leyó el PowerPoint durante 20 minutos y era, por supuesto, profesor de la Facultad de Educación. Yo tenía un vicerector al lado y yo le dije, diga que leer del PowerPoint debería tener pena de muerte. Murió ahí. No, no, murió, murió. Pero ustedes han muerto en escena, les ha ido, han salido una presentación diciendo esto no salió bien. Sí, sí, sí. Yo me siento después como diciendo salió bien. Sí, sí, sí. Muchas veces. ¿Sabes qué me da? Yo me siento después como diciendo no salió bien y me muerdo como el cachete. Esto no salió bien. Mordida de cachete. Mordida de cachete. Pero ¿qué fue lo que...? No, como que desconexión. Desconexión. No pude transmitir de haber preparado un poco mejor. Esos auditorios de los colegios son devastadores a veces, pero tampoco pues no el oso absoluto. No me ha pasado. No, yo tampoco que haya hecho algún gesto que no era o haya dicho lo que no era, pero sí públicos que uno dice no, esto no, no funcionó, no conectamos. Fue una pérdida de tiempo para todos. Eso sí, sí, porque ahí hay como hablando, como regresando a eso, a lo que pasa en una presentación, independientemente de tiempo para todos, eso sí. Sí, porque ahí hay como, regresando a eso, a lo que pasa en una presentación, independientemente de la que sea, en un debate, en un colegio, hay como tres cosas que ocurren, que es como tiempo, estructura y emoción. Y en alguna de esas tres uno muere, ¿no? Se lo come el tiempo o no hizo una buena gestión. No alcanzó a decir lo que tocaba. Pasa el pavor, pues venga, adelantemos porque ya quiero llegar hasta esta slide lo que sea, la información o la estructura, que no hubo una estructura arrancó por, me levanté esta mañana y desayuné, dice, pero el orden de la información quiera o uno no quiera va a aparecer un orden de la información como que el speaker, el vocero elige que detono primero, como rompo el silencio que digo al segundo, como cierro como ordeno esa info y queramos o no, se detona una emoción que es esta persona no me transmite. Puedes saber, pero no me no me no me no me conecta. Entonces a veces en esos tres mundos es que uno diría cómo está, qué emoción está detonando, cómo es ese relato con uno, cómo hacer ese orden de esa información, si se va a ayudar o no se va a ayudar. relato con uno cómo va a ser ese orden de esa información, si se va a ayudar o no se va a ayudar y usted cuánto tiempo tiene para dar eso. Ojalá si te dan 10 lo saques en 8, que uno puede decir casi que es muy generoso con la gente. Esa conciencia del tiempo. Del tiempo, sí. Hace poquito estaba allá en República Dominicana en una presentación, tenía 25 minutos, no sé por qué el tiempo se me fue y miré así y iba a 20 y miré y la persona que estaba sentada al lado mío me hizo así, como que me dice,, tenía que acelerar y fue difícil ahí como que ya me entró cerrar en 5 minutos cerrar en 5 minutos y terminar y van a irse a morder el cachete bueno ese es otro tip Alex fue un placer hermano y aprovechamos aquí para agradecerle con Ricardo que lo queremos mucho declararle todo nuestro cariño Un placer, hermano. Y aprovechamos aquí para agradecerle con Ricardo. Sí, sí. Que lo queremos mucho. Declararle todo nuestro cariño y nuestro agradecimiento. Yo también los quiero muchísimo y disfruto cada semana. Es un placer estar acá. Gracias por invitarme a Tercera Vuelta. Un abrazo, Ricardo, también. Un abrazo. Saludos a todos. No es claro que todos podemos escribir. Es claro que todos, con suerte y con vocación, podemos dedicarnos al oficio de escribir. Pero últimamente pienso que no solo podemos, sino que debemos escribir. Escribir es la mejor terapia que tenemos a la mano. Bienvenidos a Ficcionario, un curso en audio sobre cómo y por qué escribir. un curso en audio sobre cómo y por qué escribir. Toma el audiocurso de escritura Ficcionario en ellocutorio.com slash ficcionario con Ricardo Silva Romero. Un podcast producido por El Locutorio Ellocutorio.com Síguenos como en redes sociales